El blue sube sin freno y no cede la caída de reservas
El paralelo trepó ayer a $605; en la semana, el Banco Central perdió US$225 millones.
Melisa Reinhold
Este domingo, los argentinos irán a votar con un dólar blue consolidado arriba de los $600. En la última rueda de cara a las PASO, las tensiones sobre el mercado cambiario siguieron presentes y algunos operadores frenaron su actividad ante los temores de que haya nuevos allanamientos en la City. Los tipos de cambio financieros cerraron con alzas de hasta $10, pese a las intervenciones del Banco Central (BCRA).
Aunque la actividad en la peatonal Florida se vio reducida y las “cuevas” tuvieron la vista puesta en las motos policiales que circulaban por las calles, ayer el dólar blue se vendió a $605. Significó un avance de $3 frente al cierre anterior (+0,5%), mientras que en la semana acumuló una escalada de $31 (+5,4%). Desde el 10 de julio, cuando la cercanía a las elecciones recalentó la demanda, el salto fue de $113 (+22,9%).
“El mercado llega a las PASO cauteloso y todavía hay mucho recorrido para que los activos argentinos sigan subiendo. Estamos con el dólar blue ‘históricamente alto’, con acciones ‘a precios normales’ y bonos ‘muy por debajo’ del promedio histórico. Por eso hay altas chances de que un escenario ‘optimista’ (+10 puntos de diferencia) gatille un rally post-paso”, consideró Fernando Marull, economista de FMYA.
Los tipos de cambio financieros también transitaron la jornada al alza. El dólar MEP con bonos GD30 se negoció a $539,89. Fueron $10 más (+1,9%), incluso a pesar de las intervenciones que realizó el BCRA en el mercado de bonos para intentar hacer caer esta cotización. De todas formas, en parte dio resultado: en horas cercanas al mediodía había llegado a tocar un máximo de $549.
“Las subas en los dólares alternativos no fueron homogéneas porque la intervención oficial se concentró principalmente en el segmento del dólar MEP [y no el contado con liqui]. Estimamos que en lo que va de agosto el BCRA usó unos US$200 millones de sus reservas para intervenir en el mercado de bonos y moderar la brecha. Ya lleva utilizados unos US$2000 millones desde que comenzó con esta operatoria a finales de abril pasado”, señalaron desde la consultora económica Equilibra.
En cambio, el dólar contado con liquidación (CCL) con bonos GD30 cotizó relativamente estable en los $571,39 (+0,2%). Mientras que el que se opera con Cedars, donde las intervenciones oficiales no impactan directamente, se negoció a $601,24. Un avance diario de $2,5 (+0,4%).
Según cálculos de la consultora Equilibra, basándose en la evolución del stock de pasivos del BCRA (base monetaria + pasivos remunerados), la cotización tendencial del CCL se sitúa en torno a los $594. Es decir, casi $7 por debajo del valor actual. A pesar de eso, el CCL está lejos de los niveles de overshooting (sobrerreacción) alcanzados durante el gobierno de Alberto Fernández. El pico de octubre de 2020 es equivalente a más de $910 de hoy, y el de julio 2022, a $760.
“Si el resultado del domingo está en línea con el esperado por el mercado, podría llegar a descomprimir las presiones sobre las cotizaciones financieras y el dólar informal, volviendo a situar al CCL por debajo de su tendencia. En cambio, si el resultado va en sentido contrario a las expectativas, podríamos ver un tipo de cambio financiero acercándose a niveles de overshooting previos”, agregaron.
Sin embargo, para los operadores del mercado, la mayor incertidumbre de cara al lunes es qué sucederá con el tipo de cambio mayorista. Desde que se firmó el principio de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), esta cotización aceleró el ritmo de sus devaluaciones diarias. Una tendencia que ayer continuó, ya que se negoció a $287,35, un avance de $1,15 frente al cierre anterior (+0,4%).
