Investigan si Chocolate y los Albini operaron en el municipio de La Plata
La fiscal sospecha que el grupo aplicó en la intendencia su red de recaudación
Hugo Alconada MonLa Municipalidad de La Plata
LA PLATA.– La mancha de Chocolate amenaza con expandirse. La fiscal Betina Lacki busca determinar si el entramado que desvió fondos públicos en la Legislatura bonaerense por al menos $800 millones –y que luego abarcó al Senado provincial, por otros $300 millones–, también incluye a la municipalidad platense, con la misma operatoria de “ñoquis” y “chocolates”, y hasta algunos de los mismos protagonistas.
Lacki basa la sospecha en múltiples mensajes que intercambiaron Julio “Chocolate” Rigau y el concejal platense Facundo Albini que salieron a la luz cuando se completó el peritaje del contenido del teléfono celular de Rigau. Allí surgen alusiones a empleados de la municipalidad, recorridas por cajeros automáticos y la “rendición” de esos fondos a los Albini.
Los avances de la investigación también sacaron a la luz un porcentaje notorio de supuestos empleados de las cámaras de Diputados y Senadores bonaerense que figuran o figuraron en los registros laborales de la Municipalidad de La Plata, tanto de la gestión de Julio Garro (Juntos por el Cambio) como de su antecesor, Pablo Bruera (Frente de Todos).
Para ahondar en esa posible senda de investigación, la fiscal Lacki requirió a su colega Juan Cruz Condomí Alcorta que le dé acceso al expediente por presuntos ñoquis municipales que se inició semanas atrás con una denuncia del intendente Julio Alak (Unión por la Patria) por fraude en perjuicio de la administración pública, malversación de fondos, abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público.
Alak basó su denuncia en una auditoría que determinó que en la nómina de empleados de la municipalidad figuraban miles de personas que no asistirían a sus lugares de trabajo, además de al menos un fallecido y otros cientos de supuestos empleados que registraban antecedentes penales o que incluso se encontraban detenidos por homicidio, abuso, robo y uso de armas de guerra.
Tras esa denuncia y los primeros avances de Condomí Alcorta, Lacki busca determinar si existen puntos de contacto entre ambas investigaciones. Podría enviarle a su colega el eje de su pesquisa vinculada a la Municipalidad de La Plata o pedirle que le remita su expediente.
Pero, ¿qué surge del teléfono de “Chocolate” Rigau? Los mensajes de WhatsApp muestran que el puntero del PJ platense mantenía un ida y vuelta continuo por dinero con Facundo Albini, que además de concejal platense era apoderado del Frente Renovador de Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires, al mismo tiempo que Rigau debía rendirle cuentas al padre de Facundo, Claudio Albini, subdirector de Personal de la Legislatura bonaerense.
“Facundo tenía sus propios ‘ñoquis’ y toda la discusión con Rigau era por dinero de las arcas municipales”, estimó una fuente tribunalicia a LA NACION. “Va quedando claro que desviaban fondos de distintas canillas del Estado”, agregó.
En esa línea, al menos dos de los 48 titulares de las tarjetas de débito de presuntos empleados de la Legislatura bonaerense que operaba Rigau cuando lo detuvieron en septiembre pasado aparecen en las nóminas laborales de la municipalidad. Son Diego Koster y Lucas Lucero.
Familiares del propio Rigau, en tanto, como sus hijos Cristian y Maximiliano, también figuran como empleados actuales o en el pasado de la municipalidad –desde 2020, en el bloque Unión por la Patria del Concejo Deliberante–, y de la Legislatura provincial, al igual que otra familiar, Lorena Valdata.
Pero las ramificaciones son aún más amplias. ¿Por qué? Porque al pedir las cámaras de seguridad de las sucursales del Banco Provincia a las que acudía “Chocolate” Rigau para extraer dinero, la fiscal Lacki detectó a otros dos “chocolates”, Hugo Muguerza y María Josefina Ortellado, quienes operaban para Pro y la UCR con al menos 39 tarjetas de débito del Senado provincial. Y al menos cinco de los titulares de esos plásticos figuran como que trabajan o trabajaron en la municipalidad: Pedro Jacolowich, Juan Héctor Benzo, Maximiliano Benzo, Silvia Novilla y Kevin Saraqui. Con un dato adicional: la “Chocolate” Ortellado también aparece en las nóminas de la municipalidad.
