Debate porteño: los candidatos a jefe de gobierno cruzaron dardos y propuestas para la sucesión en la Ciudad
Jorge Macri esquivó las polémicas y se diferenció de Larreta; Santoro no mencionó al kirchnerismo; Marra fue el más vehemente y Biasi hizo eje en el problema de los alquileres
Delfina Celichini
Los cuatro candidatos a jefe de gobierno en el Canal de la Ciudad
El debate de los cuatro candidatos a jefe de Gobierno porteño registró fuertes cruces y chicanas políticas, de las que Jorge Macri (Juntos por el Cambio) buscó salir indemne, dado que quedó bien posicionado en las PASO, cuando fue el más votado para la sucesión de Horacio Rodríguez Larreta. En ese marco, los dardos más picantes se los tiraron Leandro Santoro (Unión por la Patria) y Ramiro Marra (La Libertad Avanza), quienes competirán el 22 de octubre por ver quién llega a un posible ballottage contra el postulante del oficialismo local.
El debate, que se desarrolló en el Canal de la Ciudad, tuvo algunas particularidades políticas. Por caso, Jorge Macri se diferenció de la gestión de Larreta en asuntos centrales como el impacto negativo del código urbanístico de 2018 en los barrios. Mientras que Santoro, su contendiente directo, esquivó encolumnarse con el kirchnerismo al referirse al conflicto con el Gobierno nacional por los fondos de coparticipación.
El cruce por la coparticipación
El candidato más histriónico del debate fue Marra, a la vez que Vanina Biasi (Frente de Izquierda-Unidad) quedó en un segundo plano. El postulante de Juntos por el Cambio presentó propuestas en áreas estratégicas como la salud y la planificación urbana, y Santoro apuntó a mostrar las falencias de la gestión y a enamorar al electorado radical de Martín Lousteau, el precandidato derrotado por Macri en la interna de JxC.
Jorge Macri durante el debate
En las consideraciones finales, Santoro habló de construir una propuesta “con más amor”, mientras que Marra contraatacó y apeló al voto útil para sumar adhesiones: “Yo tengo posibilidades de ganarle a Jorge Macri, Santoro no, va a salir tercero”, dijo. En tanto, Biasi le habló a la juventud y a las mujeres. Por último, el candidato de Juntos por el Cambio pidió el voto para él así como para la candidata nacional de su espacio, Patricia Bullrich; agradeció a los vecinos de la Ciudad y criticó “a los kirchneristas que agreden”.
Marra: “Me hacen una campaña sucia por estar en contra de Pakapaka”
El desarrollo del debate fue como un electrocardiograma. A pesar de los intentos de los moderadores de ordenar la discusión, las acusaciones directas entre los candidatos fueron múltiples. Santoro fue crítico de la gestión actual y apuntó a proyectos como el acceso a la vivienda y el tendido de la red de subtes. En tanto, Marra adoptó una actitud de ataque, principalmente al candidato de Unión por la Patria, y no dudó de acusarlo de “hipócrita”. Biasi se enfocó en hablar de los trabajadores de la salud, el subte y los docentes y en reclamar mejores condiciones de vida, y trató de sortear los dardos que le dirigió el postulante libertario, que la tildó de “delincuente”.
“Marra se ha obsesionado conmigo porque quedó cuarto en la elección”, chicaneó Santoro en su exposición durante el eje “seguridad”, y destacó que se enfocará en Macri “porque es quien está gobernando”. “Hay connivencia entre la policía y los delitos”, denunció. “Dejaron de gobernar. Para solucionar este problema hay que controlar y respaldar a la policía”. Marra le respondió: “Voy a seguir en un mano a mano con vos”.
Leandro Santoro cruzó a Marra
“La izquierda y el kirchnerismo comparten proyectos de ley. No les importa la gente. Si les importara, hablarían de los problemas de gestión que hay en la ciudad de buenos aires. Tienen un discurso típico de políticos. Si te importara, tendrías que hablar de Cristina Fernández de Kirchner, que no la nombras hace mucho”, cuestionó Marra a Santoro después de que en uno de los “cruces” de los candidatos el candidato de Unión por la Patria le preguntara a Biasi si acompañaría algunos de los proyectos que presentarán en la Legislatura.
