La mujer que lucha para que todos los chicos perdidos sean encontrados
ANA ROSA LLOBET
por Lorena Oliva
PRESIDE MISSING CHILDREN, ONG CUYA ACCIÓN SE HIZO MÁS VISIBLE TRAS LA DESAPARICIÓN DE LOAN PEÑA
Ana Rosa Llobet demora unos segundos en atender el llamado en el horario acordado y se disculpa. “Perdón, estaba asesorando a los tíos de una chiquita que se perdió en Mendoza –dice–. Este trabajo nunca se acaba: termino con un caso y me espera otro”. La mujer que habla con La Nación no es jueza ni fiscal. Ni siquiera abogada. ¿Cómo fue que una profesora en Letras jubilada y abuela orgullosa de cuatro nietos se convirtió en referente nacional, tanto ante los ojos de las familias como de la Justicia, de una de las peores tragedias humanas como lo es la desaparición de un chico? “Nosotros no deberíamos existir”, sostiene con firmeza Llobet, quien nació hace 70 años en Bahía Blanca, donde vive actualmente. En el plural suma a los 17 voluntarios que, junto a ella, forman Missing Children Argentina, la organización que este año adquirió mayor notoriedad a partir de la desaparición de Loan Peña, el niño de 5 años al que se le perdió el rastro el 13 de junio. Fundada en 1999 por María Marta García Belsunce, la ONG que Ana Rosa preside difunde las desapariciones de niños, niñas y adolescentes del país mediante campañas en los medios de comunicación, las redes sociales y en su sitio web. La información les llega de múltiples maneras: las llaman las propias familias, claro, pero también desde fiscalías y comisarías de todo el país. Y eso no es todo: cuando un chico desaparece, el Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (Sifebu), la dependencia del Ministerio de Seguridad encargada de articular los recursos y operativos de búsqueda, coordina con Missing la difusión de su imagen.“Si el sistema de búsqueda de personas funcionara, organizaciones como la nuestra no tendrían razón de ser””
“Si el sistema de búsqueda de personas funcionara de manera eficiente, las organizaciones como la nuestra no tendrían razón de ser”, reflexiona. Pero este año, cuando la desaparición del niño correntino concentró la atención mediática de todo el país, también quedó en evidencia la peor cara del Estado, principal responsable de la búsqueda: la de la incompetencia. Detrás de un niño, niña o adolescente que desaparece hay causas muy diversas. Entre ellas están los accidentes, la violencia intrafamiliar, los conflictos con los adultos responsables, pero también el secuestro parental, el abuso, el tráfico y hasta la explotación sexual. Este abanico tan amplio como peligroso requiere que cualquier desaparición sea considerada de alto riesgo y tratada con seriedad y celeridad. Pero esto no siempre es así. ”La gente se queja de malos tratos” “Hay fiscalías que nos piden ayuda para difundir una búsqueda, pero si el chico aparece, no nos avisan. A veces, porque ni ellos lo saben”, se queja la mujer, sintetizando en una anécdota no solo la ineficacia sino también la falta de compromiso y empatía con que se trata a muchas familias en comisarías y fiscalías de la Argentina. “Los padres de un chiquito o una chiquita que desaparece necesitan que se los escuche, pero las oficinas son frías, las comisarías son frías. La gente se queja de malos tratos”, se lamenta. Por todo esto es que, a partir de la desaparición del niño correntino, Ana Rosa dice que el trabajo en la organización se multiplicó. Por un lado, los voluntarios entrevistaron a cientos de personas que decían tener pistas sobre el paradero de Loan, todas infructuosas. “No podíamos decir que no, porque era una manera de sostener la búsqueda”, recuerda sobre aquellos días sin fin. En paralelo, comenzaron a acercarse otras familias, con hijos o hijas desaparecidos desde hacía años o décadas que, a partir de la enorme repercusión mediática del caso Loan, supieron de la existencia de la organización. “Nosotros tenemos un vínculo muy aceitado con fiscalías de algunas provincias, pero en otras no. Hay comisarías que, al día de hoy, no nos conocen. Pero con Loan nos hicieron muchas notas, incluso de medios de otros países”, describe. La prueba de la enorme consideración que tiene Missing Children también en el ámbito de la Justicia quedó en evidencia hace unas semanas. A mediados de octubre se convirtió en la primera ONG con acceso al Bus Federal de Justicia, una plataforma que nuclea a los poderes judiciales de todas las provincias. El objetivo de la incorporación es achicar la distancia entre la organización y cualquier fiscalía o comisaría del país. “Somos la primera organización civil convocada. Esta iniciativa seguramente nos allane mucho el camino a la hora de difundir las búsquedas en todo el país”, confía Ana Rosa. En lo que va del año, la organización atendió 900 casos, bastante por encima de los 700 de 2022 o de los 828 de 2023. La inmensa mayoría de ellos apareció. De hecho, al 8 de noviembre de este año, la ONG tenía 132 búsquedas activas, 42 de las cuales corresponden a chicos que ya son adultos y siguen desaparecidos..
