miércoles, 10 de enero de 2024

CARTEL DE CALI





Cartel de Cali: el clan liderado por dos hermanos que desafiaron a Pablo Escobar y colaboraron en su caída
Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, los capos del Cartel de Cali
La rivalidad llegó a tal punto que operaron activamente para acabar uno con el otro; Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela se posicionaron estratégicamente más cerca del poder político y económico, lo que les permitió evadir la Justicia por más tiempo
Matías Bianchi
Pablo Escobar Gaviria exportaba casi el 90% de la cocaína producida en Colombia. A fines de la década del 80 ya era el mayor narcotraficante del mundo. Pero no tenía el monopolio del negocio. Había otra organización que competía con él y que lo enfrentó en reiteradas ocasiones. El Cartel de Cali intentó asesinar al Patrón y a su familia, puso todos los obstáculos que pudo a las actividades de su rival y, desde las sombras, cooperó activamente con las autoridades para favorecer la captura del líder del Cartel de Medellín. Lo que en un principio fue una relación que incluyó la tolerancia y el beneficio mutuo en el dominio del mercado de las drogas ilegales, la competencia y la lucha de egos desató una violencia inusitada que causó muerte, dolor y pavor en Colombia.
La Drug Enforcement Agency (DEA) norteamericana fue la que le puso el nombre a la megaorganización con base en el Valle de Cauca, Colombia, encabezada por los hermanos Gilberto “El Ajedrecista” y Miguel “El Señor” Rodríguez Orejuela, José “Don Chepe” Santacruz Londoño y Hélmer “Pacho” Herrera Buitrago. En un principio, el clan se hacía llamar Caballeros de Cali por sus nexos con la aristocracia y el poder político y económico de su país. Otros los llamaban la KGB de Cali, por su amplia red de inteligencia.
Los dirigentes de Cali, a diferencia del aún más sanguinario Pablo Escobar, optaron por los sobornos; su corrupción infiltró las instituciones colombianas con el objetivo de valerse del Estado más que enfrentarlo. Pero cuando lo consideraron necesario, no se abstuvieron de usar poder de la violencia. Como cuando ordenaron el asesinato del periodista del Diario Occidente Raúl Echeverría, en septiembre de 1986.
José Santacruz Londoño, miembro del Cartel de Cali

Las actividades ilícitas de los Rodríguez Orejuela y sus socios comenzaron en los años 70 con la banda que denominaron “Los Chemas”. Se dedicaban al negocio de la piratería terrestre, la extorsión y los secuestros. Pero pronto incursionaron en el negocio de la cocaína, importando pasta de coca desde Bolivia y Perú, abriendo rutas y adquiriendo aeronaves para cruzar las fronteras con sus cargas prohibidas.
A mediados de la década del 80, el cartel amplió sus actividades a Europa, asociándose a los contrabandistas de tabaco de Galicia, en España. El Cartel de Cali también consolidó una alianza estratégica con la Camorra. Se convirtieron en el principal proveedor de cocaína de la mafia italiana para su distribución en Europa.
En julio de 1991, la revista Time explicó en un artículo que José Santacruz Londoño –al que llamaban “El Estudiante”, porque había estudiado ingeniería– había estado a cargo de diseñar las rutas internacionales de tráfico de cocaína hacia Estados Unidos, Europa y Japón, y Gilberto Rodríguez Orejuela manejaba las finanzas de la organización criminal. El artículo también explicaba que, para ese momento, la DEA calculaba que el Cartel de Cali exportaba cuatro de cada cinco gramos de cocaína que ingresaban a Nueva York. También, que, hacia mediados de los años 70, mientras el Cartel de Medellín monopolizaba las ventas de drogas en Miami y Los Ángeles, el cartel de los Rodríguez Orejuela se había hecho fuerte en la Gran Manzana.
Otro dato era que los Rodríguez Orejuela habían comprado acciones del América de Cali para lavar dinero, evadir impuestos y hacer apuestas ilegales. En esos años, varios narcos se volcaron a los negocios con el fútbol profesional, arreglaban partidos y extorsionaban a árbitros para obtener títulos. Entre los 70 y el 2000, su equipo ganó 10 torneos nacionales cuya legitimidad, en la actualidad, es cuestionada.
Los hermanos también invirtieron en compañías como Laboratorios Kressfor, Drogas La Rebaja, el Grupo Radial Colombiano, Corporación Financiera de Boyacá y el First Interamericas Bank de Panamá. También presidieron Chrysler Colombia entre 1979 y 1983.
Relaciones provechosas
El Cartel de Medellín y el de Cali no siempre tuvieron malas relaciones. De hecho, inicialmente cooperaban entre sí. Cuando Jorge Luis Ochoa (del Cartel de Medellín) y Gilberto Rodríguez Orejuela fueron detenidos juntos en España y corría la posibilidad de que ambos fueran extraditados a los Estados Unidos; el Cartel de Medellín logró que los deportaran a Colombia, donde obtuvieron penas de cárcel irrisorias.
En 1984, un grupo de narcos que se negaban a ser extraditados por el gobierno colombiano –autodenominados “Los Extraditables”– decidieron acabar con la vida del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, que impulsaba la investigación en su contra. El Cartel de Cali se mostró en disidencia y no aceptó contribuir a la concreción del magnicidio; consideraban que, si ese homicidio era ejecutado, eso marcaría el fin de los negocios para todos.
Hélmer “Pacho” Herrera Buitrago, miembro del Cartel de Cali

