Con Milei en Olivos, Menem y Zago fueron los encargados de las tratativas; Francos entraría en escena durante la segunda jornada
Matías MorenoEmilio Monzó, Florencio Randazzo, Miguel Pichetto y Nicolás Massot, entre otros
En el primer día de un debate extenuante, el presidente Javier Milei delegó en un equipo de funcionarios y en la conducción de La Libertad Avanza (LLA) en la Cámara de Diputados las últimas gestiones para avanzar con la aprobación en general de la ley ómnibus, el megaproyecto con el que gobierno apuesta a desregular la economía y reformar el Estado.
Pasadas las 15, con la Cámara semivacía, el senador en uso de licencia Sebastián Pareja, uno de los arquitectos del armado libertario en la provincia de Buenos Aires, repasaba mensajes en su celular en el palco de honor, un sitio reservado para los invitados especiales de la presidencia. Por allí no habían pasado hasta ayer a la tarde ni altos funcionarios ni el asesor presidencial Santiago Caputo, dueño de la lapicera oficialismo en las negociaciones con la oposición dialoguista. Tampoco se asomaron por el pasillo que rodea al hemiciclo, donde se apostaron un puñado de tuiteros que apoyan a Milei o representantes de pymes y empresas que respaldan las reformas libertarias.
Omar De Marchi, secretario de Relaciones Parlamentarias del Gobierno, que trabaja bajo la órbita del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, se trasladó hasta el Congreso, donde Patricia Bullrich (Seguridad) dispuso un amplio operativo de seguridad, pero apenas llegó si dirigió al comedor del Senado para participar de un almuerzo. Y, poco antes de las 16, irrumpió en el recinto. Se fue conforme por el clima y el poroteo de votos.
Durante toda la jornada se especuló con que el ministro del Interior, Guillermo Francos, iba a trasladarse al Congreso junto con José Rolandi, número dos de Nicolás Posse, uno de los encargados de llevar adelante las tratativas con la oposición dialoguista. Los jefes de bloques de los aliados esperaban a Francos y Rolandi para acercar posiciones en varios temas y, sobre todo, en uno de los artículos más sensibles para el Gobierno: las privatizaciones. “Estamos trabajando en eso”, admitió uno de los alfiles opositores. Sin embargo, no concurrieron. En la Casa Rosada deslizaron que podrían asistir hoy, cuando se espera que se vote en general y en particular.
Cuando aún no habían llegado ni ministros ni emisarios de peso de la Casa Rosada, Oscar Zago, jefe de bloque de LLA, y Martín Menem, titular de la Cámara, que contó con la asistencia de Eduardo “Lule” Menem en las sombras, se pusieron al frente de la batalla política para ofrendarle al Gobierno su primer logro legislativo. En un clima tenso por la compleja negociación para destrabar el tratamiento de las reformas impulsadas por Milei en la ley ómnibus, la maratónica sesión comenzó con un dato alentador para el oficialismo: obtuvo el quórum con 137 diputados, varios más que el número necesario de 129. Así, el Gobierno se encamina a lograr la aprobación en general del megaproyecto. Sin embargo, los libertarios deberán redoblar los esfuerzos para garantizarse un triunfo en el capítulo estratégico de las privatizaciones. Es el artículo central para Milei. De hecho, Santiago Caputo amenazó a los dialoguistas el lunes con levantar la sesión si presionaban por más concesiones en el mecanismo para privatizar empresas públicas.
Las conversaciones se desarrollaban a la par de la sesión. Contra reloj, Menem y Zago –monitoreados por Rolandi y Caputo– negociaban con representantes de los radicales y el bloque de Miguel Pichetto modificaciones en la redacción del artículo de privatizaciones. La UCR, que tiene 34 diputados, llegó al recinto con una novedad. Facundo Manes y Pablo Juliano votarán en contra de la delegación de facultades y las privatizaciones. La votación en particular podría convertirse en una suerte de ruleta rusa para el oficialismo. Por eso, De Marchi se mostró prudente en los contactos que mantuvo con excompañeros de la Cámara. Desde el palco de invitados –donde se ubicó Fernando Soto, funcionario de Bullrich–, charló con Zago y Alejandro Finocchiaro (Pro). Mientras tanto, los radicales que responden a Rodrigo de Loredo proponían modificaciones en el articulado de privatizaciones a los interlocutores del oficialismo.