En uno de los cruces más picantes del debate, Santoro se dirigió a Marra. “Te estás haciendo daño. Los últimos días estuviste fuera de tu eje. Te pregunté qué vas a hacer con las empresas que vos proponés para que la gente compre acciones que son amigas de Macri y que tienen contratos en la Ciudad. No dijiste nada. Dijiste que te persiguen. No, Ramiro, no te persiguen. A vos la Comisión Nacional de Valores (CNV) te sancionó. ¿Por qué no rendiste un examen? El examen de idoneidad. El examen son 60 preguntas múltiples choice. Ramiro, tenías recuperatorio. Sos la antimeritocracia”, dijo el candidato de UP sobre la actividad comercial de Marra ligada al mercado financiero.
Marra replicó: “No tenés ni idea de lo que es el desarrollo productivo. Como emprendedor tengo experiencia. ¿En serio estás hablando de eso? Porque no podes hablar de las cagadas que se manda tu gobierno. Me da bronca que hayas llevado el debate a este nivel. Fueron campañas sucias por haber dicho que quería cerrar Paka Paka”, arremetió.
Ramirro Marra se cruzó con Vanina Biasi
Sobre el problema de la vivienda, el ambiente y el desarrollo urbano, la principal discusión se dio entre Biasi y Marra, que se trenzaron mientras cada uno expuso sobre sus propuestas sobre la vivienda. Después de que Biasi le preguntara cómo mejorará las condiciones para que una familia trabajadora pueda alquilar en la Ciudad, y acusándolo de que Marra tiene acciones de la compañía Irsa, el candidato libertario contraatacó: “Tengo pocas acciones de Irsa. Soy accionista minoritario de esa y otras empresas porque son públicas. Cómo vas a saber del mercado de capitales si te la pasas cortando calles”.
En este área temática, Santoro arremetió contra la gestión de Macri y citó a LA NACION para cuestionar las excepciones al Código de Planeamiento que el exintendente dio en Vicente López. “Eran un acto de corrupción y Macri sancionó 500”. Sin hacer referencia a la denuncia del candidato de Unión por la Patria, el postulante de JxC respondió: “No es una novedad que un candidato kirchnerista mienta, estoy orgulloso de mi gestión. El problema de la Ciudad de Buenos Aires no es la ciudad, es la inflación sin control que instaló el kirchnerismo. Curiosamente, su candidato a presidente es el ministro de economía”.
Macri a Marra: Salud Mental
En el eje de seguridad, el postulante de La Libertad Avanza le preguntó a Macri la razón por la que Juntos por el Cambio “no hace nada con los piquetes, dado que está hace 16 años en el gobierno”. Macri le respondió a Marra con un guiño: “Seguramente vamos a coincidir, y no con los otros espacios políticos”, comenzó y continuó: “Voy a ser implacable con las manifestaciones y con quienes corten las calles. Voy a denunciarlos penalmente cuando las organizaciones sociales movilizan en las calles con niños. Los niños deberían estar en la escuela”.
Inicio accidentado
“La ciudad de Buenos Aires ha sufrido transformaciones inmensas desde que el Pro llegó a gobernarla. Pero ahora cambiaron nuestros hábitos y pretendo seguir mejorando la Ciudad”, dijo Macri en el arranque del debate. Cuando Santoro iba a iniciar su exposición, tras las de Macri, Marra y Biasi, hubo problemas con el micrófono de su atril. El candidato de UP dijo que tenía a su “madre internada” pero igualmente se presentó al debate, y destacó que en este espacio se plantean “dos modelos de ciudad”. “Jorge representa un modelo y yo otro” sintetizó. Después de nombrar que “negociados” en la gestión de edificios, en la construcción de Costa Salguero y en la gestión de grúas, fue el turno de repreguntar a Jorge Macri, que le consultó su defensa de la coparticipación de la Ciudad. “Hasta hace cinco minutos eras intendente de Vicente Lopez”, retrucó Santoro como respuesta. En esta exposición inicial, Marra señaló que su objetivo será “dejar tercero al kirchnerismo en la Ciudad”.
Ramiro Marra
Acompañado de su mujer, Belén Ludueña, el equipo de Macri se conformaba, además, por Clara Muzzio, su compañera de fórmula. Junto a Santoro se encontraban su vice, la arquitecta Bárbara Rossen, Mariano Recalde y Matías Lammens. En tanto, Marra fue escoltado por su jefe de prensa Leandro Ávila, Oscar Zago, Rebeca Fleitas, su compañero de fórmula Eduardo Martino y Eugenio Casielles. Por su parte, Biasi estaba acompañada por Jessi Gentile, Néstor Pitrola, Celeste Fierro y Gabriel Solano.
