Los caballos que valen fortunas, la verdadera pasión de los Lijo
La familia del juez federal, a quien Milei quiere designar en la Corte, es dueña de un haras y dos studs de carrera; pagaron en EE.UU. 2 millones de dólares por un padrillo
Hugo Alconada Mon
La banda de Chocolate operaba desde 2012 y recaudó una fortuna
Un informe policial aportó nuevas pruebas que complican a los “ñoquis” bonaerenses
La entrada es coqueta y visible desde la ruta 2. Apenas pasando Dolores, sobre la mano derecha, tres palabras pregonan el sueño hecho realidad de la familia Lijo. La Generación. Haras, anuncian sobre uno de los paredones que enmarcan la entrada. Una verja metálica, dos faroles y un par de palmeras completan el recibimiento. Al fondo, se vislumbran las instalaciones donde pastan millones de dólares.
Son 45 hectáreas. Alfredo Lijo las compró en 2013. Conforman un predio triangular, junto al hipódromo de Dolores y el Golf Club. Buenas tierras, cuentan los locales. Pero ninguno de los miembros del Consejo de la Magistratura lo visitó antes de cerrar la investigación por presunto enriquecimiento ilícito del juez federal Ariel Lijo, el candidato del presidente Javier Milei para ocupar una vacante en la Corte Suprema de Justicia.
En los papeles, Alfredo es el dueño del haras, aunque los baqueanos acumulan anécdotas de su hermano Ariel recorriendo las instalaciones, durmiendo allí y dando órdenes, como sostuvo la exesposa de Freddy, Carla Lago, cuando declaró ante el Consejo de la Magistratura. “Creería que sí”, replicó, cuando le preguntaron si el magistrado podía estar vinculado al haras, según consta en la transcripción de su declaración que obtuvo la nacion.
–¿Podría explicarnos por qué cree que sí –le preguntó el presidente de la comisión.
–Porque hace muchos años que se dedican a criar [caballos de carrera] y porque iban muy seguido al campo y compartían gastos –replicó.
El turf es pasión familiar para los Lijo. Comenzó con el padre de Ariel y de Freddy, Oscar Manuel, “burrero” de alma, cuentan veteranos del Hipódromo de La Plata, donde los Lijo entablaron vínculo con Isidoro San Millán, legendario cuidador y entrenador de caballos de carrera, y con varios de sus alfiles, como Héctor “Tony” Godoy. Ni San Millán ni Godoy fueron llamados a declarar.
Oriundos de Villa Dominico, los Lijo conformaban una familia de clase media baja, padre policía y madre ama de casa, Freddy largó el secundario y vendió empanadas por las calles en Avellaneda. También hizo changas con una furgoneta. Y hasta fue patovica. Su suerte cambió cuando su hermano Ariel, que ya trabajaba en tribunales federales, le consiguió un puesto en un Registro Automotor. Terminó el secundario, se recibió de abogado en Lomas de Zamora y, cuando su hermano asumió como juez federal, se convirtió en operador judicial.
La atracción del turf
Jugando con la última sílaba de su apellido, en 2011 surgió el stud familiar: Stud-jo. Algunos dicen que fue el padre Oscar; otros, que fue Freddy. Uno de ellos apareció con dos joyas: el potrillo Emmanuel y la yegua Kali Woman, ganadores de ocho y seis carreras en La Plata y progenitores de otros ganadores.
Las imágenes de la premiación muestran a Freddy Lijo en primer plano al recibir un trofeo, pero muchas de esas fotos incluyen a Oscar y a Ariel rodeando al jinete y a la monta, sonrientes, aunque Ariel siempre negó ser socio o tener vínculo comercial con el haras La Generación o el Stud-jo. Despunta el vicio de la crianza con otros animales: los canarios. Y dejó de mostrarse en las carreras durante los últimos años. En particular, tras la investigación por presunto enriquecimiento ilícito que el Consejo terminó por cerrar.
El Stud Book, que funciona como un registro genealógico de identidad y propiedad de los pura sangre y de otros caballos, no vincula a Ariel Lijo con el Stud-jo. Aparecen el padre Oscar, Freddy y Oscar Alberto Percivalli,
Lijo y su hermano Freddy, en el Hipódromo de San Isidro un jubilado de 71 años que en Facebook se exhibe junto a dos caballos. El registro detalla que los Lijo emitieron un poder especial sobre el Stud-jo a favor de Percivalli y de Leonardo Hugo Rego.