“El lunes habrá que mirar de cerca si hay cambios en A3500 [mayorista]. En lo que va de agosto vimos un giro sustancial de la política del BCRA. En cada una de las ruedas del mes, el BCRA dejó que el A3500 se deprecie a una tasa mayor al 10% efectiva mensual, muy por encima de la inflación reciente. Es imposible saber con certeza el motivo de la aceleración (que, a decir verdad, nos desconcertó, dado que las tasas en pesos quedaron ahora atrasadas y que la inflación pasará a tener un piso más alto), pero el comunicado de prensa del FMI en el que anuncia el acuerdo técnico dice textualmente que ‘la tasa de crawl continuará utilizándose para preservar la competitividad y respaldar los objetivos de acumulación de reservas’”, dijo un informe reciente de la consultora económica 1816.
Bonos y acciones
En la última rueda antes de las elecciones, la Bolsa porteña cotizó en las 480.252 unidades, un 2,1% más. Esta suba fue impulsada por las acciones de Ternium (+8,5%), BYMA (+4,8%), Pampa Energía (+4,6%) y Loma Negra (+3,7%).
En Nueva York, las acciones argentinas que allí cotizan (ADR) se tiñeron de verde. Los papeles de Despegar se destacaron con un 5,8%, seguido por Pampa Energía (+4,3%), Loma Negra (+3,1%), el Banco Supervielle (+2,9%) y Central Puerto (+2,4%).
La tendencia no se replicó entre los bonos del último canje de deuda. En el exterior, los Bonares cayeron hasta 5,74% (AL41D) y los Globales, 5,70% (GD38D). El riesgo país se ubicó en los 1915 puntos.
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Fin de la tregua: el BCRA perdió US$225 millones en la semana
Tras haber podido comprar US$1276 millones en las dos semanas previas, por el PIE, regresó a los números rojos
El Banco Central (BCRA) cerró la semana previa a las PASO presidenciales debiendo aportar al mercado unos US$97 millones de sus muy raquíticas reservas.
La venta –cuarta consecutiva– pone fin además a dos semanas de fuertes recompras en las que, ayudado por el impulso a la oferta que había dado el Programa de Incentivo Exportador (PIE), se había alzado con US$1276 millones, gracias al sostenido volumen que habían mostrado las liquidaciones maiceras.
Esta vez, por el contrario, el saldo semanal resultó negativo en US$225 millones, aunque –seguramente para tratar de evitarlo– convalidó la mayor suba del tipo de cambio oficial referencial en cuatro años, es decir, desde agosto de 2019. “El dólar mayorista cerró a $287,35 por unidad, $1,15 arriba de ayer y así en la semana subió $8”, hizo notar el operador Gustavo Quintana, de PR Cambios.
El avance del dólar oficial no pareció conmover a la oferta “castigada” que debe seguir cursándose por el Siospel y a la que se le reconoce aún hoy un precio 19% menor por cada divisa aportada al mercado oficial.
“Esta semana el BCRA vendió casi US$740 millones por el canal oficial contra poco más de US$510 millones que compró del dólar agro”, apuntaron desde Aurum Valores.
Eso, en medio de un PIE que estaba hall ando sus límites( con lo sus $153,3 millones de ayer el acumulado llega a US$2126 millones, + 6,4% sobre la meta) y el incentivo a esperar dado por la cercanía de los comicios, considerando el antecedente de 2019.
Fue en definitiva lo que explicó que el BCRA deba volver a ser el principal aportante de divisas pese a las notables limitaciones que enfrenta para seguir haciendo esa tarea, por razones obvias .
Según el Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social (Geres), al último lunes las reservas netas del BCRA “eran negativas en US$9900 millones y si se consideraban las reservas líquidas, ese rojo crecía hasta los US$13.742 millones”, cifras que hablan por sí solas.
Los analistas de Portfolio Personal Inversiones (PPI) estiman que la tenencia ya es negativa en US$10.546 millones, dado que fue erosionada además por los dólares que dilapida para intervenir en el dólar MEP, subsidio a la dolarización de carteras.
“Pensando en qué puede suceder tras el domingo, el ritmo al que drenan las reservas estará determinado por el impacto del resultado electoral en la dinámica en el MULC. Hay rumores sobre un nuevo dólar soja desde septiembre, una vez finalizado este PIE a fin de mes”, indicaron .
Sería otro programa para estimular la oferta, pero agravando más la situación patrimonial del BCRA y el desbalance monetario con una oferta que no deja de crecer, aunque la demanda de pesos no deja de caer.
