jueves, 1 de febrero de 2024

Los 70: la bomba de Montoneros contra un barco de la Armada y un pacto contra los ingleses en Malvinas Y DENGUE..“Stock cero de insumos”:







Los 70: la bomba de Montoneros contra un barco de la Armada y un pacto contra los ingleses en Malvinas
El buque ARA Santísima Trinidad, semihundido en la Base Naval de Puerto Belgrano
Un buzo de la organización terrorista colocó en septiembre de 1975 una carga explosiva en el ARA Santísima Trinidad; durante la guerra de 1982, las autoridades navales le encomendaron al mismo guerrillero una operación similar contra un buque de guerra británico
Mariano De Vedia
El destructor ARA Santísima Trinidad, que fue blanco de un atentado de la organización Montoneros cuando aún no había terminado su construcción en el Astillero de Río Santiago, el 22 de septiembre de 1975, tuvo momentos de gloria y de derrumbe.
Es el buque que el 2 de abril de 1982 transportó tropas de unidades navales en el desembarco argentino en las islas Malvinas y, luego de quedar inactivo en 2004, comenzó a hundirse en enero de 2013 en un muelle de la Base Naval de Puerto Belgrano, donde se encontraba arrumbado, por falta de mantenimiento y sucesivas averías. Sus desventuras prosiguieron y ocho años más tarde el entonces presidente Alberto Fernández ordenó su desguace y venta como chatarra, que fue frenado por un amparo judicial: la Justicia dispuso la obligación de proteger el buque como patrimonio histórico y cultural argentino.
La historia del ARA Santísima Trinidad va más allá del atentado explosivo de 1975 y se nutre de intrigas y complicidades entre el autor principal del ataque, el montonero Máximo Fernando Nicoletti, luego detenido en la ESMA y a quien varias fuentes le atribuyen acuerdos con la inteligencia naval durante la dictadura militar. Le asignan, incluso, un papel protagónico en la frustrada Operación Algeciras, que en mayo de 1982, iniciada ya la Guerra de Malvinas, planeó la colocación de un artefacto explosivo en un buque de guerra británico alistado en la base de Gibraltar. Un ataque similar al que siete años antes había sufrido el ARA Santísima Trinidad.
El golpe de Montoneros
Nicoletti había nacido en Mendoza, pero se crió en Puerto Madryn. En 1974 ya se había integrado a Montoneros y habría participado en el atentado contra el comisario general Alberto Villar, jefe de la Policía Federal, muerto junto con su esposa al estallar una bomba mientras paseaban en una lancha en el Delta.
ARA Santísima Trinidad
La Armada, en tanto, ya tenía avanzada la construcción de la fragata misilística ARA Santísima Trinidad, adquirida en el Reino Unido en agosto de 1969 y cuyos materiales y equipos iba a ser ensamblados para su terminación definitiva en los talleres del Astillero Río Santiago.
En la primavera de 1975 lo que venía avanzando era la inestabilidad política, económica y social. El 28 de agosto de ese año, Montoneros había hecho estallar, con una bomba en la pista, un Hércules C-130 de la Fuerza Aérea. Cuatro semanas después, el blanco fue la Armada.
Buzos tácticos del pelotón Arturo Lewinger de Montoneros, encabezados por Nicoletti, colocaron una carga explosiva junto a un pilote del muelle del Astillero Río Santiago, al que estaba amarrada la nave, lo que provocó daños en su estructura y un hundimiento parcial. Los problemas más graves se identificaron en la deformación de ejes y cunas, lo que demoró los plazos para la finalización de las obras.
La construcción terminó, finalmente, en noviembre de 1980 y, al año siguiente, el ARA Santísima Trinidad zarpó al puerto de Portsmouth,en Gran Bretaña, para la puesta a punto de su capacidad misilística. La embarcación regresó a la Base Naval de Puerto Belgrano en diciembre de 1981.
