domingo, 19 de julio de 2020

FLORENCIA DONOVAN Y SU ANÁLISIS,


El eterno retorno del “vivir con lo nuestro”
Florencia Donovan: “El impacto económico del anuncio es nulo ...
Florencia Donovan

Martín Guzmán



“Preparate para el rebote de la economía. No va a alcanzar la producción para lo que se viene”, le dijo un alto funcionario a un empresario nacional. “Eso sí, no les vamos a dejar importar nada”, le adelantó. Una parte del empresariado nacional empieza a soñar con la miel que promete el gobierno de Alberto Fernández. “¿ Quién puede decir que en los años del kirchnerismo no lo dejaron trabajar o le fue mal?”, afirmó, sin tapujos, un hombre del rubro energético.
No solo este empresario nacional entiende el lenguaje del Gobierno, sino que comienza a adaptarse a lo que, intuye, será la economía que viene. No desconoce las dificultades por delante – también clama por un acuerdo con los acreedores privados–, pero es versátil y sabe que, al menos en el corto plazo, podrá sacarle réditos a una economía que promete volver a cerrarse.
En el equipo económico existe desde hace algunos días cierto entusiasmo por lo que, consideran, empieza a ser un rebote de la actividad, que esperan poder potenciar con la batería de medidas que anunciarán al terminar la cuarentena dura. Estímulos para el consumo, financiamiento para la obra pública y privada ( se habla con los bancos de préstamos atados a la construcción), planes específicos por región y beneficios fiscales son algunos de los ejes de las medidas que desde hace días vienen dejando trascender.
Aunque el humor oficial poco condice con lo que se siente por ahora en la calle, basan su entusiasmo en algunos indicadores, como la demanda de energía, que sirve para anticipar el comportamiento del índice de producción industrial que publica el Indec, o el consumo a través del programa Ahora 12.
Según datos de Cammesa, la demanda de energía de la industria, que había llegado a caer 36% en abril, se ubicaba en junio solo 10% por debajo de los valores precuarentena y casi en igual nivel interanual. Lo mismo, las ventas a través del Ahora 12 estaban en junio, en el interior del país, en valores superiores a los registrados el 10 de marzo, mientras que en el AMBA aún no habían recuperado los niveles máximos de marzo, pero ya se ubicaban en niveles similares a los registrados en enero.
“Hace tres semanas que vemos una fuerte recuperación de la demanda”, ilustra un industrial nacional, de alto perfil. “Todo lo que estamos produciendo lo estamos vendiendo y casi al contado; de tener 50% de cheques rechazados, hoy tengo 2%”, confía. La mayor movilidad en el interior del país y también en el AMBA, que pese a la cuarentena estricta en la práctica nunca volvió a la parálisis de fines de marzo, se está reflejando en un repunte de las ventas de textiles, electrodomésticos – en una empresa líder admiten un crecimiento de 200% interanual–, de electrónica – hay faltantes de celulares, televisores de 32 pulgadas y notebooks– y de productos de bazar. Sin posibilidad de gastar en restaurantes, teatro, cine o cualquier forma de esparcimiento, muchas familias trasladaron su consumo a productos del hogar, en la mayoría de los casos, made in Argentina.
Brecha entre empresas
Pero el mejor ánimo que permea en una parte del empresariado nacional – no es generalizado– no se refleja entre los ejecutivos de las multinacionales. A comienzos de julio, la empresa Bain repitió por Zoom una encuesta que ya había realizado en abril y mayo entre una centena de CEO de grandes compañías, como Latam, Abinbev, P& G, Louis Dreyfus, Ford, Coca- Cola, Rayzen, Telefónica, Walmart y Edenor. El pesimismo es evidente: el 45% de los encuestados respondió que la crisis en el país será tan severa como la de 2002, y el 50%, que será aun peor. En abril solo el 30% creía que la crisis superaría a la de la salida de la convertibilidad.
Del mismo modo, 5% respondió que la crisis tendrá una impacto estructural en su compañía, cuando el mes anterior, si bien el 86% dijo que esperaba que la crisis tuviera un impacto medio o alto en su empresa, ninguno creía que la afectaría estructuralmente.