Conviene tener presente que, al comprar reservas aun precio promedio de $399,4 y vender parte de ellas más barato, debió emitir $418.800 millones netos desde el re lanzamiento del PIE, 6,9% de la base monetaria.
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Dos aviones de EE. UU.: los detalles del operativo que arranca el viernes para blindar al dólar
Llegará un vuelo con billetes dos días antes de las primarias; el Gobierno salió a la recuperación del oro empeñado para evitar una nueva polémica y China se mete en la vida cotidiana de los argentinos con el billete de $1000 de San Martín; el comentario al pasar que desnudó una situación incómoda para Sergio Massa
Pablo Fernández Blanco
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El Banco Central se convirtió en una trinchera dispuesta a resistir corridas. Lo ha hecho en el pasado, y está preparado para repetirlo en los próximos días. El plan de guerra tiene la primera batalla definida: será el lunes 14 de agosto, un día después de las elecciones primarias. Ya se puso en marcha el dispositivo para blindar el suministro de dólares ante un posible golpe sobre el sistema bancario que pueda tener el resultado electoral.
Hoy hay 472 millones de dólares en billetes físicos en la bóveda del Banco Central. El tesoro ubicado en la calle Reconquista recibirá un refuerzo en efectivo de US$301 millones que llegará al país por avión a fines de esta semana. Se incorporarán a la contabilidad el viernes 11, dos días antes de las primarias. A cambio, la autoridad monetaria transferirá el dinero.
La intención del Gobierno es que estén listos el lunes después de las PASO, cuando vuelvan a abrir los bancos, por si resultan necesarios, en una posible reedición del plan de Hernán Lacunza y Guido Sandleris en 2019. El entonces ministro de Mauricio Macri y el presidente del BCRA llenaron la city de camiones de caudales y extendieron el horario de los bancos días después de las elecciones en las que Alberto Fernández venció al expresidente.
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El dinero fresco provendrá de Estados Unidos, probablemente de la sede que la Reserva Federal norteamericana (Fed, el banco central de ese país) tiene en Dallas. Llegará en un avión de American Airlines a Ezeiza por una gestión de la empresa de transporte de caudales Brinks.
La elección de la línea aérea tiene en el reverso una curiosidad. Brinks, la única firma habilitada para entrar en los depósitos de la Fed, elige American porque tiene su propio servicio de rampa en la terminal aérea por una ventaja que aprovechó en 1994. Eso le permite esquivar eventuales paros de los trabajadores de Intercargo, la empresa pública que presta ese servicio, que pudieran demorar el desembarco de los billetes.
Esta semana se espera que la cantidad de dólares disponibles se mantenga estable. Pero el viernes se notará la llegada de la plata por avión: las existencias en el tesoro de Reconquista pasarán de US$472 millones a US$773 millones del 10 al 11 de agosto, según la planificación del Banco Central.
Una semana después, el 18 de agosto próximo, se repetirá la escena. Llegarán otros US$301 millones desde Estados Unidos para ensanchar la disponibilidad real de billetes. Ese día, la cantidad de divisas en billetes llegará a US$1073 millones.
La información reservada que vio muestra, entonces, que el Gobierno acelerará la importación de dólares para estar preparado en caso de que los bancos aumenten los pedidos. Es un antídoto para frenar corridas bancarias. El último avión con dólares que había llegado al país data del 13 de julio pasado.
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El dispositivo para enfrentar dificultades fue convalidado por Sergio Massa, habilitado por Miguel Pesce (presidente del BCRA) y pedido por Fabián Sgarbi, subgerente general de Operaciones del Banco Central. Este último, que responde directamente a Pesce -lo trajo de su paso por el Banco de Tierra del Fuego- se ha mostrado en el último tiempo mucho más colaborativo con Lisandro Cleri, uno de los hombres más destacados del equipo de Massa y su gestor en el Banco Central.
La plata del BCRA no es la única que cuenta. Los bancos tienen alrededor de US$3000 millones en sus bóvedas, uno de los principales seguros frente a turbulencias provenientes de la política, que se profundizarán en los próximos días de forma incierta.
El Gobierno seguirá administrando los dólares de a uno, como si se tratara de un partido de tenis que se disputa punto por punto. Una muestra de eso es lo que ocurrió con la polémica del oro.
