Jubilaciones: la suba sería menor al 30% y hay un fuerte ajuste del gasto previsional
La actualización de marzo, según la fórmula de movilidad, da muy por debajo del nivel del aumento de los precios; lo destinado al pago de haberes cayó un 32,5% interanual en enero
Silvia Stang
Solo en 2023, los jubilados perdieron entre 14,2% y 37,4% de su poder de compra
Por la aplicación de la fórmula de movilidad vigente desde 2021, el reajuste de las jubilaciones de la Anses que habrá en marzo rondaría un porcentaje inferior al 30%. En consecuencia, de no haber una recomposición adicional y significativa, los haberes profundizarán fuertemente la caída de poder adquisitivo que vienen sufriendo en los últimos años. Ese nivel de reajuste haría, concretamente, que se pierda alrededor de 20% de la capacidad de compra en tan solo en un trimestre, luego de un año en el que hubo un deterioro de entre 14,2% y 37,4%, dependiendo del monto percibido. El dato, que fue anticipado días atrás, se confirma tras conocerse cómo les fue en diciembre a los salarios según el índice elaborado por el Indec, que forma parte del cálculo.
En rigor, conocidas ya, desde ayer, todas las variables que integran el cálculo establecido en la ley 27.705, desde el Gobierno no hubo aún ningún anuncio, ni referido al porcentaje de suba que efectivamente tendrán los ingresos, ni respecto de qué ocurrirá con los bonos que los jubilados y pensionados de menores ingresos reciben de manera continua desde septiembre de 2022.
Desde la llegada de Javier Milei al Gobierno no hubo ninguna variación en los montos cobrados por los jubilados de la Anses. Pese a la inflación de 25,5% en diciembre y de alrededor de 20% en enero, en el actual febrero se cobra lo mismo que en esos meses, al tiempo que continúa la indefinición sobre lo que ocurrirá en lo que queda del año.
Mientras tanto, el ministro de Economía, Luis Caputo, dijo esta semana que en enero se alcanzó en las cuentas públicas el equilibrio financiero, algo en lo que tuvo un rol no menor la licuación de las jubilaciones. Según un informe elaborado por de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), en términos reales (es decir, corregidas las cifras por inflación), en el primer mes del año el Gobierno gastó en jubilaciones y pensiones un 32,5% menos que lo destinado por el Estado a esos pagos en enero de 2023. Es decir, hubo un ajuste de nada menos que un tercio del monto de las erogaciones.
La variación trimestral de los salarios es uno de los componentes de la fórmula de actualizaciones, en tanto que el otro es la evolución interanual en un trimestre de la recaudación de impuestos que van a la Anses, medida por beneficio. Ayer por la tarde, el Indec informó que, en enero, la suba promedio de los salarios fue, según su medición, de 8,9%. Así, en el cuarto trimestre de 2023, el período de referencia para el cálculo de la movilidad de marzo, la variación de los sueldos fue de 28,67%, muy por debajo de la suba de los precios al consumidor que, según el instituto de estadística, trepó en igual período a 53,3%.
Los posibles montos
Con el dato conocido ayer, el economista especializado en seguridad social Sergio Rottenschweiler estimó que la suba por movilidad sería de 26,9%. En tanto, según el economista Rafael Rofman, investigador de Protección Social en el Cippec, el reajuste estaría en torno al 29,5%. La estimación de los economistas del Ieral de Fundación Mediterránea es que el alza sería de 27,9%, según dijo a la nacion Marcelo Capello.
Con los niveles estimados del reajuste, el haber mínimo, hoy de $105.713, se ubicaría en un rango de entre $133.500 y $137.500. Y el haber bruto máximo, que desde diciembre y hasta este mes es de $711.346, sería de entre $900.000 y $925.000.
El ingreso básico quedaría muy por debajo de lo percibido en mano actualmente por quienes tienen ese haber, al que se le agrega desde diciembre un bono de $55.000. Quienes están en ese grupo completan, así, un ingreso mensual de $160.713 (en bruto) y de $157.542 en términos netos. Con una suba de entre 26,9% y 29,5%, el ingreso tras el descuento al PAMI en el caso de quienes tienen el haber mínimo sería, aproximadamente, de entre $130.000 y $133.500 si solo se mantuviera el haber propiamente dicho (sin refuerzo).
