domingo, 10 de marzo de 2024

Los tres objetivos de Caputo Y una agenda superadora


Los tres objetivos de Caputo, las dudas con Ganancias y la insólita “rebelión de las lanchas”
El ministro tiene metas fundamentales en el mediano plazo; mientras, la ansiedad gana a los expertos en el debate del paquete fiscal y crece el malestar con Axel Kicillof
Francisco Jueguen
El ministro de Economía, Luis Caputo, abraza a el presidente, Javier Milei, luego de inaugurar el período de sesiones ordinarias del Congreso Nacional.
El encuentro estaba fijado para el miércoles a las 14.30 en el Ministerio de Economía. Pero empezó un poco más tarde, a eso de las 15. El ministro de Economía, Luis Caputo, les ratificó a las empresas de consumo masivo que no va a haber una nueva devaluación y que el precio de equilibrio de dólar debería estar hoy en los $900. Es, dijo, la convergencia entre la cotización oficial y la paralela.
Acompañado por el secretario de Comercio, Pablo Lavigne, Caputo les pidió en esa reunión a las empresas ajustar sus proyecciones estimadas de ventas y precios –sobregiradas en diciembre por el salto del dólar- a las nuevas variables actuales, a una macroeconomía -dijeron los funcionarios- que se comenzó a ordenar.
Ahondó entonces en la metodología para bajar los precios. Nada de 2x1, promociones o bonificaciones, dijo: pidió que se reflejen en los precios de lista. Son los que releva el Indec para el IPC. “Si no hay un índice totalmente distorsionado frente a lo que está pasando”, les explicó a los empresarios.
Luego se dedicó a escuchar. Quería tener, de primera mano, cuál era hoy la sensación de los directivos. Algunos empresarios contaron que, en las categorías más básicas, la bajas en las ventas son de un dígito. Sin embargo, en otras, las más sofisticadas o en bebidas alcohólicas, incluso, se estiran hasta las dos cifras. Los congelados, puso una fuente el ejemplo, caen entre 20% y 30%. Sobre los precios, varios le ratificaron a Caputo que están en “baja sostenida”. Explicaron que en febrero estuvieron en un dígito alto y en marzo, en uno bajo. Caputo se reunirá el lunes con los grandes supermercados en la misma sintonía.
La Biblia de Caputo tiene actualmente tres mandamientos que guían sus actos, cuentan en el quinto piso del Palacio de Hacienda. El primero es bajar la inflación. El segundo, que la economía vuelva a crecer y, el tercero, es bajar los impuestos. En resumen: frenar los precios para estabilizar. Estabilizar para volver a crecer. Y crecer para lograr el suficiente margen fiscal y comenzar a bajar la fuerte presión tributaria.
Algo de eso llevó la Casa Rosada a la reunión con los gobernadores el viernes por la tarde. “Hablaremos del paquete fiscal que teníamos en la ley y de Ganancias. La reforma tributaria queda para más adelante. Ordenamos la macro, y después simplificamos y bajamos impuestos”, contaron allí.
Segunda jornada de actividades del ministro de Economía, Luis Caputo; y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, en Punta Cana

En Economía creen que habrá un superávit financiero en febrero, pese a que algunos números no son auspiciosos (los de la OPC). Todos los ítems vinculados a la actividad cayeron en la recaudación del mes. “Licuadora versus motosierra: el Gobierno ha entrado en una dura batalla contra sí mismo. La recaudación nacional registró el peor febrero en más de 15 años por la recesión y los cambios en ganancias”, escribió Fernando Morra, ex vice de Economía, el viernes por la noche. Se necesitan más ingresos o menos gasto.
Por eso, el Gobierno apura el paquete fiscal y la restitución de Ganancias. Los tributaristas rumoreaban ayer que es “curioso” que en el comunicado del Ejecutivo tras ver a los gobernadores no apareciera mención a los cambios propuestos en Bienes Personales, que hoy pesaría más. Ya no se pueden seguir pisando pagos o licuando jubilaciones. Las reformas en la ley de Bases, en tanto, serían el piso para intentar restaurar el crecimiento, en principio, con nuevas inversiones. Muchos más tarde, con una mejora del consumo masivo.
