Entre el entusiasmo y el insulto
Joaquín Morales Solá
Tal vez lo mejor del discurso de anoche del Presidente haya sido la descripción del país destruido que le tocó. No hubo anuncios concretos, salvo el que dio cuenta de que no habrá gastos nuevos ni mayores ni excepcionales en el próximo año electoral. Y el de que enfrentará las elecciones legislativas de 2025 con los dirigentes que coinciden con él.
¿Cerca de Pro? ¿Lejos de Pro? Ninguna respuesta podría ser cierta por la vaguedad de sus palabras. Hiperbólico como siempre, hizo tantas alusiones a su condición de actor novedoso de la historia de la humanidad y de la historia nacional que habría que comenzar a escribir una enciclopedia nueva solo dedicada al mileísmo.
Acertó, con todo, cuando mencionó, sin extenderse demasiado, el cambio cultural en la sociedad argentina que detectaron las encuestas.
La última medición de Poliarquía señala que solo el 39 por ciento de los argentinos consideran grave que Milei quiera reducir al mínimo el Estado. Esto es: el Estado no le importa a la mayoría de los argentinos. Es el resultado de los excesos cometidos por lo que él llamó otra vez la “casta”.
Los extremos del péndulo son siempre malos: ni en la extinción del Estado ni en su conversión en un dios profano radica la solución nacional. Y le estaba hablando a una sociedad que escuchó históricamente manifestar a sus dirigentes (peronistas, radicales o militares) que el Estado era un actor protagónico de la vida de cualquier argentino. El Estado nacional llegó a tener tanta presencia en la economía que solo fue comparable, hasta los años 90, con los países de la antigua órbita soviética.
El Presidente podría haber sido más benévolo con sus críticos y también con los periodistas. Está en su mejor momento desde que accedió al poder o está en las mismas condiciones políticas de hace un año.
No es una conquista menor cuando hizo un monumental ajuste de las cuentas públicas. Si es el mayor ajuste en la historia de la humanidad, como él lo retrató, dejémoslo al estudio de los que tienen tiempo para repasar al menos los más de 2000 años que pasaron desde el nacimiento del cristianismo, aunque la crónica de la humanidad comenzó mucho antes.
Lo cierto es que, según el informe de Poliarquía publicado
el domingo, Milei conserva un cion 56 por ciento de imagen positiva y el mismo porcentaje de argentinos creen que la situación mejorará dentro de un año, aunque ahora no esté bien. ¿Por qué? ¿Por qué la sociedad es tan comprensiva con el jefe del Estado? La inflación bajó. Ese es el principal capital político de Milei. Quizá se deba también a la simple razón de que por primera vez en los últimos cinco años una mayoría social tiene la certeza de que mañana será igual que hoy.
A estas alturas, los argentinos no esperan mayores progresos ni grandes victorias. Solo se conforman con satisfacer las necesidades más elementales de cualquier ser humano.
Esa medición le señala al Presidente también una advertencia seria: el 71 por ciento de los consultados (un porcentaje enorme) no están de acuerdo con su estilo agresivo de dirigirse a sus opositores o críticos. Es la primera vez que aparece una notificación de esa manera cuando gran parte de la política creía que Milei expresaba, con sus modos provocadores y belicosos, a una sociedad igualmente enojada con todo.
La casta
Anoche se cansó de despotricar contra la “casta” y llamó “degenerado fiscal” a Sergio Massa, aunlas que solo lo aludió, no lo nombró. La casta abunda en su lenguaje. ¿Y Daniel Scioli, que está a su lado? ¿Y Ariel Lijo, el juez más criticado promovido a miembro de la Corte Suprema? ¿Y la rémora de sus conmilitones para aprobar la ficha limpia en la Cámara de Diputados? ¿No son esas personas y esas actitudes parte de la vieja casta? Milei no se detiene en eso. Lo nuevo o lo disruptivo para él es todo o todos los que suscriben sus posiciones, sin hacer excepciones, sin advertir grisuras. Señaló a “periodistas, gremialistas y políticos” como parte del statu quo; es decir, como miembros de la abominable casta. Tampoco hizo excepciones con el periodismo, esos “esbirros” de la casta, según su último insulto. Los muchos periodistas que creen en él devotamente deberían sentirse ofendidos. ¿Para qué pasarse el día hablando d
Los extremos del péndulo son siempre malos: ni en la extinción del Estado ni en su conversión en un dios profano radica la solución
Deberá prepararse para una batalla larga con los empresarios locales, que detestan cualquier acuerdo de libre comercio, pero más aún con los Estados Unidos
virtudes de Milei si terminarán mezclados con los periodistas más independientes? ¿Para qué, si para Milei solo existe el mal periodismo o el periodismo que sirve a intereses particulares? Es el discurso que lo emparienta extremadamente con el kirchnerismo.
Una contradicción recurrente del Presidente es que hace un panegírico perpetuo de la libertad, pero la libertad existe también para los esbirros, según la convicción de los liberales auténticos.
