¿No crecerá más el PBI? Una pregunta nacida en otras crisis
“Como el nivel de actividad económica está tan bajo, cualquier tendencia a la normalización generará una reactivación”
Nunca más crecerá el PBI? La pregunta se planteó en Estados Unidos durante la segunda mitad de la década de 1930, y en Europa luego de la crisis financiera de 2008. A la luz del impacto que la pandemia y la cuarentena están teniendo y pueden llegar a tener sobre la actividad económica, quienes tienen que adoptar decisiones se preguntan si la evolución del PBI tendrá forma de “V” o de “L”. Y no faltan lo más imaginativos, quienes no descartan que tenga forma de “W”.
Sobre el particular conversé con la rumana Irma Adelman (1930 - 2017), cuyo padre se salvó de ser fusilado porque el oficial a cargo era amigo de un hermano suyo. En 1939 migró a Palestina. Estudió en la Universidad Hebrea de Jerusalén y en la de California, sita en Berkeley. Cuando se doctoró, en 1955, sintió por primera vez la discriminación por ser mujer, y en aquel entonces lo que le resultó más difícil fue no amargarse.
En cierto momento, Joan Violet Robinson asesoraba a Corea del Norte, y ella a Corea del Sur, por lo cual, con humor, se decía que la guerra entre las dos Coreas finalmente sería una guerra entre dos mujeres.
–David Zilberman afirma que la clave de su obra radica en la sistemática aplicación de un enfoque holístico a los problemas del desarrollo económico. ¿Qué significa esto?
–El trabajo que realicé con Cynthia Taft Morris muestra la existencia de una relación íntima entre los aspectos económicos y extraeconómicos del proceso de crecimiento y desarrollo en los países en vías de desarrollo. Por lo demás, dicho proceso no es para nada lineal.
–Por lo cual, sospecho que dentro del análisis económico a usted no le debe haber hecho mucha gracias que las teorías del crecimiento económico hayan desplazado a las del desarrollo económico. –Sí, pero... El análisis perdió parte de la riqueza argumental que le proporcionaban los denominados “pioneros del desarrollo”, pero era menester mejorarlo desde el punto de vista metodológico. En mis trabajos busqué permanentemente cuantificar los fenómenos cualitativos asociados con el crecimiento y con el desarrollo económicos, que es lo que hacen los trabajos más recientes. Se ha recorrido un largo camino entre los modelos planteados por Robert Merton Solow y Trevor Winchester Swan, y los trabajos empíricos realizados por Abhijit Vinayak Banerjee, Esther Duflo y Michael Robert Kremer, quienes en 2019 obtuvieron merecidamente el premio Nobel en economía.
–La cuestión del estancamiento secular se planteó durante la Gran Crisis de la década de 1930.
–Sí, pero no al comienzo. Su compatriota Raúl Prebisch, quien junto a Federico Pinedo jugó un rol muy importante en la política económica argentina en ese momento, afirmaba que en 1931 todo el mundo decía que la reactivación estaba a la vuelta de la esquina, pero lo que apareció en 1932 fueron las “preferencias imperiales”, acordadas en Ottawa por los países que integraban el Commonwealth, lo cual obligó, al año siguiente, a celebrar el pacto Rocarunciman.
–¿Quién y cuándo hizo el planteo, entonces?
–La idea de que el PBI no volvería a crecer “nunca más”, es decir, que la Gran Crisis dividiría la historia en un antes y un después, fue planteada por
Alvin Harvey Hansen a fines de 1938. Hipótesis que, aunque plausible en aquel momento, felizmente no se materializó. La creación del FMI y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, en 1944, responden al mismo tipo de preocupaciones.
–La cuestión volvió a reflotar luego de la crisis financiera desatada a partir de 2008.
–Esta vez la planteó en 2013 Larry Henry Summers, generando mucha polémica. Al respecto le recomiendo el libro editado en 2014 y escrito por Coenraad Nicolass Teulings y Richard Edward Baldwin, titulado Estancamiento secular: hechos,
causas y curas, que naturalmente concluye de manera cautelosa. En el plano meramente estadístico, los entusiastas del estancamiento secular muestran los casos de Japón, cuyo PBI total apenas crece desde hace varias décadas, y el de la Argentina, estancado durante un buen número de años.
–Le propongo concentrarnos en la actualidad. Algunos visualizan la futura recuperación de la actividad económica, como una “V”, otros como una “L”. ¿Cuál es su posición al respecto? –Usted alude a un gráfico que muestra la evolución del PBI de un país. V implica que la recesión generada por la pandemia/cuarentena será seguida por una recuperación del nivel de actividad; L significa que la caída del nivel de actividad llegó para quedarse, no digo eternamente, pero durante muchísimo tiempo; en tanto que W sugiere que luego de la reactivación aparecerá una nueva caída.
–Exactamente. ¿Sobre la base de cuál de las dos primeras alternativas hay que adoptar las decisiones de producción y de ventas futuras?
–Para procesar la incertidumbre, los seres humanos somos muy diferentes. Pero la historia muestra que la enorme mayoría de los seres humanos, superados los tramos más severos de una crisis, desea que la vida se normalice lo más rápidamente posible, y actúa en consecuencia. Ergo, recomiendo que las decisiones se adopten pensando en la V, mucho más que en la L.
–La velocidad de la recuperación no será la misma para todos los sectores.
–Buen punto. Los gobiernos prefieren hablar de pandemia más que de cuarentena, porque la responsabilidad de los problemas económicos derivados de la primera hay que atribuírselos a Dios, mientras que los de la segunda son responsabilidad de las autoridades. Pero la verdad es que ambas causas generan problemas, con importancia diversa según de qué sector se trate. –Ejemplos. –El turismo intercontinental sufre por la pandemia, porque el día que reabran los hoteles y se vuelva a volar, los seres humanos difícilmente salgan corriendo a comprar pasajes a los países que están siendo más afectados por el coronavirus. Pero seguramente que la crisis de las peluquerías, las librerías y las zapaterías se deben más a la cuarentena que a la pandemia, y en estos casos cabe esperar la recuperación a la que aludía antes.
–Como experta en el crecimiento y el desarrollo de los países en vías de desarrollo, seguramente diferenciará entre recuperación y crecimiento sostenido.
–Absolutamente. Como consecuencia del coronavirus, la actividad económica no está por el piso, sino en el tercer subsuelo. De manera que cualquier tendencia a la normalización generará reactivación (y también inflación). Esta es la porción de la V. Ahora bien, la prolongación del palito de la derecha de la V, es decir, la transformación de la recuperación en crecimiento sostenido, depende de varias cosas: de la política económica futura, de la confianza que el Gobierno despierte en la población, de las decisiones privadas, particularmente en materia de inversión, etcétera. Cada una de estas cosas plantea hoy fuertes interrogantes.
–Doña Irma, muchas gracias.
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