Dada esa situación, el Gobierno debe definir qué pasará con el bono; si, por ejemplo, se lo incorpora a los haberes, y si compensa a quienes tienen ingresos que, por ser mayores al mínimo, no recibieron hasta ahora compensación por la pronunciada caída del poder de compra.
Si se confirma que los jubilados tendrán solo una recomposición de ese nivel, entonces en el primer trimestre tendrán una pérdida de su poder adquisitivo de alrededor de 20%. De acuerdo con la edición más reciente del Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco
Central, los economistas estiman, en promedio, que la inflación rondaría el 60% entre enero y marzo.
La pérdida de poder adquisitivo es permanente. La ley prevé actualizaciones trimestrales, mientras que los precios corren día a día. Solo en enero, un mes para el cual se estima que la inflación rondó el 20%, la pérdida del valor real de lo cobrado por los jubilados fue cercana al 17%.
Desde septiembre de 2017 y hasta diciembre de 2023, los ingresos acumularon caídas del 26,2% al 55,4%.
El cálculo actual
Las diferencias en las estimaciones sobre el porcentaje de la movilidad tienen que ver con la complejidad y la falta de transparencia de la fórmula aprobada a fines de 2020 –luego de un año en el cual el gobierno de Alberto Fernández mantuvo la fórmula anterior suspendida– con el especial impulso de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, quien influyó para que se aprobara una modalidad de actualizaciones similar a la que había regido durante su gestión, luego modificada porque, dependiendo del contexto económico, no era sostenible. Para el cálculo actual, por ejemplo, debe hacerse una corrección de datos para que el resultado no se vea alterado por los cambios normativos que afectaron a los impuestos.
Según el mecanismo, para el dato de salarios que interviene en la cuenta se debe elegir uno de dos índices: el Ripte (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables), o el ya mencionado dato de salarios que publica el instituto oficial de estadística, que incluye ingresos del segmento informal (de ambos, se considera el que arroja la mayor variación).
En el cuarto trimestre de 2023 (el período de referencia para la suba de haberes de marzo), el dato del Indec tuvo una variación de 28,67%. El Ripte, en tanto, mostró una suba muy similar, de 28,59%, según la publicación que incluyó el dato de diciembre y que estuvo en la página oficial durante la tarde del martes último. Luego, se quitó del sitio la publicación referida a ese mes, y hasta el cierre de esta edición no hubo una explicación de los motivos por parte de alguna fuente oficial.
Distorsiones y achatamiento
La política de bonos instrumentada por el gobierno anterior generó distorsiones y acható la pirámide de ingresos, en desmedro de quienes más aportaron. Actualmente, con haberes brutos que superan en más de un 55% al mínimo y que no por eso dejan de ser bajos (aproximadamente, de $165.000), se cobra en mano prácticamente igual que teniendo el básico. Y eso ocurre en un contexto de ingresos a la baja.
Sin precisiones tras conocerse el dato del índice de salarios de diciembre, no está claro qué ocurrirá en marzo ni en el resto del año con los haberes jubilatorios de la Anses. La primera propuesta del gobierno de Javier Milei, incluida en el texto original de la llamada ley de bases, fue que se eliminara la fórmula vigente y que se habilitara el otorgamiento de aumentos discrecionales y por decreto; además, se le pedía al Congreso que se le dieran facultades al Poder Ejecutivo para aprobar en algún momento, sin plazo definido, una nueva fórmula que rigiera de manera permanente.
Como resultaba ya inicialmente imposible reunir votos para que se aprobaran esas propuestas, los artículos fueron quitados en un momento y reemplazados por otros. En ese texto modificado se preveía la aplicación de la fórmula de movilidad actual para marzo y el otorgamiento de ajustes por inflación a partir de abril.
