Clementina XXI, el nuevo equipo para la ciencia pública
La supercomputadora tuvo un costo de $2100 millones; será de uso estatal en el país
Alejandro HorvatEn pocas semanas estará en servicio
Clementina XXI ya está en una habitación refrigerada en el edificio del Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Es la computadora destinada al sector público de la ciencia y tecnología más potente de América Latina y la número 82 del mundo, según dijo Daniel Filmus, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, que estuvo ayer en la presentación de esta novedad cuya capacidad de cómputo equivale a 15.000 celulares trabajando al mismo tiempo y con el mismo objetivo.
Su nombre se inspira en “Clementina”, la primera computadora de uso científico que se instaló en el país en 1960, bajo la gestión del científico y matemático Manuel Sadosky. Si bien la “supercomputadora” está instalada en el SMN, estará a disposición de 21 instituciones públicas que se dedican a la investigación científica.
Celeste Saulo, actual directora del SMN y próxima secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), describe que Clementina “no tienen límites”.
“Esta computadora viene a retomar la idea de la primera Clementina, que era formar recursos humanos y acompañarlos de un sistema de cómputos que permitiera que la ciencia argentina pudiera tener avances importantes. Esta capacidad de cómputo se puede aplicar a la física de materiales, a la biología molecular, a la nanotecnología, a la astrofísica, a la meteorología, o a cualquier disciplina que necesite hacer modelos para resolver, simular y experimentar posibles estados”, señala Saulo.
Clementina XXI tendrá una capacidad de 15.4 petaFLOPS, siendo cada petaFLOP igual a 1000 teraFLOPS. Cada teraFLOP tiene la capacidad de hacer un trillón de cálculos por segundo. Esto representa un avance significativo en comparación con las computadoras con las que hoy cuenta el SMN. La más potente hasta ahora se llama Huayra Muyu y tiene unos 340 TeraFLOPS.
Una vez que la computadora comience a funcionar, sería en las próximas semanas, se lanzarán llamados abiertos anuales o semestrales de los que podrán participar científicos de todo el país. Cada grupo interesado deberá presentar un proyecto explicando qué es lo que quieren hacer y cuál es el tiempo que necesita. Una vez evaluado por pares, se les asignará una determinada cantidad de horas para usar a Clementina XXI.
Fue adquirida como parte de la Iniciativa Nacional de Supercómputo, implementada conjuntamente entre las carteras de Ciencia, de Defensa, el SMN y el Conicet, licitada por la empresa Lenovo y financiada por Ciencia con fondos provenientes de un crédito del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
Para Filmus, que estaba acompañado por su par de Defensa, Jorge Taiana, esta computadora representa un paso enorme para la ciencia argentina: “Es una inversión total aproximada de $2100 millones. Es la computadora más importante de América Latina al servicio del público y la 82 a nivel mundial. Estos instrumentos son indispensables para estudios de genómica, diseño de fármacos, nuevos materiales, diseño industrial, modelado de cuencas petroleras y gasíferas, desarrollo de la inteligencia artificial y ciencia de datos, modelado de sistemas complejos, confección de pronósticos meteorológicos, entre otras cosas”.
Taiana remarcó que, como el SMN pertenece al área de defensa, esta computadora será un apoyo destacado para las operaciones de las distintas fuerzas.
De tamaños y épocas
El vicepresidente corporativo de Programación Estratégica del CAF, Christian Asinelli, manifestó que el aporte que los organismos multilaterales de crédito pueden hacer hoy para estimular el desarrollo científico y tecnológico es clave para el futuro, pero también para el presente de América Latina y el Caribe: “El fortalecimiento de los sistemas de ciencia y tecnología es indispensable para transformar las matrices productivas, así como para contribuir a la generación de empleo y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”.
La Clementina original contaba solo con 5Kb de memoria RAM, tenía 18 metros de largo y pesaba 500 kilos, a diferencia de la actual, que ocupa apenas un espacio de tres por tres metros.
Si bien la capacidad de computo de aquella máquina hoy no llama la atención, hace 61 años esas cifras eran muy llamativas. De hecho, fue la primera computadora científica del país, se ocupó de resolver cálculos complejos y fue el símbolo de un proyecto que pretendía desarrollar la ciencia y tecnología argentina. Se llamaba “Mercury” y llegó al país en barco en 1960, tras haber sido encargada a la fábrica británica Ferranti, pero se la conoció como “Clementina”, porque al finalizar un cálculo ejecutaba un sonido con los acordes de la canción “Oh my darling Clementine”.
