jueves, 1 de febrero de 2024

SEGURIDAD Y POLÍTICA GLOBAL


Un problema en segundo plano

Félix V. Lonigro Abogado consitucionalista; profesor Derecho Constitucional UBA


El de la inseguridad no es un problema nuevo en la Argentina; por el contrario, lo venimos padeciendo desde hace muchos años y está entre las principales cuestiones que la gente considera necesario resolver con urgencia. Se sabe que en cualquier país del mundo resulta imposible erradicar absolutamente el delito, pero lo que sorprende en la Argentina no solo es la facilidad con la que los delincuentes hurtan, roban y matan, sino además el desdén, el temor o la incompetencia que los gobernantes tienen a la hora de abordar el problema y brindarle una solución.
La temática de la inseguridad es como una cadena en la que cada eslabón representa una etapa diferente, y en ella intervienen distintos órganos y niveles de autoridades. Pues no sirve ocuparse únicamente de cada una de esas etapas, sino que es necesario hacerlo simultáneamente en todas. El primer eslabón es la prevención. Allí la responsabilidad recae en las autoridades ejecutivas de la Nación y de las provincias con sus respectivas fuerzas policiales, y particularmente en estas últimas si se trata de robos, hurtos, daños, violaciones y homicidios.
El segundo eslabón es la legislación penal. Aquí la responsabilidad está compartida entre el Congreso de la Nación y las legislaturas provinciales, porque si bien la sanción del Código Penal (en el que se deben tipificar las conductas delictivas y establecer sus penas) corresponde constitucionalmente al Congreso nacional, a las legislaturas provinciales les compete dictar los códigos de procedimientos. El tercer eslabón es la aplicación de las penas, y allí intervienen el Poder Judicial de la Nación o de las provincias, según sean, respectivamente, delitos federales, por un lado, o comunes y ordinarios, por el otro, tales cocomenzó mo la mayoría de los homicidios, robos, hurtos y violaciones.
Por último, el cuarto eslabón es la ejecución de las penas, etapa en la que también hay concurrencia de responsabilidades entre la Nación y las provincias, porque si bien la sanción de la ley de ejecución de penas es atribución del gobierno central, las cárceles deben ser construidas y administradas por este último en el caso de las cárceles federales, y por las provincias en el caso de las locales. De modo que el tema de la inseguridad es lo suficientemente amplio como para que, en su solución, sea necesario armar un plan sistemático y abarcativo, en el que tienen que participar los tres órganos de gobierno y el Ministerio Público Fiscal, en el nivel nacional y en el local.
Con relación a las autoridades nacionales, si bien les corresponde legislar en materia penal (tipificando delitos, imponiendo penas, estableciendo pautas para su ejecución, determinando la edad de imputabilidad y regulando el régimen de libertad condicional y de reincidencias, entre otras cuestiones), además les cabe marcar un rumbo en materia de seguridad, definiendo si la política va a ser apoyar a las fuerzas policiales que deben cuidarnos de los delincuentes, o si se va a continuar con la política de protección sistemática de estos últimos –como lo hizo el kirchnerismo durante la larga noche que en 2003–, sosteniendo que son víctimas de una sociedad que no los comprende y que no les ha dado oportunidades.
Todo pareciera indicar que, desde el 10 de diciembre, hubo un cambio de rumbo en esta cuestión; sin embargo es esta, por ahora, una hipótesis infundada. No hay más que analizar los mil artículos que, en las más diferentes temáticas y disciplinas, integran las dos “supernormas” enviadas al Congreso (DNU y proyecto de ley ómnibus), para advertir que, aun siendo Patricia Bullrich la ministra del área, no hay referencia alguna a la problemática de la inseguridad más que para definir los alcances de la legítima defensa.
La rutina sigue su curso y todos los días se perpetran hechos de violencia; pero cada tanto aparece alguno más dramático que hace sonar el despertador: ahora fue el asesinato salvaje de la niña Uma Aguilera, hija de un custodio federal de la ministra Bullrich. Pues no importa quién es la víctima; importa que existió, importa que murió e importa, también dramáticamente, que, por lo que se advierte, para el Gobierno no hay necesidad ni urgencia en resolver este flagelo social que continúa asolando a la sociedad argentina.
Ojalá que, después de la muerte de Umma, el tan repetido eslogan según el cual “el que las hace las paga” deje de ser un enunciado hueco y se convierta en medidas concretas que apunten a endurecer las penas, a revisar la edad de imputabilidad y en un implacable accionar policial y judicial cuyo objetivo sea, de una buena vez, que el miedo cotidiano que tenemos los ciudadanos cambie de lado y empiecen a tenerlo los malvivientes a la hora de pensar en las consecuencias que puede aparejarles delinquir.