La ONG difunde las desapariciones de niños, niñas y adolescentes del país mediante campañas en los medios de comunicación, las redes sociales y en su sitio web
“El trabajo se multiplicó, pero nosotros seguimos siendo 18 voluntarios”, dice con tono preocupado. “Somos pocos y estamos desbordados. Hay gente que se acercó con intenciones de sumarse como voluntarios, pero estamos tan desbordados, que nos cuesta hacernos el tiempo para evaluar y capacitar. Manejamos información delicada”, agrega. Voluntad y corazón Al día de hoy, la organización no tiene sede. “Nuestro trabajo es voluntario y lo realizamos desde nuestras casas. Tampoco manejamos dinero, aunque tenemos algunos gastos de funcionamiento que solventamos con donaciones que pedimos en casos puntuales”, explica. Hace algunas semanas, dejó de funcionar uno de los canales de comunicación con la ONG: la línea 0800. “La dimos de baja porque no la podíamos pagar. Pero también es cierto que hoy está mucho más popularizado el WhatsApp. Casi nadie llamaba por ahí”, dice Llobet, minimizando la cuestión. Ana Rosa Llobet cursó el secundario en el Colegio Nacional de Bahía Blanca. Al terminarlo, hizo el profesorado en Letras en la Universidad Nacional del Sur. Un mes después de recibirse se casó con quien sería el padre de sus cuatro hijos varones. “Los primeros 10 años de casada los dediqué a la crianza de mis hijos. Recién cuando el más chico estaba en jardín empecé a tomar horas como profesora”, cuenta. En 2010 y después de 25 años de docencia, se jubiló. Hacía cuatro años que su marido había fallecido. Una vez jubilada, quiso seguir los pasos de su mamá, que había sido voluntaria en un hospital gran parte de su vida, y dedicarse a alguna actividad solidaria. “Veía en los aeropuertos los avisos de las desapariciones y me preguntaba cómo podía ser qué esos chicos no estuvieran con sus familias. Es algo muy dramático”, dice. Así que se contactó con Laura Fortunatti, quien por entonces era la referente bahiense de Missing. “Aprendí mucho de ella. Pero, al poco tiempo falleció y quedé yo”, recuerda. A 10 años de su incorporación, en 2020, le ofrecieron presidir la organización y aceptó, al principio, con ciertos reparos por la distancia entre el AMBA, que hasta ese momento había centralizado la actividad, y Bahía Blanca. “Pero la pandemia nos estaba enseñando que podíamos estar en contacto en forma virtual y realmente no ha sido problema”, explica. Hoy, a la par de su actividad al frente de Missing, Ana Rosa sigue desplegando su pasión por las Letras y por la docencia en los cinco talleres literarios que coordina desde 2013. Cuenta que tiene lista de espera “Pero nadie se quiere ir”, suelta risueña. “Cuando me propusieron ser presidenta de Missing, aclaré que habían dos cosas que no iba a dejar: los talleres y los nietos, son primordiales para mí”, dice, refiriéndose a la adolescente y los tres varones que son hijos de sus hijos. Cuatro años después de aquella decisión, reconoce que las prioridades le cambiaron y que hasta le cuesta irse de vacaciones para no recargar de trabajo al resto del equipo. “Este teléfono por el que te hablo es el que recibe las denuncias por WhatsApp. A la noche lo apago porque no dejan de entrar mensajes, incluso de madrugada. Pero ¿qué se puede hacer a las 3 de la mañana?, cuenta. Pero, durante el día. vive pendiente de ese aparato. “Mis hijos me piden que me lo tome con más calma”, reconoce. En este camino recorrido junto a Missing Children Argentina, Ana Rosa Llobet se enorgullece diciendo que la mayoría de los chicos que se pierden, aparecen. Pero enseguida la voz se le ensombrece cuando piensa en los casos que quedan sin resolver. “Vivo preocupada, pensando qué más podríamos hacer para que ni Loan ni nadie viva lejos de su familia”, sostiene. Y aunque no sabe explicar por qué el caso del chiquito