Legalidad y legitimidad
Andrés Rosler y Guillermo Jensen
Inicialmente, la idea de legitimidad era invocada por los partidarios del Antiguo Régimen ante la irrupción de la legalidad revolucionaria. Dado que los revolucionarios no podían remontarse al pasado ya que la idea misma de la revolución moderna consiste en dejar el pasado atrás, la única manera jurídica que tenían de justificar sus actos era referirse al cumplimiento de las disposiciones legales que precisamente habían sido creadas por ellos mismos. El nuevo derecho era un producto de la revolución.
Con el tiempo, sin embargo, se invirtieron los términos. Los revolucionarios terminaron apelando a la legitimidad para justificar sus decisiones ilegales –ya que se apartaban del orden establecido–, mientras que la ilegalidad de lo hecho por los revolucionarios era denunciada precisamente por los partidarios del orden anteriormente establecido.
Huelga decir que tanto la revolución como el orden establecido pueden ser de izquierda o de derecha. No vale poner nuestras preferencias ideológicas al mando y negar que se trata de una revolución porque es llevada a cabo por la derecha, o al revés, negar que el gobierno es conservador debido a que su ideología es de izquierda. Hablar de revoluciones legales es tan contradictorio como negar que todo razonamiento jurídico es conservador.
No puede sorprender entonces que en el último tiempo en nuestro país los partidarios del Gobierno prefieran restarle importancia a la legalidad de medidas adoptadas por el Poder Ejecutivo nacional para concentrar su interés en la legitimidad del nuevo gobierno. Sin embargo, en una democracia, la referencia a la legitimidad es repara dundante (es obvio que el Gobierno ha ganado las elecciones y por eso es legítimo) o contraproducente (ya que también se supone que del hecho de que el partido gobernante haya ganado las elecciones no se sigue que pueda hacer lo que se le da la gana).
En una democracia constitucional, el requisito de que gobiernen los que han obtenido la mayoría en las últimas elecciones es necesario pero insuficiente para que sus actos sean considerados legales: todo dependerá de si el gobierno se mueve dentro del sistema jurídico vigente. En realidad, dado que vivimos en un Estado de derecho, la transgresión de las normas legales también debería afectar la legitimidad del gobierno.
Por supuesto, el derecho vigente (la separación de los poderes, el control judicial de constitucionalidad, los derechos y garantías, etc.) puede ser un obstáculo en el camino de la revolución que se ha empezado a implementar. Sin embargo, ese es precisamente el punto. Como se suele decir de algunas aplicaciones tecnológicas, lo que parece ser un error en realidad es un atractivo o una ventaja del programa. El derecho está pensando ser un obstáculo debido a que tiene autoridad y por lo tanto debemos obedecerlo incluso, si no fundamentalmente, cuando estamos en desacuerdo con él. Para ser más precisos, el derecho nos permite alcanzar ciertas metas que de otro modo serían imposibles, pero solamente si nos comprometemos a obedecer sus reglas con independencia de los méritos de su contenido. No hay que olvidar además que el derecho que debemos obedecer es el democrático, es decir, el derecho mejor preparado para ser considerado legítimo.
A veces la revolución prefiere tomar un camino interpretativista, es decir, decide modificar el derecho vigente mediante una “interpretación”. El obvio problema que tiene esta manera de entender el derecho es que lo que algunos llaman “interpretación” en realidad es una reforma constitucional encubierta llevada a cabo por un órgano constituido, es decir, no autorizado para acometer semejante tarea. Solamente el titular del poder constituyente puede darse ese lujo.
No es la primera vez que se intenta el camino de una reforma constitucional encubierta. Basta recordar el caso de la ley penal retroactiva más gravosa para casos de lesa humanidad, que a pesar de su inconstitucionalidad transparente fue aprobada casi por unanimidad en 2017 por el Congreso de la Nación y convalidada en 2018 en el fallo “Batalla” por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Sin embargo, nadie tiene derecho a violar la Constitución porque no fue el primero en hacerlo. En realidad, si nos vamos a guiar por el razonamiento jurídico, nadie tiene derecho a violar la Constitución.