El bloque de los radicales, una de las llaves para destrabar ese artículo, armó un semáforo para evaluar la lista de empresas públicas que incluyó el Gobierno en el anexo. “Queremos darle más cuerpo a la bicameral y separar las empresas en el articulado”, dijo una de las espadas legislativas de la UCR. En el oficialismo admiten que no tienen los números y se muestran dispuestos a flexibilizar su posición para sumar adhesiones. “Se podrá discutir un proceso de vuelta al Congreso, pero 35 o 37 empresas van a quedar”, señala uno de los negociadores. Entre los libertarios saben que se enfrentarán a una pelea “cuerpo a cuerpo” para aprobar la ley en particular, pero confían con alzarse con un triunfo holgado en la votación en general.
En la Casa Rosada celebraron el número del quorum: tenían dudas respecto de los dialoguistas de la UCR o HCF, pero finalmente el oficialismo consiguió el quórum con 137. En LLA creen que el número podría llegar a 145 votos para darle media sanción a la ley ómnibus. También celebran el clima de la sesión: esperaban que el kirchnerismo o la izquierda apelaran a “trampas” para dilatar el debate
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Echaron del recinto a un empresario que hostigó a Bregman
Tomás Agote increpó a la diputada de izquierda y fue expulsado; había concurrido a apoyar la ley
Agote y Manrique discuten en el palco de Diputados
Un empresario que se define como “emprendedor creativo y figura en registros públicos al frente de dos firmas ligadas a la comercialización de pescados, fue echado del Congreso luego de que hostigó a la diputada de izquierda Myriam Bregman, lo que generó momentos de tensión al inicio de la sesión en la que ayer comenzó a debatirse la ley ómnibus.
Tras la alocución de la diputada del Frente de Izquierda, el hombre ubicado en un palco de la Cámara baja comenzó a proferir gritos en contra de Bregman. De inmediato, diputados le reclamaron al titular de la Cámara baja, Martín Menem, que hiciera echar al agresor. Instantes después fue escoltado por personal de seguridad.
“Es un empresario que vino a apoyar la ley. Se llama Tomás Agote”, informaron a la nacion fuentes parlamentarias. Agote también tuvo un choque con el diputado nacional Mario Manrique, de Unión por la Patria, quien subió hasta el palco a exigirle que se retirara. “Yo estoy hace una hora esperando que empiece, ustedes son empleados nuestros y digo lo que quiero”, le dijo el empresario al sindicalista del Smata.
Agote fue echado del recinto y dos miembros de seguridad de la Cámara lo acompañaron a la puerta de salida tras la orden de Menem. “Por venir a apoyar nos va a complicar la sesión”, dijo, entre risas, la diputada nacional Romina Diez (La Libertad Avanza), quien conversaba con el legislador porteño Ramiro Marra en un pasillo del palacio legislativo.
El empresario pertenecería al comité Pymes Emprendedores y Productores (PEP), que le brindó a Javier Milei su apoyo durante la campaña electoral. Desde PEP intentaron tomar distancia del hombre que generó la polémica en el recinto y dijeron que “se coló” entre el grupo de empresarios que asistió a la sesión legislativa. El agresor fue confundido con otro empresario de una pyme que protagonizó un escándalo similar en una de las reuniones de comisión que hubo antes del debate.
Tras el escándalo que se desató en el Congreso, Agote se expresó en la red social X. “Solo para aclarar, y es lo único que voy a decir sobre el asunto: no insulté a @ myriambregman. Vean y escuchen las grabaciones (deben estar). Pido disculpas por el revuelo que generé, no era mi intención. Pero ‘estás confundida’ y ‘con cuántas pymes te reuniste’ no son un insulto”, apuntó.
Lo cierto es que sus gritos a Bregman armaron un revuelo que paralizó la sesión. “Arriba de la pantalla hay una persona que insultó a la diputada Bregman, hasta que no se retire no podemos seguir sesionando”, pidió Germán Martínez, presidente del bloque de Unión por la Patria. El kirchnerismo, que hilvanó numerosas cuestiones de privilegio al inicio del debate, no desaprovechó esta nueva oportunidad para demorar el debate.
Agote, de 53 años, se describe a sí mismo como un “emprendedor creativo con amplia experiencia en la industria de seguros y tecnología” y figura como titular de dos empresas: Manjares de Mar, radicada en San Martín y dedicada a la comercialización de “pescados y mariscos, frescos y congelados, tanto importados como nacionales”, y Piscis Group, de la cual es director suplente. Según señala en su página de Linkedin, es cofundador de la firma Patagonia IT Solutions, que brinda servicios de asesoría en tecnología.
Más tarde hubo otro escándalo, cuando Cecilia Moreau, de Unión por la Patria, pidió expulsar del recinto a Leonardo Sosa, uno de los fundadores del grupo Revolución Federal, procesado por instigar a la violencia. Menem dispuso su retiro. Sosa usaba una pulsera roja que lo identificaba como invitado de algún legislador que permitió su ingreso.