Según esa iniciativa, para el reajuste de abril se consideraría el índice de precios al consumidor (IPC) de febrero. De esa manera, además del deterioro que se sumaría por la consideración de la fórmula actual para marzo, la recomposición se saltearía enero. Entonces, se llegaría al inicio del ciclo de reajustes por inflación con una muy fuerte pérdida de poder adquisitivo, sin ninguna compensación prevista o comprometida. Esta segunda propuesta tampoco logró aval para ser votada y fue eliminada del proyecto, que finalmente fue abandonado por el Gobierno en su totalidad
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Los salarios cerraron 2023 con una suba de 152,7%, muy lejos de los precios
Los ingresos que más perdieron fueron los informales, que tuvieron una caída real de 31% en el año, mientras que la de los estatales fue de 20,2% y la de los registrados privados, de 14,7%
Por la aplicación de la fórmula de movilidad vigente desde 2021, el reajuste de las jubilaciones de la Anses que habrá en marzo rondaría un porcentaje inferior al 30%. En consecuencia, de no haber una recomposición adicional y significativa, los haberes profundizarán fuertemente la caída de poder adquisitivo que vienen sufriendo en los últimos años. Ese nivel de reajuste haría, concretamente, que se pierda alrededor de 20% de la capacidad de compra en tan solo en un trimestre, luego de un año en el que hubo un deterioro de entre 14,2% y 37,4%, dependiendo del monto percibido. El dato, que fue anticipado días atrás, se confirma tras conocerse cómo les fue en diciembre a los salarios según el índice elaborado por el Indec, que forma parte del cálculo.
En rigor, conocidas ya, desde ayer, todas las variables que integran el cálculo establecido en la ley 27.705, desde el Gobierno no hubo aún ningún anuncio, ni referido al porcentaje de suba que efectivamente tendrán los ingresos, ni respecto de qué ocurrirá con los bonos que los jubilados y pensionados de menores ingresos reciben de manera continua desde septiembre de 2022.
Desde la llegada de Javier Milei al Gobierno no hubo ninguna variación en los montos cobrados por los jubilados de la Anses. Pese a la inflación de 25,5% en diciembre y de alrededor de 20% en enero, en el actual febrero se cobra lo mismo que en esos meses, al tiempo que continúa la indefinición sobre lo que ocurrirá en lo que queda del año.
Mientras tanto, el ministro de Economía, Luis Caputo, dijo esta semana que en enero se alcanzó en las cuentas públicas el equilibrio financiero, algo en lo que tuvo un rol no menor la licuación de las jubilaciones. Según un informe elaborado por de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), en términos reales (es decir, corregidas las cifras por inflación), en el primer mes del año el Gobierno gastó en jubilaciones y pensiones un 32,5% menos que lo destinado por el Estado a esos pagos en enero de 2023. Es decir, hubo un ajuste de nada menos que un tercio del monto de las erogaciones.
La variación trimestral de los salarios es uno de los componentes de la fórmula de actualizaciones, en tanto que el otro es la evolución interanual en un trimestre de la recaudación de impuestos que van a la Anses, medida por beneficio. Ayer por la tarde, el Indec informó que, en enero, la suba promedio de los salarios fue, según su medición, de 8,9%. Así, en el cuarto trimestre de 2023, el período de referencia para el cálculo de la movilidad de marzo, la variación de los sueldos fue de 28,67%, muy por debajo de la suba de los precios al consumidor que, según el instituto de estadística, trepó en igual período a 53,3%.
Los posibles montos
Con el dato conocido ayer, el economista especializado en seguridad social Sergio Rottenschweiler estimó que la suba por movilidad sería de 26,9%. En tanto, según el economista Rafael Rofman, investigador de Protección Social en el Cippec, el reajuste estaría en torno al 29,5%. La estimación de los economistas del Ieral de Fundación Mediterránea es que el alza sería de 27,9%, según dijo a la nacion Marcelo Capello.
Con los niveles estimados del reajuste, el haber mínimo, hoy de $105.713, se ubicaría en un rango de entre $133.500 y $137.500. Y el haber bruto máximo, que desde diciembre y hasta este mes es de $711.346, sería de entre $900.000 y $925.000.
El ingreso básico quedaría muy por debajo de lo percibido en mano actualmente por quienes tienen ese haber, al que se le agrega desde diciembre un bono de $55.000. Quienes están en ese grupo completan, así, un ingreso mensual de $160.713 (en bruto) y de $157.542 en términos netos. Con una suba de entre 26,9% y 29,5%, el ingreso tras el descuento al PAMI en el caso de quienes tienen el haber mínimo sería, aproximadamente, de entre $130.000 y $133.500 si solo se mantuviera el haber propiamente dicho (sin refuerzo).
Dada esa situación, el Gobierno debe definir qué pasará con el bono; si, por ejemplo, se lo incorpora a los haberes, y si compensa a quienes tienen ingresos que, por ser mayores al mínimo, no recibieron hasta ahora compensación por la pronunciada caída del poder de compra.
Si se confirma que los jubilados tendrán solo una recomposición de ese nivel, entonces en el primer trimestre tendrán una pérdida de su poder adquisitivo de alrededor de 20%. De acuerdo con la edición más reciente del Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco
Central, los economistas estiman, en promedio, que la inflación rondaría el 60% entre enero y marzo.