Apremiado por la necesidad de pagarle al Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno usó parte de sus reservas en metal para hacerse de dólares el jueves 27 de julio. Es oro certificado en el BIS, un banco de pagos internacionales con sede en Basilea, Suiza.
La Argentina recibió dólares a cambio del oro, pero prometió que pagaría en tres meses y, de esa manera, lo recuperaría.
A esa altura, el Gobierno no estaba seguro de que recibiría dos apoyos fundamentales, de China y de Qatar. La certificación del oro era el plan B para pagarle al FMI.
La autorización para usar yuanes llegó al principio de la última semana en medio de una complicación imprevista. A fines de julio, Pan Gongsheng reemplazó a Yi Gang en la conducción del Banco Popular de China. Ese cambio de guardia demoró las definiciones y el Ministerio de Economía no sabía con certeza si los yuanes estarían disponibles para cancelar las deudas con Washington ese mismo lunes.
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Hacia el final de la semana, en tanto, se concretó el apoyo que vino de Medio Oriente. Ambos se suman al crédito de la CAF (el Banco de Desarrollo regional).
Las tres fuentes de financiamiento le permitieron al Gobierno anular la jugada que tantos dolores de cabeza le dio. Entre el lunes y el martes recuperó el oro que había certificado. En ningún caso hubo una comunicación oficial. Pesce solo atinó a explicar parte de la operación el jueves, cuando los datos oficiales mostraron diferencias en las existencias del metal.
La operación se notará en el reporte estadístico que el Banco Central difundirá la semana próxima. Será el fin de esta polémica, pero es posible que se abra otra. Los bancos centrales suelen certificar oro para obtener ganancias, cuando ven una oportunidad. En este caso, ocurrió lo contrario: el Banco Central perdió algo de dinero en la breve transacción.
Es un problema menor derivado de la estresante gestión diaria. La administración del dólar se dará en una situación moldeada por la tensión política y por los efectos no deseados de la falta de reservas.
Problemas del ministro candidato
Mediodía de sorpresas en Palermo. Sergio Massa rompió el maleficio de la dirigencia peronista, almorzó con la conducción de la Sociedad Rural y se retiró sin recibir agravios del público, algo que al principio de ese 24 de julio nadie podría haber garantizado.
Eloisa Frederking, secretaria de la organización empresaria y compañera de tenedores en esa comida, le recordó al ministro algo casi inocente: lo había conocido en los 90 en una charla que Massa dio en el CARI, un influyente think tank de temas internacionales ubicado en la calle Uruguay. En aquel momento, el ahora candidato peronista era un joven militante de la Ucedé. La dirigente del campo había ido a escucharlo.
Las viejas amistades del conservadurismo político y el liberalismo económico no solo le traen recuerdos al ministro. También siguen asistiendo de recursos humanos al candidato. El caso más resonante es el de Amado Boudou, otro exjoven de la Ucedé que hizo el giro hacia la izquierda para luego ser expulsado de su última referencia política, Soberanxs, debido a que recompuso su relación con Massa, después del paso de ambos por la Anses.
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Además de exvicepresidente y condenado por corrupción, Boudou es economista y asesor del ministro. Usó una parte de sus conocimientos para cuestionarle a Juan Grabois, rival de Massa en las primarias, que su modelo de economía popular no es peronista. La de Boudou es una idea que también comparte la CGT. Para el sindicalismo es inconveniente el crecimiento de la militancia piquetera.
Las dos escenas anteriores podrían ser sólo anécdotas si no formaran parte del material de trabajo con el que una parte de los funcionarios cercanos a Massa hacen campaña entre el empresariado
Ante las consultas por la kirchnerización del discurso del candidato, responden que no está entre sus preferencias mantener el cepo cambiario, convivir con la falta de reservas o castigar innecesariamente al establishment con sus palabras.
En el sector privado, en tanto, conviven con la ambivalencia que desnudó Frederking en el almuerzo de la Rural. Massa es un trago que les cae mejor que el resto del kirchnerismo, pero hay un dejo de desconfianza al final de cada sorbo.
El traje de ministro aprieta cada vez más el contorno del Massa candidato. Es un caso de doble rol asumido por elección que lo conduce a tomar decisiones antipáticas para con su otra mitad.
