domingo, 3 de septiembre de 2023

DE NO CREER ....SALIDA DE BURZACO , ENTRADA DE GUSTAVO CORIA


¿Es un pájaro loco? ¡No, es Massita!
por Carlos M. Reymundo Roberts

No falta mucho para que en los hospitales se vayan a las manos porque desapareció una gasa
¿ Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡No, es Superman! ¿Está de la nuca? ¿Quiere incendiar el país? ¡No, es Massita! Intenta sobrevivir a la primera vuelta, aunque eso implique cocinarnos vuelta y vuelta. El candidato-ministro (98% candidato, 2% ministro, dice el envase) parece por momentos alguien fuera de quicio, acaso porque la enajenación viene siendo suceso en esta competencia electoral. Repasemos. Después de ganar por escándalo los comicios de medio término, en Juntos por el Cambio decidieron que ya era hora de sacarse las caretas y lanzarse a una guerra intestina por el poder: ser más casta que nunca, ahora que el concepto se había puesto de moda; un plan que algunos calificarían de demencial, pero llevado a la práctica con imperturbable determinación. El león Milei olfateó a sus presas y se lanzó sobre ellas; las presas no eran ni los despojos del Gobierno ni esos muchachos del juntismo que deshonraban la marca combatiendo puerta a puerta: eran los argentinos. Si los argentinos estaban en un brote psicótico de furia, él se haría pasar por uno de ellos; por el más irracional de ellos. Sí, una cosa de locos.
Bueno, en este clima de época es que Massita reclama camisa de fuerza. Fue a Asunción con credenciales de ministro de Economía-cancillerpresidente, meloneó a los paraguayos con las promesas sobre la Hidrovía que estaban deseando escuchar, y se fue feliz y contento porque había mostrado ser un piola bárbaro. No le interesaba en lo más mínimo granjearse la simpatía de sus anfitriones, sino aparecer como un buen anfitrión para la multitud de paraguayos –más de 600.000– que votan en la Argentina. Descubiertas sus mentirillas cinco minutos después, el presidente de ese país, Santiago Peña, pronunció la frase que ya figura en los anales de la industria automotriz: “A Massa no le compraría un auto usado”. En realidad dijo “Massita”, familiaridad no consentida por la delegación del ministrocanciller-presidente y corregida en la versión oficial. Lo de que vende chatarra sobre cuatro ruedas, vaya y pase, pero nada de mancillar su buen nombre; aunque sea dicho con respeto y cariño, como es mi caso. Sabiendo que le molesta tanto, haré un esfuerzo para no llamarlo siempre Massita; a veces me referiré a él como un vendedor poco confiable de autos usados.
Un diario paraguayo tituló: “Massa vino, mintió y se fue”. Qué desagradecidos. Acá se quedó.
Sin duda perturbado por la fallida excursión a los pagos de José Luis Chilavert, el domingo optó por concentrarse en este mercado de votos y sacó de la galera el “plan bono”. Su antecesor, el “plan platita”, era de sesgo peronista convencional: reparto de sobres, zapatillas, electrodomésticos… Este es kirchnerista, algo más sofisticado: el bono les llega a todos, empleados públicos y privados, con el sueldo, y a gastar, hermano, que son 60 luquitas que no esperabas, regaladas por Sergio. A gastar antes de que a este regalo, irremediablemente inflacionario, se lo coma la inflación. Son dos cuotas de 30.000; es decir, el primer mes podés comprar dos kilos de carne picada de alto contenido graso, fideos, arroz, media docena de huevos, cuatro leches (de segundas marcas), tres flautitas, dos tomates y un litro de vino de uva kerosene. ¡Alta panzada! Para el segundo mes, olvidate de ese derroche: los precios ya tendrán incorporado el costo candidatura.
El problema es que algunas empresas se resisten a pagar el bono y prometen patalear en la Justicia, y otras dicen que sí, pero no. Lo mismo en el ámbito estatal: hay una rebelión de gobernadores e intendentes, nada dispuestos a seguir los dislates de un tipo que capaz no llega a la segunda vuelta. Tiene razón Morales Solá: es una competencia injusta, porque ningún otro postulante puede regalar 60.000 pesos. La economía electoral de Massita ha empezado a ser estudiada en papers e investigaciones académicas: obliga a los empresarios a aumentar salarios, pagar bonos extraordinarios, congelar los precios y no interrumpir la producción; y si necesitan traer algo de afuera, poniendo estaba la gansa en una cueva de Puerto Madero. Es una fórmula audaz: inflación, falta de insumos, desabastecimiento. Recontra audaz: ha puesto a parir a todo el sistema de salud, y no faltará mucho para que en los hospitales veamos a médicos y enfermeros yéndose a las manos por la desaparición de una gasa. Le pedí su opinión a un reconocido sanitarista; la verdad, yo esperaba una respuesta más elaborada: “Lo de Massa no tiene remedio”.
A la fórmula hay que agregarle ese factor inesperado de la desobediencia. Economía prohibió a las prepagas subir las cuotas, y resulta que las cuotas están llegando con aumentos. Entre los gobernadores negacionistas del bono está Alicia Kirchner; si una Kirchner se le insubordina al vendedor de chatarra sobre ruedas, da para pensar que Cristina avanza hacia un voto en libertad
¡Aguante, Massita! Que los que ya no aguantamos más somos nosotros.

