¡Qué bello es vivir!, de Frank Capra (1946)
Iñaki Urlezaga. Exbailarín y coreógrafo
“Tiene lo que supe de grande que quería reflejar con mi trabajo: la posibilidad de tener belleza y verdad a la vez. ¡Qué bello es vivir! está filmada por un artista enorme, entonces, además de esa estética de los años 40-50 del cine de Hollywood, también tiene un mensaje totalmente humanístico que nos enseña a ser más sabios y esenciales. Es una película de esas que ves y volvés a ver (la tengo en DVD), y sobre todo que vi mucho también en los años en los que viví en Londres, cuando bailaba en el Royal Ballet, porque allá la pasan en los cines para la Navidad”.
“Tiene lo que supe de grande que quería reflejar con mi trabajo: la posibilidad de tener belleza y verdad a la vez. ¡Qué bello es vivir! está filmada por un artista enorme, entonces, además de esa estética de los años 40-50 del cine de Hollywood, también tiene un mensaje totalmente humanístico que nos enseña a ser más sabios y esenciales. Es una película de esas que ves y volvés a ver (la tengo en DVD), y sobre todo que vi mucho también en los años en los que viví en Londres, cuando bailaba en el Royal Ballet, porque allá la pasan en los cines para la Navidad”.
8 1/2, de Federico Fellini (1963)
Marta Minujín. Artista
“Vi 8 ½ de Federico Fellini cuando vivía en París. Me impactaron tanto sus personajes surrealistas que inspiraron el happening que hice en 1965 en Montevideo. Durante ocho minutos y medio, en el Estadio del Cerro, hombres musculosos levantaban a las mujeres en brazos, prostitutas besaban a los hombres, veinte gordas rodaban por el piso, parejas de novios se envolvían en tela adhesiva y motociclistas giraban en círculo con música de Bach, mientras yo tiraba sobre ellos desde un helicóptero pollos vivos, lechuga y harina. Fue un escándalo, no me dejaron volver a Uruguay durante veinte años”.
Los tres mosqueteros, de Fred Niblo (1921)
Luisa Valenzuela. Escritora
“Mi primera reacción es responder Ninguna, hasta que recuerdo Los tres mosqueteros, que vi en el cine Ritz de Cabildo y Olleros. Cursaba entonces primer grado inferior en el Belgrano Girls’ School, colegio inglés bastante rústico. En casa nadie dudó de mi palabra, durante todo ese año, cuando contaba de las clases de esgrima y hasta tiraba algunas fintas. Años después, al narrar la historia de mi sostenida y convincente mentira, no recordaba de dónde había sacado la loca idea de la esgrima. Ni mi pasión por la aventura. Ahora por fin lo sé”.
Juan Moreira, de Leonardo Favio (1973)
Joaquín Furriel. Actor
“Juan Moreira fue la primera película que vi como material de estudio en el primer año del conservatorio, en 1993. Quedé seleccionado en el elenco para interpretar a ese gaucho furtivo, un héroe popular en esta primera obra de teatro argentino escrita por Eduardo Gutiérrez, que representamos en varios países. Me impresionó la forma en que Leonardo Favio muestra su fragilidad, su soledad, su sufrimiento. Su cine está vivo, late en el momento que lo ves, es sentimiento puro. También la interpretación de Rodolfo Bebán y la música de Pocho Leyes y Luis María Serra, que todavía escucho”.
La decisión de Sophie, de Alan Pakula (1983)
Christophe Krywonis. Cocinero
“Si bien hay varias películas que recuerdo especialmente, como Bambi, que vi cuando era chiquito y me traumó por mucho tiempo, me hizo llorar mucho, ya de más grande me impactó La decisión de Sophie, protagonizada por Meryl Streep, una de mis actrices preferidas, un dramón tan bien actuado y tan realista, esos casos que la realidad supera la ficción. Me hizo acordar del horror de la Segunda Guerra Mundial, que mi familia vivió en carne propia. Mi abuela me contó muchas veces que frente a su hotel-restaurante que tenía en un pueblo francés los nazis mataron a 10 personas”.
Herencia de un valiente, de George Miller (1982)
Adolfo Cambiaso. Polista
“La película que más me marcó fue una que vi cuando era chico, en los años ochenta. Se llama Herencia de un valiente, protagonizada por Tom Burlinson, Terence Donovan y Kirk Douglas. Es un film australiano, un western romántico, ambientado en una zona de montañas con hermosos paisajes que trata sobre la relación de una joven pareja. Pero a mí lo que me impactó entonces fue el padrillo salvaje que formó parte de esa historia. Ahora es claro que tenía que ver con lo que sería mi vida y los caballos”.
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