Cómo salieron en las PASO
Si bien las elecciones primarias dejaron un escenario que tiene como favorito a Macri, exintendente de Vicente López, quien cosechó como candidato el 28,69% de los votos, el espacio de Juntos por el Cambio -en conjunto con Lousteau (Evolución radical)- logró el 55,88%. Por eso, para ganar en primera vuelta, Macri deberá contener los votos de su exrival y que éstos no drenen a las filas de sus principales contendientes.
Según la Constitución porteña, quien obtenga la mayoría absoluta –más del 50% de los sufragios sin contar los nulos y los blancos- se convierte automáticamente en el nuevo jefe de gobierno. Para eso, es clave que Macri retenga el 27,21% que cosechó el candidato radical.
Leandro Santoro
Sin embargo, el vínculo entre el Pro y el radicalismo porteño está tirante desde hace mucho, pero se terminó de quebrar después de que el exintendente de Vicente López eligiera a Clara Muzzio como compañera de fórmula. Esta dupla 100% “amarilla” no fue bien recibida por el equipo de Lousteau, que admite que la comunicación “no es fluida”. “Jorge todavía no tomó conciencia que le ganó por apenas un punto y medio a Martín en la primaria”, dicen en el campamento correligionario.
Por eso, se espera que Santoro, que quedó segundo con el 22,17% de los votos, apunte a descontar la diferencia con Macri y le hable al electorado radical, al que él conoce muy bien por haber comenzado su militancia en la UCR porteña.
Por su parte, Marra quedó tercero con el 12,98% de los votos y se espera que rivalice con el candidato de Unión por la Patria, en línea con su último afiche de campaña en el que, en una imagen en la que se lo ve junto a Javier Milei, indica que está “trabajando para dejar tercero al kirchnerismo”.
Vanina Biasi, de camisa roja
Biasi, que obtuvo el 2,43%, buscará confrontar con el candidato libertario. Su blanco: el compañero de fórmula de Marra, Eduardo Jorge Martino, excomisario de la Policía Metropolitana. Con una fórmula 100% femenina, apuntará al voto de las mujeres y a la agenda de género, así como a la problemática de la vivienda en la Ciudad.
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El piso salarial para pagar Ganancias será de $1.980.000Según un decreto, la base equivaldrá desde octubre al sueldo mínimo multiplicado por 15, y esa variable subirá a $132.000; cuál será el alivio para quienes siguen alcanzados
Silvia Stang
El impuesto a las ganancias alcanzará en los últimos meses de este año a los empleados con remuneraciones superiores a $1.980.000. Así, mientras que quienes tengan salarios inferiores a ese monto quedarán liberados de la carga fiscal, quienes lo superen –los empleados que están en la parte más alta de la pirámide de ingresos– tendrán un alivio significativo respecto de lo que venían tributando. El cambio les podría significar hasta algo más de $500.000 adicionales en sus bolsillos, con un efecto que, para el conjunto de los alcanzados, será de entre 17% y 40%, aproximadamente y en promedio, en el sueldo en mano.
El nuevo piso para tributar, que equivale a un salario neto de aportes de $1.817.255,58 quedó definido ayer por la tarde, cuando el Ministerio de Trabajo anunció, tras una reunión de los integrantes de un consejo encargado del tema que el salario mínimo, vital y móvil (SMVM) será en octubre de $132.000. Hasta este mes están alcanzados por el tributo los trabajadores dependientes y los jubilados con sueldos y haberes brutos mayores a $700.875 en bruto ($581.726 neto de descuentos).
Según el decreto 473, a partir de las remuneraciones devengadas desde el 1° de octubre la menor remuneración alcanzada por Ganancias será de un monto equivalente al salario mínimo multiplicado por 15. En el actual mes de septiembre esa cifra es de $1.770.000, pero ayer se decidió que para el mes próximo habrá una suba de 12% del sueldo básico. De acuerdo con lo establecido, la base para tributar será la misma para los ingresos percibidos hasta que finalice 2023, aun cuando el salario mínimo será diferente en los últimos meses del año.
Los sueldos posteriores al de octubre, eso sí, se promediarán con el de ese mes para determinar si están gravados; así, si la remuneración promedio de octubre y noviembre está por debajo de los $1.980.000, no habrá descuento, aunque en el último mes se supere esa cifra.