En el primer día de un debate extenuante, el presidente Javier Milei delegó en un equipo de funcionarios y en la conducción de La Libertad Avanza (LLA) en la Cámara de Diputados las últimas gestiones para avanzar con la aprobación en general de la ley ómnibus, el megaproyecto con el que gobierno apuesta a desregular la economía y reformar el Estado.
Pasadas las 15, con la Cámara semivacía, el senador en uso de licencia Sebastián Pareja, uno de los arquitectos del armado libertario en la provincia de Buenos Aires, repasaba mensajes en su celular en el palco de honor, un sitio reservado para los invitados especiales de la presidencia. Por allí no habían pasado hasta ayer a la tarde ni altos funcionarios ni el asesor presidencial Santiago Caputo, dueño de la lapicera oficialismo en las negociaciones con la oposición dialoguista. Tampoco se asomaron por el pasillo que rodea al hemiciclo, donde se apostaron un puñado de tuiteros que apoyan a Milei o representantes de pymes y empresas que respaldan las reformas libertarias.
Omar De Marchi, secretario de Relaciones Parlamentarias del Gobierno, que trabaja bajo la órbita del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, se trasladó hasta el Congreso, donde Patricia Bullrich (Seguridad) dispuso un amplio operativo de seguridad, pero apenas llegó si dirigió al comedor del Senado para participar de un almuerzo. Y, poco antes de las 16, irrumpió en el recinto. Se fue conforme por el clima y el poroteo de votos.
Durante toda la jornada se especuló con que el ministro del Interior, Guillermo Francos, iba a trasladarse al Congreso junto con José Rolandi, número dos de Nicolás Posse, uno de los encargados de llevar adelante las tratativas con la oposición dialoguista. Los jefes de bloques de los aliados esperaban a Francos y Rolandi para acercar posiciones en varios temas y, sobre todo, en uno de los artículos más sensibles para el Gobierno: las privatizaciones. “Estamos trabajando en eso”, admitió uno de los alfiles opositores. Sin embargo, no concurrieron. En la Casa Rosada deslizaron que podrían asistir hoy, cuando se espera que se vote en general y en particular.
Cuando aún no habían llegado ni ministros ni emisarios de peso de la Casa Rosada, Oscar Zago, jefe de bloque de LLA, y Martín Menem, titular de la Cámara, que contó con la asistencia de Eduardo “Lule” Menem en las sombras, se pusieron al frente de la batalla política para ofrendarle al Gobierno su primer logro legislativo. En un clima tenso por la compleja negociación para destrabar el tratamiento de las reformas impulsadas por Milei en la ley ómnibus, la maratónica sesión comenzó con un dato alentador para el oficialismo: obtuvo el quórum con 137 diputados, varios más que el número necesario de 129. Así, el Gobierno se encamina a lograr la aprobación en general del megaproyecto. Sin embargo, los libertarios deberán redoblar los esfuerzos para garantizarse un triunfo en el capítulo estratégico de las privatizaciones. Es el artículo central para Milei. De hecho, Santiago Caputo amenazó a los dialoguistas el lunes con levantar la sesión si presionaban por más concesiones en el mecanismo para privatizar empresas públicas.
Las conversaciones se desarrollaban a la par de la sesión. Contra reloj, Menem y Zago –monitoreados por Rolandi y Caputo– negociaban con representantes de los radicales y el bloque de Miguel Pichetto modificaciones en la redacción del artículo de privatizaciones. La UCR, que tiene 34 diputados, llegó al recinto con una novedad. Facundo Manes y Pablo Juliano votarán en contra de la delegación de facultades y las privatizaciones. La votación en particular podría convertirse en una suerte de ruleta rusa para el oficialismo. Por eso, De Marchi se mostró prudente en los contactos que mantuvo con excompañeros de la Cámara. Desde el palco de invitados –donde se ubicó Fernando Soto, funcionario de Bullrich–, charló con Zago y Alejandro Finocchiaro (Pro). Mientras tanto, los radicales que responden a Rodrigo de Loredo proponían modificaciones en el articulado de privatizaciones a los interlocutores del oficialismo.
El bloque de los radicales, una de las llaves para destrabar ese artículo, armó un semáforo para evaluar la lista de empresas públicas que incluyó el Gobierno en el anexo. “Queremos darle más cuerpo a la bicameral y separar las empresas en el articulado”, dijo una de las espadas legislativas de la UCR. En el oficialismo admiten que no tienen los números y se muestran dispuestos a flexibilizar su posición para sumar adhesiones. “Se podrá discutir un proceso de vuelta al Congreso, pero 35 o 37 empresas van a quedar”, señala uno de los negociadores. Entre los libertarios saben que se enfrentarán a una pelea “cuerpo a cuerpo” para aprobar la ley en particular, pero confían con alzarse con un triunfo holgado en la votación en general.