Los tentáculos municipales se extienden, incluso, a otras investigaciones judiciales. ¿Por qué? Porque Lorena Codesido, otra presunta empleada del Senado bonaerense que se encuentra bajo la lupa judicial en Dolores por girarle fondos de su salario a la senadora Flavia Delmonte (UCR), también aparece en la nómina de la Municipalidad de La Plata.
En ese sentido, se estima que la investigación que se centra en la Legislatura bonaerense ahondaría en un presunto desvío de fondos públicos por al menos $800 millones, a los que se sumarían un piso de $300 millones adicionales a través de los “chocolates” del Senado provincial, en tanto que otros capítulos corresponden a la Municipalidad de La Plata y a la operatoria bajo sospecha de Delmonte.
En ese contexto, cobra sentido el planteo del juez Guillermo Federico Atencio, quien sostuvo en diciembre pasado que los máximos responsables de la banda permanecen en las sombras. Y confió, también, en que “con el devenir de la pesquisa, se llegará a detectar un acto de corrupción de inmensurable trascendencia”.
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Pintaron pañuelos blancos en una brigada de Misiones y los taparon
El jefe de la unidad dijo que el símbolo que identifica a Madres de Plaza de Mayo “representa a una minoría”
Martín BoerrLa vereda de la Brigada de Monte XII, con las escarapelas que ordenó pintar Sanmillán
POSADAS.– El domingo, durante la marcha por el Día de la Memoria, militantes de organizaciones sociales realizaron pintadas en la vereda de las oficinas de la Brigada de Monte XII, en pleno microcentro de esta ciudad, estampando el característico símbolo del pañuelo blanco que distingue a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Anteayer, el jefe de esa brigada, que consideró que los pañuelos representan a “una minoría”, mandó a tapar esas pintadas con la escarapela argentina, lo cual desató todo tipo de reacciones.
“Nos pareció inapropiado y una provocación que pintaran la vereda con un símbolo que representa a una minoría, pues la vereda es pública y de todos. Hay que unir a la sociedad, no dividir”, dijo el coronel Carlos Sanmillán, jefe de la Brigada de Monte XII.
“Por eso, decidimos reemplazar esas pintadas con un símbolo de argentinidad que identifica a todos los argentinos: la escarapela”, dijo.
“La sociedad necesita hacer una autocrítica honesta y sincera para poder pasar página. Yo tengo el mayor respeto por las Madres yAbuelas de Plaza de Mayo, aunque no comparto lo que hicieron algunos de sus hijos que estuvieron en la lucha armada, como tampoco comparto el golpe de 1976”, completó.
Sanmillán es un oficial recién llegado a Misiones, que el 7 de febrero se hizo cargo de esta brigada, que aglutina a todas las unidades del Ejército en esta provincia, más algunos regimientos de Corrientes. Reemplazó al coronel Sergio Jurczyszyn, quien había estrechado los vínculos con la sociedad misionera, incluyendo la incorporación de 3000 voluntarios misioneros a las unidades de la Brigada en 2022, la mayor incorporación de efectivos de la provincia de la historia.
Consultado , Jurczyszyn coincidió con Sanmillán en que las pintadas fueron una provocación, aunque no le pareció bien divulgar la acción de tapar las pintadas. “Los argentinos estamos estancados intentando relatar nuestra historia como si se tratase de un River-Boca. No nos mostramos inteligentes en escribir nuestra historia, sino más bien en imponer un relato, sea de un lado o del otro. Esta pintada de los pañuelos así lo demuestra. Nosotros no somos enemigos de los derechos humanos, todo lo contrario”, afirmó Jurczyszyn.
“Sanmillán quiere unir a la sociedad, no dividirla. Nadie del Ejército hoy reivindica el golpe militar de 1976 y ninguno de los que trabajan en la Brigada XII estuvo entonces.
No se puede tratar así a militares que están comprometidos con la democracia. Me pareció bien buscar un símbolo de unión y no de división entre los argentinos”, dijo un oficial que conoce a Sanmillán y estuvo años en la brigada.
Algunos elogiaron que Sanmillán no se hubiera amedrentado ni hubiera aceptado lo que para muchos es una injusta estigmatización del Ejército. Otros tomaron la actitud de Sanmillán como un avasallamiento y una negación a las violaciones de los derechos humanos.
