Millonarias “reparaciones” transferibles a dólar oficial
José D’angelo y
Pedro José Güiraldes D’angelo
Es periodista e investigador; Güiraldes, ingeniero civil
Seis miembros de una familia santafesina fueron combatientes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y resultaron muertos o exiliados en los 70, por lo que, de acuerdo con nuestra investigación, en total la familia ha cobrado del Estado $95.600.000 en indemnizaciones, según datos del Ministerio de Economía. Varios viven en Europa y podrán comprar dólares a precio oficial y girarlos a sus cuentas bancarias en el exterior. Se trata de la familia De Benedetti: el padre, Osvaldo; la madre, Elide Echavarría, sus cuatro hijos: Osvaldo, Emma, Gabriel y Miguel; las nueras: Liliana Montanaro y Adela Jorge, y el yerno, Bernardo Depetris, cuyas historias han sido registradas en informes oficiales e incontables libros, artículos, registros y publicaciones de autores y organizaciones con simpatías con la izquierda revolucionaria de aquellos tiempos.
Osvaldo, el mayor, nació en 1949 y en julio de 1970 se convierte en uno de los fundadores del ERP. En 1971, con 22 años, es designado “responsable militar” de la organización y en mayo lidera el secuestro de Stanley Silvester, gerente de la empresa Swift y cónsul británico en Rosario. En septiembre de 1971 coordina la fuga de guerrilleros del ERP de una cárcel en Tucumán, donde asesinan a seis guardiacárceles. En enero de 1972, comanda el grupo que roba $450 millones del Banco Nacional de Desarrollo en CABA. En marzo de 1972 organiza el secuestro del Presidente de FIAT Argentina, Oberdan Sallustro. El 9 de abril de ese año Osvaldo y nueve terroristas son detenidos por la policía y el 10 se llega al domicilio donde tenían a Sallustro. Los guerrilleros que lo custodiaban, antes de fugarse, lo asesinan.
En esos días también fueron procesados, entre otros guerrilleros, su mujer, Liliana; su hermana Emma, y su cuñada Adela, pareja de Gabriel. En 1973, Osvaldo fue condenado a 17 años de prisión y se dictaron diez condenas más. Ninguno de los guerrilleros alcanzó a cumplir ni dos meses de condena porque, el 25 de mayo de 1973, el presidente Héctor Cámpora los dejó en libertad junto a 500 guerrilleros más con una amnistía aprobada por el Congreso. Meses después, Osvaldo participa del ataque que el ERP realiza a un cuartel en Azul, provincia de Buenos Aires, donde asesinan al coronel Camilo Gay y su señora, Nilda Cazaux, y al conscripto Daniel González y secuestran al teniente coronel Jorge Ibarzábal, a quien tienen prisionero un año y lo matan cuando era trasladado dentro de un armario, en una camioneta.
Osvaldo huye y se refugia en Tucumán. En agosto de 1974, forma parte del intento de copamiento de un regimiento en Catamarca y un mes después la policía tucumana lo captura junto a otros miembros de la conducción del ERP y se los procesa por asociación ilícita. En julio de 1978, según la versión militar, cuando era trasladado a Caspichango intenta fugarse y es abatido. Según la causa judicial que se sustanció en 2014 para averiguar su muerte, fue asesinado.
Gabriel nació en Santa Fe en 1952 y tenía 15 años cuando se sumó al ERP. A los 18 años, participa de la fallida toma del Comando de Sanidad del Ejército, en CABA, el 6 de septiembre de 1973 en pleno gobierno peronista. Uno de sus compañeros de prisión, el ahora periodista Eduardo Anguita cuenta: “Una tarde en el penal de Rawson, Gabriel agarró la gillette y se quitó la vida”. Idéntica versión da otro erpiano, Pedro Cazes Camarero: “Se suicida en el ‘encierro’ del mediodía”. De los padres, los miembros del ERP recuerdan que su casa fue un centro de reunión del ERP. Estuvieron exiliados en Francia, en donde Osvaldo falleció en 2006. Elide murió el 31 de julio de 2017, en Santa Fe.