¿Quién es Rego? Un empleado de Finaig, la consultora que Freddy montó en Puerto Madero, años atrás, junto a Silvana Stochetti –la entonces pareja de Claudio Uberti, el exfuncionario kirchnerista luego condenado en el caso Antonini y “arrepentido” en la causa de los cuadernos– y a Marcelo Rochetti, abogado de barras de Boca y de River y jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad bonaerense durante la gestión de Cristian Ritondo.
De acuerdo con el Stud Book, el Stud-jo ya tenía vestimenta oficial. Gorra azul, casaca azul y verde a cuadros con mangas blancas y brazaletes azul y verde, además de cuello y puños dorados, como la herradura que engalana el pecho, a la altura del corazón. Y así aparecen vestidos los jinetes que montaron a Emmanuel en cada carrera que ganó. Y el Stud Book detalla, también, la registración en 2015 de otro stud, La Generación. ¿Su vestimenta? Blanca con rayas horizontales verde y verde Nilo, mangas blancas con brazaletes verdes, y gorra blanca con visera también verde. Compiten en La Plata, San Isidro y Palermo.
Tan bueno resultó el caballo insignia de los Lijo, Emmanuel, que acaparó la atención de la prensa, como corredor y como padrillo. Tanto que los Lijo decidieron bautizar a muchos de sus descendientes con derivaciones de su nombre. Y así descollaron luego Emmbrujo (ganó siete carreras), Emmspacial Boy (cinco carreras), Emma Spring (cuatro), Emma County (tres), Emma Sagital (tres), Emmsagitario (dos), Emm Vago (dos) y Emmkerry (dos carreras), según datos oficiales del Stud Book que cotejó la nacion. Pero otros tres potrillos aparecieron bautizados con una variante: se correlacionan con los nombres de los hijos de Ariel.
Ya en 2020, los Lijo buscaron darle otro salto de calidad al haras. Además de preservar como padrillo a Emmanuel y a Furious Key (ganador de 17 carreras), compraron un tercero en Estados Unidos, Marconi, por el que pagaron US$2 millones. “Esta es la máxima apuesta del criadero”, anunció el veterinario del haras, Agustín Lezica, a la prensa.
Criado por el haras Brushwood Stable, la cifra que pagaron los Lijo en la subasta que en Kentucky organizó la firma Keeneland resultó una verdadera oportunidad, dado su progenitor, Tapit, el padrillo que más dinero ganó en Estados Unidos.
Para entonces, Freddy Lijo ya había regularizado ante la AFIP la fortuna amasada en los años anteriores. Aprovechó el blanqueo que promovió el entonces presidente Mauricio Macri, según admitió en ese momento Freddy ante la consulta de la nacion. Pero no especificó si los fondos incluían una cuenta en Suiza por al menos US$1,7 millones que había expuesto su exesposa.
Freddy también se había erigido como un “solucionador de quilombos”, como se definía ante sus íntimos, ante los cuales se ufanaba de “manejar la SIDE” –hoy Agencia Federal de Inteligencia (AFI)–, y con llegada a figuras como Julio De Vido y la actual secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Y a muchos jueces y fiscales de Comodoro Py.
Hoy, Ariel Lijo recibe las primeras reacciones a favor y en contra de su postulación a la Corte, mientras su hermano Freddy trabaja como abogado, y entre sus clientes incluye a “muchas empresas”, según dijo días atrás a la nacion. No detalló sus nombres, tras invocar el secreto profesional. Y continúa con su actividad turfística.
Son 45 hectáreas. Alfredo Lijo las compró en 2013. Conforman un predio triangular, junto al hipódromo de Dolores y el Golf Club. Buenas tierras, cuentan los locales. Pero ninguno de los miembros del Consejo de la Magistratura lo visitó antes de cerrar la investigación por presunto enriquecimiento ilícito del juez federal Ariel Lijo, el candidato del presidente Javier Milei para ocupar una vacante en la Corte Suprema de Justicia.
En los papeles, Alfredo es el dueño del haras, aunque los baqueanos acumulan anécdotas de su hermano Ariel recorriendo las instalaciones, durmiendo allí y dando órdenes, como sostuvo la exesposa de Freddy, Carla Lago, cuando declaró ante el Consejo de la Magistratura. “Creería que sí”, replicó, cuando le preguntaron si el magistrado podía estar vinculado al haras, según consta en la transcripción de su declaración que obtuvo la nacion.
