Qué pasó con la actividad económica en la Argentina desde fines de 2019
En los últimos tres años los indicadores macroeconómicos mejoraron, pero hay que analizar bien que significan esos datos
Juan Carlos de Pablo
Ningún asalariado consulta los datos del Indec para saber si está ocupado o desocupado, de la misma manera que ningún heladero los consulta para saber si en el tercer trimestre de 2022 vendió más o vendió menos helados que en el segundo. Las estimaciones sobre desocupación y ventas, respectivamente, sirven para saber si lo que le ocurre a uno solo le ocurre a uno, o si lo de uno es un caso particular de un fenómeno general. ¿Qué pasó con el nivel de actividad económica durante los tres primeros años del gobierno presidido por Alberto Ángel Fernández y por qué pasó lo que pasó?
PREGUNTAS A JACQUES H.J.M.E DRÈZE
Economista 1929–2022
Nacido en Bélgica, estudió en la Universidad de Lieja y también en Columbia; fue el primer presidente de la Asociación Económica Europea y presidió la Sociedad Econométrica
Al respecto, conversé con el belga Jacques H. J. M. E. Drèze (1929-2022), quien estudió en la Universidad de Lieja y en Columbia. En 1954 mantuvo una conversación con Franco Modigliani que duró seis horas; analizaron cuestiones relacionadas con la incertidumbre y generaron una fructífera colaboración profesional. “Fue mi primera experiencia profesional conectada con avances en la investigación”, dijo. Enseñó en las universidades Católica de Lovaina y de Chicago. Fue el primer presidente de la Asociación Económica Europea y también presidió la Sociedad Econométrica. Resultó clave en la creación del Centro de Investigación Operativa y Econometría (CORE).
–De su labor escrita se destacan los trabajos que analizan situaciones en condiciones de incertidumbre.
–Me interesó esta cuestión, a raíz de mi interés por la teoría de la decisión. La necesidad de incorporar la incertidumbre a los modelos surgió de mi experiencia práctica en materia decisoria: enfrentar la incertidumbre era un desafío diario para mi padre –propietario de un pequeño banco– y para sus clientes. El seguro integral contra la incertidumbre es una abstracción, los mercados incompletos son la regla. Los mercados incompletos no solamente explican las rigideces salariales, sino también la volatilidad de las inversiones y de la demanda agregada.
–En 1964 usted explicó el desafío que las nuevas realidades francesas le plantearon al análisis económico.
–Así es. Al final de la Segunda Guerra Mundial, Francia enfrentó los problemas de la reconstrucción, cuellos de botella, inflación, problemas de balanza de pagos, problemas laborales, pérdida de las colonias, nacionalizaciones, el lanzamiento del planeamiento, el ingreso a la Comunidad Económica Europea, etcétera. Tal como era de esperar, estos desafíos generaron nuevas políticas y estas, a su vez, la correspondiente teorización. Una innovación consistió en la determinación simultánea de los precios de los productos y de los insumos. Una cuestión ignorada en la literatura que había planteado el monopolio que se abastece en mercados competitivos. Pero en la Francia de la posguerra la empresa estatal de energía les compraba carbón a las minas estatizadas, para producir electricidad que les vendía a los ferrocarriles estatizados.
–Nadie consulta las estadísticas globales para saber lo que le ocurre. ¿Para qué sirven las estadísticas, pensando en la toma de decisiones?
–Ejemplo: ¿para qué le sirve a un asalariado que acaba de ser despedido saber si la tasa de desocupación de la ciudad o región en la que vive está subiendo o está bajando? Para mejorar el diagnóstico de lo que le pasa a él (o a ella). Si perdió el empleo y la tasa de desocupación está bajando, se sentirá mal en lo personal, pero las chances de conseguir rápidamente otro puesto de trabajo serán altas; si perdió el empleo y la tasa de desocupación aumenta, se dará cuenta de que el problema no es con él o con ella, pero le resultará más difícil conseguir otro trabajo.
–Lo consulto a raíz de la publicación, por parte del Indec, de los indicadores macroeconómicos referidos al tercer trimestre de 2022.
–Comencemos por una obviedad. Como consecuencia del Covid-19, más precisamente, a raíz de la pandemia/cuarentena, el producto bruto interno (PBI) real de su país cayó 10% en 2020 y recuperó otro tanto en 2021. Es cierto que el rebote nunca es automático, pero es razonable pensar que tendrá más intensidad cuanto mayor haya sido la caída previa. En los mismos años, en los Estados Unidos el PBI cayó 3,4% y creció 6,2%, respectivamente.
