jueves, 10 de marzo de 2016
HISTORIAS INCREIBLES DE VIDAS LOCAS
Se acaba el verano. Terminaron las vacaciones escolares y la actividad anual retomó con toda su fuerza. En medio de este regreso a la rutina tal vez se te haya cruzado por la cabeza que sería lindo mandar todo al diablo e irte a vivir a una isla desierta. Si fantaseás con una vida más tranquila, no te sientas mal: cuando con Gerry Garbulsky encuestamos a más de 1000 oyentes de nuestra columna de radio, casi el 80% compartió ese mismo anhelo. En esta columna quiero alimentar un poco esas fantasías.
Empecemos por la isla desierta. Muchos celebrities son dueños de islas. Hasta John Lennon en su momento se compró una en Irlanda. La mayoría vale millones de dólares. Pero no te desalientes. Internet da para todo. ¡Hay varios sitios que se dedican a la compra-venta de islas! Y los precios de las más baratas no son mayores al de un departamento de un ambiente en cualquier barrio cerca de tu casa.
Obviamente, no te imagines un paraíso. Las islas baratas no son gran cosa, pero por el precio de un tres ambientes lo que se consigue no está tan mal. Abastecerse de provisiones encarece un poco el plan, pero cumplir este sueño está más cerca de lo que seguramente creías. Plan B: en la red hay instrucciones para construir una isla desde cero.
Pero quizá lo que querés no es estar aislado, sino que estás cansado de tantas reglas. Eso también podemos arreglarlo. Hay varios proyectos en curso actualmente para crear comunidades flotantes en aguas internacionales, donde no aplica la ley de ninguna nación. Mientras no molestes a nadie (la piratería se combate con jusrisdicción universal) podés vivir con las reglas que quieras. El proyecto más destacado se llama Blue Seed e intenta, hace unos años, forzar la dura política inmigratoria estadounidense desde un barco a unos kilómetros de la costa del Silicon Valley.
Pero vivir en el agua tal vez te resulte un poco incómodo. ¿Qué tal si vas un paso más allá y creás tu propio país? Hay unos cuantos locos en este mundo que tomaron un pedazo de tierra y ¡declararon la independencia! Quizás el caso más llamativo sea el de Leonard Casley y el Principado de Hutt River. Con una superficie equivalente a un tercio de la Ciudad de Buenos Aires en un lugar remoto de Australia, Casley declaró la independencia en 1970 y se autoproclamó príncipe.
Con una serie de jugadas ingeniosas y arriesgadas, que incluyeron declararle la guerra a Australia, generó una situación diplomática favorable por la cual Australia no puede ya detenerlo fácilmente. No sé cuán independiente sea de verdad, pero hay un dato interesante: no paga impuestos al fisco australiano.
La República de Molossia, con una superficie de dos manzanas y 27 habitantes en el Estado de Nevada, Estados Unidos, es otro ejemplo divertido. Tiene su propia moneda y hasta anunció hace poco su programa aeroespacial. En 2012 pidió a la Casa Blanca que reconociera su independencia, pero aún no ha obtenido respuesta.
Pero la opción que más interés suscitó entre los oyentes de la columna fue una menos alocada: el nomadismo. Propio de sociedades muy primitivas de lugares áridos que requerían moverse para encontrar alimento, hoy con el acceso global a internet algunos trabajos freelance pueden hacerse desde cualquier lado. El nuevo nomadismo digital es una opción cada vez más difundida.
Así que no hay excusas: si soñás con vivir una vida diferente, ese anhelo es posible. Te dejo estas ideas para que lo pienses mientras vas rutinariamente cada mañana de este año de tu casa al trabajo y del trabajo a casa.
S. B.
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