miércoles, 1 de julio de 2020

AUTOR Y LECTURAS RECOMENDADAS,


Un cuento ligero y trágico
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HUGO BECCACECE

Un título de una sola palabra, un nombre de ciudad que es la contraseña de la cultura de Mitteleuropa , del mundo de los Habsburgo y la rica tradición judía: Trieste
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Ese es título del flamante libro de Pedro B. Rey, que acaba de publicar el editor Christian Kupchik en Leteo. Es una hermosa edición con posfacio de Guillermo Saavedra; ilustraciones de Lucas Frontera Schlibaum (Velü); fotografías y la reproducción del cuadro Madame X , de John Singer Sargent.Pedro B. Rey: "Hoy escribir es un poco absurdo en el buen sentido ...
El libro tiene una aclaración relacionada con su género: "Un cuento". Eso sí, un cuento de 156 páginas, Desde hace años, Pedro B. Rey trabaja en lo que Saavedra denomina una "constelación" de relatos. Trieste pertenece a ese ciclo que el autor denomina La lira argentina y que se conocerá de a poco. En él, los personajes circulan entre los cuentos. El protagonista de un relato no hace sino un cameo en otro, o dos o tres apariciones esenciales en un tercero. Por ejemplo, en el anterior libro de Rey, Katsikas , ya intervienen tres personajes de Trieste: Katsikas; el pintor bohemio Dédalo Giorgione; y Miss Vampiresa, una yegua que da su nombre como título a ese cuento antológico.
Katsikas - Pedro B. Rey - $ 630,00 en Mercado Libre
Trieste transcurre en 1977, durante la última dictadura militar argentina, pero ese no el nudo de la narración ni su argumento, aunque sí el telón de fondo. El escritor y traductor Katsikas, personaje central del relato, vive en Buenos Aires. Trabaja en la composición de un cuento futurista sobre el fuego, inspirado en la realidad siniestra que lo rodea. La acción imaginaria se desarrolla en la ciudad de Tristania. Sus habitantes tienen microimplantes que los convierten en zombis. Sin embargo, la metrópolis es el blanco de ataques incendiarios por parte de un grupo, los Refractarios, cuyos microimplantes no funcionan; por lo cual, lúcidos, se rebelan.
El cuento de Rey se despliega en el espacio "real" de Katsikas, la Argentina de 1977; en la imaginaria Tristania; y en el éter epistolar que une Buenos Aires y Europa.
Los sólidos pilares de Trieste son dos escritores, Katiskas y Lilientahl. El segundo, mucho mayor que el primero, es un autor de prestigio que emigró hace demasiadas décadas de Buenos Aires a París y que, una vez más debió escapar (esta vez de París), por razones no aclaradas, precisamente en 1977, el año de comienzo de la historia. Lilienthal busca el anonimato en Trieste y se aloja en el centenario Excelsior Palace, el mejor hotel de la ciudad, sobre la Piazza Unità, abierta a los muelles sobre el mar Adriático: el símbolo más evidente de la época dorada en que la ciudad era el único puerto marítimo del imperio austrohúngaro: una ciudad detenida en el tiempo, casi imaginaria, por el asesinato de un príncipe heredero en Sarajevo.
Una buena parte de la narración consiste en la transcripción de las imperdibles cartas de Lilientahl a Katsikas, que cuenta sus peripecias de exiliado en un español con injertos franceses, ingeniosa creación de Rey. El refugiado se roba el libro. Es un personaje inolvidable. Algo poco común: es de una comicidad irresistible, a pesar de que haya momentos dramáticos en su vida, mitigados por un manto de tierna melancolía. Tiene un competidor, un artista con dos identidades Fernhofer-Cimabue. Las escenas desopilantes del final en el castillo triestino de la condesa Roccatagliata tienen como animadores a Lilienthal y Cimabue, secundados por sendas mujeres hermosas, una morena y una rubia. La morena se parece nada menos que a la bellísima estrella de cine mudo Louise Brooks, una muchacha de múltiples recursos para erguir de deseo las fláccidas carnes de un anciano. Las 164 páginas del cuento, donde priman el delirio, la fantasía desbordante y el humor, no hace sino hablar del espíritu ligero y trágico de la realidad argentina.

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