El SMVM, por su parte, subirá a $146.000 y a $156.000 en noviembre y en diciembre, en cada caso. Eso tendrá impacto en el monto de los planes sociales y también, por ejemplo, en el ingreso de quienes se jubilaron en el sistema general de la Anses sin moratoria, ya que en esos casos rige una garantía por la cual el haber mensual no puede ser inferior al 82% del salario mínimo.
Los cambios en Ganancias provocan una fuerte reducción en los montos a tributar por los empleados que seguirán con sus sueldos gravados. Esto ocurrirá porque, solo por los próximos meses, el tributo se calculará con una nueva tabla de alícuotas que fue establecida por la resolución 5417 de la AFIP. Según cálculos hechos por la NACION, a un empleado con un salario bruto de $2.100.000 que no tenga declarada ninguna deducción ni por familiares ni por gastos, le descontarán por Ganancias $36.619 mensuales, mientras que el impuesto sería de $561.930 sin las modificaciones. El beneficio en ese caso será, entonces, de hasta $525.311 mensuales, una mejora de más de 38% del ingreso de bolsillo. El número depende, en rigor, de las deducciones declaradas por la persona ya que, en caso de tenerlas, estuvo pagando un impuesto menor y, por tanto, el efecto de la medida también es de inferior cuantía.
El monto de la imposición mencionado corresponde solo al salario mensual ya que, para simplificar, no se agregó al cálculo el proporcional del aguinaldo de diciembre, que tiene impacto en ambos escenarios descriptos. “Al superarse el umbral de los 15 SMVM, se grava el sueldo anual complementario devengado”, recuerdan Cecilia Núñez y Gisele González, directora de Global Mobility Services y Gerente senior Global Mobility y Tax & Legal de KPMG Argentina, respectivamente, con quienes chequeó LA NACION los cálculos. Las empresas empleadoras agregan cada mes, al ingreso sobre el cual calculan el tributo, una doceava parte del sueldo, de manera tal que la carga fiscal correspondiente al aguinaldo quede repartida durante todo el año. Al momento del pago de esa prestación, se hacen los ajustes que resulten necesarios.
En el caso de alguien con un sueldo bruto de $1.950.000, que dejará de estar alcanzado por el impuesto a las ganancias, sin los cambios habría tenido un descuento aproximado de hasta $509.430 y, por tanto, ese será el máximo efecto en lo que se cobrará de bolsillo. Con una remuneración de $810.000, en tanto, el descuento (que no estará) habría rondado hasta los $119.196.
En tanto, alguien con una remuneraciónbruta de $5.000.000, tendrá un impuesto mensual de $1.005.843,44, mientras que sin los cambios habría sido de $1.576.930,23. De esa forma, la diferencia es de hasta $571.086,79 (los ejemplos son sin deducciones), con una mejora de 17,5% en el salario de bolsillo.
El aguinaldo
De acuerdo con lo establecido, el aguinaldo no estará sujeto a Ganancias si la remuneración mensual del empleado, o bien el salario promedio del segundo semestre, no superan la cifra de $1.980.000. Esta decisión provocará una devolución de montos ya descontados en lo que va del actual semestre, ya que –como se suponía que para los sueldos de más de $700.875 el aguinaldo estaría sujeto a la imposición–, se hicieron descuentos proporcionales por esa prestación.
El beneficio para asalariados de ingresos medio altos y altos se da en el marco del llamado “plan platita” lanzado por el ministro de Economía y candidato a presidente, Sergio Massa. Es un programa que, según advierten los economistas, disparará una mayor emisión de pesos y eso tendrá efectos inflacionarios, porque no se previó cómo compensar el efecto de una menor recaudación y de un mayor gasto en un Estado deficitario, que debe atender las necesidades de una población con un 40,1% de su población bajo la línea de pobreza, según el dato difundido ayer por el Indec.
Los cambios que regirán desde los ingresos del mes próximo (en general, percibidos en noviembre), no modificarán lo retenido por los salarios de enero a septiembre. Además, según especifican Núñez y González, para evaluar la situación de los empleados a octubre no se tendrá en cuenta el monto de ingresos acumulado en lo que va del año. Es decir, si bien Ganancias es un impuesto de determinación anual, se calculará temporalmente con parámetros solo mensuales.
Esta última cuestión y también otras, junto con la falta de precisiones y los espacios que consideran que quedaron abiertos para diferentes interpretaciones, provocaron que las firmas de software que elaboran los sistemas informáticos para liquidar salarios advirtieran que hay dificultades para hacer las adecuaciones necesarias. Las autoridades de la Cámara de la Industria del Software (Cessi) se reunieron esta semana con funcionarios de Economía para plantear el tema.
