Hace dos siglos pasar de los 40 años era algo infrecuente, quienes lo lograban eran considerados poco menos que seres bendecidos por los dioses, pero gracias a la medicina, la esperanza de vida empezó a aumentar a un ritmo considerable a finales del siglo XIX.
Hoy vivir hasta los 80 años es habitual y todo apunta a que hacerlo hasta los 100 será, no dentro de mucho, bastante normal. Esta expectativa de una vida larga, compartida cada vez por más gente, es celebrada por la ciencia como un logro en la batalla de la humanidad contra la muerte. ¿Cómo vivir estos nuevos años?; ¿Nos podemos permitir el lujo de ser más longevos?
¿Como será entonces la vejez?, en principio se deberá pone un freno al incremento de las desigualdades sociales, una cuestión que esta íntimamente asociada a la edad.
Un caso extremo es Japón, que es el país con mayor número de ancianos del mundo, una nueva tendencia a aflorado, cada vez son más frecuentes los casos de gente mayor que comete pequeños delitos, como robar en tiendas, para pasar una temporada en prisión. Allí, dicen, se sienten más cuidados que fuera, donde están o se sienten solos, o no les llega el dinero.
Si hacemos a un lado la opción nipona, si es posible vivir más años en razonables condiciones de salud, la pregunta seria ¿Cómo puede esa larga etapa de vejez convertirse en un proyecto por sí mismo?
Teóricamente igual que el joven y el maduro suelen marcarse por adelantado unos fines y unos medios, unas metas y su curso hacia ellas, pero el beneficio que se obtenga de ese recorrido debe ser para ellos y no para esperar una penosa muerte. Si la vida se alarga es necesario comenzar a pensar que hacer.
El siglo XX estuvo signado por la redistribución de la renta, mientras que el XXI será determinado por la redistribución del trabajo: la jornada laboral cambiará y se recuperan horas para los individuos en el futuro, pero también es posible que se trabaje 4 días a la semana y posponer la jubilación. De modo que lo más probable es que la vida laboral pueda comenzar más tarde y se extienda hasta los 75 años, en lugar de los 65 actuales e incluso llegado el momento de retirarse, el sistema podría ser más flexible y contemplar que se trabaje a tiempo parcial o por cuenta propia, con una reducción de la percepción del retiro mientras dure ese trabajo y percibiendo el total actualizado cuando se concluye con esa opción. Claro que todo esto depende de si el individuo en cuestión tiene la suerte de poder decidir cuándo y cómo trabajar.
Más allá del asunto laboral, la longevidad puede acarrear otros cambios sociales, uno que está en la puerta de esa nueva tendencias que las personas tengan varias vidas matrimoniales, en los países desarrollados cada vez se acentúa más la tendencia a los casamientos de personas de más de 60 años, pero también deberá a ampliarse la edad máxima para tener una créditos específicos de los 75 a los 85 años, es implica modificar el sistema financiero, ya que las personas cuando se retiran no califican para acceder plenamente a los servicios financieros si antes no los tenían.
La cuestión de fondo es qué hacer con esos 20 a 30 años de vida que ahora siguen con frecuencia a la jubilación y la verdad es que hay una carencia absolutas de ideas que cubran este nuevo periodo. No hay un manual de instrucciones, ni una filosofía consolidada al respecto. Disponer de más tiempo libre para hacer todo lo que el trabajo no permitió hacer es una de las cosas positivas que vienen a la cabeza. Viajar, leer, cuidar de los nietos, organizarse para pedir mejoras en sus condiciones de vida…, son cosas posibles de hacer siempre y cuando tengas ganas de ello, pero ninguna es una opción que pueda cubrir ese tiempo
No solo los millennials son distintos, sus abuelos también lo son. Las generaciones que vienen son muy diferentes, han vivido cosas muy diferentes, vivieron una transición distinta porque pudieron estudiar más que sus padres y viajaron más, dieron a sus hijos muchas más comodidades y es probablemente, que estemos frente una generación de jubilados mejor preparada y que no están dispuestos a renunciar al compromiso político que marcó su juventud. Estos nuevos adultos mayores han llegado para quedarse y no para esperar marchar al cementerio.
¿Porque pasa esto?, porque en los hechos es por primera vez en la historia de la humanidad que se modifica el concepto de edad el que cambia, con lo cual ser mayor ya no es lo mismo, pero tampoco lo será ser joven.
Ello hace que el tiempo de duración de una vida sea redistribuye, somos más tiempo jóvenes, más tiempo adultos y empezamos a ser viejos más tarde y durante más tiempo y ese es el nuevo desafio, no sólo para las personas, sino también para el Estado que se enfrenta con este nuevo problema que no sólo es economico, sino también social, pero los sindicatos no están al margen, porque los derechos sociales o las conquistas sociales como quiera que se las llamen deben adaptarse, porque los viejitos, ya no lo son tanto.
Hace siete décadas, había 205 millones de personas en el mundo con más de 60 años. En 2050 serán 2.100 millones
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