martes, 30 de enero de 2024

VIOLENCIA EN ROSARIO




Rosario: recrudecen las balaceras y amenazas narco para generar tensión social
Se repiten los actos de intimidación; las bandas criminales buscan provocar situaciones de crisis al atacar bares, camiones de recolección de residuos y colectivos
Germán de los SantosEscenas de pánico se vivieron fuera de un bar el miércoles pasado
ROSARIO.– En noviembre de 2021, las balas cruzaron durante la hora de la cena el salón del restaurante El Establo, en Rosario, que estaba lleno de comensales. Los que dispararon no tenían un blanco definido, una persona a quien pretendían herir o matar. Lo que buscaban era irradiar terror. Lo consiguieron por el peso que tuvo la noticia minutos después. Esa maquinaria de violencia siguió en una marcha constante, en la que los grupos criminales de Rosario encontraron una forma de exponer sus demandas, generar pánico y sacar dinero con extorsiones, que se traman desde la cárcel –como detectaron más de una decena de investigaciones judiciales–, una estrategia que se amplificó en toda la ciudad. No se necesita una logística sofisticada para generar pánico social: solo dos jóvenes en moto con pistolas 9 mm que tienen la convicción de que no serán atrapados en ese momento.
Ese esquema que busca irradiar terror se viralizó en los últimos tres años. Pero desde mediados de diciembre, tras los cambios que se implementaron en las cárceles, con mayores controles y el reagrupamiento de los presos de alto perfil –cuadros medios de las bandas criminales–, los ataques y amenazas tuvieron como destinatario casi exclusivo al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, que a causa de este tipo de intimidaciones “sacó” a su familia de Rosario, según reconoció públicamente. Las amenazas contra el gobernador son cotidianas, junto con ataques donde los “soldaditos” dejan mensajes que expresan el descontento de un grupo de reclusos de las cárceles de Piñero y Coronda.
“Muchas veces quienes ejercen el rol de atacantes buscan que los capten las cámaras de seguridad para que esas imágenes después sean difundidas”, explicó una fuente judicial. Eso ocurrió la tarde del miércoles pasado, cuando dos jóvenes llegaron en moto a un bar ubicado en avenida Rondeau y Martín Fierro, en el norte de Rosario.
Las cámaras captaron al muchacho cuando, con el casco puesto, caminó hacia las mesas que están en la vereda, donde había varios comensales. Dejó un papel en una de las mesas, pero nadie le dio importancia hasta que sacó una pistola y comenzó a gatillar, pero las balas no salieron, o bien la pistola no tenía municiones.
Después de que los parroquianos del bar se dieron cuenta de que los proyectiles no habían salido corrieron al atacante, que logró escapar en la moto. La policía no consiguió detenerlos. La nota que dejó el joven con casco tenía que ver con las restricciones a las visitas en las cárceles, según confirmaron fuentes del gobierno provincial.
Desde el 12 de diciembre comenzaron a implementarse nuevas medidas en los penales santafesinos para evitar que se ingresen celulares y droga a los pabellones. Esta estrategia tiene que ver con el convencimiento que tienen las nuevas autoridades de que si logran controlar las cárceles también podrán bajar la violencia en las calles.
Voceros del Ministerio de Seguridad advirtieron a que la nacion esas medidas tienen que ver con la prohibición del ingreso de los llamados “bagayos” que los familiares llevan a los reclusos en Santa Fe, que contienen comida y elementos de limpieza, entre otras cosas. “Había familiares que pretendían ingresar paquetes de 50 kilos a la cárcel”, graficaron.
Además, todo lo que entra a los penales es sometido al análisis con un escáner, que es similar a los que hay en los aeropuertos. También hay inspecciones con perros que detectan estupefacientes.
Según los investigadores, unos minutos antes de que se produjera el ataque en el bar, dos jóvenes con cascos vestidos con ropa similar atacaron a un hombre que guardaba una rueda de auxilio en el baúl de su auto. Este ataque habría sido al azar y los protagonistas serían los mismos. El hombre contó en Radio 2 de Rosario que los sujetos que se desplazaban en una moto hicieron tres disparos contra el vehículo, dos de los cuales dieron en un costado y el tercero no salió. Este episodio ocurrió a siete cuadras del bar Rodó.
