lunes, 6 de julio de 2020

Martín Tetaz - Newsletter Nro. 065

Un millón cuatrocientos mil empleos menos

De acuerdo con los datos que acaban de publicarse, en abril se perdieron 185.800 empleos registrados, de los cuales 128.300 corresponden a asalariados del sector privado que por ley supuestamente no puede despedir durante la cuarentena.
Si miramos en cambio lo que sucedió con los aportes a la seguridad social, que son un porcentaje fijo del salario y los deflactamos por los salarios registrados (según Ministerio de Trabajo), la caída es mucho mas espectacular, pero la flexibilización de la cuarentena sugiere cierta recuperación. En efecto durante abril se recaudaron 17,4% menos de aportes que en marzo, pero la caída se morigeró en mayo al 7,8% (siempre respecto a marzo) y al 2,8% en junio. Este comportamiento indica que la caída en aportes habría reflejado el financiamiento de las empresas usando los impuestos como amortiguador, pero que la reapertura parcial de la economía, sobre todo en las industrias, habría sido acompañada por la paulatina regularización de los aportes.
Así y todo, ese 2,8% de junio sugiere 335.100 empleos menos, que serían la real consecuencia de la cuarentena hasta el momento.
Un capítulo aparte es el mercado laboral informal, que en nuestro país da cuenta del 35% del empleo y sobre el que no solo no tenemos datos actuales, sino que nunca sabremos oficialmente lo que está ocurriendo porque la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC no hizo su trabajo de campo del segundo trimestre y el correspondiente al próximo período trimestral arranca trunco por la misma razón.
La única fuente de datos disponibles es la de la Encuesta EDSA COVID19, que llevó adelante en el AMBA la gente del Observatorio Social de la UCA, entre el 7 y el 12 de mayo a una muestra de 500 hogares que ya habían sido entrevistados con anterioridad.
Según la UCA un 8,2% de los trabajadores perdieron su empleo, pero casi un 40% esta suspendido y no está claro que pueda volver a su puesto ni bajo que condiciones. Claro que ese es un promedio; en los hogares con cobertura de seguridad social solo el 3,2% de los asalariados perdieron el trabajo, en sintonía con el numero que surgen de los registros oficiales, pero dentro de los hogares que no tienen acceso a la seguridad social y que por lo tanto están en negro, esos guarismos trepan al 19,4% y al 56,1% respectivamente.
Si aplicamos esos porcentajes a los 5.399.000 asalariados que según el INDEC están en negro, tenemos una caída adicional de 1.047.000 empleos informales y otros tres millones que están transitoriamente suspendidos

Comparados con el mundo

En el sector de empleo formal, el patrón es cualitativamente similar al observado en el resto del mundo, particularmente en los Estados Unidos donde esta semana el Bureau of Labor Statistics informó una recuperación de 4,9 millones de empleos en junio, que se suman a la recuperación de 3,8 millones de posiciones en mayo, luego de haber perdido 25 millones de puestos entre marzo y abril
Las diferencias son en magnitud, entre un sistema absolutamente flexible y uno en el que se prohíben los despidos por decreto. En Argentina las bajas se producen por la muerte de las empresas y comercios en los que se desempeñaban los trabajadores que pierden su puesto, mas que por la reestructuración de los modelos de negocios, que aquí se posterga hasta la salida de la cuarentena.
Es particularmente interesante en este sentido lo que ocurre cuando se descompone el agregado del mercado de trabajo de los Estados Unidos por el tipo de empleo, según sea de sectores que pudieron adaptarse a trabajar desde el hogar y en sectores que no pueden hacerlo, como los bares, hoteles y restaurantes.
Las industrias que requieren trabajo presencial fueron lógicamente las mas afectadas por el lockdown, pero también fueron las que mas rebotaron cuando se empezó a abrir la economía en la “nueva normalidad”. Las que tecnológicamente pueden adaptarse no sufren el shock de oferta, pero quedan con un daño permanente, al menos hasta que se recupere la demanda. Es importante corroborar con los datos de Estados Unidos que la demanda no es sola mente una cuestión de ingresos, porque incluso cuando el Estado los ha suplido con un paquete fiscal de 2,5 billones de dólares (12% del PBI), no ha podido evitar la contracción en el gasto por la incertidumbre.
Este grafico puede ser profético para la Argentina. El gobierno puede haber evitado con sus prohibiciones a los despidos la diferencia entre la curva amarilla y la azul, que son las personas que se habrían quedado en la calle por la cuarentena. Sin embargo, no puede esquivar el componente estructural de la crisis que tiene que ver con que luego del meteorito (shock de oferta) seremos todos un poco mas pobres, lo que implicará una menor demanda, además de la natural tendencia a la precaución en contextos de alta incertidumbre.
Por último, tampoco sabemos como será el rebote en la economía informal y cuanto del 19,4% de caída observada se recupera en la nueva normalidad, si es que ese numero no acaba inflado por los tres millones de trabajadores informales que según la UCA están hoy suspendidos.

¿Qué pasa en el mundo?