correntino generó toda la atención mediática que, lamentablemente, otros no tuvieron ni tienen, de algo está segura. “Nosotros vamos a seguir publicando su rostro hasta que aparezca. Como seguimos publicando el de Bruno Gentileti, que se perdió hace 30 años, y el de tantos otros chicos, no nos vamos a cansar de buscar a Loan ni a nadie”, asegura. Y cierra la frase casi como se estuviera hablando a sí misma: “Nunca nos vamos a resignar” Un brazo de la Justicia Ana Rosa Llobet preside Missing Children Argentina, la única ONG del país dedicada exclusivamente a la búsqueda de niños, niñas y adolescentes perdidos. La seriedad y el compromiso del equipo de voluntarios que la integran ha convertido a la organización en el brazo de la Justicia para la difusión de los casos. Buena parte de esa dinámica quedó expuesta este año, a partir de la desaparición, ocurrida el 13 de junio, de Loan Danilo Peña, que todavía permanece activa. A dónde llamar si tenés un dato sobre una persona perdida: · Podés llamar al 134, la línea del Ministerio de Seguridad. · Podés llamar al 911. · Si hay sospechas de que el caso está vinculado con trata de personas, se puede llamar a la línea 145 de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas. · Si se trata de un niño, niña o adolescente, podés comunicarte con la organización Missing Children al 11-4157-3101. · Si la persona es adulta, podés comunicarte con Personas Perdidas vía WhatsApp al 11-4915-9470 o por Instagram a @personasperdidas.
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“No es un juguete”. La campaña de padres para que Papa Noel no regale celulares a los niños
La idea es llegar a un acuerdo entre los padres para regular los regalos que reciben los niños y no acelerar sus procesos de maduración
María Nöllmann
Los nervios, la ansiedad y la dificultad para adaptarse son complicaciones propias que conlleva el paso de la primaria a la secundaria, plantea la directora escolar y psicóloga clínica María Sol Travaglio. Pero en la mayoría de los estudiantes, observa, estas problemáticas se ven potenciadas por la novedad del primer smartphone.
“Los chicos entran a la secundaria con 11 o 12 años, muchos habiendo recibido su primer celular como regalo de Navidad. Y la misma presencia del celular en sus vidas hace que el paso a primer año les cueste mucho más: tienen más problemas de concentración, más ansiedad. Además, llegan con conflictos generados en las redes sociales durante las vacaciones: uno se convirtió en sticker, el otro quedó afuera de un programa por no tener celular...”, resume Travaglio, que dirige el Colegio Martín y Omar, ubicado en el centro de San Isidro.
Una campaña propone que esta Navidad los padres de la clase se comprometan a no regalarle a sus hijos menores de 13 años su primer celular inteligente
Desde hace tiempo que este panorama preocupa a la comunidad educativa, por lo que su colegio decidió sumarse hace pocos meses a una campaña que comenzó a instalarse en el país y en el mundo. La campaña propone que esta Navidad los padres de la clase se comprometan a no regalarle a sus hijos menores de 13 años su primer celular inteligente.
“La idea detrás es retrasar la entrega del primer smartphone. Y como Navidad es una fiesta donde muchas veces se regalan celulares a los chicos, incluso a chicos muy chicos, surgió la idea de hacer una concientización con el foco en los regalos navideños”, explica Gonzalo Arauz, fundador de la organización de padres Manos Libres, la versión argentina de un movimiento global surgido a partir del libro La Generación Ansiosa, de Jonathan Heidt. El principal objetivo de estos grupos es concientizar sobre los efectos del uso a temprana edad de los dispositivos móviles y promover acuerdos entre padres para retrasar la llegada del primer celular inteligente y del acceso a las redes sociales.
