Las celebraciones de diciembre se asocian lamentablemente con pirotecnia. Históricamente su origen se remonta a China. Una de las leyendas indica que surgió cuando involuntariamente un cocinero mezcló componentes inflamables. Más tarde aparecerían los cohetes de madera tallada a mano, antecesores de los actuales fuegos artificiales.
Los festivales de luces y explosiones que pueblan los cielos para estas fechas pasan por alto el tremendo daño que infligen a muchas personas, animales y también a la naturaleza. En esta última Navidad fueron solo nueve las personas –siete de ellas menores de edad– que debieron atenderse en nosocomios de la ciudad de Buenos Aires por lesiones, contra 17 en 2021 y 18 en 2020. El descenso se atribuye a la caída en la venta de pirotecnia, una actividad que hace treinta años llevaba a más de 400 pacientes a las guardias en temporada de Fiestas.
Además de las quemaduras y las lesiones, los cohetes, bengalas, cañitas voladoras, petardos y fuegos artificiales se vuelven una pesadilla para quienes padecen trastornos del espectro autista (TEA) o para mascotas, que en su afán por huir del ruido que las atormenta terminan extraviadas, cuando no sufren accidentes. No resulta sencillo insonorizar los espacios para protegerlos, es más sencillo generar conciencia.
Marcos Goldschmidt inició una campaña por su hijo Ezequiel en la plataforma Change.org (https:// chng.it/gjBKdpkhqz), para reclamar la sanción de una ley que prohíba el uso, la comercialización y la fabricación de pirotecnia en todo el país. Lo desespera verlo tapándose las orejas y con cara de pánico ante los estruendos que ningún tapón de oídos evita a quienes sufren autismo.
Tras la reciente sanción del proyecto Pirotecnia Cero, este será el primer año sin ella en la provincia de Buenos Aires. En el debate participaron familiares de niños con TEA, especialistas en discapacidad, activistas por los derechos de los animales, excombatientes de Malvinas, representantes de la Cámara Argentina de Empresas de Fuegos Artificiales (Caefa) e integrantes del Sindicato Único de Empleados de la Industria de la Pirotecnia y Afines (Sueipa).
Esta ley protege a la población bonaerense frente a los efectos audibles, fumígenos, químicos y/o físicos causados por la pirotecnia. Es de desear que no tarde en llegar una legislación similar a nivel nacional que devuelva la tranquilidad a quienes año tras año sufren cuando el cielo peligrosamente se enciende.
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