Terrorismo, lesa humanidad y genocidio
Mario A. Fernández Moreno
Pocos días después de que Putin hiciese, con aire premonitorio, sugestivos comentarios sobre los cambios turbulentos que arreciarán en este tiempo y la imposibilidad de la vuelta a la normalidad, con guiños hacia el “radicalismo” y críticas al orden mundial –que incluye el derecho internacional que prohíbe y castiga los ataques contra la población civil en cualquier conflicto armado–, Hamas desató caos y muerte sobre territorio israelí, retrocediendo la civilización, de un golpe, varios casilleros en el tablero de la evolución humana.
Lo que distingue este conflicto del resto de los que pululan en el mundo (por ejemplo, en África) es que las facciones que se vanaglorian de ser terroristas aglutinan tras de sí simpatías oficiales de Estados que son potencias, con capacidad y voluntad destructiva. La dicotomía entre Oriente y Occidente vuelve a la palestra de la mano de payasos en corbata dos que, con gesto adustoy pretensiones de superhombres, juegan sus fichas imaginarias en el mapamundi arrasando realidades de carne y hueso con sangre, sudor y lágrimas.
Lo cultural, étnico, racial, religioso, político, todas las variables que pueden ser usadas para distinguir conceptualmente a una persona de otra reaparecen, una vez más, como si nada hubiésemos aprendido de la historia. Y así como ayer se hablaba de las “potencias del Eje” hoy se baraja de nuevo el juego de alianzas, y Rusia, China, Irán y Palestina –y algunos más– quedan ligados, con mensajes ambiguos e intereses económicos y geopolíticos comunes, a organizaciones terroristas que les hacen el caldo gordo abriendo un segundo (¿tercero?, ¿cuarto?) frente, alternativo al europeo (¿y el asiático?), en un territorio emblemático para el cristianismo, el islamismo y el judaísmo.
Las cuestiones en juego son sumamente complejas. Los actores –y sus historias– conviven en un escenario donde se entrecruzan en forma complicada. En paralelo, los dilemas éticos se reproducen con la misma velocidad e intensidad con que, contra la ley, se superponen ataques terroristas, tomas de rehenes, escudos humanos, extorsiones y ejecuciones sumarias.
En ese contexto, encontramos combatientes sádicos que secuestran, torturan y ejecutan a sangre fría a civiles (incluidos mujeres y niños) por razones tácticas; fanáticos convencidos de que quizás hagan lo mismo en busca de un acto de justicia que equilibre su balanza personal, pero lo desconcertante es ver a hombres comunes y silvestres convertidos en asesinos seriales capaces de aberraciones que no solo nos hacen recordar el Holocausto, sino que también nos muestran que la bestialidad, si se activan las palancas precisas, está solo a unos metros de distancia.
¿Qué hacer cuando recelo y discriminación se combinan con absoluta falta de empatía y producen victimarios que causan víctimas, que con sentimientos viscerales se vuelven, a su vez, potenciales victimarios, en un círculo vicioso que hilvana a unos y otros en cadenas de violencia, odio y venganza que, si cada quien sigue su senda, solo alcanzarán a cruzarse en el futuro, por enésima vez, para volver a matarse en otra nueva ola de sangre, fuego y destrucción? La respuesta es doble: repudio y justicia.
Que hoy no tengamos que lidiar con terroristas –salvo los atentados a la embajada de Israel y la AMIA, y el “expediente Nisman”, tres casos con víctimas, casualmente, que comparten el mismo signo religioso que los masacrados en Israel– no debe confundirnos con respecto al claro y necesario rechazo que debe inspirar el terrorismo, aunque aquí haya un grupo que vergonzosamente nos conecte, contra nuestra voluntad, con simbología, frases y poses que justifican –cuando no reivindican– los feroces crímenes que conmueven al mundo entero (sin olvidar que –fallo de Casación mediante– otros se encuentran bajo el radar judicial por estar envueltos en enigmáticos coqueteos que, prima facie, pueden leerse en clave de encubrimiento, casualmente también, de los actos terroristas locales antes citados).
