Perspectiva,
su primera muestra antológica en el país, se inaugura pasado mañana y
recorre casi toda su producción en múltiples formatos
Jorge Macchi.
Un
ventilador colocado en el vértice de dos paredes. Demasiado cerca de la
esquina, las aspas raspan el muro y lo horadan con un ruido molesto.
Con un extrañamiento similar transcurre el resto de Perspectiva,
la muestra antológica que recorre los primeros 25 años de producción de
Jorge Macchi, artista argentino con proyección internacional. Entre el
asombro y la perplejidad, construcciones sobre mapas, sonidos extraños,
cuestionamientos al tiempo y el espacio y juegos de signos y contrarios:
una invitación a mirar todo desde otro ángulo.
Ésta
es su cuarta retrospectiva, pero la primera en la Argentina, después de
las de Francia, Bélgica y Brasil. "Es una perspectiva más que
retrospectiva, ya que marcaría la mitad de mi carrera y no el final. Me
siento conforme con lo que hice. Lo difícil después de una muestra así,
donde se ven los puntos más salientes, es aceptar que hay que volver al
momento de duda", dice el artista. Macchi es un experimentador, un
creador de paradojas y ficciones poéticas y visuales que ha trajinado
múltiples formatos: obras sobre papel, videos, pinturas, fotografías e
instalaciones. "Son objetos que no pertenecen a este lugar ni a este
tiempo, como apariciones en lugares incómodos", explica sobre la pieza Fan, 2013, aquel ventilador inquietante. MAPAS.
Costó reunir en Buenos Aires las 60 piezas exhibidas porque están
dispersas en colecciones de la Argentina, España, Portugal y Estados
Unidos. Quizá por sus constantes viajes, las operaciones sobre mapas son
una de sus obsesiones. Por ejemplo, en la extraña cartografía de Buenos Aires Tour,
de 2003, donde el azar marcó ocho líneas que se transformaron en
circuitos. Entonces, Macchi recogió objetos y fotografió atracciones
efímeras, María Negroni escribió textos y Edgardo Rudnitsky, habitual
coautor de sus piezas sonoras, registró sonidos de aquellos lugares.
Macchi también ha hecho mapas fantasmales como el planisferio donde la
tierra fue reemplazada por océanos y el de Buenos Aires en el que las
calles flotan en el aire: "Quedan sólo las nervaduras. La vida
desapareció", sugiere.
MAPAS. Buenos Aires Tour, 2003.Foto:Fernando Massobrio / MalbaMÚSICA.Otra
constante son las piezas sonoras azarosas. Pentagramas a base de
noticias o cajas de música ejecutadas por el tránsito en una avenida.
"La música les da a las cosas una dimensión abstracta que no se puede
definir ni traducir", dice. Por ejemplo, Música incidental, 1997,
son tres páginas de partituras aparentemente vacías que cuelgan de la
pared: pero las líneas son textos de noticias y el espacio entre cada
una determina las notas de la melodía para piano que se puede escuchar
en los auriculares. En From here to eternity se proyectan dos loops del clásico de Hollywood: los pocos segundos en que el título y las palabras the end permanecen en la pantalla. La mezcla de los dos temas de fondo crea una nueva banda sonora caótica.
MÚSICA. From here to eternity, 2013.Foto:Fernando massobrio / MalbaTIEMPO-ESPACIO.
Un reloj se proyecta en una pared, pero la aguja no puede ir más allá
de la línea donde comienza el techo. Se clava en las 10.51, e insiste en
avanzar. "El reloj juega con los límites de la arquitectura", señala.
Pasa algo similar con el de la videoinstalación XYZ, 2012, donde
las agujas coinciden con las líneas de encuentro entre el piso y las
paredes. Y un tercero parece el cronómetro de una bomba que hay que
desactivar: los números digitales que dan la hora real están formados
por fósforos.
TIEMPO-ESPACIO. XYZ, 2012.Foto:Fernando Massobrio / MalbaCONTRADICCIONES. Macchi juega a los contrarios. En Hotel, 2007, un empapelado se diluye como se desvanecería en la oscuridad, pero la sala reluce. "El pattern se funde en la claridad de la pared", señala. Still song,
2005, es una de las piezas centrales de la muestra, presentada en la
Bienal de Venecia de ese año. En una sala pequeña, una bola de espejos
hace lo contrario de lo que debiera: "Es otra inversión: inmovilidad,
luz potente y pareja, y todos esos puntos blancos se han transformado en
agujeros. Como si en vez de emitir luz se hubiera transformado en un
arma mortal".
CONTRADICCIONES. Still song, 2005.Foto:Fernando massobrio / MalbaPRENSA. Las páginas de los diarios son una fuente de inspiración. Monoblock,
2003, parecen edificios calados en papel de diario, pero no: son los
obituarios de LA NACION, y lo que faltan son los textos. Sólo quedan los
recuadros y los signos de fe. Diario íntimo, 2006, está formado por titulares de declaraciones en primera persona. En Doppelgänger,
2005, hay 10 murales con manchas de Rorschach hechas por noticias
policiales, donde dos textos se unen en una misma frase hecha, como
cuerpos sin vida o macabro hallazgo. "Me preocupa el espectador y por
eso pongo atención en el desarrollo formal de las obras. La forma es una
especie de anzuelo, y no es privativa de las personas que conocen de
arte contemporáneo. Hago las cosas que me gustan a mí, pero con el deseo
de que esto le llegue a alguien, en una pequeña conexión eléctrica",
explica.
Artista Visual Edad: 52 años Triple exhibición Perspectiva,
hasta el 23 de mayo, en Malba. Refracción (2012), en la Universidad
Torcuato Di Tella del 8 de abril al 3 de junio. La noche de los museos
(2016), site-specific para el Museo Nacional de Bellas Artes, del HASTA El 31 de julio Por streaming: http://www.youtube.com/museomalba/livee M. P. Z.
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