Cosmética peligrosa. La nueva obsesión adolescente
Usan productos que no son para su edad y pueden dañar los tejidos
Texto Erica Gonçalves
“Cosmeticorexia”: esa es la palabra para identificar la nueva obsesión preadolescente y adolescente que podría generar problemas en el futuro. Crece entre los más chicos el consumo de productos para cuidar la piel como cremas antiarrugas, antiage, correctores de ojeras, aceites y ácidos que no se corresponden con la edad para la que suelen estar prescriptos.
Expertos y padres advierten que en las redes sociales muchos adolescentes y preadolescentes exhiben sus largas rutinas de cuidado y maquillaje, incluso para ir a la escuela.
Los dermatólogos advierten que esos productos pueden dañar tejidos. Los psicólogos ponen el foco en que el problemático manejo de la autoestima, el concepto de belleza y de juventud eterna pueden afectar a los más chicos.
Mira a la cámara: está preparada para grabar un tutorial de lo que llama “skincare”.seráunvideo más de los tantos de rutina de cuidado de la piel que estará en Tiktok y que verán sus más de 230.000 seguidores. La adolescente “P” se sujeta el pelo con unas hebillas, que, según dice, compró en una reconocida cadena de bijouterie, pero que podría ser un canje. Tiene en sus manos el primer producto que va a aplicarse y confiesa que le queda poco; quizá ha usado lo que falta en otros tutoriales, aunque probablemente también en su día a día. Al ver su rostro, sin embargo, algo hace ruido: el ácido hialurónico que se coloca es un producto cosmetológico que aporta volumen y reduce arrugas y líneas de expresión. Al igual que muchos de sus followers, aparenta estar entre los 11 y 14 años y, por lo tanto, no lo necesitaría.
Aplica corrector de ojeras, luego contour para definir ángulos, rubor, gel de cejas, arqueador de pestañas, máscara e iluminador en la punta de la nariz: todo lo que considera necesario para ir a la escuela. De todo lo que se colocó en la cara en esos largos minutos, probablemente lo único acorde a su edad y necesario es el protector solar.
La cosmeticorexia es la obsesión por el cuidado y el exceso de uso de productos cosméticos. En el último tiempo hay una tendencia de preadolescentes y adolescentes a un cuidado excesivo que en muchos casos deriva en el uso de productos como serum, ácidos y cremas antiedad que no están prescriptos para edades tempranas y pueden dañar la piel. Cuando la búsqueda de la eterna juventud está presente en la sociedad desde edad temprana, el rol de los padres es vital: deben interesarse por lo que ellos consumen en redes, dialogar sobre lo que les preocupa, llevarlos a médicos para que los guíen en lo que es acorde con la etapa de la vida que atraviesan y estar atentos de que un juego no se convierta en algo obsesivo.
“Hace poco estuve en una cadena de cosmética de Miami y había más niñas que adultos haciendo compras”, dijo Zulema, de Mendoza, de 41 años, madre de niñas de 13, 10 y 7 años. “Compraban productos skincare y artículos que no eran para su edad. Más allá del maquillaje, lo más peligroso es que muchas niñas usan productos que son prescriptos para mayores. Una nena de 11 no se puede poner hialurónico en la cara; no tiene ningún sentido”, opinó.
“La cosmeticorexia es un trastorno que se generaliza a través de las redes y con la que los padres presentan limitaciones para intervenir”, dijo Laura Szafirstein, médica dermatóloga. Asegura que es cada vez más frecuente la consulta de los jóvenes por lo que ven en videos. Las madres los acompañan porque necesitan que el dermatólogo les explique los inconvenientes que puede traer el uso de los productos que indican los tutoriales.
La tendencia se profundizó en la pandemia. Según los especialistas, en los meses de encierro la mayoría de las personas se abocó a las pantallas y a las redes. “Fue una reacción a la incertidumbre y a la angustia de muerte que generó el Covid”, dijo Patricia O’donnell, médica psiquiatra y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la International Psychoanalytic Association (IPA). Los chicos crecieron en medio de las redes sociales, donde la imagen y el aspecto son lo más importante.
“Se protegen la piel para no envejecer, me llama la atención la obsesión”, dijo Luz de San Isidro, madre de una adolescente de 15. “Desde los 13 años, ella y sus amigas se hacen skincare mañana, tarde y noche; invierten mucho tiempo. Les preocupan las arrugas, la papada, las manchas y ponen atención en cuidar el ángulo de su cara. Quieren verse perfectas”. Confiesa que su hija se coloca más productos que ella, que pide todo el tiempo artículos de cosmética y que muchas veces, cuando ella le dice que algo no es para su edad, se enoja: “Me dice que no le compro porque a mí no me importa cuidarme ni tener arrugas”.
