La idea de vivir rodeados de robots que nos hagan la vida más sencilla nos acompaña desde hace tiempo. En la década del 60, Los Supersónicos se ocuparon de plasmar esa fantasía con Robotina, esa asistente mecánica que resolvía muchos de los problemas de la vida diaria de la familia.
Cincuenta años pasaron desde ese momento y la convivencia cotidiana con robots sigue sonando a ciencia ficción. Un robot no es otra cosa que una máquina manejada por una computadora. Pero de poco sirve una sofisticada estructura mecánica si no es capaz de realizar por su cuenta tareas complejas. Por ello, la razón principal de su inexistencia hasta hoy no es la dificultad en construir sus cuerpos, sino sus mentes. Pero los rápidos avances recientes en inteligencia artificial están allanando finalmente este obstáculo.
Solo en lo que va del año, dos videos presentados por la empresa Boston Dynamics se viralizaron globalmente en las redes y dejaron atónita a buena parte de la humanidad. En el primero de ellos, un humanoide llamado Atlas realiza una serie de desafíos atléticos y de equilibrio, coronados por un salto mortal hacia atrás, una vuelta carnero en el aire y una caída perfecta sobre sus pies. Es imposible no maravillarse ni inquietarse por la organicidad de sus movimientos.
En el segundo video se observan dos perros robots colaborando entre sí para abrir una puerta y escapar del laboratorio en el que estaban confinados. En una continuación de este, se ve a uno de los empleados de la empresa perturbar con un palo de hockey los movimientos del robot para intentar impedirle realizar la tarea. Ante este estímulo inesperado, el robot responde autónomamente intentando pese a ello cumplir con su cometido. Frente a este último video, la reacción fue impactante: la mayoría de quienes lo vimos sentimos más temor que entusiasmo. Viendo al investigador hostigando al perro con su palo no pude evitar pensar que el día que la inteligencia de esos robots siguiera en aumento y pudieran ver la filmación, ¡no quisiera ser esa persona y estar cerca de ellos para la venganza!
El ejemplo de los perros reales resulta interesante para pensar el problema: a pesar de que muchas razas tienen una notable superioridad física respecto de los humanos y podrían fácilmente atacarnos y vencernos, su trato hacia nosotros es sumiso y se convirtieron en "el mejor amigo del hombre". Nos brindan cariño, compañía, hacen piruetas a nuestro pedido y hasta los más adiestrados pueden realizar tareas como traernos el diario o las pantuflas. Con otros animales con dotes físicas mucho más poderosas que las nuestras sucede algo parecido: teóricamente los cocodrilos deberían hacer carteras de piel de humanos, no al revés. Sin embargo, pese a no actuar sumisamente, no pueden competir con nuestra mayor inteligencia y capacidad de manejo de herramientas y somos nosotros los que, con cierta crueldad, ejercemos por la fuerza nuestro poder sobre ellos.
Esta nueva raza de seres electrónicos que estamos creando no tendrá estas limitaciones que presentan los animales salvajes. Como los videos demuestran, podrán eventualmente superarnos en capacidad física, habilidad de movimientos, uso de herramientas y quizás algún día incluso en inteligencia. ¿Lograremos que, pese a su evidente superioridad, tengan el carácter amigable y sumiso de los canes? ¿O nos tratarán como nosotros tratamos a los animales? Dado que tal vez el resultado no se parezca a Robotina, ¡yo al menos evitaría subir videos molestándolos con palos de hockey!
S. B.
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