Titanes en el ring: Mirtha vs. Milei por el Gaumont
— por Pablo Sirvén
Tan solo con donar los 50 millones de pesos del auspicio que le otorgó la municipalidad marplatense este verano a su producción, Mirtha Legrand podría haber sostenido por sí sola el funcionamiento del Cine Gaumont durante casi cuatro meses. Así, por lo menos, se desprende de su costo operativo en todo 2023: 153 millones de pesos. “Ojalá lo pueda comprar; me encantaría”, dijo su nieta, Juana Viale, por TN. Aunque las facturas por temas pendientes (mapa eléctrico, sistema ignífugo, ventilación, servicios adeudados, recambio de proyectores, etc.) suman varios millones más.
¿Deben los privados financiar emprendimientos culturales o ese peso debe recaer exclusivamente en el área pública? El “alimento cultural”, lejos de ser un lujo innecesario, se torna imprescindible para que también los que menos tienen puedan acceder a precios accesibles o gratis a propuestas formativas, como el acceso a museos o a funciones de cine y teatro de calidad.
De todos modos, destacados particulares ya hace tiempo que se involucran. El Malba, por ejemplo, a pesar de ser privado, es gratis los miércoles para jubilados, estudiantes y docentes. El formato de “asociación de amigos” asiste en paralelo al Complejo Teatral de Buenos Aires, el Museo Nacional de Bellas Artes o el Teatro Colón. Ofician de “hadas madrinas”, hacen posibles arreglos o compras que la burocracia estatal no resuelve en tiempo y forma.
Pero si, según parece, vamos hacia un Estado menos dispendioso, sería bueno que el altruismo privado diera un paso más decidido al frente, como sucede en el mundo desarrollado. El Estado podría estimular esa participación con importantes desgravaciones impositivas.
Sin embargo, ¿por qué la más longeva estrella de la TV argentina debería hacerse cargo del Gaumont?
¿Acaso no es suficiente la huella indeleble que dejó en el cine argentino como protagonista de inolvidables clásicos? La contribución de la familia Martínez Suárez (verdadero apellido de la Legrand) al ámbito audiovisual ha sido significativa. Los dos hermanos de Mirtha tampoco se quedaron atrás: ni su gemela, Silvia, también con participaciones estelares en la gran pantalla y, ni qué decir, José, director de películas memorables y, en sus últimos años de vida, gran conductor del Festival Internacional de Mar del Plata.
La polémica se instaló cuando la diva se hizo eco de un rumor que, por ahora, no encuentra confirmación oficial: el cierre del Gaumont (por el contrario: toma cuerpo la idea de convertirlo en el “Teatro Colón del cine argentino”). Legrand se preguntó en su programa qué podía costar mantenerlo, dando por descontado de que se trata de poca plata. Ni bien afirmó que “la gente del ambiente tenemos que hacer algo”, un politólogo y profesor de Ciencias Políticas de la UBA tuvo una idea concreta al respecto. “Qué gran gesto sería que Mirtha compre el Gaumont –escribió Julio Burdman en la red social X–, que pase a llamarse Cine Gaumont-legrand y que proyecte solo películas argentinas”.
La ocurrencia habría pasado inadvertida, o con acotada repercusión, de no haberla retuiteado el presidente de la Nación, Javier Milei.
Meterse con la Legrand es riesgoso. Al calor de su increíble capacidad para imponer temas en la agenda periodística, redobló la apuesta sin temor a chamuscarse y no tardó en replicar. A los 97 años, una vez más supo poner a medios y redes sociales al rojo vivo. Que asegure que le da “cierto temor” que el Gobierno retruque sus dichos más filosos es algo difícil de creer, experta como es en capear temporales ideológicos mucho más peligrosos: el levantamiento de su programa durante el gobierno de Isabel Perón; su demanda a los militares por incumplimiento de contrato; hacer cargo a Raúl Alfonsín de que no pudo trabajar en la TV durante su mandato, y las bestiales blasfemias que sufrió durante el apogeo kirchnerista.
Con Milei la cosa venía bien –lo tuvo sentado a su mesa como candidato y como presidente, y para su último cumpleaños el mandatario tuvo la deferencia de grabarle un saludito–, pero ella no perdonó el incidente del Gaumont y lo calificó de “desagradable”. El Presidente no puede ignorar que si uno retuitea un mensaje es porque lo avala. Y eso abre las compuertas para que los fanáticos salgan a criticarla ferozmente. Un bullying inútil porque Mirtha está blindada. No conviene tenerla de enemiga.
Meses atrás, fue la figura descollante en el Gaumont cuando se proyectó un documental sobre Luis Sandrini. A su término, tomó el micrófono, comentó el trabajo a viva voz y fue ovacionada por el público presente. La Legrand, en sí misma, ya es patrimonio nacional y, como tal, debería ser protegida y no expuesta al escarnio por las autoridades nacionales.
A fin de este mes, el Incaa no renovará noventa contratos. Cinco pertenecen al staff del Gaumont, que así quedaría reducido a 26 personas. En sus tres salas programa unas 500 funciones de una treintena de películas, que ven entre 32.000 y 35.000 personas por mes. La entrada es de apenas $400 (jubilados, pensionados y estudiantes abonan la mitad; en tanto que los tickets de cines comerciales llegan hasta $7400). “Acá no hay casta”, se lee en afiches pegados en el hall del establecimiento.