“La actividad económica en enero ya acumula un retroceso cercano al 6% desde septiembre pasado, volviendo a niveles a los de agosto de 2021, cuando la economía seguía afectada por la pandemia”, escribió Sebastián Menescaldi, director en EcoGo esta semana para graficar la situación.
Aparte de sumar ingresos, el Gobierno puede seguir cortando gasto, lo que contraerá más la economía. No sólo pondrá el foco en los 12 millones de cheques que entrega el Estado por mes y que representan 2,5 puntos del PBI, según los últimos cálculos de la consultora Econométrica. Es probable que siga apuntando a más bajas en el empleo público. Milei suele acelerar: lo hizo con el Inadi y con Télam. ¿Se animará al Indec? En los pasillos del organismo ya se habla de “jubilables” y se apunta a los “monotributistas”.
Dólares y pesos
En el equipo económico confirman que “no alcanza” con una brecha cambiaria chica –como la actual, menor al 20%- para levantar el cepo. Se necesitan reservas (hoy siguen en terreno negativo) y una fuerte desaceleración de la inflación. Otras expectativas. La pregunta es si el tipo de cambio actual (el oficial y el diferencial para exportadores) alcanza para capturar los dólares de la cosecha gruesa. ¿Un nuevo tipo de cambio diferencial, más alto que el actual, puede oscurecer expectativas sobre una devaluación futura a la hora de levantar el cepo? Una mayor brecha atrae otro salto brusco y eso entorpece expectativas sobre la baja de inflación. Dilemas. Algunos miraron esta semana a Egipto, otro país con un programa con el FMI, al que se le pedía una fuerte devaluación: su moneda comenzó a flotar con una devaluación de casi 40%.
Las dudas con los impuestos
La convocatoria presidencial para el nuevo debate en el Congreso Nacional volvió, como en enero, a poner muy ansiosos a los estudios de abogados especialistas en impuestos. Todos quieren tener la primicia para sus clientes. El viernes comenzó a circular, por caso, un resumen del supuestamente “nuevo” paquete fiscal. Resulta que era una síntesis, sí, pero de un proyecto firmado por Ricardo López Murphy.
El interés principal de la clase media está puesto en Ganancias. Otro borrador que circula contempla la derogación del impuesto cedular de la cuarta categoría, que disponía para el primer semestre de 2024 un Mínimo No Imponible de $2.340.000 y, por el excedente, alícuotas entre el 27% al 35%. La idea, sería, regresar a las normas de la cuarta categoría, disponiendo las deducciones personales en el mismo monto que fue enviado al Congreso a principios de año, con actualización trimestral por IPC (inflación), reemplazando el Ripte y los Salarios Mínimos, que rigen en la actualidad. Eso implicaba un piso de $1.250.000 brutos para solteros y cerca de $1.500.000 para casados con dos hijos a cargo.
Una buena y una duda, si se confirmara este proyecto. Se solucionaría un tema espinoso: allí se ratificaría el decreto 415/23, que incrementaba en un 36% los importes de las escalas progresivas del impuesto para 2023. El Poder Ejecutivo, en tiempos de Sergio Massa, no estaba facultado para tal modificación, por lo que requiere una ratificación legal. Caso contrario, los contribuyentes le deberán a la AFIP. Algo parecido, podría pasar –una deuda con el fisco- si la vigencia de los nuevos montos imponibles (inferiores al impuesto cedular) en la nueva ley no empiezan a regir desde el segundo trimestre.
Los impuestos son también un gran tema de conversación en Buenos Aires. Allí comenzaron a engendrar un “insólita rebelión de las lanchas”. Pasa en Tigre, San Fernando, San Isidro y Mar del Plata. Es territorio de Axel Kicillof, que anoche anunció que –por un adelanto extraordinario de Ingresos Brutos a grandes empresas- hizo caja por $160.000 millones. La rebelión marítima viene detrás de los aumentos en los inmobiliarios urbano, rural y las patentes de autos (288%). En ARBA dicen que esos impuestos se ajustaron por inflación (proyectada por REM tras la devaluación), pero lo cierto es que los salarios no subieron por el mismo ascensor. Y la actividad económica, además, no acompaña tampoco a los bonaerenses. En ARBA además quitaron exenciones (como en CABA) a la inversión financiera, actualizaron la tasa portuaria, que estaba fija en pesos, y subieron un impuesto a la carne (de 2,5% a 5%). Por eso recaudan $1000 millones más. Es claro que Cristin Girard, el titular de ARBA, es hoy uno de los hombres clave de Kicillof.