Emma, la hermana, fue detenida cuando se investigaba el secuestro de Sallustro, puesta a disposición del PEN y amnistiada en mayo del 73. Siguió en la guerrilla, pero cuando cae su marido, el también erpiano Bernardo Depetris, se exilia en Francia junto a sus padres y su hija. Miguel, el menor, partió también al exilio con sus padres y hoy vive en Francia.
Liliana Montanaro, mujer de Osvaldo, detenida por el secuestro y asesinato de Sallustro, estaba embarazada y su hijo Pablo nacería en la cárcel. Resulta absuelta por falta de mérito y nace Gabriel. Cuando vuelven a detener a su marido, se exilia en París con sus dos hijos. Adela Jorge, viuda de Gabriel De Benedetti, es detenida en 1972 por falsificación de documentos para uso del ERP. Amnistiada en 1973, se exilia en Francia con Cecilia, la hija de la pareja. El cuerpo sin vida de Bernardo Depetris, marido de Emma, aparece en septiembre de 1976 en una ruta provincial de Santa Fe.
Al amparo de las llamadas leyes “reparatorias” los integrantes de la familia De Benedetti cobraron las siguientes indemnizaciones, según montos actualizados a julio de 2020: Osvaldo padre, por ley 24.043 (indemnizaciones para detenidos y exiliados), cobró $5.478.697. Elide, la madre, también por ley 24.043, cobró $5.602.999. Osvaldo hijo murió, pero, en 1998, se pagó una indemnización por ley 24.043 como si estuviera vivo, de $12.813.245. Una placa lo homenajea en el Parque de la Memoria de Buenos Aires, donde se afirma que murió “combatiendo por ideales de justicia y equidad”.
Gabriel se suicidó. Pero alguien cobró dos indemnizaciones, una en julio de 1999, como si estuviera vivo, por ley 24.043, de $6.749.529, y otra por ley 24.411 (causahabientes de muertos y desaparecidos), como si lo hubieran matado, de $ 23.527.677. Es homenajeado en el Parque de la Memoria. Miguel vive. En 2012 cobró una indemnización de $6.239.911 por ley 24.043.
Emma De Benedetti, viuda de Depetris, vive. Cobró dos indemnizaciones por ley 24.043, en 2012 y 2013, por un total de $7.798.992. Por Bernardo Depetris, sus causahabientes cobraron, en marzo de 2004 y por ley 24.411, $11.795.497. También está homenajeado en el Parque de la Memoria. Gabriela Inés Depetris De Benedetti, nieta, vive. En julio de 2015 cobró dos indemnizaciones por ley 24.043, por un total de $6.884.541. Liliana Montanaro, viuda de De Benedetti, vive y cobró en 2015 dos indemnizaciones por ley 24.043, por un total de $8.696.972
Adela Jorge, viuda de De Benedetti, vive. Interpuso recurso como exiliada y para diciembre de 2017 reclamaba también una pensión por ley 26.913 (pensiones mensuales graciables, vitalicias y hereditarias para exdetenidos o exiliados). Sin contar lo aún en trámite, ni las pensiones graciables, la familia De Benedetti ha cobrado $95.588.060, actualizado por inflación a julio de 2020.
La cuarentena avasalla libertades garantizadas por la Constitución Nacional, al mismo tiempo que da cobertura a la obscena corrupción potenciada desde 2003. La Argentina produce cada vez más pobres e indigentes, asfixia al sector privado, se endeuda para cubrir su crónico déficit, sostiene un Estado elefantiásico con el único recurso de la emisión monetaria, paga sueldos exorbitantes a sus funcionarios políticos y multimillonarias “reparaciones”, ahora transferibles al exterior a dólar oficial. De todo ello son responsables nuestros gobernantes de los tres poderes y las coaliciones políticas oficialistas y opositoras. ¿Hasta cuándo abusarán de nuestra paciencia?