–¿Podría explicarnos por qué cree que sí –le preguntó el presidente de la comisión.
–Porque hace muchos años que se dedican a criar [caballos de carrera] y porque iban muy seguido al campo y compartían gastos –replicó.
El turf es pasión familiar para los Lijo. Comenzó con el padre de Ariel y de Freddy, Oscar Manuel, “burrero” de alma, cuentan veteranos del Hipódromo de La Plata, donde los Lijo entablaron vínculo con Isidoro San Millán, legendario cuidador y entrenador de caballos de carrera, y con varios de sus alfiles, como Héctor “Tony” Godoy. Ni San Millán ni Godoy fueron llamados a declarar.
Oriundos de Villa Dominico, los Lijo conformaban una familia de clase media baja, padre policía y madre ama de casa, Freddy largó el secundario y vendió empanadas por las calles en Avellaneda. También hizo changas con una furgoneta. Y hasta fue patovica. Su suerte cambió cuando su hermano Ariel, que ya trabajaba en tribunales federales, le consiguió un puesto en un Registro Automotor. Terminó el secundario, se recibió de abogado en Lomas de Zamora y, cuando su hermano asumió como juez federal, se convirtió en operador judicial.
La atracción del turf
Jugando con la última sílaba de su apellido, en 2011 surgió el stud familiar: Stud-jo. Algunos dicen que fue el padre Oscar; otros, que fue Freddy. Uno de ellos apareció con dos joyas: el potrillo Emmanuel y la yegua Kali Woman, ganadores de ocho y seis carreras en La Plata y progenitores de otros ganadores.
Las imágenes de la premiación muestran a Freddy Lijo en primer plano al recibir un trofeo, pero muchas de esas fotos incluyen a Oscar y a Ariel rodeando al jinete y a la monta, sonrientes, aunque Ariel siempre negó ser socio o tener vínculo comercial con el haras La Generación o el Stud-jo. Despunta el vicio de la crianza con otros animales: los canarios. Y dejó de mostrarse en las carreras durante los últimos años. En particular, tras la investigación por presunto enriquecimiento ilícito que el Consejo terminó por cerrar.
El Stud Book, que funciona como un registro genealógico de identidad y propiedad de los pura sangre y de otros caballos, no vincula a Ariel Lijo con el Stud-jo. Aparecen el padre Oscar, Freddy y Oscar Alberto Percivalli,
Lijo y su hermano Freddy, en el Hipódromo de San Isidro un jubilado de 71 años que en Facebook se exhibe junto a dos caballos. El registro detalla que los Lijo emitieron un poder especial sobre el Stud-jo a favor de Percivalli y de Leonardo Hugo Rego.
¿Quién es Rego? Un empleado de Finaig, la consultora que Freddy montó en Puerto Madero, años atrás, junto a Silvana Stochetti –la entonces pareja de Claudio Uberti, el exfuncionario kirchnerista luego condenado en el caso Antonini y “arrepentido” en la causa de los cuadernos– y a Marcelo Rochetti, abogado de barras de Boca y de River y jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad bonaerense durante la gestión de Cristian Ritondo.
De acuerdo con el Stud Book, el Stud-jo ya tenía vestimenta oficial. Gorra azul, casaca azul y verde a cuadros con mangas blancas y brazaletes azul y verde, además de cuello y puños dorados, como la herradura que engalana el pecho, a la altura del corazón. Y así aparecen vestidos los jinetes que montaron a Emmanuel en cada carrera que ganó. Y el Stud Book detalla, también, la registración en 2015 de otro stud, La Generación. ¿Su vestimenta? Blanca con rayas horizontales verde y verde Nilo, mangas blancas con brazaletes verdes, y gorra blanca con visera también verde. Compiten en La Plata, San Isidro y Palermo.
Tan bueno resultó el caballo insignia de los Lijo, Emmanuel, que acaparó la atención de la prensa, como corredor y como padrillo. Tanto que los Lijo decidieron bautizar a muchos de sus descendientes con derivaciones de su nombre. Y así descollaron luego Emmbrujo (ganó siete carreras), Emmspacial Boy (cinco carreras), Emma Spring (cuatro), Emma County (tres), Emma Sagital (tres), Emmsagitario (dos), Emm Vago (dos) y Emmkerry (dos carreras), según datos oficiales del Stud Book que cotejó la nacion. Pero otros tres potrillos aparecieron bautizados con una variante: se correlacionan con los nombres de los hijos de Ariel.
