martes, 11 de diciembre de 2018

EL MILAGRO DE NAVIDAD






Ocurrió aquel milagro humano, pero los intereses de la guerra (siempre sucios) lo trataron de tapar, incluso asesinando a aquellos hombres que se mostraron de forma extraordinariamente humana, con los que le presentaban como enemigos… “y aquello merecía castigo”: Veamos.
Como se ha conmemorado el centenario de la denominada primera guerra mundial, los ingleses han querido recordar unos hechos insólitos, como la actuación de unos jefes y oficiales, ante unos soldados que se sintieron hombres, primero que militares y que protagonizaron todas aquellas grandezas y miserias.
Navidad 1914: Navidad... La cadena británica Sainsbury ha sacado a la luz un anuncio absolutamente espectacular para festejar las navidades de este año. Basándose en las cartas de soldados británicos y en colaboración con la Real Legión de ese país, han traído a la luz un episodio casi desconocido pero que realmente tuvo lugar durante la Nochebuena de 1914, en plena I G M, en uno de los frentes donde británicos, franceses y alemanes combatían.
Se conoció como la Tregua de Navidad de 1914 y puso de manifiesto la crueldad de los altos mandos militares de la época y el poco interés que tenían los soldados de matarse los unos a los otros.
Nochebuena de 1914 los soldados alemanes decoraron las trincheras con abetos iluminados. Estos habían sido enviados al frente siguiendo órdenes directas del Káiser. También se hicieron llegar a los agotados soldados, raciones extras de pan, salchichas y licores.
Pueden imaginar la extraña sensación que aquella imagen, tan evocadora del cálido y acogedor ambiente Navideño pudo haber causado en los desdichados soldados. Los soldados alemanes entonaron canciones de navidad y en la distancia los aliados podían escuchar y sentir el ambiente festivo del que disfrutaban sus enemigos.
Al poco rato de comenzar a cantar, desde las trincheras aliadas alguien se unió a la celebración, y así, uno tras otro, los hombres de uno y otro bando, comenzaron a confraternizar, compartiendo canciones navideñas.
Tras la noche, y al amanecer del día 25 de Diciembre de 1914, algunos soldados alemanes, salieron de sus trincheras enarbolando banderas blancas y caminando desarmados, se internaron en tierra de nadie. ¿Te imaginas el asombro y desconcierto que aquella escena provocaba entre los soldados aliados? Al poco rato soldados de uno y otro bando se hallaban en tierra de nadie intercambiando chocolate, tabaco, bebidas. Mostrándose fotografías y recuerdos de sus familias y confraternizando como buenos vecinos. A lo largo del día y en medio de aquel extraño clima de paz, cada uno de los bandos contendientes pudo recoger los cadáveres de los compañeros muertos en los combates anteriores.
Llegaron a realizar oficios religiosos conjuntos e incluso jugaron algún que otro partido de fútbol. Al regresar a sus respectivas trincheras y terminado el día de Navidad, aquellos hombres que se habían conocido entre sí, que se habían saludado y con quienes habían compartido sus sentimientos, sus fotos íntimas, las cartas de sus familiares… se negaron a luchar. Disparaban al aire o se avisaban y saludaban a gritos.
Cuando la noticia de la tregua llegó a los cuarteles generales de uno y otro bando, los altos mandos tomaron las medidas oportunas para evitar que un hecho similar pudiera volver a suceder. Muchos -no se sabe cuántos- soldados franceses fueron fusilados, como medida drástica para escarmentar al resto de sus compañeros.
Los soldados alemanes fueron enviados a otro frente. Las cartas en las que los soldados narraban lo sucedido a sus familiares fueron interceptadas y destruidas y cualquier información -o la mayoría- que pudiera llegar a los periódicos británicos o franceses, censurada.
Los franceses confiscaron los negativos de las fotografías que algunos soldados habían tomado durante la tregua, en donde se veían hombres de uno y otro bando posando amistosamente.
A lo largo de la I G M se volvieron a dar algunos sucesos similares, aunque ninguno tan generalizado como el de la Navidad de 1914. Se han hecho películas y escrito novelas narrando aquel extraordinario suceso. Paul McCartney lo recordó en su tema “Pipes of Peace” (Pipas de la paz) de 1983.

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