Los desacuerdos con el FMI llevaron al Gobierno a aplicar una devaluación parcial para las importaciones y para la exportación de maíz. Como ese sector recibe ahora un dólar más alto, de $340, le comunicaron por teléfono a las petroleras que no les venderían más bioetanol, que proviene del grano, porque preferían venderlo afuera bajo la forma de aceite o harina.
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La falta de bioetanol provocó que algunas estaciones de servicio se quedaran sin nafta. La secretaria de Energía, Flavia Royón, recompuso rápidamente la situación: les dio un precio más caro a los acopiadores de maíz mediante la suba del etanol, algo que a la larga pagarán los automovilistas y representará más inflación en general. Justo lo que no quiere Massa.
El problema golpea especialmente a YPF. Mientras la nafta de YPF aumentó 429,6% desde junio de 2019 hasta esta semana, el Gobierno aumentó el precio del bioetanol 813%. Y tuvo que subir otra vez para evitar el desabastecimiento del mercado.
Discusiones inconducentes ocurrieron en los últimos días entre el secretario de Finanzas, Eduardo Setti, Eduardo Endeiza (Servicios Financieros) y Víctor Fuentes Castillo (Mercado de Capitales y Seguros), por un lado, con un grupo encolumnado detrás de Irene Capusselli, presidenta de Avira, una de las asociaciones que representa al sector, junto a otras cuatro cámaras. El principio del problema fue similar: la norma de Economía que aplicó una devaluación parcial.
Capusselli les explicó que su sector va a tener que pagar más caro ahora porque el Gobierno no les vendió en su momento dólares para cancelar afuera deudas por reaseguros. La ejecutiva intentó negociar, además, que no les cobren un impuesto adicional del 25%. Aunque el canal está abierto, todavía no logró ablandar a los funcionarios ni con la amenaza de que las aseguradoras argentinas podrían volverse insolventes.
La crisis del dólar es un mecanismo que fabrica paradojas. A las petroleras que se quedan sin combustible (de origen vegetal) y las aseguradoras sin reaseguro se les suma una fábrica de hacer billetes que debe plata. Es uno de los varios secretos que rodean al nuevo papel de $1000, con la figura de San Martín, que de a poco está llegando a los bancos.
Casa de Moneda es la imprenta que fabrica los billetes en la Argentina. Por la crisis del peso y la negativa a lanzar una denominación más grande, no da abasto e importa de Brasil y España. En los últimos días, se sumó China a la lista. En parte, porque la propia empresa del Estado tiene problemas para pagarles a sus proveedores privados, herencia de la gestión anterior, a cargo de Rodolfo Gabrielli.
El nuevo papel de $1000, donde la figura de San Martín desplazó al hornero, conlleva un dato para los historiadores: se hace por primera vez íntegramente en el extranjero después de muchísimos años.
No hay registro cercano de un billete que, desde el principio, haya venido de afuera. Los numismáticos creen que algo por el estilo no ocurría desde la década de 1880, cuando llegaban al país las expresiones del denominado peso fuerte y, luego, el peso moneda nacional, la primera moneda unificada de la Argentina.
Son curiosas las referencias geopolíticas que tejen los billetes. Durante la conformación del Estado nación, los primeros papeles llegaban desde Inglaterra. La última denominación de $1000, en cambio, se hizo en China Banknote Printing and Minting. El nombre de la imprenta revela el origen.
La comunión argentina con el nuevo socio tiene coincidencias poéticas. Ya no solo los yuanes vienen de Asia. También, los pesos.
Ezeiza-Banco Central: tres camiones de caudales para blindar al sistema bancario el lunes
Del aeropuerto salieron tres blindados con destino a la entidad monetaria, que tiene previsto incorporar en sus registros contables US$301 millones en efectivo para abastecer el mercado
Pablo Fernández Blanco
Aeropuerto Ministro Pistarini, Ezeiza, 9.32, 13 minutos antes de la hora prevista, llegó al país el vuelo 997 de American Airlines, proveniente de Dallas. Se trataría de un aterrizaje más si no fuese por un dato sobresaliente: en su bodega se habrían trasladado los US$301 millones que salieron de la dependencia que la Reserva Federal norteamericana tiene en esa ciudad del estado de Texas.