Ya en 2020, los Lijo buscaron darle otro salto de calidad al haras. Además de preservar como padrillo a Emmanuel y a Furious Key (ganador de 17 carreras), compraron un tercero en Estados Unidos, Marconi, por el que pagaron US$2 millones. “Esta es la máxima apuesta del criadero”, anunció el veterinario del haras, Agustín Lezica, a la prensa.
Criado por el haras Brushwood Stable, la cifra que pagaron los Lijo en la subasta que en Kentucky organizó la firma Keeneland resultó una verdadera oportunidad, dado su progenitor, Tapit, el padrillo que más dinero ganó en Estados Unidos.
Para entonces, Freddy Lijo ya había regularizado ante la AFIP la fortuna amasada en los años anteriores. Aprovechó el blanqueo que promovió el entonces presidente Mauricio Macri, según admitió en ese momento Freddy ante la consulta de la nacion. Pero no especificó si los fondos incluían una cuenta en Suiza por al menos US$1,7 millones que había expuesto su exesposa.
Freddy también se había erigido como un “solucionador de quilombos”, como se definía ante sus íntimos, ante los cuales se ufanaba de “manejar la SIDE” –hoy Agencia Federal de Inteligencia (AFI)–, y con llegada a figuras como Julio De Vido y la actual secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Y a muchos jueces y fiscales de Comodoro Py.
Hoy, Ariel Lijo recibe las primeras reacciones a favor y en contra de su postulación a la Corte, mientras su hermano Freddy trabaja como abogado, y entre sus clientes incluye a “muchas empresas”, según dijo días atrás a la nacion. No detalló sus nombres, tras invocar el secreto profesional. Y continúa con su actividad turfística.
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Un informe policial aportó nuevas pruebas que complican a los “ñoquis” bonaerenses
Hugo Alconada Mon
Julio “Chocolate” Rigau y su entramado de “ñoquis” y prestanombres de la Legislatura bonaerense le causaron un perjuicio al Estado de casi $400 millones solo entre 2022 y 2023. La cifra, que sería mucho mayor porque debería ajustarse por inflación, surge de un informe de la División Antilavado de la Policía Federal, que aportó indicios que demostrarían que la operatoria de recaudación ilegal comenzó en 2012. Rigau y sus jefes, el subdirector de Personal de la Cámara de Diputados, Claudio Albini, y su hijo, el concejal platense Facundo Albini, del Frente Renovador, están detenidos con prisión preventiva. Según los investigadores, el desfalco podría ascender a los $800 millones en menos de dos años.
Julio “Chocolate” Rigau y su entramado de tarjetas de débito de “ñoquis” y prestanombres de la Legislatura bonaerense le causaron un perjuicio neto a la provincia de Buenos Aires durante apenas dos años por al menos $395,4 millones, sujetos a actualización por inflación, según surge de un informe elaborado por la División Lavado de Activos de la Policía Federal, cuya copia obtuvo
El informe alerta, sin embargo, que el perjuicio para las arcas públicas sería muchísimo más elevado, según anticiparon los expertos de la Policía Federal. Indicaron que a esa cifra preliminar sobre los años 2022 y 2023, que debe ajustarse por inflación, también hay que sumar el desvío de fondos que pudo ocurrir en años anteriores. Algunos de los presuntos empleados de la Legislatura bajo la lupa judicial figuran con cuentas salariales abiertas en el Banco Provincia desde tan atrás como 2012.
El informe lleva la firma del jefe de la División Lavado de Activos de la Policía Federal, comisario Javier Cardozo, y alertó, también, que a ese desvío directo de dinero de las arcas públicas también deben computarse otros impactos causados al Estado provincial. Por ejemplo, a través de los servicios que esos “ñoquis” pudieron recibir de la obra social –IOMA–, además de los aportes jubilatorios que acumularon el Instituto de Previsión Social (IPS).
En ese sentido, los investigadores judiciales estiman que el desfalco vinculado a Chocolate Rigau y sus jefes, el subdirector de Personal de la Cámara de Diputados, Claudio Albini, y su hijo, el concejal platense Facundo Albini, podría ascender a los $800 millones, solo desde enero de 2022 y septiembre de 2023, cuando arrestaron a Rigau en una sucursal bancaria. Hoy, más de seis meses después, los tres continúan detenidos, con prisión preventiva.