–Pero esta no es la única comparación posible.
–Hay tantas comparaciones como analistas para responder diferentes preguntas, algo que pasa también cuando se las utiliza en el plano puramente político.
–¿Qué comparación sugiere calcular?
–La referida al tercer trimestre de 2022 con igual período de 2019; es decir, la comparación que muestra la evolución del nivel de actividad económica en los tres primeros años de la presidencia de Alberto Ángel Fernández.
–Adelante.
–En el referido período, del lado de la oferta, el PBI total creció 6,4% (9,3%, en los sectores que producen mercaderías y 4,2% en los que elaboran servicios); mientras que, del lado de la demanda, el consumo público cayó 1,7%, el consumo privado aumentó 5,5% y la inversión subió 26%. Seguramente que estos números sorprenderán a más de un lector.
–¿Cómo se explica?
–No soy un experto en economía argentina, pero el caso planteado tiene que llevar a reflexionar a los críticos del actual gobierno argentino. No digo que los números sean maravillosos, pero sí que son mucho mejores de lo que sugieren quienes le prestan atención a la evidente crisis política desatada el 10 de diciembre de 2019, en un país tan presidencialista como el suyo.
–No le pido una explicación específica, pero al menos una general.
–En ese plano me animo. No existe una relación estrecha, y mucho menos inmediata, entre la calidad de una política económica y los resultados. Un gobierno que se emociona cada vez que menciona a la UBA y al Conicet genera aumentos en el consumo privado y en la inversión, y caída en el consumo público.
–¿Está usted diciendo que la evolución económica se desvinculó de los mensajes y las disposiciones gubernamentales?
–No tanto, pero sí digo que los análisis y las explicaciones tienen que basarse en los hechos, no en las implicancias fácticas de los entusiasmos o los enojos. Afirmaciones como “la economía está parada”, “la gente no da mas”, etcétera, pueden servir para impresionar a amigos y parientes, pero no para entender lo que está ocurriendo.
–Usted concentró el análisis en el PBI, el consumo, etcétera... pero, ¿qué me dice de la tasa de inflación, del nivel de pobreza, etcétera?
–Que aumentaron. Pero no use el argumento para cuestionar la realidad del nivel de actividad económica; diga, en todo caso, que esa mejora convivió con mayores tasas de inflación y de pobreza. De hecho, es difícil encontrar un país donde todos los indicadores mejoran o empeoran.
–Además de todo esto, los agregados promedian heterogeneidades.
–Muy importante. Está bien prestarles atención a las estimaciones del Indec, pero primero y principal hay que entender qué es lo que está ocurriendo en el mostrador.
–Don Jacques, muchas gracias.
Economista 1929–2022
Nacido en Bélgica, estudió en la Universidad de Lieja y también en Columbia; fue el primer presidente de la Asociación Económica Europea y presidió la Sociedad Econométrica
Al respecto, conversé con el belga Jacques H. J. M. E. Drèze (1929-2022), quien estudió en la Universidad de Lieja y en Columbia. En 1954 mantuvo una conversación con Franco Modigliani que duró seis horas; analizaron cuestiones relacionadas con la incertidumbre y generaron una fructífera colaboración profesional. “Fue mi primera experiencia profesional conectada con avances en la investigación”, dijo. Enseñó en las universidades Católica de Lovaina y de Chicago. Fue el primer presidente de la Asociación Económica Europea y también presidió la Sociedad Econométrica. Resultó clave en la creación del Centro de Investigación Operativa y Econometría (CORE).
–De su labor escrita se destacan los trabajos que analizan situaciones en condiciones de incertidumbre.
–Me interesó esta cuestión, a raíz de mi interés por la teoría de la decisión. La necesidad de incorporar la incertidumbre a los modelos surgió de mi experiencia práctica en materia decisoria: enfrentar la incertidumbre era un desafío diario para mi padre –propietario de un pequeño banco– y para sus clientes. El seguro integral contra la incertidumbre es una abstracción, los mercados incompletos son la regla. Los mercados incompletos no solamente explican las rigideces salariales, sino también la volatilidad de las inversiones y de la demanda agregada.
–En 1964 usted explicó el desafío que las nuevas realidades francesas le plantearon al análisis económico.
