Un caso aparte: detectives gourmet que tienen mucho en común
“Hay que beber para recordar y comer para olvidar”. La frase de Pepe Carvalho, el detective amargo y sibarita creado por Manuel Vázquez Montalbán,
refleja la filosofía de vida del peculiar personaje. Protagonista de cerca de veinte novelas policiales, Carvalho no solo come para olvidar: también, cocina para reflexionar. Es por eso que en medio de sus historias aparecen recetas típicas de España, que el detective prepara con devoción especialmente cuando está nervioso o malhumorado. La cocina es, para Carvalho, un medio para opinar sobre el mundo y la gente que lo rodea. “Ningún ser humano indiferente ante la comida es digno de confianza”, asegura. La cita aparece en Carvalho Gourmet, una serie con ocho volúmenes que publicó Planeta en 2012, cuando se cumplieron 40 años del primer título, Yo maté a Kennedy.
Como Sherlock Holmes y Hércules Poirot, entre otros grandes investigadores de ficción, Carvalho es huraño y solitario, pero tiene un personaje secundario que funciona como contrapeso: Biscuter también es gourmet y buen cocinero.
A diferencia del detective español, el comisario siciliano Salvo Montalbano, creado por Andrea Camilleri en homenaje a su admirado Vázquez Montalbán, disfruta con la comida, pero no tanto con la cocina. Prefiere, siempre que pueda, comer las delicias que le prepara Adelina en su casa.
Para los dos autores la gastronomía es una metáfora de la cultura. Sus personajes más célebres tienen una máxima en común: “Dime qué y cómo comes y te diré quién eres”.
N. B.
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