Rosler es doctor en Derecho-Oxford; Jensen, doctor en Derecho-UBA
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Enrique Cristofani
Los argentinos tenemos en activos externos aproximadamente US$400.000 millones, de los cuales, según estimaciones privadas, US$200.000 millones son en billetes. Los déficits fiscales que hemos tenido en forma recurrente en las últimas décadas (en 90 de los últimos 100 años los gastos del sector público han sido superiores a los ingresos fiscales) han hecho que nuestro ahorro se haga en dólares y los pesos que tenemos son transaccionales (la relación de tenencia entre ambas monedas es de diez a uno a favor del dólar).
El camino del equilibrio fiscal que hemos comenzado a transitar nos llevará a que el peso vuelva a ser moneda de ahorro. Pero eso, obviamente, será un proceso que llevará tiempo. Para que este proceso se acelere es necesario no solamente que el Gobierno esté comprometido con ese objetivo, sino también que la sociedad comparta y apoye el objetivo de no gastar (y gastar eficientemente) más de lo que ingresa.
Hoy el sector privado posee tres activos que nos permitirían crecer rápidamente a partir de una macroeconomía ordenada (en el corto plazo, equilibrio fiscal y precios libres de mercado, y en el mediano plazo,queelpesodelex-Estadosereduzca a través de menos impuestos y regulaciones). El stock de capital humano (que lo vemos reflejado en los unicornios, las exportaciones de la economía del conocimiento y las miles de startups que generamos) sumado a los recursos naturales que el mundo demanda (alimentos, energía y minería) y, por último, un capitalfinancieroendólaressimilar al 100% de nuestro PBI (además, con un muy bajo endeudamiento, inferior al 10% del PBI).
¿Cómo aprovechar ya los dólares que tenemos? En el sistema financiero el stock de depósitos en dólares es muy reducido, en torno a los de los US$15.000 millones (solo el 4% de los activos externos) representados en cinco millones de cajas de ahorro en dólares con un saldo promedio de US$3000.
A partir de una macroeconomía ordenada podrían volver no solamente los depósitos en dólares que salieron del sistema durante el último gobierno (recordemos que en la administración Macri esos depósitos eran de US$20.000 millones más), sino también se podrían potenciar con la propuesta del Gobierno de hacer un blanqueo sin costo por cifras de hasta US$100.000.
Hoy el Tesoro de Estados Unidos paga una tasa de interés por períodos de hasta un año de plazo en el entorno del 5% anual. Si invirtiéramos el 100% de los billetes que tenemos (US$200.000 millones) al 5% anual, la renta que generaríamos sería de US$10.000 millones por año (equivalente, por ejemplo, a un millón de autos de US$10.000 cada uno). Si fuéramos por la menor (el stock actual de depósitos en dólares en el sistema financiero), serían US$750 millones por año.
Que el BCRA permita a los bancos ofrecer a sus depositantes invertir en activos internacionales líquidos, de bajo riesgo, no solo tiene el potencial de generar muy buena renta (donde hoy la renta es cero), sino que también sería una medida de libertad para invertir los recursos que ya tenemos. También habría que facilitar la transaccionalidad en dólares, como lo hace Uruguay (que los medios de pago tengan la posibilidad de pagar tanto en pesos como en dólares).
Si empezamos a trabajar ya, esto podría estar listo a mediados de este año. Hoy muchos precios de nuestra economía (a valor del dólar libre) están altos. Poder pagar en dólares seguramente haría que esos precios bajaran. Y se beneficiarían los depositantes, los comercios que prefieran vender en dólares y el Estado, por mayor actividad formal.
Con una macroeconomía ordenada, el sector privado tiene una gran oportunidad de contribuir rápido al crecimiento y desarrollo de nuestra economía con los recursos de capital humano, naturales y financieros que ya tenemos.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.