jueves, 25 de junio de 2020

8000 KM...DE AMOR


Epopeya. “Era quedarme como un cobarde en una isla sana o jugármela para ver a mis viejos” –¿Hubo riesgos adicionales?
Juan Manuel Ballestero y la travesía en velero entre Portugal y Mar del Plata
Mauro Ballestero, a punto de recibir el saludo de su padre, de 90 años, sobre un gomón
Juan Manuel Ballestero navegante “Captaba frecuencias y era un desastre. Muertos en España, Francia, Inglaterra. Hasta EE.UU. Pensaba que si llegaba a la costa no iba a encontrar a nadie”
“Lo volvería a hacer las veces que fuera necesario”
MAR DEL PLATA.– El esperado reencuentro fue a la distancia y, como hombres de mar, se dio sobre agua: en el espejo interior del Club Náutico, castigados por fríos e intensos vientos del sur. Juan Manuel Ballestero, desde la cubierta de su velero Skua, y su padre, Carlos, a sus 90 años firme y de pie en un gomón, se saludaron con gritos de alegría filtrados por barbijos que escondieron sonrisas y quedaron empapados en lágrimas.
 La emotiva previa de un abrazo luego de una travesía en solitario de 74 días para cruzar a vela el océano Atlántico.
“Era quedarme como cobarde en una isla sana o jugármela para ver a mis viejos”, dice, en diálogo , el navegante marplatense de 47 años que, a fines de marzo, zarpó desde porto Santo, portugal, con el sueño de que la letal pandemia de coronavirus le diera el tiempo para reencontrarse con su familia.
Navegó desde Portugal hasta Mar del Plata para celebrar el Día del ...
Excapitán de pesca, protocolo de por medio, el mayor de los Ballestero se puso guantes, gorra y abrigo, y pidió ayuda para navegar esos metros que separan a su hijo de tierra, condición que deberá mantener hasta completar 14 días de aislamiento. Aunque el plan B se ejecutará hoy, cuando personal del SAME le hará un hisopado para un test que lo descarte como contagiado y, entonces, pueda celebrar este domingo el Día del padre sentado a la mesa también con Nilda, su mamá, que cumplió 82.
–¿Tomaste dimensión de lo que hiciste?
–No sé. pero veo que mi historia salió hasta en The New York Times, la está leyendo hasta Trump (se ríe). Cuando tomé la decisión fue un instante en el que pensé que se acababa todo. El virus se llevaba miles de vidas en Europa. Y creí que hasta la Argentina no paraba.
El marplatense que viene en velero desde Portugal para encontrarse ...
–¿Y hasta entonces quién eras?
–Un tipo soltero, sin hijos, que duerme, se despierta y vive en su velero. Que pasa todo el tiempo que puede en el mar. Feliz. Así fue mi vida durante los últimos años en España. El inicio de la epidemia me agarró por portugal. Compré los víveres que pude con 200 euros y zarpé. Me decían que estaba loco.
–Cruzaste el océano en 2011.
–Sí, pero ni me acordé. Solo sabía que no habría aviones por mucho tiempo. La muerte acechaba por ahí y el único camino era el mar, que es donde me crié. A los 8 años mi papá me anotó en el curso de navegación en este club. Mis instructores, Eduardo Renaud y pedro Ventura, me enseñaron el abecé: ceñir, orzar y derivar. Después, agarré el velero de mi viejo, el Surmai, por Varese.
–¿Cuándo fue un estilo de vida?
–A los 18 años, mi papá me dijo de trabajar o estudiar. Elegí laburar. A los tres meses estaba en el Ushuaia, pescando en un buque cerca de las Malvinas. Ahí aprendí que el respeto se gana trabajando.
–El primero fue cuando pasé por Cabo Verde, donde iba a hacer la primera recarga de alimentos frescos y combustible. Una embarcación, con tipos armados, onda piratas, me rajó el casco. Luego, otra me siguió. pero mi velero se portó de diez. Es finlandés, pequeño, veloz, frágil pero confiable. Así seguí el tramo más largo sin tocar tierra.
–¿Los momentos más críticos?
–El primero, en aguas tropicales, cuando me quedé sin vientos. Siete días como varado, con el mar espejado. El otro fue cerca de Brasil. Me tumbaron un par de olas y el velero tuvo roturas que pude resolver.
–¿ Tenés comunicación con tierra mientras vas en viaje?
–Nada si no estoy cerca de la costa. Todo el camino es incertidumbre. por radio captaba frecuencias y todo era un desastre. Muertos en España, Francia, Inglaterra. Hasta EE.UU. pensaba que si llegaba a la costa no iba a encontrar a nadie.
Un argentino estuvo 85 días en el mar y cruzó el océano en un ...
–¿Brasil fue la primera convivencia directa con la pandemia?
–Ahí fue mi primera vez con alcohol en gel y barbijo. Tuve que bajar por los arreglos y también a buscar víveres. Era no querer tocar nada. Y los brasileños, como si nada. Compré plátanos, tomates y cebollas para no reventar comiendo enlatados.
–¿Cómo es la alimentación?
–Atún, arroz, mucha fruta seca como fuente de energía. También avena y el agua potable, que se raciona y es solo para consumo.
–Y ahora la cuarentena a bordo.
–Quiero hacerla. Estuve en Brasil, con varias paradas por mal clima. Y en Uruguay, en La paloma. Ni intenté bajar. Solo el intercambio de papeles en el control, que es lo único que me hace dudar. Lo importante es estar sano para cuando pueda abrazar a mis viejos.
–¿Cuánto te cambió este viaje?
Un argentino atravesó el Atlántico en velero para volver a ver a ...
Una nota del diario La Capital (de Mar del plata) me trajo ayuda de mucha gente. Cartas náuticas, meteorología. El navegante solitario que era ya no quedó tan solitario. Ahora navego con todos; la Argentina va conmigo en cada milla.
–¿Volverías a hacerlo?
–Lo volvería a hacer las veces que fuera necesario.

D. P.

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