“Sin decir una palabra, hicieron dos disparos que dieron en el auto y me apuntaron, pero el arma se trabó y por suerte el disparo no salió. Atiné a correr y ellos huyeron hacia el sur, agarraron avenida Circunvalación y se ve que de ahí fueron hasta el bar”, describió la víctima.
“Un amigo de la familia nos contó del ataque al bar y ahí con la filmación vimos que estaban vestidos igual y usaban la misma moto”, afirmó.
Bala pegada en un papel
Aunque ese hecho fue de mayor gravedad, porque pudo haber habido gente herida, este tipo de ataques y de amenazas son cotidianas en Rosario. Ese mismo día durante la mañana, los empleados del centro de salud 1º de Mayo, de la zona norte de Rosario, encontraron una nota amenazante con una bala pegada al papel. El mensaje no tenía que ver con la institución, sino que hacía mención a una banda criminal liderada por un preso.
En este caso no se trató de una amenaza contra el gobernador, sino de mensajes entre las propias organizaciones criminales. Una fuente del centro de salud señaló que el papel que dejaron mencionaba a un joven condenado por narcotráfico y por homicidio, preso en una cárcel federal, al que tildan de “soplón”.
En la madrugada del viernes, gatilleros dispararon contra un camión de recolección de residuos y esa acción criminal provocó la reacción gremial. No fue levantada la basura de las calles por el temor de los trabajadores del sector. Por esas horas, también se conocieron en esta ciudad tres asesinatos en diferentes barrios, a manos de sicarios.
El lunes a la noche, en tanto, ocurrió un nuevo atentado a balazos contra un colectivo en el barrio Acíndar, en el sur. Este hecho violento provocó conmoción entre los vecinos, y generó que durante varias horas el barrio quedara aislado, porque los ómnibus no ingresaban por temor a nuevas balaceras. El 2 de diciembre pasado fue asesinado un chofer de la línea de colectivos 130 en un ataque de sicarios en la zona noroeste de la ciudad. El colectivero no tenía nada que ver con las tramas criminales.
Tras el ataque contra el colectivo en el barrio Acíndar, durante la madrugada del martes se produjo otro atentado contra una estación de servicio, donde también dejaron una nota amenazante. Fueron unos cuatro impactos de bala que quedaron marcados contra la vidriera del minimercado de la estación de servicios situada en Avellaneda y 27 de Febrero.
El sábado 20 del actual, a la noche, fue baleada la sede de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE), una fuerza considerada de elite en Rosario. Los atacantes, que se desplazaban en un auto gris, dejaron un cartel con una advertencia en la puerta del edificio, ubicado en Rouillón e Ituzaingó, en el distrito oeste de la ciudad. Luego se trasladaron unos 50 metros y abrieron fuego contra uno de los laterales del predio.
Lespiradamenazaatentados contra Pullaro tuvo su origen en las medidas que tomó dos días después de asumir en los pabellones de alto perfil del penal de Piñero, situado a 25 kilómetros de Rosario. Reagruparon a los internos que estaban alojados en cuatro pabellones. Allí se encuentran los sicarios de Los Monos y de otras bandas, como la que maneja Riquelme, un hombre que fue uno de los gestores de la guerra narco en el oeste de Rosario, donde se centra el foco de los homicidios.
A los mayores controles contra los presos de alto perfil se sumó otro punto que también genera fricción entre los clanes narco, porque apunta a mermar la recaudación de los grupos criminales, como es el derribamiento de los puntos de venta de drogas, una medida que se empezó a implementar hace dos semanas, como consecuencia de que en diciembre pasado Santa Fe adhirió a la llamada ley de narcomenudeo, que ahora está bajo la órbita de la Justicia provincial.
En los últimos días, la Policía de Investigaciones (PDI) detuvo a dos jóvenes que podrían haber actuado en intimidaciones contra Pullaro. Fueron detenidos por otra extorsión, pero los peritajes detectaron que también habían escrito mensajes contra el mandatario provincial, según dijeron fuentes policiales.
“Ambos detenidos, identificados como Alejo R., de 24 años, y Vladimir C., de 20, eran objeto de una investigación por extorsión que culminó con la verificación de la coincidencia de la escritura de las notas amenazantes contra el gobernador”, sostuvieron las fuentes de la PDI. La violencia en esta ciudad se mueve al ritmo de balaceras y amenazas.
Los clanes pretenden que el nuevo gobierno de Santa Fe retroceda en su decisión de implementar duros controles en las prisiones provinciales

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