De qué se trata Teherán, la nueva miniserie de uno de los guionistas de Fauda
Sus protagonistas, Niv Shultan y Shaun Toub, adelantan esta historia que ahonda en el conflicto entre Irán e Israel
Netflix La actriz Niv Sultan interpreta a una valiente espía israelí en Teherán
Cuando Netflix adquirió los derechos de Fauda para su distribución internacional, esa serie israelí obtuvo una gran popularidad en muchos países y la Argentina no fue la excepción. Así como La casa de papel invitó a televidentes del mundo a descubrir las ficciones españolas, Fauda hizo lo mismo con las de Israel. Por ese motivo, el estreno de Teherán es una excelente excusa para descubrir un nuevo título proveniente de ese país.
Uno de los creadores de esta ficción es Moshe Zonder, miembro del equipo de guionistas de Fauda, y que en Teherán tiene la posibilidad de producir y escribir su proyecto propio. Para saber más sobre esta miniserie de ocho episodios que se estrenó por Apple TV+, dialogó con sus protagonistas, Niv Shultan y Shaun Toub.
El marco del relato tiene que ver con el conflicto irano-israelí y comienza con una brillante espía del Mosad llamada Tamar (Niv Shultan). A pesar de no contar con experiencia de campo, su habilidad en materia de hackeo la convierte en la opción ideal para infiltrarse en Teherán y allí boicotear un sistema de armamento nuclear. Sin embargo, y a pesar de sus conocimientos en informática, el principal valor de Tamar es que ella es iraní de nacimiento, aunque luego fue criada en Israel. En la vereda opuesta se encuentra Faraz (Shaun Toub), un tenaz oficial de seguridad iraní. Cuando él recibe una llamada en la que le informan sobre la posible aparición de una espía israelí, no duda en investigar a fondo el caso y descubrir quién es esa agente y cuál es su objetivo en Teherán.
Más allá de estar anclada en el enfrentamiento entre ambos países, Shaun Toub considera que el verdadero atractivo de la historia trasciende los posibles ecos que comparta con la realidad: “Una serie como esta es algo que no se hizo antes. El conflicto entre Irán e Israel jamás se había mostrado de este modo, pero a fin de cuentas, creo que los televidentes de todo el mundo podrán ver que las complejidades umanas y sus problemas son siempre los mismos en todos lados”.
Al llegar a suelo iraní, Tamar adopta una identidad que le permita pasar desapercibida e infiltrarse en una central con el objetivo de desactivar un reactor nuclear. Sin embargo, un inesperado acontecimiento pone en riesgo su plan y la lleva a redescubrir una historia familiar que desconocía. Con respecto a la evolución de esta espía y su rol en la lucha entre dos naciones, la actriz expresó: “Hicimos un esfuerzo muy grande por mostrar ambos lados del conflicto, sin inclinarnos a favor de ninguno de ellos, pero la esencia del programa está puesta en la gente, en el aspecto humano de los personajes. Porque aunque nos diferencien cuestiones como la religión o la cultura, a fin de cuentas somos todos iguales”.
El otro polo de la trama es Faraz, el implacable agente iraní obsesionado con atrapar a Tamar. El actor Shaun Toub no es un recién llegado a las sagas de espionaje y en su currículum se encuentra un éxito del calibre de Homeland, en donde interpretó al General Majid Javadi en la tercera y sexta temporada.
Desde la perspectiva del intérprete, la riqueza de su personaje tiene que ver con una lucha personal por equilibrar su vida profesional y familiar. “Si bien se trata de un agente de inteligencia, él es mucho más que eso. Faraz sufre de muchos conflictos internos, problemas con su esposa y cómo eso se relaciona con el amor que siente por su nación. Entonces la complejidad de esta historia es asombrosa porque se puede ver que todos los personajes están atravesados por conflictos propios. Y como se ve en el transcurso de la serie, mi conexión con Niv deriva en un fenómeno muy interesante que no se encaró en otras ficciones”, aseguró.
