lunes, 4 de marzo de 2024

EDUCACIÓN Y RATAS , SUCIEDAD,


“Crisis de sentido”. Cuáles son los seis desafíos de la escuela secundaria y por qué deberían encararse ya
Más de cuatro millones de adolescentes están a horas de regresar a las aulas, sin embargo, las deficiencias de aprendizaje y personales subsisten y parecen no encontrar una solución
Evangelina Himitian

Aixa Platón 

Los números preocupan: según los resultados de las últimas pruebas Aprender, el 82% de los alumnos que alcanzan el último año del secundario no pueden resolver un ejercicio simple de matemática, y el 43% tiene problemas graves de lectura. Y además, más del 60% de los estudiantes no logran graduarse. Pero el problema es más complejo de lo que puede parecer, no solo porque estos adolescentes vayan a arrastrar sus falencias a la vida adulta, ya sea a la universidad o al mundo del trabajo. Las pruebas Aprender no son dispositivos para evaluar a los estudiantes sino al sistema educativo. Es decir, que el hecho de que tantos adolescentes egresen sin los aprendizajes básicos es un dato que habla más de la falla del sistema educativo para producir conocimiento que de la capacidad individual de un adolescente.
La pregunta es ¿por qué, entonces, se pone el foco en la mala nota que se sacaron los estudiantes y no en la baja calificación que obtuvo el sistema educativo? ¿Por qué habría de esperarse resultados distintos en las próximas evaluaciones? ¿Sería suficiente con subir la exigencia, o con poner un examen al finalizar la secundaria, como proponía el proyecto de la ley ómnibus, como para motivarlos a ser mejores estudiantes? ¿En qué punto se produce la falla para que incluso un chico que no abandona los estudios, termine de cursar sin que se haya producido ese saber para el que se lo envió a la escuela?
Estas son algunas de las preguntas que surgen por estos días, frente al inicio de las clases en todo el país, cuando los 4.056.769 estudiantes secundarios vuelven a las aulas, dos de cada tres en condiciones de pobreza. ¿Cómo lograr que permanezcan, es decir que no abandonen, como ocurre con el 15,1% de los estudiantes? ¿Cómo conseguir que no solo se queden en la escuela, sino que además aprendan? ¿Y que ese sea un aprendizaje de calidad, un pasaporte para lograr una vida mejor? ¿Cómo lograr que esa información departamentada en materias que reciben de los docentes se convierta en conocimiento, que los lleve a desarrollar el pensamiento crítico o que salgan preparados para iniciar la universidad o abrirse paso en el mundo del trabajo?
Estos son algunos de los interrogantes que surgieron en la charla con distintos especialistas en educación que consultó  para abordar los seis desafíos de la escuela secundaria en la vuelta a clases.
1. Estar no es igual a aprender
“La secundaria en la Argentina tiene un desafío de cantidad y de calidad: cómo gestionar el gran incremento de estudiantes (cerca del 90% de los adolescentes están en la secundaria) con la baja finalización en tiempo oportuno de los estudios obligatorios (más del 60% no logra graduarse”, apunta Manuel Álvarez Trongé, presidente de la ONG Educar 2050. “El desafío de calidad tiene que ver con una verdad vergonzante: según las últimas pruebas Aprender, más del 82% de los alumnos que alcanzan el último año, no puede resolver un ejercicio simple de matemática y el 43% tiene problemas graves de lectura. Si a eso le sumamos que hace más de 20 años que el 50% de los estudiantes de 15 años no comprende lo que lee (PISA 2022), la situación muestra que los estudiantes de este nivel no logran aprender lo mínimo. Este es un desafío crucial, porque educar no es solo enseñar, es aprender”, agrega
“La secundaria es obligatoria, no siempre lo fue. Lo es desde hace 15 años. Pero, la obligatoriedad no alcanza para que haya aprendizaje. No es automático. El gran desafío es que la obligatoriedad se cumpla, que los chicos permanezcan en la escuela y que terminen todos, pero aprendiendo”, dice la doctora en Educación Claudia Romero, autora del libro Claves para mejorar la escuela secundaria. Y agrega: “No se puede obligar a aprender, el aprendizaje va por otros caminos”.