–Así es. Al final de la Segunda Guerra Mundial, Francia enfrentó los problemas de la reconstrucción, cuellos de botella, inflación, problemas de balanza de pagos, problemas laborales, pérdida de las colonias, nacionalizaciones, el lanzamiento del planeamiento, el ingreso a la Comunidad Económica Europea, etcétera. Tal como era de esperar, estos desafíos generaron nuevas políticas y estas, a su vez, la correspondiente teorización. Una innovación consistió en la determinación simultánea de los precios de los productos y de los insumos. Una cuestión ignorada en la literatura que había planteado el monopolio que se abastece en mercados competitivos. Pero en la Francia de la posguerra la empresa estatal de energía les compraba carbón a las minas estatizadas, para producir electricidad que les vendía a los ferrocarriles estatizados.
–Nadie consulta las estadísticas globales para saber lo que le ocurre. ¿Para qué sirven las estadísticas, pensando en la toma de decisiones?
–Ejemplo: ¿para qué le sirve a un asalariado que acaba de ser despedido saber si la tasa de desocupación de la ciudad o región en la que vive está subiendo o está bajando? Para mejorar el diagnóstico de lo que le pasa a él (o a ella). Si perdió el empleo y la tasa de desocupación está bajando, se sentirá mal en lo personal, pero las chances de conseguir rápidamente otro puesto de trabajo serán altas; si perdió el empleo y la tasa de desocupación aumenta, se dará cuenta de que el problema no es con él o con ella, pero le resultará más difícil conseguir otro trabajo.
–Lo consulto a raíz de la publicación, por parte del Indec, de los indicadores macroeconómicos referidos al tercer trimestre de 2022.
–Comencemos por una obviedad. Como consecuencia del Covid-19, más precisamente, a raíz de la pandemia/cuarentena, el producto bruto interno (PBI) real de su país cayó 10% en 2020 y recuperó otro tanto en 2021. Es cierto que el rebote nunca es automático, pero es razonable pensar que tendrá más intensidad cuanto mayor haya sido la caída previa. En los mismos años, en los Estados Unidos el PBI cayó 3,4% y creció 6,2%, respectivamente.
–Pero esta no es la única comparación posible.
–Hay tantas comparaciones como analistas para responder diferentes preguntas, algo que pasa también cuando se las utiliza en el plano puramente político.
–¿Qué comparación sugiere calcular?
–La referida al tercer trimestre de 2022 con igual período de 2019; es decir, la comparación que muestra la evolución del nivel de actividad económica en los tres primeros años de la presidencia de Alberto Ángel Fernández.
–Adelante.
–En el referido período, del lado de la oferta, el PBI total creció 6,4% (9,3%, en los sectores que producen mercaderías y 4,2% en los que elaboran servicios); mientras que, del lado de la demanda, el consumo público cayó 1,7%, el consumo privado aumentó 5,5% y la inversión subió 26%. Seguramente que estos números sorprenderán a más de un lector.
–¿Cómo se explica?
–No soy un experto en economía argentina, pero el caso planteado tiene que llevar a reflexionar a los críticos del actual gobierno argentino. No digo que los números sean maravillosos, pero sí que son mucho mejores de lo que sugieren quienes le prestan atención a la evidente crisis política desatada el 10 de diciembre de 2019, en un país tan presidencialista como el suyo.
–No le pido una explicación específica, pero al menos una general.
–En ese plano me animo. No existe una relación estrecha, y mucho menos inmediata, entre la calidad de una política económica y los resultados. Un gobierno que se emociona cada vez que menciona a la UBA y al Conicet genera aumentos en el consumo privado y en la inversión, y caída en el consumo público.
–¿Está usted diciendo que la evolución económica se desvinculó de los mensajes y las disposiciones gubernamentales?
–No tanto, pero sí digo que los análisis y las explicaciones tienen que basarse en los hechos, no en las implicancias fácticas de los entusiasmos o los enojos. Afirmaciones como “la economía está parada”, “la gente no da mas”, etcétera, pueden servir para impresionar a amigos y parientes, pero no para entender lo que está ocurriendo.
–Usted concentró el análisis en el PBI, el consumo, etcétera... pero, ¿qué me dice de la tasa de inflación, del nivel de pobreza, etcétera?
–Que aumentaron. Pero no use el argumento para cuestionar la realidad del nivel de actividad económica; diga, en todo caso, que esa mejora convivió con mayores tasas de inflación y de pobreza. De hecho, es difícil encontrar un país donde todos los indicadores mejoran o empeoran.
–Además de todo esto, los agregados promedian heterogeneidades.
–Muy importante. Está bien prestarles atención a las estimaciones del Indec, pero primero y principal hay que entender qué es lo que está ocurriendo en el mostrador.
–Don Jacques, muchas gracias.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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