Fue una lástima que cuando habló del fin de los piquetes se haya referido solamente a un problema de seguridad. Su ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, hizo un aporte tan importante como Patricia Bullrich cuando impugnó moralmente a los dirigentes piqueteros. Muchos de ellos terminaron procesados por la Justicia por haber convertido la ayuda social en un negocio personal. En otro orden de cosas, insistió en la futura desaparición del Banco Central (¿Para qué? ¿Por qué?), pero no prometió la dolarización como en otros momentos. Habló de “competencia de monedas”, que no es lo mismo que la dolarización. Y también anunció formalmente algo que se había mencionado últimamente como una versión: que impulsará un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos.
Deberá prepararse para una batalla larga con los empresarios locales, que detestan cualquier acuerdo de libre comercio, pero más aún con los Estados Unidos.
Una frase que significó una buena descripción fue la que señaló a oficinas del Estado como “aguantaderos de la militancia”, obviamente kirchnerista. Esa es la consecuencia de las demasías políticas del kirchnerismo, que creía que de esa manera se perpetuaría en el poder. Sucedió todo lo contrario, como vemos en las encuestas más recientes: la mayoría social le perdió afecto al Estado por esos desmanes políticos. Milei debería cuidarse también de no caer él en la suposición, siempre equivocada, de que el poder llegó para quedarse.
Tal notificación es oportuna porque se escuchó al Presidente repetir que algunas de sus políticas o de sus logros son definitivamente inmodificables. Nada es para siempre en la vida pública.
Puesta en escena
La escenografía televisiva fue un hecho raro, aunque no inesperado. Respetó el extraño organigrama del Gobierno, en el que la hermana del Presidente, Karina Milei, es la segunda persona del Poder Ejecutivo después del jefe del Estado. Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, es la tercera persona en ese organigrama.
Milei les agradeció a sus ministros, pero solo mencionó con precisión a su hermana, de quien dijo que el país le agradecerá sus aportes a la buena administración. Confirmó, de esa manera, que gobierna una diarquía integrada por los dos hermanos Milei. Fue la primera vez que lo hace público.
No estuvo, a todo esto, la vicepresidenta, Victoria Villarruel, quien forma parte del Ejecutivo, aunque presida el Senado. Fue su compañera de fórmula y su amiga cuando solo ellos dos representaban a La Libertad Avanza en la Cámara de Diputados.
Milei pudo con la inflación y con el déficit, en efecto, pero es impotente para dominar su propio temperamento, duro y hostil.
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Argentinos en el exterior: apoyan a Milei, pero no volverían
Según una encuesta, el 70% tiene una mirada positiva de la gestión libertaria; marcado optimismo sobre la marcha de la economía
El presidente Javier Milei preserva un alto nivel de aprobación entre los argentinos que residen en el exterior. A un año de su llegada a la Casa Rosada, el líder de La Libertad Avanza puede jactarse de haber conseguido el respaldo de los ciudadanos que decidieron emigrar y vivir fuera del país. El 80% de los consultados consideran que la Argentina va a progresar si mantiene el rumbo y se muestra optimista frente al futuro de la economía. A su vez, el 74% plantea que la imagen del país mejoró en los lugares donde están radicados.
No obstante, el Presidente aún no logra disipar las dudas respecto de la sustentabilidad de su plan. Los mismos argentinos que valoran positivamente los resultados de la gestión de Milei y destacan las reformas estructurales que impulsó la administración libertaria aseguran que no contemplan regresar a la Argentina y que están conformes en el exterior.
Esos datos se desprenden del último estudio de la empresa zr/desjardins, consultora de la firma Quality Group.
La encuesta se realizó entre el 20 de noviembre y el 8 de diciembre último, de forma online con un panel de 1390 personas.
Son argentinos que residen en España, Italia, Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña, México, Brasil, China, Japón, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, entre otros países. Según el informe, el 40,9% de los argentinos que emigraron tienen una opinión “muy buena” sobre la gestión de Milei. El 29% aseguró que su percepción es “buena” y el 11,9%, “regular”. En cambio, el 10,7% remarcó que su consideración sobre la administración de los libertarios es “muy mala”.
La “motosierra” de Milei y su política de shock para bajar el gasto público también son respaldadas por los argentinos que radican en el exterior. El 77% valora el rumbo actual de la gestión nacional y el 73% se muestra de acuerdo con las medidas económicas. Además, el 87% apoyó los recortes en el “gasto político”. El acompañamiento a las decisiones de Milei se redujo levemente cuando los residentes en el exterior opinaron sobre el ajuste en el área social. El 67% dijo que lo aprueba y el 23% lo desaprueba.
Optimismo
Los ciudadanos argentinos que fueron consultados exhiben optimismo sobre la marcha de la economía. El 80,6% aventura que la situación estará “mejor” si el Presidente mantiene el rumbo, el 9,7% piensa que el país va a “estar peor” y el 7,5, “igual”. De acuerdo con los datos de la encuesta, el 29% apuesta que el país va a prosperar dentro de los próximos dos años y el 25%, dentro de cinco años. Los más cautos (el 14%) pronosticaron que estarán “mejor” recién dentro de diez años.
Pese a que se muestran conformes con el programa de reformas de Milei y lucen optimistas respecto del futuro económico del país, la mayoría de los argentinos que viven en el exterior no contemplan regresar a la Argentina. Según la encuesta, el 45% calificó de “poco probable” que decidan volver y el 29% lo consideró “nada probable”. En tanto, el 17,2% dijo que es “algo probable” y apenas el 8,6% sostuvo que es “muy probable”
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