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Un área sensible por la que pasaron cinco ministros en casi ocho años
Larreta debió cambiar cuatro veces al titular de esa cartera por distintas polémicas que fueron del fútbol a los chats con jueces
La salida de Eugenio Burzaco del Ministerio de Seguridad y Justicia porteño, tras la polémica por su viaje al exterior en medio de la conmoción por el asesinato del ingeniero Mariano Barbieri, constituye el último eslabón de una serie de tropiezos de Horacio Rodríguez Larreta en la materia desde su llegada a la jefatura de Gobierno. Gustavo Coria es el quinto funcionario designado por el alcalde al frente de la cartera dedicada a combatir el delito en sus casi ocho años de gestión.
El fallido derrotero tiene fecha de inicio en 2018, con la renuncia del ministro Martín Ocampo luego de los incidentes que tuvieron lugar en las afueras del estadio Monumental y que obligaron a suspender el partido de vuelta de la final entre Boca y River por la Copa Libertadores. Ese episodio, marcado por las fallas en el operativo de seguridad a cargo de la Policía de la Ciudad, estuvo envuelto por las versiones de una posible “zona liberada”. “No hubo internas policiales ni zonas liberadas: los responsables fueron los agresores”, desmintió en su momento la por entonces ministra de Seguridad nacional Patricia Bullrich.
Radical de pura cepa y siempre bajo la sombra del expresidente de Boca, Daniel Angelici, Ocampo fue uno de los encargados de llevar adelante el traspaso de la Policía Federal a la Ciudad, una medida trascendental para Pro, que se concretó con la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada en 2015. Fue un proceso complicado para el funcionario, que atravesó días tormentosos en su primer año de gestión por la toma de la comisaría 38ª de Flores tras la muerte de Brian Aguinaco; el caso del exjefe de la Policía de la Ciudad, José Potocar; y los reiterados piquetes en el centro porteño que pusieron de mal humor tanto a Macri como a Bullrich.
Con la tumultuosa salida de Ocampo, quien asumió al frente del ministerio fue el por entonces vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli. Su gestión se desarrolló sin mayores sobresaltos. De hecho, las estadísticas de la ciudad de Buenos Aires en 2020 marcaron una caída en los robos, potenciada, sobre todo, por las limitaciones impuestas por la cuarentena. Esa clase de crimen disminuyó 45% con relación a las cifras notificadas el año previo. Sin embargo, a diferencia de los delitos contra la propiedad, durante 2020 aumentaron los homicidios. Se notificaron 22% más de casos.
En 2021, Santilli renunció para postularse como candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Rodríguez Larreta designó en su lugar a Marcelo D’alessandro, quien ya se desempañaba al frente de la oficina operativa de la cartera en su rol como secretario de Seguridad. “Quiero felicitar a Horacio y a Diego [Santilli] que se hicieron cargo de algo que era una demanda en la ciudad de Buenos Aires cuando otros especulaban que el problema de la seguridad era de otro, acá se entendió que el problema era de las vecinas y vecinos”, dijo el funcionario durante su discurso de asunción.
Sin embargo, la figura de D’alessandro quedó en la mira en diciembre del año pasado, tras conocerse el viaje que compartió con jueces, fiscales, exmiembros de inteligencia y directivos del Grupo Clarín a la estancia de Joe Lewis, en Lago Escondido, a partir de la difusión de supuestos chats con conversaciones suyas.
En ese marco, se filtraron otros chats de D’alessandro en los que mantenía supuestas conversaciones con Silvio Robles, uno de los colaboradores más estrechos de Horacio Rosatti, presidente de la Corte Suprema, y con el empresario Marcelo Violante, de las compañías Dakota y BRD, que tenía la concesión del servicio de acarreo en la ciudad de Buenos Aires. El ministro de Seguridad de Larreta negó que esos chats fueran reales y acusó al kirchnerismo de utilizar los servicios de inteligencia para extorsionarlo.
El funcionario debió tomar licencia de su cargo en marzo de este año, pero dio a conocer su renuncia formal a la cartera en abril. A través de un comunicado, destacó los logros de su gestión, denunció una “operación” en su contra y puso como norte la querella en los tribunales para denunciar que fue víctima de espionaje ilegal.
El reemplazante de D’Alessandro fue Eugenio Burzaco, quien había sido secretario de Seguridad cuando Patricia Bullrich encabezaba el ministerio durante el mandato de Macri, un vínculo que se desgastó con el correr de la gestión.