Si bien los datos de empleo de Estados Unidos fueron mejor que lo esperado, con la adición de casi 5 millones de nuevos puestos de trabajo, al tiempo que en China la actividad de servicios volvió a crecer por segundo mes consecutivo y a la tasa mas alta de los últimos 10 años, en Europa los datos de la industria muestran que continúa la contracción (PMI menor a 50), aunque se recorta el ritmo de caída
Por otro lado, los mencionados datos de empleo se relevan a mediados de mes, por lo que no reflejan las consecuencias del nuevo cierre de actividades en los estados en que hubo rebrote de coronavirus, como California o Florida. En ambos casos las curvas parecen haberse desacelerado, pero es muy prematuro para pensar que ya alcanzaron el pico.
Habiendo pasado la barrera record de 50.000 casos diarios, la gente de Goldman Sachs corrigió esta semana el pronóstico de rebote del tercer trimesrte, bajando desde 33% a 25% la recuperación (luego de una caída proyectada de 38% en el segundo trimestre), porque esperan que las nuevas restricciones impuestas para frenar el rebrote generen “una pausa en la recuperacion del sector de servicios”
En contraste, las expectativas de los que hablan poniendo dinero donde ponen la boca, siguen mejorando y el Dow Jones recuperó 3% en los primeros días de la semana por el rebote de 43% en la venta de casas usadas (contra un 28% de caída del mes anterior), mientras que el NASDAQ trepó 4,8% , empujado por Boeing. En Alemania, el DAX también creció 4,1% pero en Londres la bolsa lateralizó la semana, prácticamente sin cambios

Commodities

En el petróleo hubo un choque de curvas, porque mientras que la demanda de futuros cayó por el temor a las consecuencias del rebrote de coronavirus, se registró la menor cantidad de pozos operativos desde 1940, con solo 182 perforaciones, contra casi 800 de hace un año atrás. Este es uno de los indicadores mas fuertes de oferta futura de petróleo y gas, mostrando una caída que supera el 30% de recorte en la demanda global. Como consecuencia de ambos efectos el precio del crudo WTI subió 5,7% en la semana, superando los 40 dólares por barril.
Hubo buenas noticias para Argentina, en el agro la combinación del informe de la USDA recortando las estimaciones de área sembrada, junto con el pronóstico climatológico de sequía permitió que la soja trepe 3% en la semana y que el maíz escale 8,2% empujado además por el fortalecimiento del petróleo.

Flujos de capitales y riesgo país

Los capitales a emergentes que sin contar China habían sido negativos en mayo, volvieron a ingresar en junio con 3,4 billones al mercado de acciones y 23,5 billones americanos a mercados de deuda, como contraparte de las masivas colocaciones de los países en desarrollo para financiar sus paquetes COVID.

Los aumentos en las colocaciones de deuda frenaron la caída en la prima de riesgo que venía bajando de manera sistemática y que de todos modos en los primeros días del mes recortaron 9% en promedio, antes de estabilizarse

¿Qué pasa en nuestro país?

Los datos de recaudación del mes de junio sugieren que la recuperación de la economía de mayo, luego del lockdown de abril, se consolidó puesto que los recursos cayeron 16% en términos reales, en comparación con el 22,5% de caída que habíamos observado el mes anterior. Sin embargo, a pesar de que este año junio trajo 3 días hábiles más que el año pasado, la recaudación del IVA impositivo mejoró poco; cayó siempre en términos reales 27% contra 29% del mes anterior, indicando que la oferta volverá más rápido que la demanda.

Abstrayéndonos de las consideraciones de estacionalidad (mayo y junio tienen mas días hábiles y menos gente que toma vacaciones en relación a febrero)  y solo a los efectos de comparar contra el mes previo a la pandemia, se observa una modesta recuperación del 0,6% en combustibles (proxi de movilidad) y un rebote de 6,6% en IVA respecto de mayo. No obstante, ambos impuestos recaudan 22% y 8,3% menos que en febrero, respectivamente
Los datos de consumo de energía confirman que una recuperación moderada a nivel nacional, con una demanda que está un 21% por debajo de los niveles previos a la cuarentena, habiendo llegado a caer 29% en las primeras semanas y un poco mejor en relación con el -25% de mayo
Los números de CAMMESA muestran además una realidad regional heterogénea, con la provincia de Buenos Aires todavía 25% abajo y el NOA 34% abajo, pero dos de las regiones más productivas, que más habían caído, como Litoral y Centro, hoy están solo 18% y 3% respectivamente por debajo de los números de la primera quincena de marzo. La pregunta del millón es cuanto impactará el regreso a fase 1 en AMBA, pero eso lo veremos en las próximas dos semanas.