2. Encontrar sentido, no solo impartir contenidos
“La secundaria argentina tiene que ser reestructurada por completo. No alcanza con actualizarla, necesita una transformación más general, en términos de cómo se puede construir la trayectoria de los estudiantes. No pueden tener 14 materias al mismo tiempo. Lo mismo, que los docentes, que con sueldos mínimos tienen que ir de una escuela a otra y difícilmente puedan conocer a cada chico. Yo propongo cuatrimestralizar las materias, que las materias tengan más carga semanal, para que tengan una visión más completa de lo que estudian, que puedan implicarse en el tema y a la vez que puedan elegir las materias y generar un vínculo con el docente”, apunta Gustavo Zorzoli, exdirector del Colegio Nacional de Buenos Aires.
“Ya el formato actual nos está hablando de una experiencia desarticulada, sin sentido. Pasar de la raíz cuadrada a la historia de Egipto es el antisentido. La fragmentación atenta contra el aprendizaje. Es ver el zapping que hace otro. Esta es la escuela que estamos ofreciendo hoy”, apunta Romero. “La secundaria puede ser obligatoria, pero no se puede obligar a aprender. Por eso, los resultados que tenemos. Además de la obligación, se requiere un sentido, una implicación. Un interés por el conocimiento, necesarios para que se produzca el aprendizaje. La escuela no tiene que dar por descontado que eso existe porque los chicos vayan a clase. Tiene que favorecer que eso ocurra. Hoy la crisis de la escuela secundaria es una crisis de sentido. De entender y llegar a descubrir para qué estamos ahí. La pandemia nos acercó mucho a poder entenderlo, no deberíamos pasarlo por alto”, agrega.
3. Que no abandonen, que terminen y que aprendan
Que los chicos no abandonen, que terminen y que además aprendan, está vinculado, según Romero, con el hecho de que encuentren un sentido. “En ocasiones, las escuelas técnicas o las que tienen orientación en arte, que abandonan el perfil generalista, logran mejor implicación de los estudiantes. Hoy el mayor factor que interviene en el desempeño académico es el nivel socioeconómico de la familia. Eso es un acto tremendo de injusticia. En sectores donde el futuro no necesariamente se ve como progreso, cualquier otro proyecto de vida que sea distinto a la reproducción de lo que ya está pasando cobra sentido. Hay chicas que quedan embarazadas en la secundaria y terminan abandonando. Y te dicen, que para ellas un hijo tiene más sentido que la escuela. Es un proyecto de vida concreto que la escuela no les ofrece. Esa mirada es que duele, porque la escuela tendría que poder ofrecer otra salida”, agrega Romero.
La enorme “desigualdad educativa entre los distintos niveles socioeconómicos”, dice Álvarez Trongé, hace que los alumnos con menos recursos registren peores resultados, que no alcanzan los aprendizajes mínimos, además de tener mayores tasas de abandono. “Si la educación es la gran igualadora social, en el secundario no lo está logrando”, apunta.
“Necesitamos un plan integral para la secundaria en todo el país, destinado a lograr cambios curriculares que den a los alumnos las habilidades de pensamiento crítico y reflexión para enfrentar la vida adulta. En ese sentido, es un desafío múltiple, porque debe focalizar obviamente en los aprendizajes básicos que no alcanzan, pero debe apuntar también a las habilidades emocionales de los alumnos, a las habilidades del siglo XXI, a la gestión eficiente de la tecnología, que ha cambiado y seguirá cambiando sus vidas y a la formación para el trabajo y los estudios superiores”, apunta Álvarez Tronge.