En 2013 la Sociedad Anónima Cinematográfica (SAC) le vendió el Gaumont al Estado. De haberlo sabido a tiempo, lo hubiese comprado el productor teatral Carlos Rottemberg.
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Lijo, la crónica de una candidatura anunciada
Hernán Cappiello
La postula ciónd eA riel Lijo comojuez del acorte es la crónica de una candidatura anunciada hasta al hartazgo y construida desde hace dos años con paciencia, con el apoyo de su principal sponsor, el juez de la Corte Ricardo Lorenzetti. Está motivada en las propias necesidades del juez de la Corte y en un escenario que pretende darle sustento judicial y mayor gobernabilidad a Javier Milei.
En plena campaña electoral, y antes de las PASO, ya se mencionaba a Lijo como candidato a la Corte en caso de que ganara Horacio Rodríguez Larreta. Lijo está de novio con Genoveva Ferrero, que fue en el último tramo del mandato de Rodríguez Larreta subsecretaria de Seguridad de la ciudad. Hoy es funcionaria de la Justicia porteña. Pero las PASO las ganó Patricia Bullrich.
En el mismo año, Lijo sonó como candidato de Sergio Massa a la Procuración General de la Nación. Fue, otra vez, una posibilidad fallida. Hasta que Milei se consolidó como la sorpresa electoral a fines del año pasado. Lorenzetti, que tiene diálogo fluido con Milei, postulaba a Lijo para la vacante en la Corte. Al mismo tiempo, allegados a Lijo se acercaron a Karina Milei con la misma sugerencia. ¿Quiénes fueron? El abogado Santiago Viola, a quien el candidato libertario había nombrado apoderado de su partido, y el exfuncionario sciolista Guillermo Scarcella, cercano a Lijo y a su hermano Alfredo “Freddy” Lijo, con quien ahora están distanciados.
Milei ya estaba en funciones desde el 10 de diciembre, y su ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, tenía hecho un casting de candidatos para la Corte Suprema de Justicia. Eran mayormente mujeres. Recorrió la Justicia de Instrucción, pidió opiniones y hasta se reunió con posibles candidatas.
Pero Milei tenía otros planes y las cosas a su alrededor se movieron rápido. El nombre de Lijo ya estaba en boca de todos y el diputado de la Coalición Cívica Juan Carlos López le preguntó en la Cámara de Diputados al ministro Cúneo Libarona si era verdad la postulación de Lijo para la Corte. “Quiero creer que es una broma”, le lanzó el legislador, que ya venía denunciado a Lijo por su patrimonio y el manejo de la causa por la venta de YPF. Cúneo Libarona, que como abogado penalista está acostumbrado a convertir a sus parcos imputados en hábiles declarantes, se escabulló y eludió definiciones.
A mediados de enero fue el periodista Carlos Pagni el que primero publicó la noticia. El 11 de enero, en su trabajo “El cogobierno con la maldita casta”, escrila bió que Lijo, auspiciado por Lorenzetti, sonaba como candidato de Milei para la Corte. Era el síntoma de un acuerdo con el kirchnerismo para garantizarse que no avanzaran las causas contra Cristina Kirchner. A los pocos días, otra nota de la nacion de Damián Nabot y Candela Ini completaba el panorama: enmarcaba la postulación de Lijo como la primera fase de un plan que incluye la ampliación de la Corte.
Y el final de la primicia la tuvo Joaquín Morales Solá en la edición del miércoles pasado, donde describió el malestar que había en la Corte, especialmente en Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Carlos Ronsenkrantz, por la inminente postulación de Lijo como candidato del Gobierno a integrar el máximo tribunal. columna exponía los piolines detrás de la postulación, el rol de Lorenzetti y su afán de recuperar la centralidad en la Corte.
Al día siguiente, el 20 de marzo, el Gobierno formalizó el anuncio de la candidatura del juez Lijo en un comunicado de la Oficina del Presidente. Lijo estaba en el living de su casa hablando con su hija cuando escuchó la noticia. A pesar de que se trató de la primicia más anunciada del último año, de todos modos se sorprendió.
No por conocida la noticia dejó de tener impacto. En los tribunales de Comodoro Py la llegada de Lijo a la Corte fue festejada como la consagración de uno de los propios. El edificio de la Justicia Federal, que carga con el estigma de la corrupción y el manejo político de los expedientes judiciales, vivió la postulación como una reivindicación. Asordinada, solo se escuchó la queja de dos fiscales que ante el anuncio dijeron a la nacion sentirse desencantados. “Lijo a la Corte, cerremos y tiremos la llave. La verdad, siento que todo el trabajo es inútil”, comentó uno de ellos. Temen que si el juez llega a la Corte, una negociación política frustre el avance de los casos de corrupción en los que se comprometieron con sus acusaciones.
Otra objeción más ruidosa provino de las asociaciones de jueces y fiscales, pero no eran contra la postulación de Lijo, sino con la falta del Gobierno al no haber propuesto a una mujer para integrar la Corte Suprema de Justicia. Este se alza como el principal escollo que pueden tener las senadoras para levantar la mano en apoyo de su postulación, más que sus antecedentes en el manejo de las causas del poder. Luego llegó la dura objeción del Colegio de Abogados de la Ciudad, que consideró “inaceptable” la postulación de Lijo.
Mientras tanto, la política entró en una fase de negociaciones con final abierto. Es evidente que la propuesta para la Corte ha movido el avispero.
El nombre del juez Lijo ya era mencionado para eventuales gobiernos de Massa o de Larreta
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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