Los expertos en delitos económicos basaron sus conclusiones iniciales en la documentación que le aportó la fiscal a cargo de la investigación, Betina Lacki. Incluyó extractos bancarios del Banco Provincia sobre cada presunto empleado bajo la lupa de la Legislatura bonaerense, sus fichas de servicios y contratos de locación. También detalles de las tarjetas de débito secuestradas, reportes de Nosis y constancias de inscripción ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
“Del relevamiento de las 48 cuentas bancarias vinculadas a las tarjetas de débito”, detallaron los expertos de la Policía Federal, “la particularidad encontrada es extracción de la totalidad de las acreditaciones procedentes de la [Legislatura], en montos que no superaban los $30.000, realizadas en los mismos cajeros automáticos, en varios días consecutivos y en horarios poco frecuentes, como de 5 a 7, y después de las 19”.
El informe aportó otro indicio que alimenta las sospechas sobre el rol de “ñoquis” de los 48 titulares de las tarjetas de débito que Chocolate Rigau tenía en sus manos cuando lo detuvieron en septiembre pasado. ¿Cuál? “Las cuentas prácticamente no tenían otros movimientos más allá de descuentos por ‘seguros de cajeros’ o ‘comisiones’, salvo algunos casos en particular con gastos de tarjetas o algún producto bancario”. Del análisis de los movimientos bancarios surgió, además, que Chocolate Rigau no solo accedió a los salarios de los 48 titulares de las tarjetas de débito mediante el uso intensivo de cajeros automáticos de esta capital, sino que recibió transferencias electrónicas desde las cuentas bancarias de algunos de esos presuntos empleados de la Legislatura bonaerense.
El informe oficial también aportó un indicio más que complica a la presunta asociación ilícita que integrarían los “ñoquis”, Chocolate Rigau y, por encima de ellos, Facundo Albini –también apoderado provincial del Frente Renovador de Sergio Massa– y su padre, Claudio Albini, subdirector de Personal de la Legislatura bonaerense.
“Se deja constancia”, consignaron los expertos de la Federal, “de que los legajos del Personal remitidos por la [Cámara de Diputados] solo poseen una ficha de datos personales, una foja de servicios y una DD.JJ. firmada por el empleado. No incluyó documentación respaldatoria como copia de títulos secundarios, terciarios y/o universitarios, como tampoco copia de certificados de salud y/o reincidencia”, lo que refleja la deliberada laxitud con que el área de Personal operó para contratar empleados y, en los hechos, “ñoquis”.
En esa línea, tanto la fiscal Lacki como el juez de Garantías Guillermo Federico Atencio consideran que los “ñoquis”, Chocolate Rigau y los Albini serían apenas los niveles iniciales y medios de un entramado delictivo cuyos máximos responsables continúan en las sombras, desde donde buscan controlar los daños. Desde la División Antilavado de la Policía Federal, en tanto, requirieron documentación adicional a la fiscalía para completar su análisis. Entre otros, los extractos bancarios de 40 de los 48 titulares de las tarjetas de débito que aparecen como presuntos empleados de la Legislatura desde antes de 2022.
Julio “Chocolate” Rigau y su entramado de “ñoquis” y prestanombres de la Legislatura bonaerense le causaron un perjuicio al Estado de casi $400 millones solo entre 2022 y 2023. La cifra, que sería mucho mayor porque debería ajustarse por inflación, surge de un informe de la División Antilavado de la Policía Federal, que aportó indicios que demostrarían que la operatoria de recaudación ilegal comenzó en 2012. Rigau y sus jefes, el subdirector de Personal de la Cámara de Diputados, Claudio Albini, y su hijo, el concejal platense Facundo Albini, del Frente Renovador, están detenidos con prisión preventiva. Según los investigadores, el desfalco podría ascender a los $800 millones en menos de dos años.
Julio “Chocolate” Rigau y su entramado de tarjetas de débito de “ñoquis” y prestanombres de la Legislatura bonaerense le causaron un perjuicio neto a la provincia de Buenos Aires durante apenas dos años por al menos $395,4 millones, sujetos a actualización por inflación, según surge de un informe elaborado por la División Lavado de Activos de la Policía Federal, cuya copia obtuvo
El informe alerta, sin embargo, que el perjuicio para las arcas públicas sería muchísimo más elevado, según anticiparon los expertos de la Policía Federal. Indicaron que a esa cifra preliminar sobre los años 2022 y 2023, que debe ajustarse por inflación, también hay que sumar el desvío de fondos que pudo ocurrir en años anteriores. Algunos de los presuntos empleados de la Legislatura bajo la lupa judicial figuran con cuentas salariales abiertas en el Banco Provincia desde tan atrás como 2012.
