Al ritmo de la inflación. Se duplicó en un mes el stock de plazos fijos UVA, aun con algunas trabas para acceder
La cantidad de depósitos creció por la mayor velocidad del aumento de precios; a fines de diciembre se dispuso elevar de 90 a 180 días el período mínimo en el cual hay que mantener el dinero en el banco, algo que podría frenar la preferencia por esta opciPor Javier Blanco
La desesperación de los ahorristas, administradores de fondos y tesoreros de empresas e instituciones que intentan evitar la licuación de sus ahorros en moneda local quedó reflejada en un número: en apenas un mes creció un 122% el stock de plazos fijos con capital atado a la evolución de la Unidad de Valor Adquisitivo (UVA).
Los depósitos en entidades bancarias indexados escalaron de $244.800 millones a $545.050 millones en apenas 30 días, si se consideran los datos del 27 de diciembre y se los compara con los de ese día de noviembre. Aun así, apenas representan apenas el 4,35% del total de $12,7 billones que estaban colocados a esa fecha en las modalidades tradicionales de ese tipo de inversión.
Esto sucedió, pese a que los bancos comenzaron a desalentar de modo general este tipo de colocaciones desde mediados del mes pasado (muchos retiraron la opción para realizarlos por home banking, por ejemplo, o le fijaron estrictos topes) y persuadieron al Banco Central (BCRA) para que duplicara el plazo mínimo de inmovilización de los fondos que se depositan en este tipo de colocación. El plazo se elevó de 90 a 180 días y, además, se eliminó la tasa mínima de precancelación para los depósitos constituidos bajo esa cláusula. Son dos desincentivos muy claros para intentar detener su natural auge en un contexto de aceleración inflacionaria.
Hay que aclarar que la opción de cancelación se puede ejercer a partir del día 30 de haberse realizado el plazo fijo UVA. En caso de usar esa alternativa, se le debe dar viso al banco cinco días antes de la fecha en que se quiera tener acreditado el dinero.
Al elegir la cancelación anticipada, el plazo fijo ya no se actualiza por UVA y, en su lugar, se obtiene una tasa de interés fija. A partir de las últimas medidas, ese rendimiento es definido libremente por cada banco y hoy ronda el 90% nominal anual.
La atracción generada por este tipo de resguardo creció aún más luego que el Banco Central recortó, hace poco más de dos semanas, de 133 a 110% la tasa nominal anual que obliga a pagar a las entidades por los depósitos a plazo fijo tradicionales, todo ello en un contexto de marcada aceleración inflacionaria, tras la devaluación del peso y las múltiples adecuaciones tarifarias validadas.
Las causas están claras: el plazo fijo es la opción de inversión más popular Las causas están claras. El plazo fijo es la opción de inversión más popular (hay 7,5 millones constituidos por personas físicas y otros 260.000 a nombre de empresas). Y la UVA, aunque con rezago, al ajustarse según la variación que va registrando el Índice de Precios al Consumidor (IPC) –a lo cual se agrega una tasa del 1%–, asegura que se mantenga al menos inalterable buena parte del poder adquisitivo de los pesos.
De hecho, esta modalidad de ahorro fue creada con el objetivo de proteger al ahorrista de la inflación y de forma más accesible. Lo curioso es que, ahora que el Estado valida los ajustes por inflación, por ejemplo, para algunas tarifas, convalida al mismo tiempo las trabas para que los ahorristas conserven su capital en moneda nacional. En todo caso, habrá que reconocerle al presidente Javier Milei su sinceridad, al haber advertido en tiempos de campaña que consideraba al peso un “excremento”, en una entrevista radial en la que, además, desaconsejó mantenerlo colocado en un plazo fijo.
Desde los bancos admiten que las consultas sobre este tipo de plazos fijos siguen siendo “muy altas” aunque la tasa de realización bajó notablemente desde que el Banco Central estiró hasta los seis meses el plazo mínimo y los obligó a aceptar imposiciones de este tipo por hasta $5 millones por cliente.
“No son días de muchas renovaciones, pero, por lo que hablé con los clientes, consideran al nuevo plazo como muy largo en las actuales condiciones. La gente no sabe si va a poder aguantar tener esos pesos sin disponibilidad cuando sus ingresos se ven limados por la muy fuerte inflación”, reconoció un oficial de cuentas de un banco privado líder consultado por la nacion.
“La verdad es que, tras el alargamiento de plazos, solo se siguen animando los que tienen espaldas o una gestión más profesionalizada de sus inversiones”, coincidió otro ejecutivo bancario.la atracción que genera un instrumento atado a la inflación creció cuando el Banco central bajó la tasa de los depósitos tradicionales
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