Seis miembros de una familia santafesina fueron combatientes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y resultaron muertos o exiliados en los 70, por lo que, de acuerdo con nuestra investigación, en total la familia ha cobrado del Estado $95.600.000 en indemnizaciones, según datos del Ministerio de Economía. Varios viven en Europa y podrán comprar dólares a precio oficial y girarlos a sus cuentas bancarias en el exterior. Se trata de la familia De Benedetti: el padre, Osvaldo; la madre, Elide Echavarría, sus cuatro hijos: Osvaldo, Emma, Gabriel y Miguel; las nueras: Liliana Montanaro y Adela Jorge, y el yerno, Bernardo Depetris, cuyas historias han sido registradas en informes oficiales e incontables libros, artículos, registros y publicaciones de autores y organizaciones con simpatías con la izquierda revolucionaria de aquellos tiempos.
Osvaldo, el mayor, nació en 1949 y en julio de 1970 se convierte en uno de los fundadores del ERP. En 1971, con 22 años, es designado “responsable militar” de la organización y en mayo lidera el secuestro de Stanley Silvester, gerente de la empresa Swift y cónsul británico en Rosario. En septiembre de 1971 coordina la fuga de guerrilleros del ERP de una cárcel en Tucumán, donde asesinan a seis guardiacárceles. En enero de 1972, comanda el grupo que roba $450 millones del Banco Nacional de Desarrollo en CABA. En marzo de 1972 organiza el secuestro del Presidente de FIAT Argentina, Oberdan Sallustro. El 9 de abril de ese año Osvaldo y nueve terroristas son detenidos por la policía y el 10 se llega al domicilio donde tenían a Sallustro. Los guerrilleros que lo custodiaban, antes de fugarse, lo asesinan.
En esos días también fueron procesados, entre otros guerrilleros, su mujer, Liliana; su hermana Emma, y su cuñada Adela, pareja de Gabriel. En 1973, Osvaldo fue condenado a 17 años de prisión y se dictaron diez condenas más. Ninguno de los guerrilleros alcanzó a cumplir ni dos meses de condena porque, el 25 de mayo de 1973, el presidente Héctor Cámpora los dejó en libertad junto a 500 guerrilleros más con una amnistía aprobada por el Congreso. Meses después, Osvaldo participa del ataque que el ERP realiza a un cuartel en Azul, provincia de Buenos Aires, donde asesinan al coronel Camilo Gay y su señora, Nilda Cazaux, y al conscripto Daniel González y secuestran al teniente coronel Jorge Ibarzábal, a quien tienen prisionero un año y lo matan cuando era trasladado dentro de un armario, en una camioneta.
Osvaldo huye y se refugia en Tucumán. En agosto de 1974, forma parte del intento de copamiento de un regimiento en Catamarca y un mes después la policía tucumana lo captura junto a otros miembros de la conducción del ERP y se los procesa por asociación ilícita. En julio de 1978, según la versión militar, cuando era trasladado a Caspichango intenta fugarse y es abatido. Según la causa judicial que se sustanció en 2014 para averiguar su muerte, fue asesinado.
Gabriel nació en Santa Fe en 1952 y tenía 15 años cuando se sumó al ERP. A los 18 años, participa de la fallida toma del Comando de Sanidad del Ejército, en CABA, el 6 de septiembre de 1973 en pleno gobierno peronista. Uno de sus compañeros de prisión, el ahora periodista Eduardo Anguita cuenta: “Una tarde en el penal de Rawson, Gabriel agarró la gillette y se quitó la vida”. Idéntica versión da otro erpiano, Pedro Cazes Camarero: “Se suicida en el ‘encierro’ del mediodía”. De los padres, los miembros del ERP recuerdan que su casa fue un centro de reunión del ERP. Estuvieron exiliados en Francia, en donde Osvaldo falleció en 2006. Elide murió el 31 de julio de 2017, en Santa Fe.
