lunes, 2 de diciembre de 2024

EL SUEÑO PERFECTO, MARIAN ROJAS ESTAPÉ


El sueño perfecto. Cuando obsesionarse con dormir bien puede ser contraproducente
El uso excesivo de diferentes técnicas, desde cintas adhesivas en la boca y dilatadores nasales hasta dispositivos tecnológicos, pueden desencadenar ortosomnia
Kate Lindsay The New York TimesA los especialistas les preocupa que la gente se concentre demasiado en la hora de acostarse 
Derek Antosiek se considera un experto del sueño. Ha experimentado con varias técnicas para mejorar su descanso: se ha puesto cinta adhesiva en la boca, ha usado dilatadores nasales para abrir sus fosas y tapones para los oídos. Además, ha probado un ventilador que bombea aire frío abajo de las sábanas y ha colocado colchones separados para él y su esposa, uno al lado del otro, para evitar que sus movimientos lo molesten. También ha probado lámparas de terapia de luz, monitores de calidad del aire, rastreadores de sueño y gafas de luz azul.
Con cada nuevo experimento, el objetivo era el mismo: acercarse a una noche de sueño perfecta.
Después de décadas en las que muchos estadounidenses adoptaron el lema de dormir era un lujo que podían permitirse solo después de la muerte, hoy se han dado cuenta de la importancia de una buena noche de descanso.
El tiempo total de sueño ha aumentado en las últimas dos décadas, e incluso más en los últimos años, según la encuesta anual del gobierno sobre cómo los estadounidenses usan su tiempo.
“La situación está cambiando”, afirma Matthew Walker, profesor de neurociencia y psicología en la Universidad de California, Berkeley, y director de un centro del sueño en la institución. “La gente, especialmente la generación Z, ha recuperado su derecho a dormir toda la noche y lo ha hecho sin vergüenza”.
Aunque las actitudes en cuanto al sueño han cambiado, los expertos afirman que las recomendaciones básicas siguen siendo las mismas: dormir al menos siete horas, aproximadamente a la misma hora y con las menores interrupciones posibles. Lo que sí es diferente es la cantidad de personas para quienes el sueño se ha convertido en una obsesión. En internet, estas personas (a las que a veces se denomina sleepmaxxers) muestran con orgullo los extremos a los que están dispuestos a llegar para dormir mejor.
Los videos prometen soluciones a problemas que los durmientes ni siquiera sabían que tenían. Una enta tusiasta recomendó una almohada ajustable para reducir la presión en el rostro. Otra se filmó despertándose con el pelo envuelto en un gorro y usando una correa para la mandíbula.
Alardear de acostarse temprano se ha convertido en una forma de ostentar en las redes sociales tanto como documentar unas vacaciones lujosas.
La parafernalia nocturna
En la actualidad, para quienes sienten curiosidad por el sueño, existen cintas para la boca (que favorecen la respiración por la nariz), expansores de fosas nasales (que aparentemente reducen los ronquidos), cintas para la nariz (para abrir los conductos nasales) y correas para la mandíbula (que se colocan alrededor de la cabeza y mantienen la boca firmemente cerrada). Existen vaporizadores para almohadas, aerosoles para pies con magnesio y el cóctel sin alcohol Sleepy Girl, una mezcla de jugo de cereza, soda prebiótica y polvo de magnesio.
También hay tecnología de gama alta, como líneas enteras de dispositivos para dormir, que rastrean y miden la calidad del sueño. Hay un despertador que se activa cuando sale el sol, y que según sus creadores despierta a las personas de acuerdo con sus ritmos circadianos naturales. Para los verdaderos entusiastas, hay incluso un sistema de colchón de 4049 dólares que ajusta la temperatura, detecta los ronquidos y vibra cuando es hora de despertarse.
Los principales científicos del sueño se han visto envueltos en una industria del sueño en auge y multimillonaria.
Pero a medida que ha aumentado el interés por el sueño, algunos médicos y académicos han notado que la gente se preocupa cada vez más por conseguir un descanso nocturno perfecto. En 2017, investigadores de Rush Medical College y de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern inventaron una palabra, ortosomnia, para describir a las personas que buscan tratamiento para problemas de sueño auto diagnosticados como resultado del uso de rastreadores de sueño y dispositivos portátiles.
En The Journal of Clinical Sleep Medicine, los investigadores escribieron que les preocupaban los efectos de una “búsqueda perfeccionista del sueño ideal”, comparando lo que estaban viendo con la ortorexia, una fijación obsesiva con la alimentación saludable.
Por supuesto, no todos los sleepmaxxers desarrollan ortosomnia, pero a la doctora Milena Pavlova, directora médica del Centro de Pruebas del Sueño del Brigham and Women’s Faulkner Hospital de Boston, le preocupa que la gente se concentre demasiado en la hora de acostarse. “El sueño es un proceso pasivo”,afirmaPavlova.“Debeprotegerse, no forzarse, ni maximizarse”.
En general, los expertos en sueño afirman que el nuevo enfoque cultural sobre el sueño es un cambio positivo. No descartan de plano ningún truco o dispositivo, siempre que la gente esté segura. “Todo funciona para alguien”, apunta Leah A. Irish, profesora adjunta de psicología en la Universidad Estatal de Dakodel Norte que estudia el sueño.
El mismo ritual de prepararse para ir a dormir, por ejemplo, rociando magnesio en los pies, puede ser más importante que los efectos en sí, una señal al cerebro de que es hora de relajarse.
Pero las afirmaciones de que una sola herramienta funciona son a menudo discutibles. Incluso los investigadores del sueño con un pie en la industria pueden admitirlo. “Probablemente ninguna de estas herramientas te ayudará a dormir mejor por la noche”, sostiene Vanessa Hill, científica del sueño en el Instituto Appleton, dedicado a la investigación de salud y bienestar en la CQUniversity en Australia. “Lo más importante es que estés cómodo. Así que si algunas de estas cosas te ayudan a sentirte más cómodo, genial”.
Si bien estudios pequeños han demostrado que usar cinta adhesiva en la boca es beneficioso para quienes padecen apnea del sueño leve, su efecto en personas que no tienen problemas respiratorios es menos conocido y los estudios más rigurosos encontraron poca evidencia de que el magnesio tenga un efecto en la calidad del sueño.
En algunos casos, existen riesgos. La cinta para la boca puede reducir la cantidad de oxígeno que las personas respiran si tienen la nariz obstruida, y las correas para la mandíbula pueden causar dolor en la mandíbula, informa el doctor Walker. Para quienes tienen problemas graves para dormir, es mejor consultar primero con un médico.
Y los trucos virales y los nuevos inventos no pueden reemplazar las reglas probadas y verdaderas del sueño, como acostarse y levantarse de la cama a la misma hora todos los días, reducir el consumo de alcohol y tomarse un tiempo para relajarse. A Antosiek los tapones para los oídos, la cinta para la boca y el dilatador nasal le han ayudado, dice. Pero las otras tecnologías que adoptó lo perjudicaron. Reconoce: “Me obsesioné mucho, tal vez hasta un punto enfermizo”.No cree haber desarrollado ortosomnia, dice, pero entiende que la gente puede llevar la maximización del sueño demasiado lejos. Hoy en día, con despertarse descansado y alerta le basta.

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