domingo, 21 de junio de 2020

CHISMOGRAFÍA TECNOLÓGICA,


La increíble historia del router obsoleto que se convirtió en héroe
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Publiqué hace unos años las instrucciones sobre cómo mejorar la cobertura del router, y supuse que ese desafío iba a ser el más extremo con el que iba a toparme. por entonces ni se me pasaba por la cabeza esto del aislamiento social. Es un hecho: todo puede empeorar.
En 2017, cuando nos mudamos a nuestra nueva casa, solo había servicios de internet por microondas. Es decir, una antena en el techo que por entonces llegaba a 3 megabits por segundo (Mbps o, como se dice coloquialmente,megas) y que ahora subió a nueve. Sí, poco, pero con internet es mejor poco que nada. para tener una conectividad, digamos, aceptable, contratamos dos antenas, cada una con sus (ahora) 9 Mbps. o, dicho de otra forma, una antena para cada uno, en sendos estudios.
No obstante, todavía quedaba darle cobertura al resto de la casa; conté esa historia .... En total, la conexión de mi estudio quedó sin router, porque, al estar en la parte más alta de la casa, carecía por completo de sentido poner wifi ahí. Mi pc quedó cableada, como en los buenos viejos tiempos. ¿Y el celu? plan de datos, que me alcanza y sobra.
Levántate y anda
La cuarentena tiró por tierra este bonito y pacífico estado de cosas. El router principal, que había quedado a cargo de toda la cobertura, ya no daba abasto. como se lo usa para trabajar, no había modo de exigirle que diera señal a tantos dispositivos. o, para ponerlo fácil, no iba a poder mirar una película en netflix o el noticiero sin recibir un tirón de orejas.
Así que, aunque el asunto me causó escalofríos, no me quedaban muchas opciones más que instalar un router en mi estudio e intentar extender la señal de mi antena. no tenía demasiado sentido, por la altura, la losa de hormigón y la estructura metálica que sostiene las placas de yeso. Mis aliadas eran las puertas y los grandes ventanales. pero no le puse muchas fichas, créanme.
En resumen: tenía que extender la cobertura de un router dentro de mi estudio, en la parte más alta de la casa, y llegar hasta la planta baja. Descarté usar magia negra, porque en general eso te termina trayendo algún problemita, e hice lo más lógico: instalé un repetidor que, aunque parezca mentira, tiene unos 13 años de trayectoria. Sí, el viejo y querido router azul y negro de linksys, que en esa época era de cisco (la marca fue luego adquirida por Belkin), un veterano WRT54G.
En 2010 había reemplazado su sistema operativo para convertirlo en puente y ampliar la cobertura de un router más nuevo; tuve que hacer esto, que no es en absoluto sencillo, porque el software de cisco no ofrecía esa función, a pesar de estar presente en el hardware. El software es todo, anoten.
El WRT54G siguió así brindando un servicio impecable, hasta que lo apagué, calculo que en 2018, cuando fue evidente que con la cobertura del router principal alcanzaba. alcazaba sin cuarentena.
🔐Linksys WRT54G v6 Default Password & Login, Firmwares and Reset ...
Ahora era mi única carta, dadas las circunstancias. lo busqué, lo desempolvé, me llevó varios días intentar recordar la contraseña de administrador, no lo conseguí, lo reinicié y le cargué los parámetros, que tenía guardados en un archivo. lo puse a medio camino entre el router en mi estudio (un Belkin) y el living, lo terminé de configurar y listo, salió andando.
Por supuesto, esta historia no tendría sentido si terminara aquí, con todos felices y contentos.
No, no funcionó. o, para ser preciso, funcionó muy mal. Demasiado mal. no tanto por la velocidad, de por sí escasa, sino porque la conexión resultaba muy inestable. intenté con los trucos básicos, como cambiar de canal y ese tipo de cosas. pero aún así, si aplaudías fuerte, se cortaba todo. Supuse que la causa era la edad del WRT54G, una reliquia que había quedado obsoleta hacía años. Era precisamente al revés.
Ya sé, debería haber comprado uno más nuevo, y asunto terminado. o instalar un repetidor de los que usan la red eléctrica de la casa. Sí, ¿pero qué gracia tiene resolver un desafío casi imposible con dinero? además, mi proveedor de hardware me explicó que tenían algunas demoras, y la cuestión conectividad en casa se había puesto muy –¿cómo decirlo?– áspera.
En fin, le di muchas vueltas y de pronto se me ocurrió una idea. Me pregunté si acaso el problema no era causado por repetidor (el WRT54G), sino por el router en mi estudio (el Belkin). por supuesto, usar el WRT54G como único router en esas condiciones era un disparate. pero no perdía nada con probar.
Cambié todo, puse el WRT54G como router y traté de captar la señal desde el living. anduvo. Unos dieciséis segundos, pero anduvo. Toqué varias cosas en la configuración y en la posición de las antenas, pero solo logré avances tibios. Y el horno no estaba para bollos.
Fue, supongo, la desesperación lo que me hizo recordar que el sistema operativo que le había instalado al WRT54G daba la posibilidad de aumentar la potencia (en miliwatts; mw) de transmisión. Entré en la configuración, busqué los ajustes avanzados y miré los valores. Estaba en 71 mw. pero el máximo era de 251. caramba, ahí había paño para cortar. porque, salvando las distancias, esto del wifi es como lo de las estaciones de radio. cuanta más potencia, mejor y más estable la recepción.
Pero había que hacerlo bien. al resolver problemas técnicos lo peor es creer que algo es cierto porque queremos que sea cierto. ¿Están pensando en la política? parecido.
Lo dejé en 71 mw y medí la intensidad de la señal en la planta baja. lo dejé un buen rato, para lograr un valor promedio más o menos cierto. lo anoté. Era una lágrima, pero lo anoté. Después de eso subí la potencia de transmisión a 250 mw. “Hoy te convertís en héroe”, le dije, y supuse que en los siguientes minutos oiría una explosión sorda proveniente de mi estudio y me encontraría con el pobre router en llamas.
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Pero no. Esperé un rato y volví a medir la señal. ahora estaba en valores más que razonables. lo dejé así quince minutos. Se mantuvo en la zona amarilla (un lujo, dadas las condiciones) y mi entusiasmo se batió a duelo con mi escepticismo, hasta que, como casi siempre, ganó el escepticismo, y volví a poner el valor en 71. Esperé. Medí. la señal otra vez se había desplomado.
Aumenté la potencia del router a 250 mw una vez más. la señal volvió a subir. parecía estar dando resultado. ahora tenía que ver si eso significaba algo útil. Teóricamente, sí. pero vieron cómo le gusta a wifi desafiar a Madame Théorie, ¿no? al grano: puse una película en netflix. no era la mejor prueba posible, pero si llegaba a ver un largometraje entero desde un router a más de seis metros sobre mi cabeza y con una loza y metal en el medio, era una hazaña. anduvo, y anduvo más que bien. Háblenme de obsolescencia programada, pero el hecho es que este equipo de 13 años viene dando cobertura, al máximo de potencia, desde hace dos meses. ¿Viejo? Viejos son los trapos.
Descarté usar magia negra, porque en general eso te trae algún problemita
A. T. 

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