Tintas Frescas: obras dramáticas de la nueva ola de autores franceses, para hacernos soñar
"¡Un teatro en casa, un teatro en mi habitación, un teatro en mi cabeza! Una burbuja de aire inteligente", enumera el actor, director y editor Michel Didym algunas buenas razones para leer a la joven guardia de dramaturgos franceses
"Es en tu cabeza donde se desarrolla la acción, donde desfilan los diálogos, las imágenes y las acciones que se encadenan. Es mucho más rico que un enlatado hollywoodense o una serie de Netflix que te hace engullir escalofríos y adrenalina mórbida como una paloma en busca de comida. Te atragantan con imágenes y no queda nada para la imaginación. ¡Nada! Tragás, mirás, consumís", dice Michel Didym, actor, director y compilador de Tintas Frescas, la colección de jóvenes dramaturgos franceses editada por Libros del Zorzal en colaboración con el Institut français d'Argentine.
¿Por qué leer teatro? Para Didym, la respuesta es directa: disfrute de ficción de alta calidad. "Los textos dramáticos son un verdadero género literario. ¡Un teatro en casa, un teatro en mi habitación, un teatro en mi cabeza! Una burbuja de aire inteligente", dice el artista, asiduo visitante de Buenos Aires y fundador del festival La Mousson d'Eté, al noreste de Francia.
Nacido para promover la traducción, publicación y cruce entre dramaturgos franceses y argentinos contemporáneos, el ciclo Tintas frescas surgió hace casi veinte años. En esa primera etapa se publicó Teatro Francés Hoy, por la editorial Atuel, con textos de, entre otros, Joël Pommerat, Bernard-Marie Koltès y Phillippe Minyana. En 2019, se inició esta segunda etapa con autores en su mayoría emergentes y representantes de las nuevas voces del teatro francés, con una presencia femenina mucho más fuerte. El año pasado se lanzaron diez libros y ahora acaban de salir otros cinco escritos por Faustine Noguès, Sylvain Levey, Fabrice Melquiot, Frédéric Sonntag y Lola Molina. Entre los publicados el año pasado, están las autoras Alexandra Badea y Nathalie Fillion que participaron en enero en La noche de las ideas en el viejo hotel Ostende.
"Estos autores pertenecen a una nueva generación de dramaturgos. Ponen en juego preocupaciones y problemáticas totalmente contemporáneas, imbricadas en la historia reciente de nuestras ciudades. Se trata también de cuestionar a la sociedad, no solo en su funcionamiento sino también en sus fundamentos democráticos. Tanto en el plano formal como por su compromiso político representan una fuerte ruptura con la generación anterior. La selección Tintas Frescas se inscribe en la historia de la poesía dramática. Son textos escritos para hacernos soñar, llevarnos más allá y a veces divertirnos, pero también para transmitirle a los espectadores mensajes, paradojas, preguntas, ¡que más que consumidores culturales son ante todo ciudadanos!", dice Didym.
Con respecto a autores franceses conocidos y exitosos en calle Corrientes, nuestro circuito comercial porteño, como Laurent Baffie (Toc Toc, Los bonobos) y Florian Zeller (El padre), el curador de Tintas Frescas tiene una opinión tajante: "Esos textos son lo que yo llamo 'stand up' o comedias comerciales que alcanzan, en Francia como en todos lados, a cierto público.
Quizás el mismo que está suscrito a Netflix. ¡Por qué no!
Es lo que nos hemos puesto de acuerdo en designar como mainstream".
Faustine Noguès habla del camino que le resta recorrer a la paridad de género en el teatro
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¿Quién es quién?
La más joven del grupo de dramaturgos publicados en la colección es Faustine Noguès, tiene 27 años y es la autora de Partido sorpresa, sobre cómo un grupo de artistas logra interferir en la lógica del sistema político islandés, y Las esenciales, acerca del día en que en un matadero se encontraron no solo vacas sino el cuerpo de una mujer colgado cabeza abajo entre las reses. "En el teatro francés, estamos muy lejos de un sistema de paridad. Solo el 30 por ciento de los establecimientos de creación y de difusión artística están dirigidos por mujeres", dice la autora y directora. También se refirió de manera positiva a la anonimización del envío de textos a algunos comités de lectura: "Me siento más cercana a esta manera de hacer que a los sistemas de cuota que consagran una visión de la humanidad dividida en dos. Hay muchísimos más criterios que nos diferencian los unos de otros. La práctica de un artista representa una expresión de su identidad profunda, separada de su identidad social. Es por eso que no pienso que haya temáticas y poéticas específicas a un determinado género. Leyendo mis obras, no veo cómo alguien podría determinar mi género. El problema de la desigualdad entre mujeres y hombres en el teatro es real, pero tiene más que ver con la manera en la que hemos sido sociabilizados que con el corazón mismo de la producción artística".
En el otro extremo, el mayor es Fabrice Melquiot, de 48 años, autor de unas sesenta obras, traducidas a varios idiomas. Una de ellas, Ma vie de chandelle, se presentó en Tintas Frescas 2004 en Buenos Aires. En 2008, ganó el premio de Teatro Joven Béatrix Dussane-André Roussin de la Academia Francesa por el conjunto de su obra. Director del teatro Am Stram Gram, de Ginebra, dijo que en pocos días comenzará una nueva temporada con las entradas para las primeras funciones pospandemia ya agotadas: "La confianza es un capital individual y colectivo, cada uno es responsable de sí mismo y de los otros. La prudencia impuesta por la situación sanitaria debe encontrar un espacio de diálogo con la curiosidad que requiere un mundo que siempre debemos tratar de rehacer. No solo hoy. Somos una especie que hace, deshace, rehace. Para eso hay que alimentar la mirada, perturbarla, enriquecerla. Las artes están aquí para eso".
Uno de los nuevos lanzamientos de la colección Tintas Frescas
En cuanto a la pertenencia o no a una generación de autores, Melquiot afirma que todas las edades de la vida le pertenecen: "Quisiera ser de todas las generaciones y de ninguna. El aire de una época no empuja a la escritura. La actualidad es la actualidad. Lo contemporáneo es otra cosa. Es una oscuridad en la superficie, una oscuridad hecha de poesía, y la mirada que uno posa sobre ella debe ser terriblemente personal. Lo que no impide trabajar de manera colectiva con diferentes escritores, ya sea por amistad, confianza en la inteligencia colectiva o ganas de compartir buenas ondas", dice el autor de, en esta colección, La grulla de Japón y Los girasoles. La primera fue escrita para la actriz Andrea Ferréol y es un canto al amor y al deseo sin límite de edad ni clase social; la otra, sobre una mujer llamada Violet y sus tres hijas, Black, Brown y Blue, atrapadas en el aburrido encierro familiar en una ciudad de provincia. En cualquiera de estos cinco libros habrá opciones para montar "un teatro en la cabeza", además de conocer a otras escrituras dramáticas.
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