lunes, 5 de octubre de 2020

AUTORA Y LECTURA RECOMENDADA


Combativos ensayos de una novelista
Cuando Arundhati Roy (Shillong, 1961) rompió en 2017 su largo silencio novelístico con El Ministerio de la Felicidad Suprema, una larga y laboriosa historia que entrecruza episodios de la historia de su país, la india, surgió una pregunta: ¿qué había estado haciendo las últimas dos décadas? Ese era el lapso desde que roy había sacudido el mundo anglosajón con El mundo de las pequeñas cosas (1997), una de esas amplias historias de familia que supo celebrar el Booker Prize. Mi corazón sedicioso da la respuesta: se entregó a escribir ensayos urgentes con espíritu activista, provocador y combativo.



Aunque algunas de esas piezas se habían traducido al español (El final de la imaginación, Retórica bélica, El álgebra de la justicia infinita), apenas circularon en la argentina, tal vez porque el ancla en su región y su lectura global (siempre mediada por su impacto en el mundo anglosajón) podían parecer menos cercanos de lo que resultan hoy. Mi corazón sedicioso reúne, en todo caso, una amplia selección de textos que van del análisis de la jerga que justifica las guerras (de las amenazas nucleares entre pakistán y la india a la invasión de irak por Estados Unidos) a las migraciones, el cambio climático y los desastres nacionalistas. También puede tocar la figura de Gandhi sin sentimentalismos (“El médico y el santo” parece un libro en sí mismo) o proponer un retrato de Noam Chomsky, que es, podría decirse, el modelo del que roy extrae su mirada crítica contra el neoliberalismo y cualquier forma de poder que le pongan delante.

ANAGRAMA
TRAD.:F. ROCA
658 PÁG.
2950 $
Si bien los enojos de la escritora no difieren de tantos análisis de izquierda con sus consignas antiimperiales (la traducción reproduce muy bien la precisión de la prosa y las notas finales la mucha documentación en que se apoyan los argumentos), adquieren especificidad cuando se centra en las tensiones puntuales de su país. Su mirada de la india –que vive, en su decir, al mismo tiempo en varios siglos– está lejos del pintoresquismo. roy puede oponerse a la construcción de una represa, analizar cuestiones feministas o vapulear al gobierno del actual primer ministro na rendr amo di con dosis parejas de energía. Su espíritu incombustibles e resume en su pregunta sobre las acusaciones que le lanzan de antipatriota: “¿Venerar una bandera? Mi alma es demasiado moderna o demasiado antigua para eso. no estoy segura de cuál de esas dos cosas. Quizá las dos”.

M. S.

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