Tropas del Ejercito Argentino avanzan por la Avenida Ross , luego del desembarco y ocupacion militar de las Islas Malvinas
Rumbo a Malvinas
El desembarco argentino en las islas Malvinas tuvo al ARA Santísima Trinidad como uno de sus barcos insignias. El jefe de la Armada e ideólogo de la operación militar, almirante Jorge Isaac Anaya, no solo puso el ojo en la embarcación, sino también en quien había intentado ser su verdugo: el montonero Nicoletti, quien salió de la ESMA con aceitados vínculos con la inteligencia naval
Durante su detención en el centro clandestino habría colaborado con las autoridades navales. Incluso, le habrían encomendado misiones en los momentos de fuertes tensiones con Chile, cuando el conflicto por el Canal de Beagle estuvo a punto de llevar a ambos países hermanos a una guerra.
El 2 de abril de 1982 encontró a Nicoletti en Miami, pero no tardaron en reactivarse los contactos. El almirante Anaya estaba al tanto de los planes y se le instruyó el objetivo de dañar con una carga explosiva un barco de guerra de la flota británica que se alistaba en Gibraltar para salir runbo a Malvinas. Con las primeras averiguaciones, el objetivo pasó a ser la fragata HMS Ariadne.
Con el apoyo de dos antiguos compañeros de militancia guerrillera - Antonio Nelson Latorre y “el Pelado Diego”- y la colaboración de un oficial naval en actividad, la operación montó su base en Algeciras. Incluso, en valija diplomática se enviaron a Madrid minas explosivas italianas, con la consigna de esperar la orden para llevar adelante la operación, para dar tiempo a las negociaciones diplomáticas que se habían abierto. Ese tiempo se prolongó y la operación no llegó a ejecutarse.
Distintas crónicas periodísticas coinciden en que el plan fracasó porque determinados gastos en efectivo llamaron la atención de las autoridades españolas, atentos a cualquier movimiento que generara sospechas, ante el temor de un posible atentado terrorista en las semanas previas al Mundial de Fútbol que se iba a disputar en España. El asalto a un banco hizo pensar a la policía local que los argentinos que habían llegado a Algeciras estaban involucrados en el atraco, lo que frustró el ambicioso plan para concretar el ataque a un buque de guerra británico.

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“Stock cero de insumos”: El drama de Chaco, el distrito con más casos de dengue este verano, y una dura acusación a Capitanich
El ministro de Salud provincial denunció que el gobierno saliente no implementó medidas para evitar la emergencia sanitaria que anticipaban datos epidemiológicos de 2023
Fabiola Czubaj
Sergio Rodríguez, ministro de Salud de Chaco  Prensa Pcia de Chaco
“Y… está complicado”, coincidieron en las últimas horas profesionales del sistema de salud chaqueño al describir a este medio el brote epidémico de dengue que atraviesa la provincia. Con alta demanda en centros públicos y privados, Chaco es en lo que va del verano la jurisdicción que más casos notificó y se encuentra en emergencia epidemiológica desde finales de diciembre.
En el Ministerio de Salud provincial afirman que, a diferencia de otros años, se están registrando casos en todo el territorio por igual, con 1600 infecciones registradas la semana pasada solo en el sector público. Estiman, en diálogo con LA NACION, que esa cifra podría multiplicarse por cuatro o cinco si se tiene en cuenta el subregistro que suele darse y los pacientes atendidos en el sistema privado.
“Era previsible que ocurriera lo que actualmente está ocurriendo”, planteó Sergio Rodríguez, ministro de Salud provincial. El viernes pasado, a través de un comunicado a la población, repasó que, a diferencia de otros años, la circulación del virus del dengue se mantuvo durante todo 2023 y cargó contra la falta de previsión y preparación de la gestión sanitaria del gobierno de Jorge Capitanich (Frente Chaqueño-UP), que culminó su mandato en diciembre pasado.
Jorge Capitanich dejó la gobernación de Chaco en diciembre pasado

“Nos encontramos con que algunos elementos necesarios y fundamentales para trabajar en el brote del dengue y su prevención estaban abandonados y con stock cero como para enfrentar esta situación”, denunció Rodríguez.
No se habían adquirido reactivos para diagnóstico y determinación del serotipo viral circulante, paracetamol y solución fisiológica para la atención de los pacientes o insecticidas, larvicidas y repelente para las tareas de prevención, según pudo conocer Las máquinas para fumigar necesitaban mantenimiento porque “estaban abandonadas por falta de uso”, se detalló a este medio, y hubo que poner a punto equipos de fumigación espacial nuevos, pero que todavía no se habían utilizado.
