El Gobierno convoca a sindicalistas y piqueteros a la mesa electoral oficialista
El kirchnerismo quiere que se discuta también la política económica; el Presidente pretende acotar el temario a la estrategia para la elección; podría reunirse el 24 de febrero
Cecilia Devanna presidenciaEl vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, a cargo de la convocatoria, al asumir en el cargo en agosto del año pasado
Una semana después del recrudecimiento de la pelea interna en el oficialismo, el Gobierno comenzó a dar los primeros movimientos para avanzar con el armado de una mesa electoral de cara a las presidenciales de este año.
Se trata de un pedido del ala dura del Frente de Todos, que el presidente Alberto Fernández terminó por aceptar en medio de las tensiones.
Cerca del mandatario se esfuerzan en remarcar que se trata de una “mesa electoral” para “ordenar y diagramar la estrategia nacional y en los distintos distritos”, según detallan en Casa Rosada.
Allí sostienen que el mandatario “no puso como condición su candidatura, pero sí que haya PASO”.
Y muestran cierto escepticismo sobre las definiciones que puede surgir de la mesa: “No esperen espectacularidad, es coordinación y tranquilidad, más que nada para el frente interno”, describen.
Sin embargo, la expectativa está instalada entre los diferentes sectores del Frente de Todos.
En la coalición oficialista dan por descontado que los convocados a sentarse a esa mesa serán “todos los que participaron del armado de 2019”.
En esa lista, además de las tres facciones principales del Frente de Todos que responden al Presidente, a Cristina Kirchner y a Sergio Massa, estarán los sindicatos, los gobernadores y los movimientos sociales. Todos quieren ser oídos.
El lugar donde se reunirán no está definido todavía, aunque no son pocos los que creen que la sede del partido justicialista en la calle Matheu es el espacio ideal.
Tampoco se descarta algún predio en la provincia de Buenos Aires, vinculado a alguna intendencia o a un sindicato. La primera opción, sin embargo, tiene más posibilidades porque se considera la más “neutral”.
Si bien todavía no hay fecha definida y admiten que la convocatoria “puede llegar a salir de un momento a otro”, un día que parece picar en punta es el 24 de febrero próximo en vistas del Congreso del Partido Justicialista, que podría hacerse dos días después.
El 24 de febrero se conmemora el día en que Juan Domingo Perón ganó las elecciones por primera vez. Cerca de Alberto Fernández no lo descartan, pero insisten en que “puede sa
En varios puntos del oficialismo ubican a Juan Manuel Olmos, vicejefe de Gabinete y hombre de extrema confianza de Alberto Fernández, como el interlocutor con los distintos sectores.
Entre ellos, Juan Manuel Olmos tiene diálogo con el ministro Eduardo “Wado” de Pedro, desde cuyo entorno comenzó la última semana el nuevo capítulo de la interna oficialista.
Olmos tiene buen vínculo con los distintos referentes del Frente de Todos, donde lo respetan por tener “un diálogo fluido”
Los temores de la Casa Rosada
En medio de las indefiniciones, cerca de Fernández hacen hincapié en que se trata de una “mesa electoral” y “no nacional”. La diferencia la ubican en que esto es “pura y exclusivamente” para debatir cómo será el armado rumbo a las próximas elecciones y no “cuestiones de gobierno”.
El temor en la Casa Rosada es que se convierta en un espacio para poner en discusión las políticas del gobierno nacional.
Sin embargo, en el ala dura del oficialismo no están tan convencidos de ese punto. Creen que lo que se decide a nivel de gestión impacta en el resto.
“El éxito económico no va a posicionar a Massa sino a todos y eso es clave. La gente necesita recuperar poder adquisitivo”, dicen desde el kirchnerismo, donde lo ven como un aspecto excluyente para poder ser competitivos en las urnas.
Los temas
En tren de lo que se debe debatir sobre esa mesa también incluyen: “reglas de juego claras”, “estrategia electoral” y “fortalecer el Frente de
Todos”, según enumeran desde el ala dura del Gobierno, donde también reina el escepticismo sobre lo que puede pasar: “Con Alberto nunca se sabe”, advierten.
Sin embargo, están convencidos de que hay que “ir y negociar”. “Hay muchas cosas por definir. Lo principal es si va a haber unidad o no. Y si un ministro puede ser candidato, porque si Massa, Wado o Manzur quieren ser candidatos y van a las PASO se va a vaciar el Gobierno”, deslizan.
Están convencidos de que tiene que quedar claro poder responder a las pregunta sobre: “¿Qué quiere el Frente de Todos?”, “¿Cuál es su estrategia?”, “¿Vamos a ir a unas PASO, pero cuántos pueden ir?”, “¿Cómo se achica el número de candidatos?”, “¿Massa puede ser candidato?”, “¿Wado puede jugar?”, “¿Scioli vuelve si Alberto no se sube?”.
Entre todas las preguntas coinciden en la certeza de que el tema económico debe estar sobre la mesa. Es tan espinoso como el otro que creen que debe abordarse como un eje central: “enfrentar la proscripción a Cristina Kirchner”, dicen cerca de ella.
El albertismo ya dejó entrever, a través del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, que cree que su proscripción es verbal y no un hecho fáctico.
La diferencia no es menor, mucho menos al interior de una coalición convulsionada.
Tregua frágil
A días de que la interna oficialista tocara un nuevo pico, en el Frente de Todos hay quienes empiezan a hablar de una tregua. A eso se suma que en los últimos días hubo intercambios vía Telegram entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que llevaban largas semanas sin hacerlo. De ambos lados son cautelosos y evitan dar más datos sobre cuándo lo hicieron y sobre qué hablaron. El equilibrio es frágil y en ambas orillas son conscientes de que sin unidad no hay posibilidad electoral alguna.
“Se están bajando decibeles, se van a ver gestos”, deslizan en el kirchnerismo. Otras fuentes se animan a postular que esos “gestos importantes” se conocerán “en las próximas horas”.
Todo esto después de que una semana atrás, desde las filas del ministro del Interior y hombre fuerte de La Cámpora, Eduardo “Wado” de Pedro, hicieran trascender su fuerte malestar con Alberto Fernández por no haberlo invitado a un acto junto a Lula da Silva y desatara una crisis.
En la Casa Rosada pretenden que se discutan “pura y exclusivamente” los temas electorales
La convivencia se da en medio de una frágil tregua interna
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