Organizaciones sociales y políticas divulgaron un comunicado expresando su “repudio al accionar de las autoridades del Comando de Infantería Monte XII de la ciudad de Posadas, Misiones, tras recordarse 48 años del último golpe cívico-militar en nuestro país, quienes tras las pintadas de pañuelos representativos de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo tomaron la decisión política de borrarlos el mismo día de lucha y reivindicación”.
El comunicado afirma: “Como pueblo argentino defensor de la democracia, no podemos permitir que una institución como el Ejército Argentino borre, censure e invisibilice una intervención en el espacio público, un símbolo nacional que representa la lucha y la paz en medio de una de las etapas más oscuras de nuestra historia, sabiéndose miembros de ese pasado que nunca más queremos volver a vivir”.
POSADAS.– El domingo, durante la marcha por el Día de la Memoria, militantes de organizaciones sociales realizaron pintadas en la vereda de las oficinas de la Brigada de Monte XII, en pleno microcentro de esta ciudad, estampando el característico símbolo del pañuelo blanco que distingue a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Anteayer, el jefe de esa brigada, que consideró que los pañuelos representan a “una minoría”, mandó a tapar esas pintadas con la escarapela argentina, lo cual desató todo tipo de reacciones.
“Nos pareció inapropiado y una provocación que pintaran la vereda con un símbolo que representa a una minoría, pues la vereda es pública y de todos. Hay que unir a la sociedad, no dividir”, dijo el coronel Carlos Sanmillán, jefe de la Brigada de Monte XII.
“Por eso, decidimos reemplazar esas pintadas con un símbolo de argentinidad que identifica a todos los argentinos: la escarapela”, dijo.
“La sociedad necesita hacer una autocrítica honesta y sincera para poder pasar página. Yo tengo el mayor respeto por las Madres yAbuelas de Plaza de Mayo, aunque no comparto lo que hicieron algunos de sus hijos que estuvieron en la lucha armada, como tampoco comparto el golpe de 1976”, completó.
Sanmillán es un oficial recién llegado a Misiones, que el 7 de febrero se hizo cargo de esta brigada, que aglutina a todas las unidades del Ejército en esta provincia, más algunos regimientos de Corrientes. Reemplazó al coronel Sergio Jurczyszyn, quien había estrechado los vínculos con la sociedad misionera, incluyendo la incorporación de 3000 voluntarios misioneros a las unidades de la Brigada en 2022, la mayor incorporación de efectivos de la provincia de la historia.
Consultado , Jurczyszyn coincidió con Sanmillán en que las pintadas fueron una provocación, aunque no le pareció bien divulgar la acción de tapar las pintadas. “Los argentinos estamos estancados intentando relatar nuestra historia como si se tratase de un River-Boca. No nos mostramos inteligentes en escribir nuestra historia, sino más bien en imponer un relato, sea de un lado o del otro. Esta pintada de los pañuelos así lo demuestra. Nosotros no somos enemigos de los derechos humanos, todo lo contrario”, afirmó Jurczyszyn.
“Sanmillán quiere unir a la sociedad, no dividirla. Nadie del Ejército hoy reivindica el golpe militar de 1976 y ninguno de los que trabajan en la Brigada XII estuvo entonces.
No se puede tratar así a militares que están comprometidos con la democracia. Me pareció bien buscar un símbolo de unión y no de división entre los argentinos”, dijo un oficial que conoce a Sanmillán y estuvo años en la brigada.
Algunos elogiaron que Sanmillán no se hubiera amedrentado ni hubiera aceptado lo que para muchos es una injusta estigmatización del Ejército. Otros tomaron la actitud de Sanmillán como un avasallamiento y una negación a las violaciones de los derechos humanos.
Organizaciones sociales y políticas divulgaron un comunicado expresando su “repudio al accionar de las autoridades del Comando de Infantería Monte XII de la ciudad de Posadas, Misiones, tras recordarse 48 años del último golpe cívico-militar en nuestro país, quienes tras las pintadas de pañuelos representativos de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo tomaron la decisión política de borrarlos el mismo día de lucha y reivindicación”.
El comunicado afirma: “Como pueblo argentino defensor de la democracia, no podemos permitir que una institución como el Ejército Argentino borre, censure e invisibilice una intervención en el espacio público, un símbolo nacional que representa la lucha y la paz en medio de una de las etapas más oscuras de nuestra historia, sabiéndose miembros de ese pasado que nunca más queremos volver a vivir”.
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