La pérdida de poder adquisitivo es permanente. La ley prevé actualizaciones trimestrales, mientras que los precios corren día a día. Solo en enero, un mes para el cual se estima que la inflación rondó el 20%, la pérdida del valor real de lo cobrado por los jubilados fue cercana al 17%.
Desde septiembre de 2017 y hasta diciembre de 2023, los ingresos acumularon caídas del 26,2% al 55,4%.
El cálculo actual
Las diferencias en las estimaciones sobre el porcentaje de la movilidad tienen que ver con la complejidad y la falta de transparencia de la fórmula aprobada a fines de 2020 –luego de un año en el cual el gobierno de Alberto Fernández mantuvo la fórmula anterior suspendida– con el especial impulso de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, quien influyó para que se aprobara una modalidad de actualizaciones similar a la que había regido durante su gestión, luego modificada porque, dependiendo del contexto económico, no era sostenible. Para el cálculo actual, por ejemplo, debe hacerse una corrección de datos para que el resultado no se vea alterado por los cambios normativos que afectaron a los impuestos.
Según el mecanismo, para el dato de salarios que interviene en la cuenta se debe elegir uno de dos índices: el Ripte (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables), o el ya mencionado dato de salarios que publica el instituto oficial de estadística, que incluye ingresos del segmento informal (de ambos, se considera el que arroja la mayor variación).
En el cuarto trimestre de 2023 (el período de referencia para la suba de haberes de marzo), el dato del Indec tuvo una variación de 28,67%. El Ripte, en tanto, mostró una suba muy similar, de 28,59%, según la publicación que incluyó el dato de diciembre y que estuvo en la página oficial durante la tarde del martes último. Luego, se quitó del sitio la publicación referida a ese mes, y hasta el cierre de esta edición no hubo una explicación de los motivos por parte de alguna fuente oficial.
Distorsiones y achatamiento
La política de bonos instrumentada por el gobierno anterior generó distorsiones y acható la pirámide de ingresos, en desmedro de quienes más aportaron. Actualmente, con haberes brutos que superan en más de un 55% al mínimo y que no por eso dejan de ser bajos (aproximadamente, de $165.000), se cobra en mano prácticamente igual que teniendo el básico. Y eso ocurre en un contexto de ingresos a la baja.
Sin precisiones tras conocerse el dato del índice de salarios de diciembre, no está claro qué ocurrirá en marzo ni en el resto del año con los haberes jubilatorios de la Anses. La primera propuesta del gobierno de Javier Milei, incluida en el texto original de la llamada ley de bases, fue que se eliminara la fórmula vigente y que se habilitara el otorgamiento de aumentos discrecionales y por decreto; además, se le pedía al Congreso que se le dieran facultades al Poder Ejecutivo para aprobar en algún momento, sin plazo definido, una nueva fórmula que rigiera de manera permanente.
Como resultaba ya inicialmente imposible reunir votos para que se aprobaran esas propuestas, los artículos fueron quitados en un momento y reemplazados por otros. En ese texto modificado se preveía la aplicación de la fórmula de movilidad actual para marzo y el otorgamiento de ajustes por inflación a partir de abril.
Según esa iniciativa, para el reajuste de abril se consideraría el índice de precios al consumidor (IPC) de febrero. De esa manera, además del deterioro que se sumaría por la consideración de la fórmula actual para marzo, la recomposición se saltearía enero. Entonces, se llegaría al inicio del ciclo de reajustes por inflación con una muy fuerte pérdida de poder adquisitivo, sin ninguna compensación prevista o comprometida. Esta segunda propuesta tampoco logró aval para ser votada y fue eliminada del proyecto, que finalmente fue abandonado por el Gobierno en su totalidad
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Los salarios cerraron 2023 con una suba de 152,7%, muy lejos de los precios
Los ingresos que más perdieron fueron los informales, que tuvieron una caída real de 31% en el año, mientras que la de los estatales fue de 20,2% y la de los registrados privados, de 14,7%
Carlos Manzoni
Luis Caputo impulsa un fuerte ajuste fiscal
El último año de gobierno de Alberto Fernández cerró con los bolsillos de los argentinos mucho más flacos aún que en el inicio de su presidencia. El índice general de salarios concluyó con un aumento de 152,7% en 2023, con lo que quedó muy rezagado respecto de un incremento anual de la inflación que alcanzó el 211,4%.
