Una breve pausa para contemplar la maravilla de los pájaros
Los que nos hemos criado en las quintas mercedinas era habitual ver a la calandria peleando por su territorio, a los horneros construyendo su mono-ambiente, a los revoltosos gorriones, al tero defendiendo sus nidos, al benteveo anunciándose o al churrinche
Habitualmente venía gente de la capital, los “pajareros” que colocaban las tramperas en los árboles para cazar pajaritos para luego venderlos. Portaban unas valijas que tenían unas ranuras de madera para que los pobres cazados puedan respirar bien. Viviendo ya en la ciudad, es un regocijo ver cuando viene al jardín un picaflor absorbiendo el néctar de las flores o el hornero llevándose las lombrices. Últimamente se ven menos pájaros. Van perdiendo los árboles donde arman sus nidos. Aves invasoras como chimangos y gavilanes les comen sus pichones. Ya no se ven los bulliciosos gorriones. El hombre siempre quiso volar, por ahora se conforma con su nuevo invento, el dron que le permite ver desde la altura como los pájaros.
Los pájaros intervienen en unos procesos biológicos muy importantes para los cultivos como la siembra ornitológica. Al excretar los restos de su comida, ricos en abonos, las aves dejan semillas aptas para germinar. También, las aves consumen insectos que atacan las pasturas del ganado y en forma silenciosa, actúan como control de plagas. Las aves son indicadoras de la salud del ambiente, pastizales o pantanos, si ven algo raro se van.
Muchas páginas de la literatura se han ocupado de dar cuenta de su gran variedad. Se han escrito bellos poemas en su honor. Gustavo A. Bojorge, tuvo la vocación de pasar parte de su vida observando a las aves y se decidió a ofrecer para el disfrute: Aves de Mercedes, Manual para el Observador editado por la Comisión Municipal del Patrimonio Cultural y Natural de Mercedes.
Y cuenta que “existen gran cantidad de especies, solo hay que educar convenientemente la vista y comenzar al reconocimiento de las aves que la naturaleza ofrece al observador. No es necesario ser un profesional de la biología, se necesita dedicación y suficiente trabajo de campo”. El libro pretende animar a muchos autodidactas a atreverse a tomar seriamente el tema. Hace una breve referencia al origen de las aves en su teoría evolutiva, por los recientes hallazgos paleontológicos.
Muchos científicos aseguran que las aves descienden de los dinosaurios porque fueron hallados ejemplares fósiles con plumas. Opina que se abre un debate a estas investigaciones.
El ejemplar acompaña un listado de las aves locales de acuerdo a la clasificación del Comité de la Asociación Sudamericana. Está provisto de abundante fotografías y cuenta con los dibujos de una artista mercedina, Betty C de Mohsen. El libro es un buen instructivo para observar las aves, clasificarlas y defenderlas en su naturaleza.
Volviendo a nuestros jardines, dejemos ese espacio para regocijo de las ellas, para que sean libres y felices. Disfrutar de su belleza y de sus gorjeos. Las aves nunca dejan de maravillar.
S. B.
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