lunes, 19 de febrero de 2024

MURAL DE SIQUEIROS

Hoy este tesoro brilla en el Bajo porteño, a la sombra de dos juicios irresueltos, porque la historia después de Siqueiros continúa como un capítulo abierto hace treinta y cinco años. Ejercicio plástico puede visitarse de miércoles a domingos, de 11 a 18, en el Museo Casa Rosada. No están permitidas las fotos.

Mural de Siqueiros. Una trama de enredos detrás del extraordinario tesoro latinoamericano
Desde que el artista mexicano lo pintó en un sótano en 1933, sorteó abandonos, rescates, compraventas, mudanzas y un sinfín de pleitos que continúan en la Justicia; se exhibe en el Museo Casa Rosada
Lucía Vázquez Ger El envolvente mural Ejercicio plástico se puede ver en la Casa Rosada desde 2010
¿ Cómo llegó Ejercicio plástico, obra de arte del mexicano David Alfaro Siqueiros pintada en los pisos, paredes y techos de un sótano en Don Torcuato, al edificio que se levanta sobre los restos arqueológicos de la Aduana Taylor, a espaldas de la Casa Rosada? A cincuenta años de la muerte de uno de los máximos referentes del muralismo mexicano, la historia de este tesoro latinoamericano, que se exhibe en el ex Museo del Bicentenario, recientemente rebautizadocomomuseocasarosada, y la de su autor merecen nuevamente la atención. Más aún en la cambiante coyuntura política, donde la cultura no es una excepción. La semana pasada fue designada allí como nueva directora Virginia González, que deja entonces la conducción del Museo Histórico Sarmiento.
Fue en 2010, y con motivo de la celebración del Bicentenario de la Argentina, cuando después de setenta y siete años de su creación la pieza finalmente se expuso al público. Este hito, que merece ser recordado como fruto de diálogos y esfuerzos entre el sector público y privado, involucró una larga historia a la par de una interminable odisea judicial que llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación en diciembre del año pasado y que aún no termina.
Ejercicio plástico es un mural envolvente y escenográfico con figuras femeninas eróticas –una temática atípica para este creador y activista comunista, conocido por sus pinturas sociales y políticas–, que abarca una superficie de casi tres de metros de alto, siete de largo y más de cinco de ancho, y parece una pantalla en movimiento. O tal vez una premonición de las actuales muestras inmersivas, en las que el espacio se cubre por completo. Pero fue creado en 1933 en un sótano abovedado de la quinta Los Granados, del entonces empresario periodístico Natalio Botana, durante una visita que realizó Siqueiros a Buenos Aires invitado por la asociación Amigos del Arte.
Pieza cumbre del arte latinoamericano, fue ejecutada entre septiembre y diciembre de ese año junto al Equipo Poligráfico, integrado por los pintores argentinos Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni y Juan Carlos Castagnino, y el escenógrafo Enrique Lázaro. La modelo que posó para que los artistas la pudieran fotografiar y, luego, pintar fue la pareja del mexicano, la uruguaya Blanca Luz Brum. La obra “tiene una dimensión experimental que hace de este proyecto plástico una especie de laboratorio en el que no solo se fueron explorando materiales y nuevos sistemas de trabajo, sino que también se recuperaron y reelaboraron formas de trabajar el muro y de apropiación plástica del espacio”, escribe Diana Wechsler en la introducción al libro Ejercicio plástico (USAM Edita), y explica que los artistas reemplazaron el lápiz por la cámara fotográfica, la brocha manual por la mecánica o el aerógrafo, y los más variados recursos vivos, pétreos, metálicos y vegetales. “A Siqueiros le interesaba que el material y la manera en que se trabajaba la pintura mural dieran cuenta del tiempo, de la idea del progreso, y por eso incorporaba pinturas industriales, para autos o casas, piroxilina o lacas”, agrega Luciana García Belbey, historiadora del arte, curadora y directora de la Licenciatura en Curaduría y Gestión de Arte en el Instituto Universitario Eseade, en diálogo con la nacion.
El primer rescate
Tras el fallecimiento de Botana, la casa de la zona norte cambió varias veces de dueño; mientras tanto, el mural se deterioraba. Hacia fines de 1988, Héctor Mendizábal, un joven restaurador de autos antiguos fallecido en 2007, conoció la reliquia y decidió reunir a un grupo de inversores y formar la sociedad Seville SA para comprar el inmueble, retirar el mural y recuperarlo. Contrató al restaurador mexicano Manuel Serrano, quien dedicó seis meses a proyectar el rescate, según explican Daniel Schávelzon y el mismo Héctor Mendizabal en el libro Ejercicio plástico. El mural de Siqueiros en la Argentina (Ed. El Ateneo). “Es una obra que tiene aún mucho que ofrecernos (...) su exhibición demandará siempre estar acompañado de la filmación que hemos hecho de todo el proceso de rescate; de una información histórica de su creación; de ilustrar al espectador acerca de por qué el mural está ahora fuera del sitio donde fue pintado”, dijo entonces el restaurador. Para llevar adelante el proyecto había que liberar el sótano de su encierro; desbastar las paredes para recuperar los murales con la técnica del stacco, es decir, dejándolos con una capa muy delgada de revoque, soportada por detrás con una nueva estructura liviana y transportable. Junto con los ingenieros Tomás del Carril y Jorge Fontán Balestra se procedió a extraer los murales con una grúa, colocarlos en contenedores y trasladarlos a un depósito.
Desde entonces se sucedieron un sinfín de pleitos y disputas judiciales, una maraña de litigios, embargos y medidas cautelares que mantuvieron a la obra inmovilizada en esos contenedores de San Justo. Faltarían añosaúnparaquelapiezavieralaluz