Si bien la cifra general ya es preocupante por sí sola, si se analiza su composición por sectores se puede ver que, como viene sucediendo en los últimos años, los trabajadores no registrados son los que se llevan la peor parte. Este segmento tuvo un alza salarial de solo 115,3% en 2023, con lo que quedaron retrasados casi 100 puntos respecto de la inflación anual. Hay que tener en cuenta que los datos del sector informal tienen un rezago de seis meses.
El economista Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), opinó que la situación es más acuciante entre los trabajadores informales, que tuvieron en 2023 una caída real de su salario de 30%.
“Ya venían muy bajos, por lo cual están ganando en términos reales menos de la mitad de lo que ganaban en 2017. Esto da una idea de cómo en los últimos seis años el ingreso real ha venido cayendo. Esto ocurrió en todos los sectores, pero el de los no registrados tuvo un desplome mayor”, comentó.
En lo que respecta a los asalariados formales, Colina señaló que tuvieron en 2023 una caída real de 15% en sus ingresos, lo que se suma a la pérdida de poder adquisitivo que ya venían arrastrando. “Hay que tener en cuenta que en 2022 ya estaban 15% por debajo de 2017, que es cuando empieza esta crisis cambiaria que estamos viviendo”, explicó el especialista.
Por su parte, Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), refirió que, si se considera la variación interanual real de los salarios, se aprecia una caída de 20,2% en el sector público, de 14,7% en el privado y de 31% en el privado no registrado (informal). “Este último es el que más pierde poder adquisitivo desde hace años”, enfatizó el economista.
Si las cifras de diciembre y del año completo son desalentadoras, mucho más lo es el resultado del análisis comparativo que elaboró el Iaraf. Allí se concluye que en los 72 meses que transcurrieron entre enero de 2018 y diciembre de 2023, los trabajadores privados formales perdieron el equivalente a 10,5 sueldos; los públicos, el equivalente a 12,4, y los informales, el equivalente a 19,1. “Esto significa que, si bien los trabajadores privados formales cobraron 72 sueldos, respecto a 2017 fue equivalente a cobrar 62 sueldos (una pérdida promedio del 14,6%). En el caso de los públicos fue como cobrar 59 sueldos mensuales de 2017. Y, por último, en el caso de los trabajadores informales, fue equivalente a 53 sueldos de 2017”, precisó Argañaraz.
Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el sector registrado privado tuvo una suba de 11% en diciembre, con lo que terminó el año con un alza de 165,8%. En el caso del sector público, esas cifras fueron de 5,5% y 148,6%, respectivamente; mientras que en el de los informales fueron de 7,6% y 115,6%.
El analista financiero Christian Buteler comentó que estos datos están en línea con lo que arrojó la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte). “Son números que hablan por sí solos. El mejor sector, que es el privado registrado, tuvo 165,8% de aumento contra 211% de inflación, pero a los estatales les fue peor y a los informales, mucho peor. Creo que fue uno de los años en los que más cayó el ingreso por salario desde la vuelta de la democracia”, destacó el experto.
La economista Guadalupe Birón, de la consultora Empiria, subrayó que, si bien hace años que el salario real cae, en 2023 se acentuó fuertemente la tendencia. “Los salarios cierran con una caída real de 16,7%. La pérdida del sector privado fue de 14,7%, mientras que el sector público cerró el año con una caída del 20,2%”, detalló la especialista.
En el caso de los registrados, si se amplía la foto histórica, es necesario irse hasta 2002 para encontrar un índice peor, según surge del Ripte. El cuadro de la consultora 1816 fue publicado en la red X por Buteler, quien agregó como comentario: “¿Qué está barato en la Argentina? Los salarios, ¿alguna duda? Y estos son salarios de trabajadores privados estables, imaginen lo que es un monotributista o un informal”.
En lo que respecta específicamente a la variación de diciembre, Birón subrayó que los salarios aumentaron un 8,9% mensual, muy por debajo de la inflación, que fue de 25,5% en igual mes. “Fue un mal año para el sector registrado. A nivel mensual, marcó la mayor caída del salario real del año (-13,1%). Traccionada principalmente por el sector público (-15,9%), aunque también por el sector privado (-11,5%)”, detalló la economista.
