lunes, 4 de febrero de 2019
LA RUTA DEL AGUA HASTA SU CASA
Bustamante, el hombre que asegura la provisión de agua de los porteños
Jorge Bustamante, el hombre que cuida el agua de los porteños
Sanitarista y veterano de Malvinas, tiene 58 años y lidera el equipo de 12 personas que supervisa el buen funcionamiento de la Estación Elevadora Constitución
"Esto me es familiar", dice José Bustamante, supervisor de la Estación Elevadora Constitución, mientras baja una escalera de espaldas, cual hombre en alta mar. Es veterano de la Guerra de las Malvinas por la Armada, trabaja desde hace más de 30 años en ese universo de caños y agua, y no puede evitar la comparación entre ambos universos.
Tiene 58 años y un oficio -el de sanitarista- que lo llena de orgullo y heredaron sus tres hijos. "Nosotros nos debemos al servicio y somos parte de él. Un gran compañero decía que nosotros somos la canilla de la ciudad, porque si no bombean las plantas no sale el agua en tu domicilio", cuenta.
Comanda una guardia de 12 personas que rota de forma permanente para garantizar que el agua que sale desde ese edificio que ocupa una cuadra entera en el barrio de Constitución pueda llegar con la presión suficiente a la red domiciliaria de más de 600.000 vecinos de la ciudad.
Los sanitaristas comparten una profesión que sienten fundamental, pero es bastante desconocida. "Te preguntan si sos plomero, si sabés arreglar el cuerito de una canilla. Acá si no funciona un equipo de estos dejamos sin agua a un millón de personas por baja presión. Pero hay muy poca gente que sabe lo que hacemos", cuenta Bustamante, a quien lo angustia el derroche de agua potable.
Recuerda cuando, hace unos años, se comenzó a reparar el viejo depósito de agua de Caballito, un gigante de hierro y diseño industrial: "La gente lo veía y decía 'no puedo creer que esto siempre funcionó a una cuadra de mi casa'".
El agua que los porteños ven cada vez que abren una canilla en la ciudad no llega directamente desde la planta potabilizadora General San Martín, ubicada sobre la avenida Figueroa Alcorta casi La Pampa, en Palermo. Desde ahí sale, a través de ríos de entre 4 y 5 metros de diámetro, hacia seis estaciones elevadoras que están distribuidas alrededor de la ciudad. Esas son las encargadas de enviarlas a la red domiciliaria.
La Estación Elevadora Constitución recibe agua potable de la Planta Potabilizadora General San Martín de Palermo (que aporta el 40% del caudal) y de la Planta General Belgrano, ubicada en la ciudad quilmeña de Bernal, que aporta el 60% restante. Llega a través de acueductos que se encuentran a 28 metros de profundidad y por acción de la gravedad: están inclinados.
A simple vista, la Estación Elevadora Constitución es una mole de hormigón color beige con ventanitas simétricas que emite cierto zumbido de motor. Tiene enormes puertas verdes de las que no entre ni sale nadie y faroles antiguos de los que ya casi no se ven. Por dentro y de a ratos, parece un submarino multicolor.
Parado frente al tablero de calidad, que mide cloro, turbiedad, pH y conductividad, Bustamante afirma que el agua que se consume en la ciudad de Buenos Aires no tiene nada que envidiarle a la mineral. Y a los que creen que el agua de la canilla "tiene mucho olor a cloro" les sugiere dejarla reposar en una botella antes de consumirla: se evapora solo.
La central trabaja con una tensión elevada de 6600 watts, que llega en una línea directa, diferenciada del resto del barrio. Y que no podría ser reemplazada por ningún generador. Si se corta el suministro, una vez que se vacían todas las cañerías, cuesta el doble de tiempo reanudar el servicio. Una falla de la energía eléctrica es el principal enemigo del flujo de los 8.500.000 metros cúbicos que circulan por mes por la Estación Constitución.
"Me ha ocurrido una vez, cuando era supervisor en Caballito, que tenía luz todo el barrio menos nosotros -cuenta Bustamante-. Hubo una manifestación en la puerta del predio porque los vecinos no tenían agua. Y andá a hacerle entender a la gente".
El edificio
Podría ser una facultad, un hospital o una dependencia de la Justicia. El edificio monumental de la avenida Entre Ríos 1441, que ocupa una manzana entera del barrio de Constitución, es desconocido para la mayoría de los porteños que pasan por su puerta, a pesar de que muchos dependen de él para una de las necesidades más básicas.
El edificio Paitoví -o Estación Elevadora Constitución- es un referente de la arquitectura industrial en la ciudad de Buenos Aires que pertenece a Agua y Saneamientos Argentinos (AySA), la empresa que funciona bajo la órbita del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda.
Se encarga de la distribución final de agua potable a más de 600.000 habitantes de la ciudad. Comenzó a funcionar en la década del 50, con tecnología inglesa, la misma que se sigue usando casi sin alteraciones hasta hoy.
Según Jorge Tartarini, el director del Museo de AySA, la Argentina fue el país que más inversiones recibió en América Latina de Gran Bretaña en ferrocarriles, puertos y obras de salubridad. De allí la presencia de máquinas, estructuras, proyectos y materiales.
"Entre 1880 y 1930 esto se intensifica. Los intereses de los gobiernos locales eran funcionales a los británicos en grado sumo. Esto iría decayendo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos reemplazó las importaciones británicas", explica.
Las obras para construirlo se iniciaron en 1948, durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón, en un contexto de gran planificación estatal a través de su Plan Quinquenal. Por ese entonces, la empresa se llamaba Obras Sanitarias Argentinas, nombre que aún se puede leer -semitapado por los árboles- sobre la entrada de la avenida Entre Ríos.
Para poder impulsar el agua hacia la red domiciliaria hay seis electrobombas verticales que la toman desde la cámara de aspiración -ubicada a 32 metros de profundidad- hasta un colector de impulsión desde el que parten tres salidas hacia distintos puntos de la red de distribución de la ciudad.
Luego hay seis tanques de hormigón ubicados en tres niveles distintos, de a dos por cada piso. El primer piso abastece la salida hacia la zona de Constitución, el segundo, la salida a Caballito y en el tercer nivel, la salida hacia Congreso. Entre todos los tanques pueden almacenar 72.000 metros cúbicos de agua potable.
De las seis bombas, tres funcionan de día y dos, durante la noche. El horario de mayor demanda de agua se da entre las 6 y las 7 de la mañana, momento en que se pone a trabajar un equipo más para que no baje la presión de la red de la ciudad.
La planta, en números
72.000
Metros cúbicos
Es la capacidad de almacenamiento de agua que tienen los seis tanques de la estación de Constitución
600.000
Vecinos
Reciben en sus domicilios el agua que proviene del edificio Paitoví, que funciona desde principios de la década del 50
12
Operarios
Trabajan de manera rotativa para garantizar permanentemente el suministro de agua en la ciudad
M. A
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