Promovida desde la Argentina, la campaña que llama a no regalar smartphones en Navidad se esparció por los cinco continentes y a través de la comunicación entre estos movimientos de padres, que comparten un grupo de WhatsApp, y fue difundida en una decena de países de la región y del mundo, entre estos, Sudáfrica, México, Suiza, Suecia, España e Irlanda.
Los padres se comprometen a buscar alternativas de juego que no dependan de la tecnología
En la sede de Nordelta del colegio Michael Ham la campaña, que surgió en el marco de un grupo de capacitaciones para padres realizadas en los últimos meses, incluyó la firma de un consentimiento, al que adhirieron el 80% de los padres de quinto y sexto grado de primaria. Todos ellos se comprometieron a no incluir un smartphone en la lista de regalos de sus hijos para Navidad. La campaña también se instaló en el colegio Santos Padres, de Bella Vista. Estos y otros colegios de la ciudad y provincia de Buenos Aires trabajan con la asesoría de Manos Libres y Navitools, empresa que brinda herramientas de gestión de dispositivos, soporte técnico y charlas de bienestar digital para comunidades educativas.
“Es muy difícil que los más chicos puedan autorregularse”
Los especialistas consultados destacan la importancia de que los chicos atraviesen el período de desarrollo cerebral más vulnerable antes de tener su propio celular inteligente.}
Los especialistas consultados coinciden, además, en que es primordial, antes de la entrega del primer smartphone, que tanto padres como hijos tengan capacitaciones previas
“El cerebro se termina de desarrollar alrededor de los 25 años y lo último que se desarrolla es la corteza frontal, que justamente es la encargada, entre otras funciones, de la autorregulación. Es muy difícil que los más chicos se puedan autorregular con un celular inteligente, porque las redes sociales y las aplicaciones están hechas para generar adicción. Es darles algo que, por la edad que tienen, es muy difícil que puedan controlar”, dijo la psicóloga infanto parental especialista en crianza Clara Paritsis, quien recomienda retrasar “lo más posible” la entrega del primer celular inteligente.
Los especialistas consultados coinciden, además, en que es primordial, antes de la entrega del primer smartphone, que tanto padres como hijos tengan capacitaciones previas, que en varios colegios ya tienen lugar en forma de talleres extracurriculares o incluso dentro de nuevas materias, como Ciudadanía Digital.
“En general, los padres tienen poca información sobre los peligros a los que están expuestos sus hijos en redes. Es fundamental que, antes de entregar un celular inteligente, tanto padres como hijos aprendan sobre el potencial adictivo que tienen las redes, la capacidad de desinformación que tienen; también cuál es una conducta correcta en redes, cómo registrar que una persona está siendo violenta, cómo manejar la exposición de su imagen, cómo darse cuenta que los está operando un algoritmo, entre otros conocimientos”, sostiene Alejandro Artopoulos, profesor de Tecnología y Cambio Educativo y Director Académico del Centro de Innovación Pedagógica de la Universidad de San Andrés.
Frente a este escenario, Sergio Grimozzi, director académico del Michael Ham, destaca la importancia de la alianza entre el colegio y la comunidad de padres. “Educamos juntos. Hace unos meses escuchamos en una reunión de padres la idea de la campaña navideña, y desde el colegio nos preguntamos: ‘¿Qué podemos hacer nosotros para ayudar?’ Nos propusimos adelantarnos a Papá Noel y ofrecer el espacio para que los padres firmen el compromiso”, sostiene el educador, quien ve este acuerdo como la punta de lanza de futuros acuerdos de padres, como por ejemplo los ligados a la edad de entrega del primer celular inteligente.
La familia Ruiz Larguía intenta postergar el acceso de los chicos a los celulares inteligentes
Este año el colegio que dirige Grimozzi fue uno de los más de 30 establecimientos educativos de la provincia y la ciudad de Buenos Aires que comenzaron a prohibir el uso de celulares durante el horario escolar a alumnos de determinados años. En el caso del Michael Ham, la medida abarcó a los estudiantes de los primeros tres años de la secundaria, en los que detectaban mayor dependencia a los dispositivos móviles. Grimozzi resalta como uno de los principales resultados de la medida el aumento del nivel de juego y de la socialización durante los recreos.
