Críticos, monstruos, fanáticos y otros ensayos literarios, de Cynthia Ozick
Una crítica panorámica y todoterreno
"Una de las ventajas de la longevidad -anota Cynthia Ozick en uno de los artículos incluidos en Críticos, monstruos, fanáticos y otros ensayos literarios - es la oportunidad de ser testigo de la trayectoria de otras vidas, especialmente las vidas literarias; observar el conjunto, como podría hacerlo un biógrafo, e incluso, de cuando en cuando, reflexionar con el desapasionamiento del eclesiasta bíblico".
El comentario panorámico tiene razón de ser. Autora de cuentos espléndidos ( Levitación ), de una novela sobre la novela perdida de Bruno Schulz ( El mesías de Estocolmo ) y otras narraciones de largo alcance ( Los papeles de Puttermesser), Ozick (Nueva York, 1928) sigue activa con la edad como aliada y no impresiona tanto por su productividad como por el swing de sus puntos de vista.
Críticos, monstruos, fanáticos . (que en inglés se publicó en 2016) es entretenido y doblemente sagaz: hable de Saul Bellow, de W.H. Auden o de Martin Amis, se permite alusiones a acontecimientos que prueban que no se trata de un manojo de notas recuperadas del fondo de un arcón.
El libro toca intereses recurrentes de Ozick (Kafka, la lengua hebrea) y visita autores varios (a los ya nombrados, se les puede sumar Bernard Malamud).
En "Escritores, visibles e invisibles", una reflexión sobre la literatura norteamericana, muestra que los juicios contundentes son otra ventaja de la longevidad: Norman Maile r "es ya un rumor distante" y William Styron, "una mota en la mediana lejanía"; Jack Kerouac y Allen Ginsberg son reducidos, por su parte, a simples documentos de época.
Los beatniks -nacidos para la misma época que ella- son para la escritora neoyorquina, como prueba más de una página, su bestia negra.
Metáfora y memoria, un volumen anterior de artículos, se abría con un gran ensayo sobre el ensayo.
Metáfora y memoria, un volumen anterior de artículos, se abría con un gran ensayo sobre el ensayo.
El nuevo opus, con una formidable y jovial discusión sobre el estado de la crítica y la deserción de los lectores de novelas.
El disparador es la polémica que, en el giro de siglo, inauguró Jonathan Franzen y prolongó el experimental Ben Marcus.
Imposible resumir todas sus ideas, pero sí conviene subrayar la reivindicación de Edmund Wilson como modelo. La idea no es original, pero lo que importa es la convicción de su argumento: solo los críticos todoterreno, que saben explicar cómo la literatura influye en el funcionamiento de la imaginación humana, podrán atraer a los lectores perdidos
CRÍTICOS, MONSTRUOS, FANÁTICOS...
Cynthia Ozick
Mardulce
Trad.: A. Dilon
274 págs./ $ 700
P. B. R.
CRÍTICOS, MONSTRUOS, FANÁTICOS...
Cynthia Ozick
Mardulce
Trad.: A. Dilon
274 págs./ $ 700
P. B. R.
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