Clementina XXI ya está en una habitación refrigerada en el edificio del Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Es la computadora destinada al sector público de la ciencia y tecnología más potente de América Latina y la número 82 del mundo, según dijo Daniel Filmus, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, que estuvo ayer en la presentación de esta novedad cuya capacidad de cómputo equivale a 15.000 celulares trabajando al mismo tiempo y con el mismo objetivo.
Su nombre se inspira en “Clementina”, la primera computadora de uso científico que se instaló en el país en 1960, bajo la gestión del científico y matemático Manuel Sadosky. Si bien la “supercomputadora” está instalada en el SMN, estará a disposición de 21 instituciones públicas que se dedican a la investigación científica.
Celeste Saulo, actual directora del SMN y próxima secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), describe que Clementina “no tienen límites”.
“Esta computadora viene a retomar la idea de la primera Clementina, que era formar recursos humanos y acompañarlos de un sistema de cómputos que permitiera que la ciencia argentina pudiera tener avances importantes. Esta capacidad de cómputo se puede aplicar a la física de materiales, a la biología molecular, a la nanotecnología, a la astrofísica, a la meteorología, o a cualquier disciplina que necesite hacer modelos para resolver, simular y experimentar posibles estados”, señala Saulo.
Clementina XXI tendrá una capacidad de 15.4 petaFLOPS, siendo cada petaFLOP igual a 1000 teraFLOPS. Cada teraFLOP tiene la capacidad de hacer un trillón de cálculos por segundo. Esto representa un avance significativo en comparación con las computadoras con las que hoy cuenta el SMN. La más potente hasta ahora se llama Huayra Muyu y tiene unos 340 TeraFLOPS.
Una vez que la computadora comience a funcionar, sería en las próximas semanas, se lanzarán llamados abiertos anuales o semestrales de los que podrán participar científicos de todo el país. Cada grupo interesado deberá presentar un proyecto explicando qué es lo que quieren hacer y cuál es el tiempo que necesita. Una vez evaluado por pares, se les asignará una determinada cantidad de horas para usar a Clementina XXI.
Fue adquirida como parte de la Iniciativa Nacional de Supercómputo, implementada conjuntamente entre las carteras de Ciencia, de Defensa, el SMN y el Conicet, licitada por la empresa Lenovo y financiada por Ciencia con fondos provenientes de un crédito del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
Para Filmus, que estaba acompañado por su par de Defensa, Jorge Taiana, esta computadora representa un paso enorme para la ciencia argentina: “Es una inversión total aproximada de $2100 millones. Es la computadora más importante de América Latina al servicio del público y la 82 a nivel mundial. Estos instrumentos son indispensables para estudios de genómica, diseño de fármacos, nuevos materiales, diseño industrial, modelado de cuencas petroleras y gasíferas, desarrollo de la inteligencia artificial y ciencia de datos, modelado de sistemas complejos, confección de pronósticos meteorológicos, entre otras cosas”.
Taiana remarcó que, como el SMN pertenece al área de defensa, esta computadora será un apoyo destacado para las operaciones de las distintas fuerzas.
De tamaños y épocas
El vicepresidente corporativo de Programación Estratégica del CAF, Christian Asinelli, manifestó que el aporte que los organismos multilaterales de crédito pueden hacer hoy para estimular el desarrollo científico y tecnológico es clave para el futuro, pero también para el presente de América Latina y el Caribe: “El fortalecimiento de los sistemas de ciencia y tecnología es indispensable para transformar las matrices productivas, así como para contribuir a la generación de empleo y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”.
La Clementina original contaba solo con 5Kb de memoria RAM, tenía 18 metros de largo y pesaba 500 kilos, a diferencia de la actual, que ocupa apenas un espacio de tres por tres metros.
Si bien la capacidad de computo de aquella máquina hoy no llama la atención, hace 61 años esas cifras eran muy llamativas. De hecho, fue la primera computadora científica del país, se ocupó de resolver cálculos complejos y fue el símbolo de un proyecto que pretendía desarrollar la ciencia y tecnología argentina. Se llamaba “Mercury” y llegó al país en barco en 1960, tras haber sido encargada a la fábrica británica Ferranti, pero se la conoció como “Clementina”, porque al finalizar un cálculo ejecutaba un sonido con los acordes de la canción “Oh my darling Clementine”.
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