La atención de las autoridades colombianas estaba puesta sobre el Cartel de Medellín, el más belicoso. El ministro Lara Bonilla estaba particularmente decidido a arrinconar a Escobar, por lo que los de Medellín interpretaron que la posición del clan de Cali denotaba cierta complicidad con el gobierno colombiano. Las relaciones entre ambos carteles se deterioraron a partir de entonces.
En noviembre de 1987 fue detenido Jorge Luis Ochoa en el Valle de Cauca. El Cartel de Medellín lo atribuyó a una delación por parte de sus rivales caleños. Ochoa cumplió su condena y pocos días antes de que recuperara su libertad se incautó en los Estados Unidos un cargamento de droga de Escobar, aparentemente, gracias a otro dato filtrado por el clan de los Rodríguez Orejuela.
El 13 de enero de 1988 hubo un atentado en el Edificio Mónaco, donde Pablo Escobar residía con su familia. Si bien la explosión no mató a nadie, la estructura del edificio fue dañada y la hija del capo narco, Manuela, quedó con un daño auditivo permanente. El Cartel de Cali negó la autoría, pero el Patrón les hizo la cruz.
En represalia, las huestes de Medellín atacaron propiedades de los Rodríguez Orejuela. El 18 de febrero de 1988 fue incendiada una sucursal en Medellín de la cadena Drogas La Rebaja y a esto se sumaron cerca de 40 atentados contra la cadena farmacéutica y 10 más contra el Grupo Radial Colombiano.
Ricardo Gareca fue jugador de América de Cali (arriba a la derecha)