El 4 de octubre de 1994, la empresa entonces propietaria, que había cambiado de nombre a Fine Arts SA, vendió la obra a Decanor SA. Pero el mural de Siqueiros quedó amordazado entre indefiniciones burocráticas, administrativas y judiciales. “Tanto Ejercicio plástico como quien lo rescató y su titular de dominio actual fueron sometidos a todo tipo de presiones y tensiones por el aparato burocrático del Estado de sus tres poderes”, opina el abogado de Decanor SA Luis Alberto Porcelli, en su libro Ejercicio plástico, conflictividad por el dominio del mural de Siqueiros (Astrea), que reconstruye detalladamente esta historia anexando la documentación correspondiente a cada hecho.
Bien de interés histórico
El 11 de noviembre de 2003 un segundo proceso de rescate comenzó cuando el entonces presidente Néstor Kirchner firmó el decreto 1045/2003, que declaró a Ejercicio plástico como bien de interés histórico artístico, colocando así la obra bajo el amparo y la custodia del gobierno federal, en el marco de la ley 12.665. En ese contexto, “se inició desde la Secretaría de Cultura la gestión paralela ante el juez que llevaba la causa para que permitiera al Estado cumplir con las responsabilidades de preservar y restaurar el bien, sin interferir en el litigio por la propiedad de este. La indicación judicial fue clara: el Estado podía recibir en custodia el bien para su restauración siempre y solo que se obtuviera el acuerdo de las partes en litigio”, dice Magdalena Faillace en el prólogo a El mural de Siqueiros en Argentina, la historia de Ejercicio plástico, de Daniel Schávelzon.
Con este camino abierto, el 2 de febrero de 2004, por intermedio del entonces secretario de Cultura Torcuato Di Tella, el Estado nacional y la empresa Decanor SA suscribieron un convenio de cooperación y colaboración con el objetivo de preservar y restaurar la obra, conforme a los términos de la ley 12.665. Mientras Decanor SA se comprometía a exhibir la obra por primera vez en la Argentina, facultando gratuitamente al Estado nacional para su exhibición, el Estado asumiría el costo de traslado, reparación, restauración y exhibición. Posteriormente a la exposición, el Estado autorizaría la exportación de la obra para exhibirla temporalmente en el exterior.
Las gestiones para recuperar el mural, trasladarlo a la Casa de Gobierno y restaurarlo para el Bicentenario continuaron. En 2007 se creó la Comisión de Recuperación de Ejercicio plástico y se abrieron los contenedores. En julio de 2008, se suscribió un contrato de comodato de Ejercicio plástico entre el Estado –representado por Oscar Parrilli– y Decanor SA, en el que se acordó el préstamo gratuito de la obra hasta el 31 de diciembre de 2010 para que fuera exhibida en los festejos del Bicentenario. Ese mismo año, en el marco de este préstamo, se trasladaron los cinco contenedores con la obra al tinglado que se levantaba en la ex-aduana. La restauración del mural comenzó en diciembre de 2008 bajo la dirección de Manuel Serrano, quien hacía diecisiete años había dirigido también el primer rescate. Fue “como reencontrarse con un viejo amigo”, dijo en aquella oportunidad.
El final de esta parte de la historia es feliz: el 4 de diciembre de 2010, tras mucho tiempo en la oscuridad, se inauguró Ejercicio plástico, en una ceremonia encabezada por Cristina Kirchner y con la presencia del entonces presidente mexicano, Felipe Calderón.
Siguen los juicios
Pero la historia continuó por vía legislativa y judicial. En noviembre de 2009, el Congreso sancionó la ley 26.537, declarando a Ejercicio plástico de utilidad pública y sujeto a expropiación. Inmediatamente, Decanor SA interpuso una demanda en la Justicia, que quedó radicada en el Juzgado Contencioso Administrativo Federal N° 1, pidiendo la inconstitucionalidad de dicha ley. Los jueces de primera y segunda instancia declararon que la ley era constitucional. El caso ahora se encuentra pendiente de resolución por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Por otro lado, en septiembre de 2010, el Estado nacional, representado por Parrilli, inició un proceso judicial contra Decanor SA. Su objetivo: hacer efectiva la ley que, el año anterior, había marcado a la obra Ejercicio plástico como sujeta a expropiación. Este caso aún está en trámite en el juzgado de primera instancia.
Según la legislación, una expropiación se considera completa cuando se dan tres condiciones: el expropiante toma posesión del bien, se dicta una sentencia firme y se realiza el pago de la indemnización. En el caso del Siqueiros, la toma de posesión del bien a favor del Estado se confirmó en diciembre del año pasado, cuando la Corte Suprema respaldó una resolución de la Cámara Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal. Esta fecha es crucial, porque en procesos judiciales como este la indemnización se fija teniendo en cuenta el valor del bien al tiempo de la desposesión. Queda por determinar el monto indemnizatorio y el veredicto final, el cual lógicamente está subordinado a la sentencia de la Corte Suprema sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de la ley que declara el mural sujeto a expropiación.
En el escenario en que se sentencie la expropiación, el Estado se quedaría con el bien, pero debería abonar a Decanor SA la indemnización establecida. Sin embargo, según expresa la ley de expropiaciones, el gobierno podría desistir del proceso expropiatorio. Y si así lo hiciera, aquel debería entregar el bien a Decanor SA y pagar las costas del juicio.
Hoy este tesoro brilla en el Bajo porteño, a la sombra de dos juicios irresueltos, porque la historia después de Siqueiros continúa como un capítulo abierto hace treinta y cinco años. Ejercicio plástico puede visitarse de miércoles a domingos, de 11 a 18, en el Museo Casa Rosada. No están permitidas las fotos.

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