En el caso de las embarcaciones, y la “rebelión” en ciernes en la provincia hubo además una trampita: un revalúo. Embarcaciones de madera, con pocos metros de eslora y una antigüedad considerable, pasaron de valer $3 millones a $43 millones, un aumento de más de 1000%. La cuota –son dos- pasó de $70.000 a $503.000 en algún caso. Los aumentos promedio, en el caso de este impuesto patrimonial, son de casi 600%. En ARBA se justifican: dicen que no hay registro de referencia como sucede con los autos. Fueron a buscarlas a los amarres y guarderías. Piden a los dueños que vayan a “hacer el trámite” para protestar.
El flyer de la protesta
Lo cierto es que en tres días el grupo de Whatsapp “Valuaciones embarcaciones ARBA” pasó de algunas personas a más de 800 y sigue creciendo. “Estoy en el grupo y escribí mi caso al principio”, contó un integrante del mismo. Allí afirmaba que su bote es de madera y del año 1938. En 2023, pagó $140.000 y en 2024, $1.000.000. “Lo valuaron en $43.000.000, tres veces su valor de mercado”, denunció.
El enojo es tal que el sábado, a las 9, los “navegantes autoconvocados” se juntan a las 11 en el playón de trenes de Tigre con una bandera: “Decimos no al aumento desmedido de ARBA”.
“Los Insaurralde de este mundo son 10; no somos nosotros″, afirmó enojado Francisco, uno de esos navegantes. “Empujamos una acción colectiva. Esto es confiscatorio. Estamos pensando en una rebelión fiscal; en no pagar la primera cuota”, advirtió el hombre de San Isidro que irá mañana a Tigre. La crisis arrecia como una tormenta. Y cae sobre todos: argentinos y los fiscos están en el mismo barco.

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Hacia una agenda cambiaria superadora
El esquema blend 80/20, por el cual exportadores pueden vender 20% de sus divisas en el mercado alternativo, es la causa excluyente por el cual el valor real del dólar libre es casi la mitad del que había en octubre; la baja de la brecha es bienvenida siempre que sea con mecanismos sostenibles; el problema del blend es que es pan para hoy y hambre para mañana
Rodolfo Santangelo
Bausili y Caputo, responsbles del actual esquema cambiario
Dólar a 1000, olor a atraso cambiario, BCRA que acumula reservas, actividad que se desploma, ¿cómo sigue la película? Un viejo adagio entre operadores de mercado dice: en el corto plazo prestar atención a lo que hacen los (buenos) traders, que saben leer tendencias y flujos de dinero; en el largo plazo ver qué piensan los (buenos) macroeconomistas, que miran el equilibrio general. Esta tensión entre traders y macroeconomistas viene al caso para entender el modelo cambiario implementado desde el 10 de diciembre.
Sorprende que un gobierno que intenta cambiar todo de raíz y que sigue prometiendo eliminar el cepo y hasta dolarizar, por ahora sigue con un esquema más propio de Massa que de Hayek. Lejos de ser una crítica, es una muy buena señal estar operando con este pragmatismo porque reconoce que uno de los tantos errores de diseño del programa de diciembre de 2015 fue la muy mala salida del cepo, financiada con ingreso de capitales golondrinas, lo que sembró las bases del colapso posterior.
El esquema elegido es (cortoplacistamente) ingenioso. Permitió simultáneamente acumular reservas en un período estacional que no suele ser el mejor, bajar la brecha y hasta febrero mantener el tipo de cambio exportador en un nivel competitivo. El esquema blend 80/20 por el cual exportadores pueden vender 20% de sus divisas en el mercado alternativo es la causa excluyente por el cual el valor real del dólar libre es casi la mitad del que había en octubre. La baja de la brecha es bienvenida siempre que sea con mecanismos sostenibles. El problema del blend es que es pan para hoy y hambre para mañana.