Emma, la hermana, fue detenida cuando se investigaba el secuestro de Sallustro, puesta a disposición del PEN y amnistiada en mayo del 73. Siguió en la guerrilla, pero cuando cae su marido, el también erpiano Bernardo Depetris, se exilia en Francia junto a sus padres y su hija. Miguel, el menor, partió también al exilio con sus padres y hoy vive en Francia.
Liliana Montanaro, mujer de Osvaldo, detenida por el secuestro y asesinato de Sallustro, estaba embarazada y su hijo Pablo nacería en la cárcel. Resulta absuelta por falta de mérito y nace Gabriel. Cuando vuelven a detener a su marido, se exilia en París con sus dos hijos. Adela Jorge, viuda de Gabriel De Benedetti, es detenida en 1972 por falsificación de documentos para uso del ERP. Amnistiada en 1973, se exilia en Francia con Cecilia, la hija de la pareja. El cuerpo sin vida de Bernardo Depetris, marido de Emma, aparece en septiembre de 1976 en una ruta provincial de Santa Fe.
Al amparo de las llamadas leyes “reparatorias” los integrantes de la familia De Benedetti cobraron las siguientes indemnizaciones, según montos actualizados a julio de 2020: Osvaldo padre, por ley 24.043 (indemnizaciones para detenidos y exiliados), cobró $5.478.697. Elide, la madre, también por ley 24.043, cobró $5.602.999. Osvaldo hijo murió, pero, en 1998, se pagó una indemnización por ley 24.043 como si estuviera vivo, de $12.813.245. Una placa lo homenajea en el Parque de la Memoria de Buenos Aires, donde se afirma que murió “combatiendo por ideales de justicia y equidad”.
Gabriel se suicidó. Pero alguien cobró dos indemnizaciones, una en julio de 1999, como si estuviera vivo, por ley 24.043, de $6.749.529, y otra por ley 24.411 (causahabientes de muertos y desaparecidos), como si lo hubieran matado, de $ 23.527.677. Es homenajeado en el Parque de la Memoria. Miguel vive. En 2012 cobró una indemnización de $6.239.911 por ley 24.043.
Emma De Benedetti, viuda de Depetris, vive. Cobró dos indemnizaciones por ley 24.043, en 2012 y 2013, por un total de $7.798.992. Por Bernardo Depetris, sus causahabientes cobraron, en marzo de 2004 y por ley 24.411, $11.795.497. También está homenajeado en el Parque de la Memoria. Gabriela Inés Depetris De Benedetti, nieta, vive. En julio de 2015 cobró dos indemnizaciones por ley 24.043, por un total de $6.884.541. Liliana Montanaro, viuda de De Benedetti, vive y cobró en 2015 dos indemnizaciones por ley 24.043, por un total de $8.696.972
Adela Jorge, viuda de De Benedetti, vive. Interpuso recurso como exiliada y para diciembre de 2017 reclamaba también una pensión por ley 26.913 (pensiones mensuales graciables, vitalicias y hereditarias para exdetenidos o exiliados). Sin contar lo aún en trámite, ni las pensiones graciables, la familia De Benedetti ha cobrado $95.588.060, actualizado por inflación a julio de 2020.
La cuarentena avasalla libertades garantizadas por la Constitución Nacional, al mismo tiempo que da cobertura a la obscena corrupción potenciada desde 2003. La Argentina produce cada vez más pobres e indigentes, asfixia al sector privado, se endeuda para cubrir su crónico déficit, sostiene un Estado elefantiásico con el único recurso de la emisión monetaria, paga sueldos exorbitantes a sus funcionarios políticos y multimillonarias “reparaciones”, ahora transferibles al exterior a dólar oficial. De todo ello son responsables nuestros gobernantes de los tres poderes y las coaliciones políticas oficialistas y opositoras. ¿Hasta cuándo abusarán de nuestra paciencia?
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