Para Luz, como para muchos padres, es importante que sea el dermatólogo el que equilibre el bombardeo de publicidad de las marcas de cosmética y que les digan qué pueden a su edad. “Cuando fui a Estados Unidos, hizo una lista de varias páginas de cremas y maquillajes para que se los compre. Gracias a Dios el vendedor supo indicarme lo que no era adecuado para su edad, pero no siempre sucede esto”, aseguró.
Los padres rescatan que esta generación de jóvenes se cuida mucho más del sol que en el pasado y eso, ante los problemas que traen los rayos UV en la salud, es bueno.
La cuestión de la juventud está latente en la sociedad y los jóvenes no están exentos del mensaje. “Reaccionan en espejo a la juventud eterna, ese mensaje que la publicidad, medios y las exigencias laborales determinan”, aseguró Juan Eduardo Tesone, médico psiquiatra, psicoanalista miembro titular de la APA y profesor emérito de la Universidad del Salvador (USAL). “Es una ilusión. Chicas y chicos quieren preservar esa imagen de juventud: a nadie le gusta envejecer y enfrentar el deterioro del cuerpo”.
“Jamás me maquillo y la hermana de 9 años no se interesa en esas cosas, pero mi otra hija, de 6, insiste en ponerse cremas y maquillarse para ir a la escuela”, dijo Marina, de Rosario. “Como no tiene acceso a redes sociales, debe escucharlo en la escuela”, planteó. Y contó que se preocupó cuando la pequeña se encerró en el baño para ponerse su tónico de adultos: “Le decimos que la imagen no es importante, que no son nuestros valores, pero no termina de entenderlo y me preocupa”.
Carolina Valle, también de Rosario, es psicopedagoga y maestra de nivel inicial. “En las salas, nenas y nenes de 4 y 5 años hablan de qué tipo de maquillaje deben usar, y piden de regalo cosméticos y cremas. Que digan que al cantar la canción del pollito se me hacen arrugas en los ojos, no deja de sorprenderme: este tipo de estereotipos culturales de belleza no se escuchaban en niños tan pequeños años atrás”.
En la adolescencia se juega la identidad que se va construyendo y el cuerpo es central en este proceso. Según los especialistas, ser como los otros y hacer lo que hacen en las redes sociales es parte de la búsqueda de esa identidad.
Muchos tutoriales de rutinas de cuidado facial muestran lo que hacen muchos adolescentes. “En realidad imitan comportamientos adultos: muchas mujeres suben videos de cosmética en las redes e incluso es lo que hacen algunas madres en sus casas”, dijo O’donnell. Y planteó que, quizás es un intento de los adolescentes de hacer un salto; acelerar tiempos, para apurar el complejo pasaje niñez-adolescencia, llena de incertidumbres.
“Copiar lo que hacen los adultos, mientras se mantenga como una actividad lúdica entre púberes y adolescentes, puede no tener mayores consecuencias”, aseguró Tesone. Sin embargo, tal como manifiesta, hay que estar en alerta de que eso no se convierta en una obsesión.
Para O’donnell, es necesario que los padres estén atentos porque es necesario reforzar los propios valores para que preserven su identidad: “Hay que promover que la belleza interior no es la belleza física. La consecuencia puede ser tener una personalidad vacía, problemas de autoestima y los conflictos con el cuerpo, que se ve tanto en las consultas. El diálogo de padres e hijos es fundamental: el querer verse bien no debe pasar a ser una obsesión”.
“Es llamativo el nivel de preguntas en el consultorio de preadolescentes y adolescentes para lograr la prescripción de skincare que ven en redes”, dijo Laura Szafirstein, médica dermatóloga. “Se promocionan productos antiage, limpiadores y abrasivos y sustancias altamente alergénicas, a la vez de productos con alto contenido en grasas que obstruyen los folículos y traen como consecuencia acné o seudoacné”.
Los tutoriales publicitan muchos productos, el problema es que ante cuadros de acné o falso acné propios de la etapa de desarrollo, se requiere de un tratamiento específico que solo puede indicar un dermatólogo. Los productos sin indicación agravan esos cuadros.
“El uso de cremas, geles o lociones dermocosméticas deben ser prescriptas por dermatólogos”, dijo Gabriel Noriega, médico especialista y jefe de Dermatología del Hospital Británico de Buenos Aires. “Una indicación inapropiada puede generar irritación, alergias, hinchazón, manchas, reacciones exacerbadas por el sol y eventualmente quemaduras superficiales. Según el grado de daño cutáneo va a depender el tiempo de recuperación”.
“No me gusta nada el mensaje contradictorio que se da”, dijo Federica de Mendoza, madre de una chica de 12 años. “Por una parte se habla de aceptarse como uno es, pero al mismo tiempo las redes están desbordadas de jóvenes ‘exitosas’ que promocionan cosmética y están llenas de maquillaje y cirugías”.
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