Más allá de esas dudas para la instrumentación, no pocos economistas y tributaristas plantean que la reforma del impuesto (que tiene un capítulo de cambios más estables en un proyecto que hoy el Senado convertiría en ley) debería haber contemplado otras cuestiones para devolverle progresividad a la carga, y no hacerse sin la contrapartida de cubrir el agravamiento del déficit fiscal que provocará.
La medida recibe también cuestionamientos desde el punto de vista de la equidad. “Se exime del pago de Ganancias a trabajadores que pertenecen al 5% de personas con mayores salarios en la distribución del ingreso del país, no ayudando precisamente a mejorar esa distribución”, señalan en un informe los economistas Marcelo Capello Laura Caullo y Azul Chincarini, del Ieral de Fundación Mediterránea. “Ahora solo se corre, significativamente, el monto de ingresos a partir del cual se comienza a pagar el impuesto, pasando a ser la Argentina uno de los países latinoamericanos que aplican el impuesto desde ingresos más altos”, analizan respecto de una carga fiscal que, en general, es considerada en el mundo como una de las más progresivas.
El impuesto a las ganancias alcanzará en los últimos meses de este año a los empleados con remuneraciones superiores a $1.980.000. Así, mientras que quienes tengan salarios inferiores a ese monto quedarán liberados de la carga fiscal, quienes lo superen –los empleados que están en la parte más alta de la pirámide de ingresos– tendrán un alivio significativo respecto de lo que venían tributando. El cambio les podría significar hasta algo más de $500.000 adicionales en sus bolsillos, con un efecto que, para el conjunto de los alcanzados, será de entre 17% y 40%, aproximadamente y en promedio, en el sueldo en mano.
El nuevo piso para tributar, que equivale a un salario neto de aportes de $1.817.255,58 quedó definido ayer por la tarde, cuando el Ministerio de Trabajo anunció, tras una reunión de los integrantes de un consejo encargado del tema que el salario mínimo, vital y móvil (SMVM) será en octubre de $132.000. Hasta este mes están alcanzados por el tributo los trabajadores dependientes y los jubilados con sueldos y haberes brutos mayores a $700.875 en bruto ($581.726 neto de descuentos).
Según el decreto 473, a partir de las remuneraciones devengadas desde el 1° de octubre la menor remuneración alcanzada por Ganancias será de un monto equivalente al salario mínimo multiplicado por 15. En el actual mes de septiembre esa cifra es de $1.770.000, pero ayer se decidió que para el mes próximo habrá una suba de 12% del sueldo básico. De acuerdo con lo establecido, la base para tributar será la misma para los ingresos percibidos hasta que finalice 2023, aun cuando el salario mínimo será diferente en los últimos meses del año.
Los sueldos posteriores al de octubre, eso sí, se promediarán con el de ese mes para determinar si están gravados; así, si la remuneración promedio de octubre y noviembre está por debajo de los $1.980.000, no habrá descuento, aunque en el último mes se supere esa cifra.
El SMVM, por su parte, subirá a $146.000 y a $156.000 en noviembre y en diciembre, en cada caso. Eso tendrá impacto en el monto de los planes sociales y también, por ejemplo, en el ingreso de quienes se jubilaron en el sistema general de la Anses sin moratoria, ya que en esos casos rige una garantía por la cual el haber mensual no puede ser inferior al 82% del salario mínimo.
Los cambios en Ganancias provocan una fuerte reducción en los montos a tributar por los empleados que seguirán con sus sueldos gravados. Esto ocurrirá porque, solo por los próximos meses, el tributo se calculará con una nueva tabla de alícuotas que fue establecida por la resolución 5417 de la AFIP. Según cálculos hechos por la NACION, a un empleado con un salario bruto de $2.100.000 que no tenga declarada ninguna deducción ni por familiares ni por gastos, le descontarán por Ganancias $36.619 mensuales, mientras que el impuesto sería de $561.930 sin las modificaciones. El beneficio en ese caso será, entonces, de hasta $525.311 mensuales, una mejora de más de 38% del ingreso de bolsillo. El número depende, en rigor, de las deducciones declaradas por la persona ya que, en caso de tenerlas, estuvo pagando un impuesto menor y, por tanto, el efecto de la medida también es de inferior cuantía.