Aun a los más experimentados ejecutivos les es difícil convencer a sus casas matrices de que aquí hay una oportunidad de negocios. En el exterior no hay lectura fina en las declaraciones del Gobierno; poco importa qué mensaje está destinado para la interna y cuál es el que se privilegiará. Para ellos, la Argentina se reduce a lo que le traducen el Financial Times, que en su portada se hizo eco de las intrigas en torno al asesinato del exsecretario de Cristina Kirchner, o The Times, que en sus últimos artículos sobre el país siempre hizo foco en la figura de la ahora vicepresidenta. A cada rato creen oír medidas que suenan a Venezuela. La única preocupación pasa por saber si el presidente Fernández seguirá los pasos de su vice o si logrará plantear un camino nuevo. Y, ante el desconcierto, por ahora mejor mantenerse alejados. Una entidad bursátil lo comprobó hace algunos días, cuando hizo un webinar para presentar sus perspectivas de una compañía argentina que cotiza en el mercado de capitales. Solo participaron 14 inversores del exterior; hace un año, el mismo evento había convocado a 150.
Aislados
El proteccionismo, como fenómeno global que gana momentum, pareciera justificar una vez más una de las máximas del ideario peronista: vivir con lo nuestro. Si Estados Unidos en 2008 compró acciones de Citi y de General Motors, o ahora Alemania de Lufthansa, cómo la Argentina no puede hacer lo mismo con Vicentin o cualquier otra empresa. El grueso de la política argentina parece ignorar que nuestro país es uno de los más aislados del mundo en materia arancelaria. No hay tanto margen para más proteccionismo.
La Argentina pareciera estar privilegiando una estrategia de aislamiento. El propio Fernández admitió que tiene una visión distinta a la del resto de los líderes de la región sobre el mundo que se viene. “A duras penas somos dos los que queremos cambiar el mundo, uno está en México, Andrés Manuel López Obrador”, dijo Fernández en una teleconferencia con el expresidente Lula da Silva. Sin embargo, López Obrador se diferenció a los pocos días, o al menos dejó en claro tras su reunión con Donald Trump que si piensa cambiar el mundo, lo piensa alineado con Estados Unidos.
En algo, sin embargo, Fernández coincide con su antecesor, Mauricio Macri. La política exterior argentina sigue apuntando a mantener un equilibrio con China y con Estados Unidos, una evocación, considera un excanciller, de la Tercera Posición de la que hablaba el general Perón. En un encuentro vía Zoom con varias decenas de cámaras empresarias agroalimentarias, la semana pasada el canciller Felipe Solá contó que hicieron un estudio sobre qué productos puede la Argentina colocar en el mundo. En el Gobierno parece cobrar fuerza una estrategia de inserción internacional que suena al viejo bilateralismo. El Estado ayuda a conseguir los clientes en el exterior y negocia con su contraparte importaciones. ¿ Cuál será el costo del apoyo financiero de China, que acaba de renovar el tan necesitado préstamo para engrosar las reservas del Banco Central? ¿ El 5G de Huawei??
Lo cierto es que quienes llevan a cabo las negociaciones de la deuda tienen en claro que la relación con Estados Unidos es fundamental. Descuentan que la luna de miel que existe con la número uno del FMI, Kristalina Georgieva, se esfumará una vez que comiencen formalmente las negociaciones por la deuda con el organismo de crédito. Cerca del ministro Martín Guzmán insisten en que no habrá una quinta oferta para los bonistas. Creen que la diferencia entre los US$ 53, que es lo que el mercado cree que vale la oferta, y los US$ 60 que exigen los bonistas más duros puede saldarse fácilmente si los grandes fondos de Wall Street operan sobre el humor inversor. “La tasa de descuento del 10% pueden llevarla al 7,5% con una nota en el Wall Street Journal”, explican.
Así las cosas, en Economía deslizan que estarían dispuestos a cerrar el 4 de agosto un canje, aunque sea parcial. También esperan cerrar en esos días el canje local, con un menú de bonos que incluirá tanto pesos como dólares. En tal caso, estiman, las negociaciones con el FMI podrían empezar a mediados de septiembre y extenderse hasta bien entrado 2021.

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