La culpa de los padres, la insistencia de los hijos y el “no querer que se quede afuera”
La presencia de los smartphones en los pedidos navideños es alta, destacan algunos padres. Algunos se plantean desde hace varias semanas qué tipo de regalos navideños quieren darle a sus hijos. Entre ellos, Dolores Larguía, madre de tres, destaca que, a la hora de elegir entre la enorme oferta que hay en el mercado, se focaliza en pensar qué tipo de actividad involucra el objeto a elegir y su resultado en la vida de sus hijos.
“Mi hijo de 12 me pidió para Navidad el volante de la Play, pero yo preferí darle un regalo que lo aleje de la pantalla, que le abra la creatividad, la imaginación, no un regalo que lo encierre”, afirma Larguía, que trabaja de manera independiente como comunicadora y encargada de prensa.
Un enfoque similar destacan padres como Pedro Kudrnac, de 44 años, que tiene tres hijos de 7, 11 y 13 años, quien prefiere regalarles juegos de mesa o deportivos, como una tabla de barrenar, una raqueta de tenis o una pelota de fútbol, y también Arauz, que eligió para su hijo de tercer grado unos Lego.
“A veces los chicos piden algo que no necesariamente es lo que les hace bien. Y muchas veces los padres para satisfacerlos, porque no están mucho en casa y les da culpa o porque no tienen tanta información sobre los efectos de las pantallas y las redes, le regalan el primer celular a los chicos a edades muy tempranas, incluso en quinto grado o antes” sostiene Travaglio
Para ella, esta campaña no solo invita a no regalar smartphones para Navidad a edades tempranas, sino también a reflexionar en la relevancia de otro tipo de regalos. “El ‘No regales pantallas’ es también un ‘regalá tiempo’, ‘regalá presencia’, el ‘regala algo que active la posibilidad de experiencias que favorezcan un desarrollo saludable de tus hijos’. Porque con un smartphone tu hijo no solo va a disfrutar la pantalla: cuando deje la pantalla va a necesitar más pantalla. Es un regalo que genera un sistema de recompensa dopaminérgico, una adicción. Uno tiene que pensar: ¿Qué quiero darle a mi hijo? Son los padres, no los chicos, los que más saben qué es lo mejor para sus hijos”, agrega la directora.
Lo que más le preocupa es el periodo de vacaciones de verano que sigue a la Navidad. “Son meses en que los chicos tienen mucho tiempo libre. Los papás trabajan y, si los chicos no tienen un club o una colonia, a veces se la pasan con las redes y los videojuegos todo el día. Tienden a apartarse, a aislarse. Esto lo cuentan mucho los papás y nosotros lo vemos cuando llegan de las vacaciones o incluso durante el año. El día lunes es el día más difícil porque muchas veces los domingos se quedan hasta cualquier hora con el celular”, sostiene.
La alianza con la comunidad de padres, dice, es clave para evitar que los alumnos “se queden afuera” por no tener un celular propio. Pero a la vez es difícil que la iniciativa de ponerse de acuerdo tenga éxito si surge de una familia en particular. " Para evitar que sea un papá el que se ponga a remar en dulce de leche intentando convencer a los otros y que se generen discordias entre familias, decidimos plantear la idea de un acuerdo desde el colegio”, afirma la directiva.
“Un celular no es un juguete, es una herramienta”
Tanto desde Navitools como desde Manos Libres y los grupos que alrededor del mundo funcionan promoviendo la misma causa, destacan la importancia de resaltar que un celular inteligente “no es un juguete, sino una herramienta”.
“Pensar un celular como un regalo es banalizarlo. El celular es una herramienta e implica entrar en determinados entornos digitales. La idea que promovemos es que la decisión de dar un celular vaya acompañada de la preparación del menor y de sus padres. Y proponemos hacerlo de manera gradual”, afirman desde Navitools, una de las organizaciones que promovió la campaña navideña y la firma de consensos entre padres.
La empresa propone, entre los consejos que da en sus charlas escolares, la importancia de armar acuerdos entre padres e hijos a la hora de entregar el primer dispositivo móvil. “Es muy útil armar contratos físicos y firmarlos, debatir en conjunto el propósito del celular, definir los límites de tiempo diarios de uso, definir qué configuraciones a la privacidad va a tener el menor en sus redes”afirma la empresa, que trabaja con colegios pero también de forma personal con familias.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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