Quienes apoyen esa posición, aunque lo hagan con eslóganes digeribles y ambigüedades calculadas, sépanlo, son sostenedores de hechos que, de conformidad con el Estatuto de Roma (ley Nº 25.390), pueden ser considerados, sin dudas, delitos de lesa humanidad (art. 7), e incluso también genocidio por las condiciones que reúnen (art. 6: la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso). Con eso, el anhelo de justicia que despierta lo ocurrido vuelve a ser protagonista, y la ley, que marca el pulso de lo correcto, se convierte en el único parámetro aceptable para tomar posición en este caso.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Estados Unidos se acerca pragmáticamente a Vietnam
Patricio Carmody
En contados casos en política internacional se han visto cambios tan dramáticos como los observados en la relación entre EE.UU. y Vietnam, dos naciones que pelearon ferozmente entre sí (1964-1973) y ahora van en camino a convertirse en socios en varios niveles. Un símbolo es el acuerdo entre Joe Biden y el secretario general Nguyen Phu Trong en septiembre de 2023 para elevar la relación mutua de “comprensiva” a “comprensiva y estratégica”, el nivel más importante reconocido por Hanoi. Es importante comprender esto para la Argentina, ya que Vietnam es hoy su sexto mercado exportador.
El vínculo entre Hanoi y Washington mejoró tras la normalización de las relaciones, en 1995, con el presidente Bill Clinton. Luego se implementaron en Hanoi oficinas para identificar a prisioneros de guerra y soldados perdidos en acción norteamericanos, y se intensificó la ayuda humanitaria de EE.UU. Buscando construir confianza, EE.UU. procuró reducir los efectos ambientales y humanitarios del “agente naranja” (mezcla de herbicidas y químicos tóxicos), y desactivar minas usadas durante la guerra. En lo cultural, se inauguró la New Fulbright University en 2016 en la ciudad de Ho Chi Minh. En lo económico, Washington es el principal destino exportador de Vietnam, y busca fortalecer sus inversiones en sectores estratégicos en esta potencia regional de 97 millones de habitantes, que puede servir como alternativa a China. Esta inversión directa crecerá en las áreas de semiconductores, inteligencia artificial y 5G. Por su lado, la empresa Boeing vendió, durante la visita de Biden, 50 aviones 737 a Vietnam Airlines. Adicionalmente, Washington busca promocionar su turismo a Vietnam. En lo militar, Hanoi ha adquirido drones, varios guardacostas y 24 buques patrulleros norteamericanos, cuando históricamente ha comprado armamento ruso. Un pilar fundamental para fomentar esta confianza mutua ha sido el respeto por el sistema político de Vietnam.
Un factor que fomenta el acercamiento de Hanoi a Washington es la creciente presencia y agresividad de parte de China en el Mar del Sur de China y su construcción de represas aguas arriba del río Mekong, que afecta el cultivo de alimentos aguas abajo. La relación con China es milenaria y compleja, y ha sufrido varias invasiones de su vecino del norte. Por otro lado, China apoyó a Vietnam en su guerra de independencia de Francia (1946-1954), y luego contra EE.UU. Sin embargo, China invadió Vietnam en 1979, pero fue enfrentada tenazmente por Hanoi y retrocedió sin lograr sus objetivos políticos. Hoy existen serias disputas de soberanía sobre las islas Spratly y Paracel, en el Mar del Sur de China, y Hanoi teme la construcción de bases navales chinas allí con la intención de minar su determinación en sus reclamos.
A pesar de este acercamiento y una creciente apreciación de Hanoi de los intereses de Washington en la región, EE.UU. no debe contar con el apoyo automático de Vietnam para enfrentar a China. Hanoi tiene un enfoque cauto y no alineado en su política exterior –la llamada “diplomacia del bambú”–, un enfoque flexible pero firmemente arraigado en su historia y las resultantes interacciones con China, Rusia y EE.UU. Uno de sus principios es el de los “3 noes”: no a alianzas militares, no alinearse con un país contra otro y no tener base militares extranjeras. Además, Hanoi tiene bien claro el antiguo dictado vietnamita: “El agua de un vecino lejano no será útil para apagar el fuego en nuestra casa”.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.