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Decisivas elecciones en 2024
Diego Guelar Exembajador argentino en EE.UU., la UE, Brasil y China

La primera ya pasó, fue el 13 de enero, en Taiwán; ganó el Partido Independentista, que esta en el poder desde 2016. Esto explica el “nerviosismo” de la República Popular China, que gobierna China desde 1949 y reivindica la doctrina de “una sola China” incluyendo a Taiwán en su territorio. Pekín ha advertido que una declaración de independencia de la isla sería contestada con la inmediata invasión militar. Por su parte, EE.UU. tiene un tratado de defensa con Taiwán, por el cual un ataque chino a la isla es equivalente a uno en California, por lo tanto, sería la guerra total.
Ni China ni EE.UU. quieren que esto suceda, pero por el Mar de la China transita el 50% del comercio mundial y las tensiones subirán de nivel, así como el precio de las principales commodities alimenticias y energéticas. En la Argentina ya tuvimos un “pequeño” temblor producto de un innecesario coqueteo de nuestra canciller –ya subsanado– que podría habernos producido un grave conflicto con nuestro segundo socio comercial y financiero en el mundo.
Del 6 al 9 de junio ocurrirán las elecciones para elegir a los miembros del Parlamento Europeo. Veintisiete países de la UE estarán votando esos días, y podremos pulsar allí el estado de ánimo de los ciudadanos europeos en cada uno de esos países. La experiencia demuestra que ese voto es el reflejo del apoyo o rechazo a los gobiernos locales. Es verificable hoy que, aunque no sea mayoritaria, crece una tendencia de extrema derecha que no está conforme con la política europea actual –especialmente con la política inmigratoria– y que ha recibido el impacto de la guerra en Ucrania con sus secuelas de aumento en los precios y un crecimiento promedio de solo 0,5% en 2023.
Su expresión más clara es la decisión del gobierno inglés de amenazar con la “expulsión con destino a Ruanda” a los inmigranque tes ilegales (el RU se caracterizaba por una extremada permisibilidad con los inmigrantes de su histórico Commonwealth, en particular, hindúes y paquistaníes). También esta elección tendrá impacto en nuestra región. Es difícil imaginar que, con el peso del lobby agrícola en Europa, pueda avanzar este año el acuerdo de libre comercio con el Mercosur –reconocido productor agrícola mundial– (véanse las manifestaciones del sector reclamando contra el recorte de subsidios de la Política Agrícola Común).
También se sentirán los cimbronazos globales en el comportamiento de la OTAN, en especial respecto de las guerras en Ucrania y Medio Oriente, así como el impacto en el cierre de fronteras para bienes y personas (ya está en marcha una nueva política de otorgamiento de visas, incluyendo las turísticas). Por último, el primer martes de noviembre los estadounidenses elegirán al presidente número 47 de EE.UU. Ya sabemos los candidatos son el presidente Biden y el expresidente Trump (si la Corte Suprema no lo inhabilita por las numerosas causas que tiene pendientes con la Justicia, algo difícil que ocurra).
Durante todo el año en curso, los mercados y la opinión pública mundial oscilarán al ritmo de las encuestas, y una “ola libertaria” crece de la mano de las actitudes y los gestos del líder republicano. Huelga explicar que esto también, tiene –y tendrá en forma creciente– influencia en la política local argentina. Lo importante para los argentinos es saber que, más allá de todos estos acontecimientos planetarios, nuestro destino depende solo de nosotros mismos, y que Washington, Bruselas o Pekín podrán vernos con más o menos simpatía, pero no será allí donde se juegue nuestro presente ni nuestro futuro.


http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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