El último año de gobierno de Alberto Fernández cerró con los bolsillos de los argentinos mucho más flacos aún que en el inicio de su presidencia. El índice general de salarios concluyó con un aumento de 152,7% en 2023, con lo que quedó muy rezagado respecto de un incremento anual de la inflación que alcanzó el 211,4%.
Si bien la cifra general ya es preocupante por sí sola, si se analiza su composición por sectores se puede ver que, como viene sucediendo en los últimos años, los trabajadores no registrados son los que se llevan la peor parte. Este segmento tuvo un alza salarial de solo 115,3% en 2023, con lo que quedaron retrasados casi 100 puntos respecto de la inflación anual. Hay que tener en cuenta que los datos del sector informal tienen un rezago de seis meses.
El economista Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), opinó que la situación es más acuciante entre los trabajadores informales, que tuvieron en 2023 una caída real de su salario de 30%.
“Ya venían muy bajos, por lo cual están ganando en términos reales menos de la mitad de lo que ganaban en 2017. Esto da una idea de cómo en los últimos seis años el ingreso real ha venido cayendo. Esto ocurrió en todos los sectores, pero el de los no registrados tuvo un desplome mayor”, comentó.
En lo que respecta a los asalariados formales, Colina señaló que tuvieron en 2023 una caída real de 15% en sus ingresos, lo que se suma a la pérdida de poder adquisitivo que ya venían arrastrando. “Hay que tener en cuenta que en 2022 ya estaban 15% por debajo de 2017, que es cuando empieza esta crisis cambiaria que estamos viviendo”, explicó el especialista.
Por su parte, Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), refirió que, si se considera la variación interanual real de los salarios, se aprecia una caída de 20,2% en el sector público, de 14,7% en el privado y de 31% en el privado no registrado (informal). “Este último es el que más pierde poder adquisitivo desde hace años”, enfatizó el economista.
Si las cifras de diciembre y del año completo son desalentadoras, mucho más lo es el resultado del análisis comparativo que elaboró el Iaraf. Allí se concluye que en los 72 meses que transcurrieron entre enero de 2018 y diciembre de 2023, los trabajadores privados formales perdieron el equivalente a 10,5 sueldos; los públicos, el equivalente a 12,4, y los informales, el equivalente a 19,1. “Esto significa que, si bien los trabajadores privados formales cobraron 72 sueldos, respecto a 2017 fue equivalente a cobrar 62 sueldos (una pérdida promedio del 14,6%). En el caso de los públicos fue como cobrar 59 sueldos mensuales de 2017. Y, por último, en el caso de los trabajadores informales, fue equivalente a 53 sueldos de 2017”, precisó Argañaraz.
Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el sector registrado privado tuvo una suba de 11% en diciembre, con lo que terminó el año con un alza de 165,8%. En el caso del sector público, esas cifras fueron de 5,5% y 148,6%, respectivamente; mientras que en el de los informales fueron de 7,6% y 115,6%.
El analista financiero Christian Buteler comentó que estos datos están en línea con lo que arrojó la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte). “Son números que hablan por sí solos. El mejor sector, que es el privado registrado, tuvo 165,8% de aumento contra 211% de inflación, pero a los estatales les fue peor y a los informales, mucho peor. Creo que fue uno de los años en los que más cayó el ingreso por salario desde la vuelta de la democracia”, destacó el experto.
La economista Guadalupe Birón, de la consultora Empiria, subrayó que, si bien hace años que el salario real cae, en 2023 se acentuó fuertemente la tendencia. “Los salarios cierran con una caída real de 16,7%. La pérdida del sector privado fue de 14,7%, mientras que el sector público cerró el año con una caída del 20,2%”, detalló la especialista.
En el caso de los registrados, si se amplía la foto histórica, es necesario irse hasta 2002 para encontrar un índice peor, según surge del Ripte. El cuadro de la consultora 1816 fue publicado en la red X por Buteler, quien agregó como comentario: “¿Qué está barato en la Argentina? Los salarios, ¿alguna duda? Y estos son salarios de trabajadores privados estables, imaginen lo que es un monotributista o un informal”.
En lo que respecta específicamente a la variación de diciembre, Birón subrayó que los salarios aumentaron un 8,9% mensual, muy por debajo de la inflación, que fue de 25,5% en igual mes. “Fue un mal año para el sector registrado. A nivel mensual, marcó la mayor caída del salario real del año (-13,1%). Traccionada principalmente por el sector público (-15,9%), aunque también por el sector privado (-11,5%)”, detalló la economista.
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