EL MÓVIL MÁS GRANDE Y DESTELLANTE QUE HIZO LE PARC

Kuboa EL MÓVIL MÁS GRANDE Y DESTELLANTE QUE HIZO LE PARC
A los 91 años, el artista terminó la obra mayor de su serie: con 11 metros de diámetro y 2660 piezas, pesa una tonelada y ya cuelga en San Sebastián; pandemia mediante, se inauguraría en septiembre
Movimiento y luz juegan en la obra que cuelga en el centro cultural Tabakalera, en España

Amante de desafíos impensados, dueño de un humor y de una energía envidiables, Julio Le Parc comenzó en enero a trabajar contrarreloj en el móvil más grande que jamás haya hecho, para instalarlo en la Tabakalera de San Sebastián, España. Ya en la etapa de desconfinamiento, como el resto de los museos del País Vasco, el centro de cultura contemporánea reabrió sus puertas el 1ª de junio y, si las condiciones sanitarias lo permiten, la inauguración de Kuboa será el 11 de setiembre, fecha en que el espacio cultural festeja su quinto aniversario. A los 91 años, Le Parc no tiene dudas: viajará a esa ciudad en la que ya había expuesto y que conoce muy bien.
El 13 de marzo, en medio de una España golpeada por la pandemia de coronavirus, el equipo de Le Parc junto con el de la Tabakalera —ambos dirigidos por Yamil Le Parc, hijo del artista, al frente del proyecto y también de la curaduría junto con Clara Montero Tellechea, directora de la Tabakalera— terminaron de colgar la monumental pieza en el centro cultural, que unas horas después tuvo que cerrar sus puertas por la cuarentena. La inauguración se canceló.
Kuboa (significa cubo en euskera, la lengua vasca), móvil de 11 metros de diámetro, compuesto por 2660 piezas de acero inoxidable pulido y que pesa una tonelada, fue diseñado especialmente por Le Parc para la plaza de la Tabakalera (donde funcionó la fábrica estatal de tabacos de Donostia, de 1913 a 2003). La luz que ingresa por el techo de vidrio potencia la obra (construida con material producido íntegramente en metalúrgicas de San Sebastián): provoca infinitos destellos y reverberaciones de luces. El efecto es deslumbrante.
Le Parc comenzó sus primeras experiencias con móviles con sus cajas de luz, en 1959. Exhaustivo, hizo estudios con luces, colores y movimiento para lograr el efecto deseado (tuvo en cuenta la incidencia de factores naturales como el viento). Cuando se alejaba cada vez más de la noción de obra estable, única y definitiva, en el móvil unió inestabilidad, movimiento, luz. “El tiempo del que mira va en paralelo con el tiempo del móvil, que se va modificando constantemente. Cuando el espectador se va, el móvil sigue cambiando según la luz. A veces, en una gran penumbra, sigue funcionando: aportando diferentes situaciones”, dice Le Parc en diálogo con la nacion, desde su casa-estudio en Cachan, a las afueras de París.
Para Kuboa, Le Parc tuvo en cuenta el espacio interno de la Tabakalera (el edificio cuenta con una superficie de 37 mil metros cuadrados divididos en cinco plantas) y la luz que ingresa del exterior. “Según el ángulo de la persona que mira desde abajo, se pueden ver distintos reflejos de luz en las piezas del móvil. Además, el reflejo en movimiento (provocado por sol que entra en forma vertical y pega en las piezas del móvil) se multiplica en el suelo”, explica Le Parc. De este modo, el hipnotismo cinético se complementa con el inigualable sello del artista: una fuerte sensación de inestabilidad visual. Sus obras provocan una experiencia vital irrepetible.
Un capítulo aparte merece el montaje, monitoreado por video por Le Parc en una videollamada entre España y Francia, que requirió precisión milimétrica. “Es necesario tener un conocimiento detallado de cómo se fabricó la obra y de los planos que diseñó Julio. Es fundamental tener un cuidado extremo en la manipulación de la obra: no puede quedar ninguna marca, ni deben moverse los espacios que se establecen con ganchos entre las piezas”, señala Yamil Le Parc, impulsor del proyecto.
Los que cuelgan cerca de casa
En Buenos Aires es posible disfrutar de los móviles del maestro cinético. En el CCK, pende la fabulosa Esfera azul (de 3600 piezas de acrílicos); en el hall del Faena Art Center, un móvil traslúcido blanco que es una joya. Esfera Acero Espejo se encuentra en el lobby de la torre corporativa del Banco Galicia.
Uno de los móviles más grandes es el que el artista diseñó para el Aeropuerto de Ezeiza, un proyecto que aún no pudo iniciarse. Se trata de una esfera (de 10 metros de diámetro) amarilla traslúcida, el mismo color del móvil expuesto en Le Parc Lumière (2014) en el Malba.
En 2019, en el homenaje al artista en nuestro país, Julio Le Parc. Transición Buenos Aires-París (19551960), la muestra en el MNBA incluyó Rombo naranja; en el Centro de Experimentación del Teatro Colón, se exhibió Mobile Rombo Colón, una megainstalación con 28 espejos perimetrales que potenciaron el efecto lumínico del móvil. En 2010, y por un lapso de 2 años, en el techo de la Plaza de las Artes del Centro Cultural Borges se pudo ver Móvil transparente (también con forma de rombo), que el artista hizo en homenaje a los muralistas de las Galerías Pacífico.
Muchos de los magníficos móviles están en colecciones privadas. Alec Oxenford, expresidente de arteBA, tiene una esfera blanca. Sphere Rouge, del empresario argentino Jorge Pérez, fundador de Pérez Art Museum (PAMM) en Miami, está instalada en el lobby de 444 Brickell, las oficinas de su empresa, en Miami. Y la fundación Pablo Atchugarry tiene un móvil rojo que incorporará al Museo de Arte Latinoamericano que está construyendo en Maldonado, Uruguay.

M. O.