4. Prepararlos para elegir
No todos los especialistas coinciden en para qué debería preparar la secundaria a sus egresados para que podamos decir que está cumpliendo su función. Mientras que algunos apuntan a prepararlos para seguir estudiando en la universidad, otros señalan que sería prepararlos para el trabajo o para la vida adulta. Sin embargo, hay un punto en el que coinciden: la escuela secundaria debería entrenar a los chicos para elegir. No más adelante, sino para valorar la importancia de sus decisiones. “Durante la secundaria va a ocurrir una transformación enorme que es el ingresar al mundo adulto a través de las elecciones. Es llamativo cómo no los preparamos para eso: van a llegar a la edad en la que pueden elegir un presidente, pero todavía tienen que levantar la mano y pedir permiso para ir al baño”, dice Romero.
“Eso tiene lógica desde la organización de la clase, pero hay otras elecciones que los estudiantes deberían poder hacer en el diseño curricular, como las materias, los docentes. Hoy, lo único que eligen es la orientación. En cambio, si pudieran organizar su recorrido estarían mejor preparados al finalizar y a la vez, ya no tendría sentido el argumento de esto yo no lo elegí”, apunta Zorzoli.
“La escuela secundaria debería prepararlos para elegir bien. Es la base de la ciudadanía y de la democracia”, agrega Romero.
“La pandemia trajo el aprendizaje socioemocional al centro de la escena", plantea Claudia Romero
5. La salud mental no es una materia
Después de la pandemia de Covid-19, los problemas de salud mental en la adolescencia estallaron. De todo tipo: depresión, ansiedad, trastornos alimentarios, automedicación, autoflagelación, intentos de suicidio y suicidios. El hostigamiento entre pares, los casos de bullying, el ciberacoso se volvieron parte cotidiana de la realidad de los colegios. Muchos organizaron talleres, charlas, actividades. Otros incorporaron la figura del tutor, que además tenía la función de acompañar la trayectoria y detectar tempranamente la deserción escolar, que también aumentó con la pandemia. Sin embargo, no se trata solo de nuevos padeceres, según considera Romero, sino de lo que se puso en evidencia. Y todavía se requiere una respuesta más integral: “La pandemia trajo el aprendizaje socioemocional al centro de la escena. Trajo la vida socioafectiva del chico y su importancia en el aprendizaje. La presencia del otro importa. El poco sentido que se le encontraba a la escuela, en la pandemia se perdió totalmente, porque en los adolescentes, el grupo de pares, ese “vas a la escuela a hacer sociales”, es fundamental, más que los contenidos. Es el factor que mayor interés y sentido proporciona la secundaria para la mayoría de los chicos. Por eso el bullying tiene tanto impacto”, dice Romero.
6. Aprender juntos: la importancia de lo colectivo
“La pregunta es para qué estamos todos juntos acá y la respuesta tiene que ser contundente”, dice Romero. Y asegura que muchas escuelas funcionan como guarderías, los chicos van porque quieren estar con sus amigos. “¿Por qué estar en una clase es mejor que mirar ese contenido en YouTube? Hay que recuperar el sentido de lo colectivo, el estar presente, el poder implicarse, el ser parte, el poder debatir. Los docentes tienen que ser parte de equipos comprometidos, que produzcan sentido, no solo impartan saberes. Pero la unidad de mejora no puede recaer en el docente, sino que es la escuela. Ese es el clima escolar que favorece el aprendizaje. A la pregunta de para qué estamos acá, la respuesta es para aprender juntos”, dice Romero.
“Todo esto requiere de una clara intervención y ese deber es del Poder Ejecutivo Nacional como lo establece la Ley Nacional de Educación, en su artículo 115. Ese liderazgo es un desafío esencial para lograr una mejora en la secundaria”, dice Álvarez Trongé

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Focos de ratas. Cuáles son las zonas con más roedores y qué peligros potenciales pueden tener para los humanos
“Dependen exclusivamente del hombre para obtener alimento y refugio, por eso son tan exitosas en las grandes ciudades. Una ciudad sucia tiene mayor posibilidad de tener abundancia de ratas que una ciudad limpia”, sintetiza la doctora Olga Suárez
María Nöllmann
Una rata apareció cuando Jorge Macri hablaba con los medios luego del desalojo de una feria ilegal en Retiro, y fue cazada por un perro
Una rata que se escurre entre los zapatos de un grupo de periodistas. Un grupo de periodistas que grita y corre con sus micrófonos en la mano. Un perro que caza instintivamente a la rata ante el ojo de las cámaras.
La escena, que ocurrió anteayer en medio del desalojo de una feria ilegal en la Villa 31 y se volvió viral en las redes, expone una realidad que se repite en diferentes puntos de la Ciudad de Buenos Aires. Según los especialistas, en la Capital, al igual que en la mayoría de las grandes urbes del mundo, los ciudadanos conviven con grandes poblaciones de roedores, aunque la mayoría de las veces no los vemos y por lo tanto, no somos conscientes de su presencia. La doctora Olga Suárez, directora del laboratorio de Ecología de Roedores Urbanos de la Universidad de Buenos Aires (UBA), afirma que hay zonas de la Capital donde, por momentos y por diferentes razones, la concentración de roedores es mayor a lo recomendado en términos de salubridad, y destaca, a su vez, que controlar los focos es esencial para evitar que los roedores, posibles vectores de diferentes patógenos, pongan en riesgo la salud de la población.
Son tres las variedades de roedores que pueden encontrarse en la ciudad porteña: la rata negra, la rata de alcantarilla y el ratón Mus. “La rata negra nidifica en los árboles y es la que generalmente se ve transitando por los cables de la ciudad. La de alcantarilla, también conocida como rata de Noruega, generalmente hace madrigueras en la tierra o utiliza como refugio elementos que están abandonados o que hace mucho que no se mueven de lugar, como pilas de madera, por ejemplo”, resume la científica, que es docente de la UBA e investigadora principal del Conicet. A estas dos especies suma el ratón mus, una laucha de proporciones más pequeñas que puede hallarse con mayor frecuencia en domicilios y comercios.
Una rata seguida por dos perros interrumpió a Jorge Macri en su recorrida por el área de Retiro donde se desalojaba una feria ilegal
“Las ratas dependen exclusivamente del hombre para obtener alimento y refugio, por eso son tan exitosas en las grandes ciudades. Una ciudad sucia tiene mayor posibilidad de tener abundancia de ratas que una ciudad limpia, o sea la presencia de las ratas es un indicador de la calidad ambiental”, afirma Suárez. En ciudades como Nueva York y París, sigue, las ratas son plaga, mientras que en urbes famosas por su limpieza, como es el caso Oslo, en Noruega, y las principales de Suiza, las poblaciones de roedores son pequeñas y casi imperceptibles para los habitantes.
Buenos Aires, destaca Suárez, está asociada a la presencia alta de roedores, pero en focos puntuales. Controlando los foco, la población se reduce”, suma, a la vez que destaca como posibles focos los barrios vulnerables, donde suele haber más acumulación de basura o condiciones de vida más precarias y, también los polos gastronómicos de la Ciudad.