Expectativas de Actividad

Según el REM del BCRA se deterioraron las expectativas ante el anuncio del regreso a fase 1 y la mediana de los analistas espera una caída del 12% del PBI, mientras que el top ten de los que mas aciertan espera que la economía retroceda 12,9% en el año, por el derrumbe del 17,9% en el trimestre que acaba de cerrar y un rebote esperado de 5,1% y 7,1% en los próximos dos trimestres (sin estacionalidad)

Dólar y Tasas

El tipo de cambio oficial corrió otros 42 centavos en la última semana, a una velocidad del 36% anual a la que nos tiene acostumbrados desde mediados de junio, un poco por debajo del ritmo de 40% que traía durante mayo y en sintonía con el intento de arrastrarse apenas por encima del 34% TEA al que se mueven los plazos fijos, que buscan tener una tasa real positiva, algo que hasta el momento, con la inflación domada a martillazos, vienen logrando.
La estrategia no parece ser suficiente para convencer al mercado, puesto que el arbitraje de tasas requiere pagar al menos la devaluación esperada + la tasa internacional + la prima de riesgo de devaluación. En parte por este moderado desequilibrio y en parte por las idas y vueltas de la renegociación de la deuda, el paralelo legal movió $2,85 y la brecha retornó al 53,6%
Sin embargo, en los últimos tres días el BCRA revirtió su tendencia vendedora (había vendido 185 millones en la tercera semana de junio) y logró recomprar 100 millones

Las tasas se mantienen sin grandes cambios desde junio, con caída de 115 puntos en el premio de los plazos fijos esta semana, que promediaron 28,04% y 20 puntos básicos de suba en las activas a empresas que siguen subsidiadas por el sistema con un costo de 22,29% mientras que los prestamos a familias pagan el subsidio a pesar de haber caída 49 puntos negociándose en 50,18%

Salarios y precios

Las primeras mediciones privadas de inflación de junio oscilaron entre el 1,3% de IPC Online y el 1,6% de Ferreres, en línea con el 1,5% observado en los últimos dos meses en la medición del INDEC.
Los salarios, en cambio, más allá de haber caído en promedio por los acuerdos que los gremios alcanzaron con las empresas, subieron solo 0,2% en promedio en abril, con caída del 0,2% para los registrados
Lo mas probable que la baja acordada con los gremios sea transitoria, por culpa de la cuarentena y por eso no está reflejada en el índice del INDEC, pero es poco factible que asistamos a una recuperación de los ingresos de los trabajadores en la segunda mitad del año, más allá de la restitución de los haberes, cuando vayan cediendo las medidas de aislamiento. El congelamiento de las paritarias aparece como el mecanismo a utilizar por las empresas (sobre todo PYMES) que tengan que reestructurar su negocio en las condiciones que el Estado imponga para reabrir en la “nueva normalidad”, o que sufran la caída de la demanda por las condiciones de incertidumbre y la baja en los ingresos, como seguramente ocurrirá en los sectores que venden y producen bienes durables.

¿Construcción la llave de la recuperación?

De acuerdo con el último informe publicado por la UADE, el acceso a la vivienda es mas caro que nunca; se necesitan 5,67 meses de trabajo para comprar un metro cuadrado usado en la ciudad de Buenos Aires; casi el triple que hace tres años atrás. En contraste el costo de construcción en dólares (sin incidencia del terreno ni de beneficios) está en los niveles mas bajos de los últimos tres años; casi un 60% por debajo de los niveles del 2017.
El denominador común de ambas realidades es la devaluación que licuó los salarios en dólares y con ellos arrastró los costos de construcción, mientras que los precios de las propiedades, aun cuando (según datos de REMAX) están un 15% por debajo en dólares en las operaciones efectivamente realizadas, al estar en dólares multiplicaron su valor en pesos casi por 2,5 con el salto del billete de los $45 de julio del año pasado a los $129 de hoy
Con esos valores de propiedades en dólares el mercado inmobiliario no tiene chances de recuperarse porque incluso aunque volviera a haber crédito barato, hoy la relación cuota ingreso de un hipotecario UVA al 3,5% sería casi el triple que la que había en 2017. Puesto en otras palabras, un dos ambientes de 100.000 dólares tendría una cuota de $72.000 y para que no supere el 30% de ingresos habría que ganar más de $240.000; un ingreso que según el INDEC gana menos del 5% de la población. Peor aún; como los alquileres también se licuaron en dólares, ese departamento se podría rentar por $20.000 y sería difícil de justificar el pago de mas del triple para ser propietario. Ni hablar de un crédito hipotecario tradicional porque la cuota inicial sería mayor a los 150.000 pesos, sin chances de que nadie acceda.

La opción de crédito para la construcción aparece en cambio mucho mas atractiva, porque podría permitir el acceso pagando una cuota de la mitad de la que hoy requiere comprar un departamento nuevo. Con la economía derrumbada por la pandemia y la cuarentena, es muy probable que el gobierno ofrezca una catarata de créditos hipotecarios para construcción a partir del ultimo trimestre del año, pero para aprovecharlos habrá que tener un terreno comprado con anterioridad o esperar que las autoridades finalmente implementen el modelo chileno, de crédito a los desarrolladores para que lo endosen a los compradores de esos emprendimientos y la gente pueda ingresar a un pozo, con un anticipo del 30% del valor del proyecto (que es mucho menos que el 30% de un depto usado) y un hipotecario que queda a su nombre cuando se termina el desarrollo y formaliza la compra de la propiedad.
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