Alrededor de las 11.40 de la mañana, tres camiones de caudales que habían abandonado Ezeiza estaban entrando al subsuelo del Banco Central, ubicado en la calle Reconquista. La entidad monetaria tiene previsto incorporar hoy en sus registros contables ese millonario monto en efectivo. Se utilizará a partir del lunes próximo para blindar al sistema bancario ante posibles cimbronazos que pueda sufrir tras el resultado electoral del domingo.
Los camiones de caudales que llegaron al Banco Central desde el aeropuerto de Ezeiza. Ocurrió hoy entre las 11 y las 11.40.
La logística que se vio hoy en la terminal aérea de Ezeiza, expresada en términos esquemáticos, fue la siguiente. Poco después del aterrizaje del vuelo 997, se bajaron grandes cajas plateadas del avión. Fueron escoltadas por dos camionetas, una blanca y otra negra, hasta el hangar. Más tarde, salieron del aeropuerto los camiones que transportan caudales con destino al Banco Central.
La planificación del organismo monetario contemplaba desde hacía tiempo el ingreso del dinero. Según los documentos internos que vio a fines de la semana pasada el Banco Central tenía previsto recibir recursos de la Reserva Federal. De esa manera, la tenencia de billetes físicos en el Tesoro de la calle Reconquista pasaría de US$472 millones a US$773 millones.
Uno de los camiones de caudales que salió del aeropuerto internacional de Ezeiza con destino al Tesoro del Banco Central.
En la práctica, es como si el Banco Central argentino hubiese retirado dinero por caja: extrae de su cuenta en EE.UU. los billetes que necesita traer a la Argentina.
Se trata de una conducta habitual de la entidad monetaria. Frente a situaciones que pueden representar más estrés para el sector bancario, aumenta la disponibilidad de billetes en caso de que alguien quiera retirarlos. Con el refuerzo proveniente del Norte, el BCRA está en mejor posición de atender el pedido de los bancos minoristas.
El blindaje del sistema bancario reedita el plan que implementaron Hernán Lacunza (ministro de Economía) y Guido Sandleris (BCRA) durante el final de la gestión de Mauricio Macri. Llenaron la City porteña de camiones de caudales y extendieron el horario de los bancos días después de las elecciones en las que Alberto Fernández venció al expresidente Mauricio Macri, de manera de sobreactuar abundancia de divisas.
Uno de los camiones de caudales que partió de Ezeiza alrededor de las 11 está ingresando al subsuelo del Banco Central.
En la práctica, los bancos vienen trabajando para el día después de la elección desde hace tiempo. Se calcula que en sus tesoros hay no menos de US$3000 millones.
Siempre según documentos internos del Banco Central, está previsto que a fines de la semana próxima llegue un nuevo vuelo de Dallas con otros US$301 millones para suministrarles dólares a los bancos en caso de que resulte necesario.
La información reservada que vio muestra, entonces, que el Gobierno apurará la llegada de dólares para estar preparado en caso de que los bancos aumenten los pedidos. Es un antídoto para frenar corridas bancarias. El último avión con dólares que había llegado al país data del 13 de julio pasado.
El dispositivo para enfrentar dificultades fue convalidado por Sergio Massa, habilitado por Miguel Pesce (presidente del BCRA) y pedido por Fabián Sgarbi, subgerente general de Operaciones del Banco Central. Este último, que responde directamente a Pesce -lo trajo de su paso por el Banco de Tierra del Fuego- se ha mostrado en el último tiempo mucho más colaborativo con Lisandro Cleri, uno de los hombres más destacados del equipo de Massa y su gestor en el Banco Central.
La Argentina suele importar dólares provenientes de Dallas. También es frecuente la contratación de American Airlines y de la empresa de transporte de caudales Brinks, la única que puede entrar a dependencias de la FED. En este caso, los camiones que vio LA NACION llevan la marca Loomis. Es probable que se haya tratado de una subcontratación.
El avión de American Airlines que habría traído el dinero desde EE.UU.
La elección de la línea aérea tiene en el reverso una curiosidad. American Airlines tiene su propio servicio de rampa en la terminal aérea por una ventaja que aprovechó en 1994. Eso le permite esquivar eventuales paros de los trabajadores de Intercargo, la empresa pública que presta ese servicio, que pudieran demorar el desembarco de los billetes.
Fotos de Ricardo Pristupluk y Enrique García Medina
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