sábado, 11 de julio de 2020
LA PÁGINA DEL DR. JUAN CARLOS DE PABLO,
La pregunta clave para decidir: ¿qué hacemos?
Juan Carlos de Pablo
En el ámbito académico, los escritos terminan en las conclusiones; para quien tiene a su cargo una familia, una empresa o un país, eso es solo el comienzo, porque frente a cada situación los decisores se plantean una única pregunta: y entonces, ¿qué hacemos? Esto explica Henry Kissinger, quien dejó de ser profesor en Harvard para convertirse en alto funcionario en Washington.
Hablemos claro. "Colapso sanitario" significa que para atender a un ser humano en alguna unidad de terapia intensiva se necesitan personal idóneo y equipos correspondientes. Si algo de esto falta, al nuevo paciente se lo trata en el pasillo de un hospital, o hay que retirar a otro de terapia intensiva antes de lo que aconsejaría un médico. Por eso hoy se mira con atención y preocupación qué proporción de la oferta de terapia intensiva está actualmente en uso.
La decisión siempre es prospectiva, así que dejemos para los futuros historiadores, y para la campaña electoral de 2021, si se hizo lo suficiente en prevención, adecuación de recursos, etc. Pero déjeme adelantar algo: acusar al sistema de salud de que no se previeron las implicancias del coronavirus es como acusar a los porteños de no salir a la calle con equipo de nieve, por si nieva.
La salud importa, pero no es lo único que importa. Importa la supervivencia material de la vida humana, y al respecto no le ayuda al comerciante desesperado por no poder afrontar sus compromisos que algunos porteños no puedan salir a correr por las noches. Porque, mal que les pese a los funcionarios, los seres humanos en dificultades no quieren solidaridad forzada, sino soluciones.
Ayer comenzó el segundo semestre, de modo que el Indec, sobre la base de un cronograma que tampoco se puede alterar, de aquí a septiembre nos informará sobre lo que ocurrió en la "prehistoria", cuantificando sobre lo que ya se sabía. Otra vez: para la toma de decisiones todo esto es irrelevante.
No les pidamos a las autoridades un plan económico ni que digan cuándo terminará esta pesadilla. Pidámosles que no sean parte del problema: que las restricciones tengan sentido, porque prohibir sin justificación objetiva es una invitación a saltar el cerco; que los auxilios efectivamente lleguen, superando los problemas operativos, y que no digan más que "la economía les preocupa", porque a la luz de sus decisiones esto enfurece, y ya bastantes problemas tenemos con los problemas.
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