Conectividad. Wifi para que nadie se quede sin clases
En el barrio La Vuelta del Paraguayo, en Santa Fe, docentes y estudiantes crearon un proyecto de conexión a internet
M. A.
“Este es uno de los barrios más olvidados”, dice Eva Alarcón, de 20 años. Se refiere al barrio costero La Vuelta del Paraguayo, una franja de casas ubicadas de forma paralela a la Ruta Nacional 168, en la ciudad de Santa Fe. La vida de los vecinos se desarrolló a lo largo de un camino de tierra que al estar en zona de islas es el único acceso terrestre y la principal vía de comunicación. No hay servicios básicos como red cloacal o recolección de residuos, ni centro de salud. Tampoco entra el transporte público y las lluvias y crecidas del Río Paraná dejan la zona aislada.
Hasta hace unos meses, a ese rincón santafesino no llegaba internet. Por eso, al comienzo de la pandemia, para las y los 36 estudiantes de la única escuela secundaria (una nocturna para jóvenes y adultos), sostener la continuidad pedagógica se volvió imposible. En ese contexto surgió el proyecto Redvuelta, una red comunitaria para el acceso a wifi cocreada entre estudiantes, docentes de la Escuela de Enseñanza Media Para Adultos Particular N° 3.190 “Bachillerato Popular La Vuelta del Paraguayo” y un grupo de colaboradores externos.
“Al principio, no entendía bien de qué se trataba: pensé que íbamos a hacer una radio. Pero me sumo a todos los proyectos que sea para que el barrio crezca”, dice Eva, que pronto se encontró participando de la instalación de antenas y routers. La joven cuenta que las familias son muy numerosas, con varios hijos en edad escolar y pocos dispositivos para conectarse: generalmente, un solo celular por medio del cual acceden a internet cuando pueden cargar datos.
“Con la Redvuelta, la conexión con la escuela fue un antes y un después. Pero más que pensar en mí, pienso en todos los vecinos: es un alivio para el bolsillo –explica Eva–. Ya no tienen que estar pensando en cargar crédito en sus teléfonos para poder conectarse, y pueden ahorrar esos pesitos para otras cosas que hacen falta”. Para llevar adelante este proyecto productivo pedagógico–recientemente seleccionado como uno de los tres ganadores de la 14° edición del Premio Fundación La Nación a la Educación– la comunidad creó una comisión coordinadora y se hicieron talleres de planificación para el montaje de dos “nodos”: cada uno tiene un alcance de 250 metros, que puede ampliarse con repetidores (routers más pequeños).
Julián Aragón, docente de matemática, cuenta: “Es la primera red comunitaria de acceso a internet de la región”. Algunas de sus particularidades son: la propiedad colectiva de la infraestructura, la gestión social y compartida de las decisiones (sin “jefes” ni jerarquías), y la participación abierta (cualquiera puede sumarse o extender la red, respetando su diseño, principios y forma de organización).
Docentes de la Tecnicatura Universitaria de Software Libre de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), entre otras instituciones, brindaron asesoramiento y aportaron los conocimientos de lo que implica “la cultura de software libre”. Por otro lado, la empresa Altermundi diseñó los nodos y permitió conseguir los fondos para la inversión inicial.
Eva está cursando el último año del bachillerato en el barrio donde nació y hoy convive con su pareja y los hijos de ambos, de 5 y 4 años. Su familia, los Alarcón, fue una de las primeras en llegar a ese territorio donde habitan cerca de 500 personas. Es uno de los más de 50 barrios populares de la ciudad de Santa Fe y, según explican desde la escuela, forma parte del 13% de los territorios de la provincia sin acceso a una red fija que posibilite vincularse con servicios de información, comunicación, producción y transferencia de contenidos, incluido internet. “El acceso a la conectividad es un derecho fundamental en el siglo XXI”, enfatiza el docente de matemáticas. La Redvuelta se propone garantizarlo.
Unas 30 familias se benefician hoy del wifi comunitario. Pero el deseo de sus integrantes es que llegue a todos los hogares. “Los vecinos están muy comprometidos. Fue un gran avance para el barrio el ser tenido en cuenta y una gran alegría”, reflexiona Eva.
El bachillerato al que va la joven fue creado en 2014 por las vecinas y vecinos junto a la Asociación Civil Caracol. Si bien cuenta con el reconocimiento oficial del Ministerio de Educación provincial, Aragón señala que este no realiza aportes económicos de ningún tipo. Como no se cobra matrícula, se sostiene mediante actividades a beneficio y donaciones. El contar con apoyo oficial es otro de los deseos de la comunidad educativa para el próximo año.