Si a las reservas del BCRA van a ir solo 0,80 de las expo, en algún momento la sangría de reservas va a volver. Hasta ahora no ocurrió, porque las importaciones “nuevas” post-diciembre tampoco tienen acceso pleno al mercado oficial. En el primer trimestre podrán pagar apenas 40% del monto importado (que además es muy bajo por la recesión), siendo el restante 60% nueva deuda importadora impaga. Si el apagón importador de 2023 (y parte de 2022) fue una nefasta herencia del gobierno anterior (la solución Bopreal tiene beneficios y costos), no se entiende cómo este nuevo stock de deuda impaga no sea considerado lo mismo. Se puede simular un primer semestre del año donde el BCRA compre unos 9000/10.000 de dólares (muy buen dato) que no de casualidad se parezca a unos US$9000 millones de nueva deuda importadora impaga. Y, simultáneamente, los exportadores habrán (mal) vendido unos US$8000 millones en la alcantarilla de los mercados alternativos.
El pequeño problema de este esquema ingenioso es que es insostenible. Porque cuando en la segunda mitad del año los pagos de importaciones sean iguales a las importaciones, el 80% de las expo serán menores al 100% de las impo. Salvo un improbable ingreso de capitales neto, la acumulación de reservas (que aun son negativas en términos netos) se habrá terminado. El FMI se avivó también y exige que el blend (preferential export scheme) acabe el 30 de junio. Ahí surgen las preguntas: eliminar el blend ¿significará revaluar el tipo de cambio nominal del exportador o deberá ser acompañado con un “saltito” compensador? Cuando los exportadores no vendan más dólares en el MEP, sino todo al oficial ¿qué pasará con la brecha?
Ante estas dudas, donde a la larga el macroeconomista tendrá razón, seguro la pregunta es cuándo empezar. Quizás (solo quizás) haber elegido este esquema de trader en diciembre fue una buena idea. Pero se hace absolutamente necesaria una agenda cambiaria superadora que empalme. Y que no es la frase remanida salir del cepo y unificar.
No habrá que caer en el error de persistir en un crawling peg al 2% cuando todavía los melones no están del todo acomodados y la inflación inercial residual todavía va a ser elevada, aun cuando baje a un dígito mensual. No es tarde pero si en marzo y abril sigue el crawl al 2% mensual empezará habrá olor a atraso cambiario. Encarar la agenda cambiaria con un innecesario atraso cambiario sería el peor punto de partida.
La macroeconomía reclama la eliminación del blend cuanto antes mejor y compensada con un saltito que neutralice la revaluación. El trader sabe que es una operación riesgosa que debe ser cuidadosamente implementada y comunicada. El acceso al mercado de las importaciones nuevas debiera ser acelerado y hasta liberado también a la brevedad. Hoy los precios de los productos “importables” incluyen una prima de riesgo al no haber acceso fluido al mercado cambiario.
El tipo de cambio alternativo (MEP/CCL) debe aún encontrar un nivel de equilibrio en un mercado con regulaciones de la CNV más lógicas rumbo a una liberación total. Dos regulaciones habrá algún día que eliminar: la que prohíbe el acceso al MULC a empresas que hayan comprado dólares MEP y la que dificulta pagar importaciones viejas con dólares MEP.
Un objetivo permanente de cualquier agenda superadora es que el Banco Central continúe acumulando reservas hasta equilibrar activos y pasivos en dólares para tener reservas netas cero y luego genuinamente positivas. Fiscalmente será necesario ir obteniendo recursos (más ingresos y/o menos gastos) para compensar la futura reducción y eliminación del impuesto PAIS, necesaria para equilibrar el precio relativo entre bienes exportables e importables.
El último escalón de este proceso cambiario (entendido como una parte de un programa macroeconómico más integral) sería que la unificación del tipo de cambio recién se logre cuando el valor del dólar MEP converja (para abajo) a un valor del dólar comercial ubicado en niveles competitivos. Para ello es clave que la baja del MEP/CCL esté basada en una recuperación genuina en la confianza de la moneda y no en ventas artificiales de exportadores que en una visión macroeconómica significa tirar dólares por la alcantarilla.
Siempre hemos pensado que la liberación y unificación cambiaria debe ser la “frutilla de la torta”, el último paso de graduación una vez que los fundamentals macroeconómicos estén asentados. Simultáneamente puede “reemplazarse” la innecesaria dolarización con una economía bimonetaria donde un peso estable “conviva” (antes que compita) con el dólar para darles libertad y seguridad a los argentinos que tienen dólares para que los pongan a trabajar y a invertir. Es parte de la larga maratón que ha comenzado.

El autor es economista, presidente de Macroview

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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