El año 1988 marcó también el inicio de las ofensivas de espionaje y contraespionaje. Primero, Escobar montó una operación de inteligencia contra el Cartel de Cali. Los Rodríguez Orejuela, a su vez, contrataron a cinco militares retirados para constituir un servicio de espionaje contra sus rivales de Medellín. El Patrón los descubrió y los mandó a secuestrar. El Cartel de Cali hizo entonces una propuesta de paz, a la cual Escobar puso dos condiciones: indemnización de cinco millones de dólares por el atentado contra el edificio Mónaco y la entrega de Pacho Herrera Buitrago, enemigo acérrimo de Pablo y autor intelectual del bombazo al edificio Mónaco. No hubo acuerdo y los cinco exmilitares aparecieron muertos.
Si bien Escobar estaba obsesionado e intentó asesinar a Pacho varias veces, fracasó. Herrera Buitrago, en cambio, con la estructura del Cartel de Cali financió y colaboró con Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar) grupo de exmiembros del Cartel de Medellín y paramilitares que buscaban voltear a Escobar.
Pacho Herrera Buitrago era un lavador radicado en Nueva York que se especializó en transportar el dinero que los narcotraficantes ganaban en los Estados Unidos y no podían ingresar legalmente a Colombia. Para ello utilizó la importación de maquinaria pesada en la que escondía los fajos de dinero.
Hay una hipótesis de que ambos carteles hicieron una tregua y una alianza para asesinar al candidato presidencial Luis Carlos Galán porque estaba en contra del narcotráfico y a favor de la extradición de narcos a los EE.UU. El magnicidio fue ejecutado el 18 de agosto de 1989.
Con la muerte de Escobar en 1993 se desintegró lo que quedaba del Cartel de Medellín. Unidades de inteligencia habían localizado el paradero del capo mediante tecnología francesa y británica adquirida por la Policía Nacional en 1991. En una entrevista, Gilberto Rodríguez Orejuela confesó que contribuyó a la compra de esa tecnología.
Tras la muerte del Patrón, el Cartel de Cali se quedó con el 80% de la distribución de cocaína a nivel mundial, moviendo miles de millones de dólares. El Cártel de Juárez, liderado por el mexicano Amado Carrillo Fuentes, “el Señor de los Cielos”, se alió con el Cartel de Cali para introducir cocaína en la Costa Oeste de los Estados Unidos, llegando a transportar en un solo vuelo comercial unas 14 toneladas de cocaína, según datos de la DEA.
Mugshot de Pablo Escobar, detenido en la década del 70

En 1994, luego de que cayera Escobar, las autoridades, particularmente las norteamericanas, se enfocaron en el Cartel de Cali, que ahora lideraba el negocio de la cocaína.
El equipo de fútbol América de Cali también quedó en la mira. En 1996, fue agregado en la “Lista Clinton” –listado de organizaciones consideradas nocivas para los intereses norteamericanos– por lavado de dinero. Estuvo en esa lista hasta 2013, muchos años después de que cesaran las actividades del Cartel de Cali.
Gilberto Rodríguez Orejuela

Tras la victoria del candidato a presidente Ernesto Samper en las elecciones de 1994 en Colombia, se inició el escándalo del Proceso 8000, en el que se indicó que la campaña del vencedor había sido financiada por el Cartel de Cali. El presidente ordenó perseguir a los líderes del cartel para demostrar que él no tenía nada que ver.
Gilberto Rodríguez Orejuela fue arrestado en junio de 1995; se había ocultado en la pared hueca de una casa en Cali, pero lo descubrieron. Su hermano Miguel cayó en agosto de 1995. En enero de 1996, Santacruz, conocido también como “Mil Rostros” debido a las cirugías plásticas que se hizo para evadir la Justicia, logró escapar de la cárcel donde se encontraba recluido, pero fue asesinado por el Cartel del Norte del Valle en complicidad con la Policía Nacional y los paramilitares. Pacho Herrera Buitrago se entregó a las autoridades en septiembre de 1996 y fue recluido en la cárcel de Palmira, en el Valle del Cauca. En noviembre de 1998 fue asesinado dentro de ese penal en una operación elaborada por Wilber Alirio Varela, alias “Jabón”, antiguo sicario del Cartel de Cali y luego jefe de gatilleros del Cartel del Norte del Valle durante un partido de fútbol; lo ejecutaron con siete disparos en la cabeza.
Miguel Rodríguez Orejuela, jefe del Cartel de Cali

Finalmente, los hermanos Rodríguez Orejuela fueron extraditados a los Estados Unidos. Gilberto fue condenado a cumplir una pena de 30 años en el penal de Butner, en Carolina del Norte, donde estuvo junto a otros reclusos famosos, entre ellos, el empresario Bernard “Bernie” Madoff, autor de una de las mayores estafas de tipo Ponzi de las que se tenga conocimiento. Murió en mayo de 2022 de una afección cardíaca, aunque padecía cáncer de páncreas y próstata. Su hermano Miguel cumple desde 2005 su condena a 30 años de cárcel en Edgefield, Carolina del Sur.

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