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Gustavo Coria, un hombre de Diego Santilli, tomará la posta en Seguridad

Gustavo Coria
De bajo perfil, Gustavo Coria, el reemplazante de Eugenio Burzaco en el Ministerio de Seguridad porteño, es conocido por haber desarrollado su vida política junto al diputado nacional Diego Santilli, con quien también trabajó en sus inicios en la Legislatura porteña. Sus allegados lo describen como un hombre “capaz” y “trabajador” y como un “hábil negociador”. Asimismo, buscan instalarlo como un “hombre duro” que será “inflexible” contra el delito.
Especialista en seguridad pública, el sucesor de Burzaco se reunió ayer con la cúpula de la policía y les “pedirá desplegar toda la fuerza” en función del mapa del delito, según pudo saber la nacion, con el objetivo de contar con mayor presencia de agentes en la calle. Además, Coria tiene entre sus principales objetivos otorgarle un fuerte respaldo a la fuerza distrital y profundizar la lucha contra el narcotráfico.
El nuevo funcionario llegó con un mensaje para el hasta ayer ministro de Seguridad, Burzaco. Según anunciaron, Coria desembarca “para devolver el orden y la tranquilidad en el territorio porteño”.
Coria tiene 54 años, nació en General Levalle, Córdoba, y actualmente reside en la ciudad de Buenos Aires. Es egresado del Liceo Militar General Paz y se recibió de licenciado en Ciencia Política en la Universidad Católica de Córdoba en 1991. Luego, continuó su formación en Estudios Intensivos de Defensa Nacional en la Escuela de Defensa Nacional. Fue miembro investigador del Instituto de Teoría del Estado y Política Económica entre 1990 y 1991, entre 1994 y 2002 se desempeñó como secretario del Directorio de la Corporación Antiguo Puerto Madero SA y entre 2002 y 2008 fue jefe de Relaciones Institucionales de la empresa.
Entre 2018 y 2021, cuando Santilli ocupaba el rol de ministro de Seguridad de la Ciudad y Marcelo D’alessandro era su secretario, se desempeñó como jefe de Gabinete de la cartera. Durante esa gestión, la Ciudad implementó el mapa del delito y se incorporó el reconocimiento facial de prófugos. Antes, entre 2016 y 2018, Coria había sido titular de la Ceamse.
Posteriormente, en 2021 y en el marco de la postulación de Santilli a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, el exfuncionario compitió como tercer candidato a legislador bonaerense en la sexta sección electoral.
Sin embargo, no consiguió las adhesiones suficientes para ocupar una banca.
Su retorno al Ministerio de Seguridad porteño se definió en medio de la conmoción generada por el asesinato de Mariano Barbieri, el miércoles, cerca de la Avenida del Libertador y Lafinur, en pleno Palermo, en una de las zonas supuestamente más seguras de la ciudad. En ese contexto comenzó a circular un video del ahora extitular de la cartera Eugenio Burzaco viendo un partido de tenis del prestigioso torneo US Open.
Tras la viralización del material, Larreta le pidió a Burzaco que adelantara su regreso a la Argentina a pesar de que tenía previsto mantener reuniones en Estados Unidos con autoridades del FBI y de la Organización de Estados Americanos (OEA), según indicaron allegados al funcionario desplazado. Burzaco ni bien llegó ayer al país fue desplazado por Rodríguez Larreta, lo que evitó que la crisis por la inseguridad impacte en la campaña electoral y pueda afectar las posibilidades de Juntos por el Cambio en su objetivo de conservar el poder en el distrito, bastión de Pro desde 2007.
El crimen del ingeniero
El crimen del ingeniero de 42 años ocurrió cerca de las 22.45 del miércoles, cuando Barbieri caminaba por la zona del Parque Tres de Febrero, cercana al Jardín Japonés, y fue apuñalado por un ladrón, que le robó el celular y escapó.
Momentos después del ataque, la víctima fue grabada ingresando a la heladería Cremolatti ubicada en la esquina de Avenida del Libertador y Lafinur, mientras se sujetaba la remera por sobre el abdomen para pedir ayuda. “No me quiero morir”, les dijo a los empleados y clientes que estaban en el local, y les pidió que se comunicaran con su familia a través de las redes sociales. Luego, se recostó en el suelo y perdió el conocimiento.
A raíz de lo sucedido arribó al lugar una ambulancia del SAME, que trasladó a Barbieri al Hospital Fernández. Sin embargo, por la gravedad de la herida no pudo ser reanimado y falleció. Mientras la policía y la Justicia trabajan para identificar y atrapar al asesino de Barbieri, la autopsia realizada al cuerpo del ingeniero civil indicó que murió de una sola puñalada que ingresó en el tórax y le afectó el corazón, informaron fuentes judiciales a Télam. El informe detalla que esa puñalada tiene “entre seis y siete centímetros de profundidad” y que afectó “la pleura, el pericardio y la aurícula derecha” del corazón de la víctima.

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