Más allá de su carácter claramente ficticio, es indudable que parte del atractivo de Teherán son sus matices de realidad. Así como la Guerra fría fue la materia prima para grandes historias de espionaje, una nueva camada de ficciones israelíes encuentra en el enfrentamiento con Irán la base para diversos relatos sobre dobles agentes y arriesgadas misiones. Y para Niv ponerse en la piel de una espía no fue un desafío menor: “Para interpretar a Tamar entrené mucho en autodefensa. Fue un desafío enorme, invertí mucha energía en ejercitarme, pero resultó divertido.por otra parte, para mi papel no hablé con nadie del Mosad, quizá porque los agentes no son de querer contar nada”, bromea y suma: “Pero eso ayudó al hecho de que Tamar no tenía demasiada experiencia en campo, ya que esta es su primera misión”.
A su vez, el trabajo de Shaun como un oficial iraní le significó adentrarse en un mundo para el que debió asesorarse: “Por suerte conté con mucho tiempo para preparar mi personaje. Tuve la posibilidad de hablar con oficiales iraníes a los que conocí porque quería saber cómo era el ser un agente de inteligencia en ese país. Pero lo que más me sorprendió, y que fue un regalo fantástico, es que pude mostrar que Faraz no es un villano ni un tipo duro, sino alguien que tiene un lado amable y que siente un profundo amor por su esposa. Creo que ahí reside una complejidad que puede resultarle interesante al público porque de otro modo el personaje hubiera resultado aburrido. Fue un verdadero placer retratar un protagonista como este”.
La pluralidad de voces, la representación de diversas realidades y de personajes marcados por distintos ámbitos, es una de las claves de Teherán. Esa mística, desde la óptica de Niv, no tuvo que ver solo con lo que sucedía delante de cámaras, sino también con lo que pasaba detrás de ellas: “Este fue un set multicultural, en el que todos hablaban distintos idiomas y en donde convivían profesionales de Israel, de Irán, e incluso de Grecia. Había muchas diferencias, pero lo que realmente nos importaba era que representábamos a un grupo de personas reunidas bajo una mismo causa, que era la de contar una historia para todo el mundo. Y por eso espero que la gente en la Argentina disfrute mucho esta serie”.
M. F. C.
Más allá de su carácter claramente ficticio, es indudable que parte del atractivo de Teherán son sus matices de realidad. Así como la Guerra fría fue la materia prima para grandes historias de espionaje, una nueva camada de ficciones israelíes encuentra en el enfrentamiento con Irán la base para diversos relatos sobre dobles agentes y arriesgadas misiones. Y para Niv ponerse en la piel de una espía no fue un desafío menor: “Para interpretar a Tamar entrené mucho en autodefensa. Fue un desafío enorme, invertí mucha energía en ejercitarme, pero resultó divertido.por otra parte, para mi papel no hablé con nadie del Mosad, quizá porque los agentes no son de querer contar nada”, bromea y suma: “Pero eso ayudó al hecho de que Tamar no tenía demasiada experiencia en campo, ya que esta es su primera misión”.
A su vez, el trabajo de Shaun como un oficial iraní le significó adentrarse en un mundo para el que debió asesorarse: “Por suerte conté con mucho tiempo para preparar mi personaje. Tuve la posibilidad de hablar con oficiales iraníes a los que conocí porque quería saber cómo era el ser un agente de inteligencia en ese país. Pero lo que más me sorprendió, y que fue un regalo fantástico, es que pude mostrar que Faraz no es un villano ni un tipo duro, sino alguien que tiene un lado amable y que siente un profundo amor por su esposa. Creo que ahí reside una complejidad que puede resultarle interesante al público porque de otro modo el personaje hubiera resultado aburrido. Fue un verdadero placer retratar un protagonista como este”.
La pluralidad de voces, la representación de diversas realidades y de personajes marcados por distintos ámbitos, es una de las claves de Teherán. Esa mística, desde la óptica de Niv, no tuvo que ver solo con lo que sucedía delante de cámaras, sino también con lo que pasaba detrás de ellas: “Este fue un set multicultural, en el que todos hablaban distintos idiomas y en donde convivían profesionales de Israel, de Irán, e incluso de Grecia. Había muchas diferencias, pero lo que realmente nos importaba era que representábamos a un grupo de personas reunidas bajo una mismo causa, que era la de contar una historia para todo el mundo. Y por eso espero que la gente en la Argentina disfrute mucho esta serie”.
M. F. C.
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