En la Casa Rosada celebraron el número del quorum: tenían dudas respecto de los dialoguistas de la UCR o HCF, pero finalmente el oficialismo consiguió el quórum con 137. En LLA creen que el número podría llegar a 145 votos para darle media sanción a la ley ómnibus. También celebran el clima de la sesión: esperaban que el kirchnerismo o la izquierda apelaran a “trampas” para dilatar el debate
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Echaron del recinto a un empresario que hostigó a Bregman
Tomás Agote increpó a la diputada de izquierda y fue expulsado; había concurrido a apoyar la ley
Agote y Manrique discuten en el palco de Diputados
Un empresario que se define como “emprendedor creativo y figura en registros públicos al frente de dos firmas ligadas a la comercialización de pescados, fue echado del Congreso luego de que hostigó a la diputada de izquierda Myriam Bregman, lo que generó momentos de tensión al inicio de la sesión en la que ayer comenzó a debatirse la ley ómnibus.
Tras la alocución de la diputada del Frente de Izquierda, el hombre ubicado en un palco de la Cámara baja comenzó a proferir gritos en contra de Bregman. De inmediato, diputados le reclamaron al titular de la Cámara baja, Martín Menem, que hiciera echar al agresor. Instantes después fue escoltado por personal de seguridad.
“Es un empresario que vino a apoyar la ley. Se llama Tomás Agote”, informaron a la nacion fuentes parlamentarias. Agote también tuvo un choque con el diputado nacional Mario Manrique, de Unión por la Patria, quien subió hasta el palco a exigirle que se retirara. “Yo estoy hace una hora esperando que empiece, ustedes son empleados nuestros y digo lo que quiero”, le dijo el empresario al sindicalista del Smata.
Agote fue echado del recinto y dos miembros de seguridad de la Cámara lo acompañaron a la puerta de salida tras la orden de Menem. “Por venir a apoyar nos va a complicar la sesión”, dijo, entre risas, la diputada nacional Romina Diez (La Libertad Avanza), quien conversaba con el legislador porteño Ramiro Marra en un pasillo del palacio legislativo.
El empresario pertenecería al comité Pymes Emprendedores y Productores (PEP), que le brindó a Javier Milei su apoyo durante la campaña electoral. Desde PEP intentaron tomar distancia del hombre que generó la polémica en el recinto y dijeron que “se coló” entre el grupo de empresarios que asistió a la sesión legislativa. El agresor fue confundido con otro empresario de una pyme que protagonizó un escándalo similar en una de las reuniones de comisión que hubo antes del debate.
Tras el escándalo que se desató en el Congreso, Agote se expresó en la red social X. “Solo para aclarar, y es lo único que voy a decir sobre el asunto: no insulté a @ myriambregman. Vean y escuchen las grabaciones (deben estar). Pido disculpas por el revuelo que generé, no era mi intención. Pero ‘estás confundida’ y ‘con cuántas pymes te reuniste’ no son un insulto”, apuntó.
Lo cierto es que sus gritos a Bregman armaron un revuelo que paralizó la sesión. “Arriba de la pantalla hay una persona que insultó a la diputada Bregman, hasta que no se retire no podemos seguir sesionando”, pidió Germán Martínez, presidente del bloque de Unión por la Patria. El kirchnerismo, que hilvanó numerosas cuestiones de privilegio al inicio del debate, no desaprovechó esta nueva oportunidad para demorar el debate.
Agote, de 53 años, se describe a sí mismo como un “emprendedor creativo con amplia experiencia en la industria de seguros y tecnología” y figura como titular de dos empresas: Manjares de Mar, radicada en San Martín y dedicada a la comercialización de “pescados y mariscos, frescos y congelados, tanto importados como nacionales”, y Piscis Group, de la cual es director suplente. Según señala en su página de Linkedin, es cofundador de la firma Patagonia IT Solutions, que brinda servicios de asesoría en tecnología.
Más tarde hubo otro escándalo, cuando Cecilia Moreau, de Unión por la Patria, pidió expulsar del recinto a Leonardo Sosa, uno de los fundadores del grupo Revolución Federal, procesado por instigar a la violencia. Menem dispuso su retiro. Sosa usaba una pulsera roja que lo identificaba como invitado de algún legislador que permitió su ingreso.
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