En su caso, Eva dejó el secundario al que iba en el centro de la ciudad cuando nació su primer hijo. Por la cercanía a su hogar y estar pensado para atender las necesidad de la comunidad, el bachillerato popular le dio la posibilidad de retomar los estudios. Gracias a la Redvuelta, fue posible sostenerlos en un año donde los desafíos se multiplicaron. “Me gustaría tener una profesión, estudiar para ser administrativa en centros de salud. Me encanta la idea de avanzar y no quedarme en un solo lugar”, desea Eva.
Hasta hace unos meses, a ese rincón santafesino no llegaba internet. Por eso, al comienzo de la pandemia, para las y los 36 estudiantes de la única escuela secundaria (una nocturna para jóvenes y adultos), sostener la continuidad pedagógica se volvió imposible. En ese contexto surgió el proyecto Redvuelta, una red comunitaria para el acceso a wifi cocreada entre estudiantes, docentes de la Escuela de Enseñanza Media Para Adultos Particular N° 3.190 “Bachillerato Popular La Vuelta del Paraguayo” y un grupo de colaboradores externos.
“Al principio, no entendía bien de qué se trataba: pensé que íbamos a hacer una radio. Pero me sumo a todos los proyectos que sea para que el barrio crezca”, dice Eva, que pronto se encontró participando de la instalación de antenas y routers. La joven cuenta que las familias son muy numerosas, con varios hijos en edad escolar y pocos dispositivos para conectarse: generalmente, un solo celular por medio del cual acceden a internet cuando pueden cargar datos.
“Con la Redvuelta, la conexión con la escuela fue un antes y un después. Pero más que pensar en mí, pienso en todos los vecinos: es un alivio para el bolsillo –explica Eva–. Ya no tienen que estar pensando en cargar crédito en sus teléfonos para poder conectarse, y pueden ahorrar esos pesitos para otras cosas que hacen falta”. Para llevar adelante este proyecto productivo pedagógico–recientemente seleccionado como uno de los tres ganadores de la 14° edición del Premio Fundación La Nación a la Educación– la comunidad creó una comisión coordinadora y se hicieron talleres de planificación para el montaje de dos “nodos”: cada uno tiene un alcance de 250 metros, que puede ampliarse con repetidores (routers más pequeños).
Julián Aragón, docente de matemática, cuenta: “Es la primera red comunitaria de acceso a internet de la región”. Algunas de sus particularidades son: la propiedad colectiva de la infraestructura, la gestión social y compartida de las decisiones (sin “jefes” ni jerarquías), y la participación abierta (cualquiera puede sumarse o extender la red, respetando su diseño, principios y forma de organización).
Docentes de la Tecnicatura Universitaria de Software Libre de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), entre otras instituciones, brindaron asesoramiento y aportaron los conocimientos de lo que implica “la cultura de software libre”. Por otro lado, la empresa Altermundi diseñó los nodos y permitió conseguir los fondos para la inversión inicial.
Eva está cursando el último año del bachillerato en el barrio donde nació y hoy convive con su pareja y los hijos de ambos, de 5 y 4 años. Su familia, los Alarcón, fue una de las primeras en llegar a ese territorio donde habitan cerca de 500 personas. Es uno de los más de 50 barrios populares de la ciudad de Santa Fe y, según explican desde la escuela, forma parte del 13% de los territorios de la provincia sin acceso a una red fija que posibilite vincularse con servicios de información, comunicación, producción y transferencia de contenidos, incluido internet. “El acceso a la conectividad es un derecho fundamental en el siglo XXI”, enfatiza el docente de matemáticas. La Redvuelta se propone garantizarlo.
Unas 30 familias se benefician hoy del wifi comunitario. Pero el deseo de sus integrantes es que llegue a todos los hogares. “Los vecinos están muy comprometidos. Fue un gran avance para el barrio el ser tenido en cuenta y una gran alegría”, reflexiona Eva.
El bachillerato al que va la joven fue creado en 2014 por las vecinas y vecinos junto a la Asociación Civil Caracol. Si bien cuenta con el reconocimiento oficial del Ministerio de Educación provincial, Aragón señala que este no realiza aportes económicos de ningún tipo. Como no se cobra matrícula, se sostiene mediante actividades a beneficio y donaciones. El contar con apoyo oficial es otro de los deseos de la comunidad educativa para el próximo año.
En su caso, Eva dejó el secundario al que iba en el centro de la ciudad cuando nació su primer hijo. Por la cercanía a su hogar y estar pensado para atender las necesidad de la comunidad, el bachillerato popular le dio la posibilidad de retomar los estudios. Gracias a la Redvuelta, fue posible sostenerlos en un año donde los desafíos se multiplicaron. “Me gustaría tener una profesión, estudiar para ser administrativa en centros de salud. Me encanta la idea de avanzar y no quedarme en un solo lugar”, desea Eva.
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