El monto de la imposición mencionado corresponde solo al salario mensual ya que, para simplificar, no se agregó al cálculo el proporcional del aguinaldo de diciembre, que tiene impacto en ambos escenarios descriptos. “Al superarse el umbral de los 15 SMVM, se grava el sueldo anual complementario devengado”, recuerdan Cecilia Núñez y Gisele González, directora de Global Mobility Services y Gerente senior Global Mobility y Tax & Legal de KPMG Argentina, respectivamente, con quienes chequeó LA NACION los cálculos. Las empresas empleadoras agregan cada mes, al ingreso sobre el cual calculan el tributo, una doceava parte del sueldo, de manera tal que la carga fiscal correspondiente al aguinaldo quede repartida durante todo el año. Al momento del pago de esa prestación, se hacen los ajustes que resulten necesarios.
En el caso de alguien con un sueldo bruto de $1.950.000, que dejará de estar alcanzado por el impuesto a las ganancias, sin los cambios habría tenido un descuento aproximado de hasta $509.430 y, por tanto, ese será el máximo efecto en lo que se cobrará de bolsillo. Con una remuneración de $810.000, en tanto, el descuento (que no estará) habría rondado hasta los $119.196.
En tanto, alguien con una remuneraciónbruta de $5.000.000, tendrá un impuesto mensual de $1.005.843,44, mientras que sin los cambios habría sido de $1.576.930,23. De esa forma, la diferencia es de hasta $571.086,79 (los ejemplos son sin deducciones), con una mejora de 17,5% en el salario de bolsillo.
El aguinaldo
De acuerdo con lo establecido, el aguinaldo no estará sujeto a Ganancias si la remuneración mensual del empleado, o bien el salario promedio del segundo semestre, no superan la cifra de $1.980.000. Esta decisión provocará una devolución de montos ya descontados en lo que va del actual semestre, ya que –como se suponía que para los sueldos de más de $700.875 el aguinaldo estaría sujeto a la imposición–, se hicieron descuentos proporcionales por esa prestación.
El beneficio para asalariados de ingresos medio altos y altos se da en el marco del llamado “plan platita” lanzado por el ministro de Economía y candidato a presidente, Sergio Massa. Es un programa que, según advierten los economistas, disparará una mayor emisión de pesos y eso tendrá efectos inflacionarios, porque no se previó cómo compensar el efecto de una menor recaudación y de un mayor gasto en un Estado deficitario, que debe atender las necesidades de una población con un 40,1% de su población bajo la línea de pobreza, según el dato difundido ayer por el Indec.
Los cambios que regirán desde los ingresos del mes próximo (en general, percibidos en noviembre), no modificarán lo retenido por los salarios de enero a septiembre. Además, según especifican Núñez y González, para evaluar la situación de los empleados a octubre no se tendrá en cuenta el monto de ingresos acumulado en lo que va del año. Es decir, si bien Ganancias es un impuesto de determinación anual, se calculará temporalmente con parámetros solo mensuales.
Esta última cuestión y también otras, junto con la falta de precisiones y los espacios que consideran que quedaron abiertos para diferentes interpretaciones, provocaron que las firmas de software que elaboran los sistemas informáticos para liquidar salarios advirtieran que hay dificultades para hacer las adecuaciones necesarias. Las autoridades de la Cámara de la Industria del Software (Cessi) se reunieron esta semana con funcionarios de Economía para plantear el tema.
Más allá de esas dudas para la instrumentación, no pocos economistas y tributaristas plantean que la reforma del impuesto (que tiene un capítulo de cambios más estables en un proyecto que hoy el Senado convertiría en ley) debería haber contemplado otras cuestiones para devolverle progresividad a la carga, y no hacerse sin la contrapartida de cubrir el agravamiento del déficit fiscal que provocará.
La medida recibe también cuestionamientos desde el punto de vista de la equidad. “Se exime del pago de Ganancias a trabajadores que pertenecen al 5% de personas con mayores salarios en la distribución del ingreso del país, no ayudando precisamente a mejorar esa distribución”, señalan en un informe los economistas Marcelo Capello Laura Caullo y Azul Chincarini, del Ieral de Fundación Mediterránea. “Ahora solo se corre, significativamente, el monto de ingresos a partir del cual se comienza a pagar el impuesto, pasando a ser la Argentina uno de los países latinoamericanos que aplican el impuesto desde ingresos más altos”, analizan respecto de una carga fiscal que, en general, es considerada en el mundo como una de las más progresivas.
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