LECTURA EXPERIMENTAL

Cuentos sin pretensiones, con aire pop y televisivo
D. G.

Nada nos puede pasar Nicolás Teté Blatt&ríos 180 páginas $ 790

La mayoría de los cuentos del primer libro de Nicolás Teté, autor y director de cine nacido en Villa Mercedes en 1989, están protagonizados por adolescentes cuya educación sentimental, en los últimos años del siglo XX en la Argentina, debe mucho a los programas de Cris Morena, las telenovelas con Natalia Oreiro como figura estelar y las canciones de Bandana y Britney Spears. Un imaginario pop

El narrador, que en ocasiones parece ser el mismo de un relato a otro, atraviesa episodios familiares y escolares con introspección cómica, y se reserva para el final el cuento más extenso de
Nada nos puede pasar (el libro de Teté comparte título con una canción de la serie televisiva Verano del 98). En dos direcciones, Mati recapitula (“Hubo peleas, hubo insultos, hubo discriminación, hubo bullying, todo lo que una adolescencia de un joven gay tiene que tener en el interior del país”) y a la vez empieza a cruzar el umbral hacia una época más amigable: “Igual Buenos Aires me encantaba y la idea de la residencia también, sentía que mi vida estaba por convertirse en una novela de Pol-ka o, mejor, en una serie de Cris Morena”. En escenarios de provincia o a prudente distancia de la familia, los personajes fantasean con salidas del clóset.
Tal vez la mayor virtud de la escritura de Teté (su divertida falta de pretensiones) sea lo que, a la larga, resulte idiosincrásico. Eso no empaña la sensación de estar leyendo el libro de un escritor que, como se decía de los jóvenes actores de la televisión, promete mucho.

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