El informe lleva la firma del jefe de la División Lavado de Activos de la Policía Federal, comisario Javier Cardozo, y alertó, también, que a ese desvío directo de dinero de las arcas públicas también deben computarse otros impactos causados al Estado provincial. Por ejemplo, a través de los servicios que esos “ñoquis” pudieron recibir de la obra social –IOMA–, además de los aportes jubilatorios que acumularon el Instituto de Previsión Social (IPS).
En ese sentido, los investigadores judiciales estiman que el desfalco vinculado a Chocolate Rigau y sus jefes, el subdirector de Personal de la Cámara de Diputados, Claudio Albini, y su hijo, el concejal platense Facundo Albini, podría ascender a los $800 millones, solo desde enero de 2022 y septiembre de 2023, cuando arrestaron a Rigau en una sucursal bancaria. Hoy, más de seis meses después, los tres continúan detenidos, con prisión preventiva.
Los expertos en delitos económicos basaron sus conclusiones iniciales en la documentación que le aportó la fiscal a cargo de la investigación, Betina Lacki. Incluyó extractos bancarios del Banco Provincia sobre cada presunto empleado bajo la lupa de la Legislatura bonaerense, sus fichas de servicios y contratos de locación. También detalles de las tarjetas de débito secuestradas, reportes de Nosis y constancias de inscripción ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
“Del relevamiento de las 48 cuentas bancarias vinculadas a las tarjetas de débito”, detallaron los expertos de la Policía Federal, “la particularidad encontrada es extracción de la totalidad de las acreditaciones procedentes de la [Legislatura], en montos que no superaban los $30.000, realizadas en los mismos cajeros automáticos, en varios días consecutivos y en horarios poco frecuentes, como de 5 a 7, y después de las 19”.
El informe aportó otro indicio que alimenta las sospechas sobre el rol de “ñoquis” de los 48 titulares de las tarjetas de débito que Chocolate Rigau tenía en sus manos cuando lo detuvieron en septiembre pasado. ¿Cuál? “Las cuentas prácticamente no tenían otros movimientos más allá de descuentos por ‘seguros de cajeros’ o ‘comisiones’, salvo algunos casos en particular con gastos de tarjetas o algún producto bancario”. Del análisis de los movimientos bancarios surgió, además, que Chocolate Rigau no solo accedió a los salarios de los 48 titulares de las tarjetas de débito mediante el uso intensivo de cajeros automáticos de esta capital, sino que recibió transferencias electrónicas desde las cuentas bancarias de algunos de esos presuntos empleados de la Legislatura bonaerense.
El informe oficial también aportó un indicio más que complica a la presunta asociación ilícita que integrarían los “ñoquis”, Chocolate Rigau y, por encima de ellos, Facundo Albini –también apoderado provincial del Frente Renovador de Sergio Massa– y su padre, Claudio Albini, subdirector de Personal de la Legislatura bonaerense.
“Se deja constancia”, consignaron los expertos de la Federal, “de que los legajos del Personal remitidos por la [Cámara de Diputados] solo poseen una ficha de datos personales, una foja de servicios y una DD.JJ. firmada por el empleado. No incluyó documentación respaldatoria como copia de títulos secundarios, terciarios y/o universitarios, como tampoco copia de certificados de salud y/o reincidencia”, lo que refleja la deliberada laxitud con que el área de Personal operó para contratar empleados y, en los hechos, “ñoquis”.
En esa línea, tanto la fiscal Lacki como el juez de Garantías Guillermo Federico Atencio consideran que los “ñoquis”, Chocolate Rigau y los Albini serían apenas los niveles iniciales y medios de un entramado delictivo cuyos máximos responsables continúan en las sombras, desde donde buscan controlar los daños. Desde la División Antilavado de la Policía Federal, en tanto, requirieron documentación adicional a la fiscalía para completar su análisis. Entre otros, los extractos bancarios de 40 de los 48 titulares de las tarjetas de débito que aparecen como presuntos empleados de la Legislatura desde antes de 2022.
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