Laboratorios Chaqueños, que integra la red de laboratorios públicos provinciales, está produciendo un repelente con citronela y eucalipto citriodora para entregar a la Dirección de Epidemiología provincial y contrarrestar el faltante. Esa área lo distribuye a través de los hospitales. La demanda de productos para evitar las picaduras de mosquitos (el virus del dengue lo transmite el Aedes aegypti) es alta y un repelente comercial, cuando se consigue, puede costar $7000 o más.
La provincia figura entre las 11 que están detectando casos desde que, en la segunda quincena de diciembre, se duplicaron los casos notificados en el país, de acuerdo con datos nacionales. Atípicamente, el 95% de las infecciones en el país son autóctonas, es decir, que las personas las contraen donde viven, trabajan o hacen sus actividades habituales. Las jurisdicciones del noreste argentino –Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones– concentran nueve de cada diez casos del brote de este verano en el país, que acumuló casi 17.000 infecciones en las primeras semanas del año, comparado con no más de 1000 en años epidémicos previos. Así surge de una estimación que publicó a partir de los registros oficiales nacionales.
“En 2023 fue la primera vez que no dejamos de tener casos de dengue en la provincia. Aunque en menor proporción que ahora, no dejaron de atenderse casos. Esto es lo atípico”, explicó María Elisa Flores, directora provincial de Epidemiología.
En diálogo precisó que el área más complicada está siendo Gran Resistencia, aunque hay casos en toda la provincia. “Esto, también, es la primera vez que sucede –continuó–. Siempre tuvimos áreas complicadas, como el sudoeste en 2009 o el área metropolitana solamente en 2020. Ahora, es toda la provincia”.
­­A partir de los datos que están monitoreando, Flores evaluó que este brote “es mucho más importante”, aunque no se arriesga aún a compararlo con epidemias anteriores. “La curva [de casos] sigue en ascenso y no podemos estimar si es porque aumentamos la notificación o porque antes era muy baja”, explicó la epidemióloga.
Hasta cinco veces más
La semana pasada la cerraron con más de 1600 casos notificados, solo en el sistema público de salud. Pero admiten que eso podría ser entre cuatro o cinco veces más debido a un subregistro, en especial por las dificultades para que el sistema privado reporte los casos que atiende. El dengue, como otras enfermedades transmitidas por mosquitos, es de notificación obligatoria a las autoridades sanitarias.
“Estimamos que es mayor en número, por la demanda de atención que tenemos, de acuerdo con lo que nos comunican los servicios de salud”, ponderó Flores.
También están detectando casos de chikungunya, aunque en menor medida y aislados (sin nexo entre sí). Ambas infecciones comparten el mismo mosquito vector. “Los síntomas son muy parecidos y, al estar transitando un brote epidémico de dengue, al dar negativo se estudia si es chikungunya”, indicó la funcionaria.
En los hospitales están atendiendo casos de dengue grave en personas que habían tenido una primera infección, pero también en expuestas al virus por primera vez. Como se vio durante la epidemia del año pasado, los pacientes llegan a los consultorios de febriles con más síntomas de los esperados. Flores mencionó que gran cantidad de los internados tienen gastroenteritis, lo que favorece la deshidratación.
“Es un escenario complejo porque las acciones que se debían haber hecho el año pasado, como la eliminación de criaderos, faltó y es lo necesario para poder frenar el brote”, dijo Flores.
Coincidió en eso con la comunicación del ministro provincial el viernes pasado para “llevar claridad al pueblo de Chaco” frente a la demanda creciente de usar la vacuna contra el dengue para controlar el aumento de infecciones. “No va a cambiar la evolución”, sostuvo Rodríguez, que es médico infectólogo. “Iniciar la vacunación debe ser una acción programada y planificada, ya que se requieren mínimamente tres meses para lograr la producción de dosis y un abastecimiento sostenido de parte del laboratorio productor”, refirió el funcionario.
Atribuyó a eso la decisión de orientar los recursos a reducir la proliferación de criaderos de mosquitos. “Es la única manera a futuro de trabajar para no pasar por situaciones similares a la actual”, dijo.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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