Consultados  voceros del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana dijeron no contar con el dato de cuáles son los barrios o zonas de la ciudad con mayor cantidad de roedores. Sí detallaron que en 2023 se realizaron más de 75.000 operativos de desratización y en lo que va del 2024, más de 15.000. Dichos operativos, afirman, se realizan durante todo el año, según cronograma y calendario, y también a partir de solicitudes específicas de vecinos e instituciones que ingresan por los distintos canales de contacto, por ejemplo, el chatbot Boti.
Entre dichas solicitudes se encuentran colegios, como es el caso de una escuela técnica de Caballito, uno de los barrios porteños con mayor cantidad de demoliciones y edificios en construcción, que en abril del año pasado debió suspender las clases durante unos días para desratizar luego de que un alumno de cuarto año fuera mordido por uno de los roedores que, según denunciaron en su momento los padres, daban vueltas por la escuela. Anteriormente, más precisamente en 2019, hubo cinco escuelas que debieron cerrar las aulas de manera provisoria por invasiones de roedores.
En el desalojo de la feria sobre la calle Perette se desarmaron sus instalaciones; según Suárez, las ratas de alcantarilla se benefician de la suciedad de las ciudades y suelen refugiarse en elementos que hace mucho no se mueven de lugar

Suárez afirma que las zonas donde los vecinos ven más ratas son generalmente los barrios donde hay varias demoliciones y donde se caban grandes pozos para realizar nuevos edificios. No es necesariamente en estos lugares donde hay más ejemplares, pero sí donde son más visibles. “Las ratas de alcantarilla hacen sus madrigueras en la tierra, entonces cuando la tierra se socava hay mayor dispersión. Es por eso que hay zonas que están muchas veces asociadas al concepto de plaga. Cuando una empresa hace una obra debería hacer una derratización previa”, suma la doctora.
Riesgos
El riesgo de las ratas radica en su contacto con los humanos. “En números razonables o relativamente bajos, las ratas son organismos vivos como cualquier otro que pueden coexistir con el humano sin interactuar estrechamente. Incluso pueden ser beneficiosas, actuando como una especie de esponja que capta todos estos patógenos que están presentes en la ciudad, es decir pueden ser reservorio de muchos virus y, al mismo tiempo, no entrar en contacto con el humano”, destaca Suárez.
En cambio, en altas abundancias poblacionales, estos roedores pueden ser perjudiciales para la salud de los ciudadanos y el resto de los animales del entorno, por el hecho de ser vectores de enfermedades bacterianas, virales y parasitarias. “Cuando entran en contacto con el humano, transmiten o tienen el potencial de transmitir un montón de patógenos. Generalmente, cada vez que se alimentan, también orinan y defecan, entonces contaminan alimentos”, explica.

Entre los patógenos transmitidos por las ratas de Ciudad, los infectólogos destacan la leptospirosis, que se contagia a través del contacto directo o la inhalación de las bacterias que transmite una rata vector, o por agua contaminada con orina de un roedor enfermo. Se trata de una enfermedad que suele tratarse con antibióticos, y que se manifiesta en principio como un cuadro gripal con fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y malestar general, y que puede llegar a presentar una segunda fase de mayor gravedad.
Los especialistas destacan que los roedores pueden transmitir enfermedades al humano tanto a de manera indirecta -generalmente a traves de orina o heces infectadas, pero también por medio de pulgas, garrapatas, piojos y picadura de mosquitos- como también directa, a través de una mordedura.
Además de la leptospirosis, el infectólogo Eduardo López, pediatra jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, sustuvo, en diálogo  que las ratas pueden transmitir de manera indirecta patologías producidas por distintas bacterias, como la peste, la tularemia y la fiebre Q, y de manera directa, el sodoku, la salmonellosis y algunas parasitosis.



http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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